Airi: ¡Hola!

¡Sí! ¡Esta es mi historia número 8! El número simétrico según Kid-kun :o ¡y eso me hace tan feliz! Aunque no me crean XD bueno…

SE no me pertenece, es de su creador Ookubo Atsushi. Solo escribo este Fic para compartirlo con ustedes, en ningún caso me adjudico ni los personajes ni la trama. A continuación:

Prologo:

"Los pecados que la gente sostiene desaparecerán algún día […] La gente revive el amor prohibido […] simplemente sacaremos todo de cada uno, como ángeles caídos a la tierra"

Iba de camino a la escuela, tal y como todos los días hacía, claro está que exceptuando el fin de semana, porque los días sábado y domingo no tengo clases.

Faltaba poco para llegar, ya había bajado hacía unos minutos del metro cuando sentí que alguien me seguía, rápidamente me voltee para ver de quien se trataba y me sorprendí al darme cuenta que no había nadie atrás mío.

- Que extraño… juraría que sentí a alguien caminar tras de mí. – Luego de hablar conmigo misma, seguí mi camino hasta llegar a la escuela. Allí me encontré con mi amiga Kim quien me saludo desde lejos alzando la mano al cielo animadamente. Entonces corrí hasta llegar junto a ella.

- Hola Maka – Me dijo

- Hola, ¿cómo estás? – Le pregunte al tiempo que entrabamos al colegio.

- Muy bien ¿Qué hay de ti?

- Bueno… esta mañana ocurrió algo extraño, aunque creo que fue mi imaginación – Al acabar de hablar, sonó la campana que indicaba que las horas de clases pronto comenzarían. Ambas caminamos hasta nuestro salón y en el camino le comente lo que había sentido. Ella se quedo meditando lo que le dije y luego exclamo:

- Tal vez se trate de tu ángel de la guarda, Maka – Y sonrió. – No debes sentir miedo de un ángel –

- Puede que tengas razón – Pero en mi interior, esa sensación me había asustado ¿será normal que un ángel designado a cuidar te cause miedo? Decidí no darle más vueltas al asunto y me concentré en las clases al momento que la maestra entro al salón.

Al finalizar las clases, con Kim y Jacqueline decidimos ir a dar una vuelta al centro comercial para distraernos un poco. Pronto se vendrían los exámenes de final de trimestre y debíamos estudiar, así que pensamos que lo mejor sería divertirnos antes de sumergirnos en los estudios.

Íbamos caminando cuando divisé una silueta escondida atrás de un poste de luz. Intente observarle mejor, pero fue inútil. Cuando pasamos junto al mencionado, me percaté de que no había nadie allí y el pasaje siguiente era sin salida, por otra parte, jamás vi a nadie salir de atrás del poste y nunca desvié mi mirada de él. Me quedé pensativa. ¿Sería producto de mi imaginación?

- Maka, ¿ocurre algo? – Preguntó Jacqueline al verme algo inquieta y las tres dejamos de caminar

- No… nada – Le respondí

- ¿Estás segura? Has estado todo el día algo extraña… - Dijo Kim mirándome preocupada.

- No te preocupes, es solo que hoy he estado muy pensativa, nada más…

- No deberías estudiar tanto Maka… podría hacerte daño – Añadió Jacqueline mientras las tres retomábamos el paso

- Lo tendré en cuenta – Esbocé una sonrisa y con eso mis dos amigas se relajaron un poco.

Al pasar las horas, las tres nos dirigimos de vuelta a casa. Jacqueline y Kim viven en el sentido contrario al mío, pero en la misma calle a final de cuentas, así que nos despedimos. Ellas se fueron por un lado y yo por el otro. Sentí un poco de envidia de ellas, ya que la una iba siendo acompañada por la otra, mientras yo iba en completa soledad.

La noche se avecinaba, de seguro mi padre se molestará porque no le he avisado que llegaría tarde, pero ya me inventaré alguna excusa.

Iba en silencio, cuando sentí que alguien cruzó la calle corriendo tras de mí. Me recorrió un escalofrío. Miré la luz del poste que comenzó a parpadear insistentemente. Sentí temor y deseos de gritar, no sabía si voltear o no cuando volví a sentir la presencia cruzar al otro lado de la calle a medida que iba avanzando. Apresuré el paso, no quería voltear, no sabía con que me encontraría.

Seguí caminando a paso decidido, cuando sentí una ráfaga de viento azotarme desde atrás, entonces me quede quieta, estaba paralizada. Una mano se deslizo jugando con mi cabello y quise gritar, lentamente me giré para ver de quién se trataba y el pánico me invadió al darme cuenta de que ¡No había nadie! Comencé a correr hasta llegar a mi casa, a medida que avanzaba las luces de los postes comenzaban a parpadear con insistencia. Todo parecía sacado de una película de terror y fue así hasta el mismísimo minuto en llegue a casa.

Tan rápido como pude, saque mis llaves y me dedique a abrir la puerta. Ahora bien sabía cómo se sentían las protagonistas de novelas de terror. Al entrar encendí la luz, pero al parecer estaba cortada ya que no encendió. Así que se trataba de eso, problemas con la central hidroeléctrica. Suspiré y de uno de mis bolsillos saqué mi teléfono celular y use la poca luminiscencia que ofrecía el aparato para caminar hasta mi habitación. Mi padre no daba señas de vida, por lo que supuse que no se encontraba en casa.

Al llegar a mi cuarto, busque en el cajón de la cómoda un par de velas que encendí para iluminar el lugar por poco que fuera. Luego me recosté en mi cama para poder descansar. Mi paranoia estaba llegando demasiado lejos, así que pensé que lo mejor sería dormirme lo más temprano posible.

Horas más tarde desperté sobresaltada, había tenido una pesadilla horrible. Me encontraba en mi habitación recostada sobre mi cama siendo cubierta por unas mantas, tal vez me quede dormida sin darme cuenta y mi padre me ha arropado. Miré a través de la ventana, no podía volver a dormir. Contemple la luna llena, estaba realmente hermosa. Por la ventana entraba el resplandor proveniente de un rayo de luz que expele dicha Diosa de la noche, las velas ya se habían consumido por completo. En ese instante estaba tan concentrada que no me percaté que una figura comenzaba a materializarse junto a mí tomando forma humana.

- Al fin te he encontrado… Maka Albarn – Una voz masculina me sorprendió interrumpiendo el completo silencio que se formaba en el sitio. Deposité mi mirada en el dueño de aquella voz y me encontré de frente con un atractivo joven de cabellera blanquecina y ojos carmesí.

- ¿Quién eres? – Pregunté sin pensarlo. Me incorporé en la cama para estar así a la defensiva por si la situación lo requiriese.

- Alguien que necesita tu ayuda… ¿Tienes miedo?

- ¡Por supuesto que no! Aunque debiese tenerlo, puesto que un completo extraño entró en mi habitación y ni siquiera sé cómo lo hizo, ya que no abrió la puerta. – Al acabar de hablar, el me miró con sorpresa y luego sonrió torcidamente. Algo llamó mi atención de aquel joven. Su dentadura.

- Estás mintiendo… - Me quedé sin habla, ¿Cómo lo sabe él?

- Lo sé, porque estás temblando. – Ahora sí que tengo miedo, y muchísimo más de lo que hacía poco sentía. Sus ojos brillaron como si de una estela de fuego se tratase. ¿Acaso lee la mente? No creo que eso sea posible. – Además te he estado observando durante todo el día y ¡vaya que te has asustado!… quise presentarme ante ti esta tarde, pero no pude… - Entonces lo entendí, el me había estado siguiendo… no eran imaginaciones mías

- ¿Qué eres?

- Actualmente soy un exiliado del reino de Dios. Un demonio… Mi nombre es Soul Eater Evans - Y Kim diciéndome que podría tratarse de un ángel de la guarda

- ¿Y qué quiere de mí un ser tan repulsivo como tú? – Me miró con desprecio y luego habló.

- Tú no eres quien para tratarme de repulsivo, cuando tú eres peor – Volvió a sonreír esta vez de forma maquiavélica ¿A qué se refiere con eso de que yo soy peor? – Estoy aquí porque, como ya te dije, necesito tu ayuda… para volver a ser un ángel. –

- Vamos, no estoy para bromas… ¿diciéndome que eres un demonio y que quieres ser un ángel? – Sonreí y me relaje notoriamente – De seguro estoy dormida así que puedes continuar… señor demonio – me burle

- Cómo tú quieras… soy un demonio que fue expulsado por culpa de una mujer que me enseño a pecar. No solo yo fui expulsado del cielo, sino que varios compañeros también lo fueron.

- Ya… ¿y qué tengo que ver yo en el asunto? – El joven dejo de sonreír y su expresión se volvió sombría. Sus ojos brillaron con tristeza y luego situó su mirada en el suelo.

- La culpable de que se me convirtiera en un demonio… eres tú. – Mis ojos se abrieron sobremanera dejando ver así la sorpresa que me invadió por completo. No supe que decir ni que hacer. Pensé que tal vez estaba soñando, pero luego de pellizcar mi mejilla descubrí que estaba completamente despierta y que todo lo que acababa de acontecer era indiscutiblemente cierto.

4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.

5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.

"Isaías 34: 5-6"

Continuará…

Airi: ¡Hola! Aquí dejo una nueva historia. Espero que les guste, se que el prólogo es cortito pero no quise hacerlo muy largo y latoso. Sin más que decir por ahora, y esperando sus reviews para saber si continuo o no, me despido.

¡Hasta la próxima!