Notas de una de las autoras: Primero que nada, la idea de hacer algo en una época lejana era algo que a mí se me antojaba desde hace mucho tiempo, pero quien dio la idea burda de esto fue una conversación extraña sobre "¿qué harías si vivieras en la época victoriana?" con una compañera de grata compañía llamada Midory, hablamos de vestidos, trabajos, artistas, perfumes hasta de mis fantasías como viuda negra. De pronto surgió algo sencillo para un juego de rol, pero sencillamente la idea de Midory me encanto tanto que le dije "No, esto es algo grande, un simple rol de msn no sería bueno, hay que compartirlo" al final dimos para llegar a la opción de que se formara un fanfiction. Espero que les guste por que me quebrado la cabeza haciendo esto. Este primer capítulo es mio pero las correcciones me las hicieron mis fieles (¿?) Beta. Será un fic largo pero tenemos ideas de hacia dónde encaminaremos este fanfic, por lo menos ya tengo yo pensado el titulo del capítulo 18.
Espero complacerles y espero que no me arrojen jitomates. No me suelo aventar historias con ***** (he censurado la palabra para evitar spoiler) a no ser de que este segura de la trama. Pero estoy tan segura de esta trama como estoy segura de que la mermelada casera de B contiene algo más que fresas y azúcar. He cuidado cada diminuto detalle, perfeccionando y cambiando cosas como una millonada de veces así que espero que haya valido la pena. Siéntanse en confianza de escribir constructivamente por que cualquier detalle me ayudará a mejorar.
Agradezco a Midory por la idea, simplemente creo que esto es fantástico, ya espero que me sorprendas con tus ideas para los próximos capítulos. A Mad, He corregido lo mencionado… bueno se me han escapado acentos pero creo que en lo demás lo he logrado. A Phanny por también darme tips sobre esto sabes que admiro tus sagas son barbarás. A Deni por el apoyo moral, espero que no me comas cuando sepas que paso con la rubia que tanto amas.
Disclamer: No sé francamente a quién darle créditos primero a Midory por la historia base, a Obata, Ohba y Nisio Isin por crear personajes tan deliciosos, no son míos la mayoría de los que aparecen aquí son propiedad de ellos, trataré de meter cuanto personaje se me ocurra pueda ocupar lugar aquí será de Death Note, el resto nos los inventaremos en su momento según nos parezca que quede para la historia. La mayoría de las fechas están basadas en momentos reales, el 80% de las cosas que aparezcan aquí son invenciones de Midory y mios el resto como los personajes son del ya mencionado trió de genios.
Advertencias:
El fic en general: Gore, violencia, descripciones explicitas (Sobre lemon no estoy segura por ahora no esta contemplado pero si llega a haber algo así se mencionará en el respectivo capítulo).
En este episodio: Ninguna.
Audio: Bueno muchas ya tienen costumbre de sugerir algo para entrar en ambientación, en lo personal encontrar música para este fic fue sumamente difícil. Hasta este momento no estoy segura de que recomendar, pero si les sugiero algo relax y tranquilo. Lo que casi o mejor se adapta a este capítulo es: Cuatro Estaciones de Vivaldi [ http:/ .com/ watch?v=sO7zsGzTnDM ], y Allegro moderato de Bach [ http:/ .com/ watch?v=hZ9qWpa2rIg ] .
Anotaciones: Cursivas es para palabras a resaltar o palabras escritas en otros idiomas así como melodías.
P.D.:
Ha sido una lata tratar de subir esta cosa por los acontecimientos ocurridos en el mes de noviembre y diciembre. En teoría debí de subirlo antes del 28 de noviembre pero no es hasta hoy 12 de diciembre del 2011 que se coloca en público, espero que les guste y espero que a Midory también por que ella solo ha leído fragmentos de esto a pesar de que ella también escribirá en este fanfiction.
P.D. 2:
Si tienen sugerencias musicales que hacer háganlas, estaré feliz de escucharlos a todos.
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Trampa para mirlos.
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Capítulo I.- Había una vez.
Por aquellos años pasados en 1888 era una época bastante digna de recordar, la Reina Victoria no estaba a gusto con la situación ellos tiempos, había muchos irlandeses inmigrantes, judíos refugiados, y muchos otros inmigrantes que sobre poblaba algunas zonas de Londres, creando una nueva clase social perezosa, pobre. Pertenecer a la zona End Estend era algo que debería de avergonzar, allí vivía mucha plebe y los lugares comenzaban a decaer de valor. Aunque aún había obras en construcción que prometían traer turistas y dar nuevos y mejores empleos para todos, pues aunque no lo crean por esos tiempos los niños también eran contratados para trabajar por que no todos podían ir a la escuela y jugar, tenían que trabajar en fabricas a arreglar maquinas y los niños al ser tan pequeños podrían entrar en cualquier pedacito de lugar. Las obras no bastarían para sacar del ocio y pereza a quienes no intentaban trabajar.
Londres, no hay trabajo suficiente para los londinenses y extranjeros, hay ladrones, hay prostitutas. Y precisamente eso era lo que traía loca a toda la comisaria, casos sencillos de resolver pero eran tantos que a penas se podría respirar pues todos corrían de un lugar a otro. Hacia años que no se presentaban casos interesantes de viudas negras, herederos de fortunas, y esas cosas si no cosas simples que iban desde el robo de un gato de raza extraña hasta asaltos ocasionados por delincuentes de cada vez más pequeñas edades, bueno en realidad por mucho tiempo nos referimos a un pasado de tres años… tres largos años que parecían convertirse en monótonos y no había ningún delincuente que pudiera hacer que toda esa bola de detectives se pudieran divertir o hacer de darse de topes en la cabeza con tal de su captura.
Los detectives generalmente estaban que corrían de un extremo de la ciudad al otro para traer pistas y cosas por el estilo, se tenían que conseguir más y más personal haciendo que la comisaria comenzara a aceptar a personas de otros países con tal de salir de embrollo en el que parecían nunca lograr escapar.
Matsuda era uno de esos asiáticos que llego al viejo continente, pero él a diferencia del resto de los holgazanes, buscaba un trabajo y una vida digna, por que aunque la paga era poca en ese lugar sabía que su trabajo podría ser recompensado y tener un mejor estatus social, su inglés era bastante malo, aún mesclaba los idiomas y pues la gente se acostumbraba a escucharle, ya medio mundo sabía lo que decía en japonés menos cuando Matsuda se ponía nervioso y comenzaba a hablar todo, absolutamente todo en japonés. No era exactamente el hombre más listo, pero era una buena persona, un chico honesto y con ganas de ayudar a los demás. Trabajaba en el departamento policiaco de Japón, pero ahora debía de empezar desde cero en el británico. Su tarea no era más que traer café, arreglar papeles y ayudar a alguna victima a tranquilizarse. Era un trabajo simple sin mucho reconocimiento pero era muy movido, tenía que correr de aquí para allá con papeles, que traer la tinta y demás.
Aquel día hacia calor y con aquella corbata de moño sentía que se ahogaba, la ropa que se usaba en ese lugar era muy asfixiante, tantos chalecos, sacos, gabardinas uff era para morirse en ese lugar. Prefería una yukata, de esos kimonos relajados, flojos y sin estampado que se usan en los días calurosos, pero debería de esperar hasta salir del trabajo para ponerse más cómodo. El calor le estaba adormeciendo, él sentado en un escritorio supuestamente escribiendo pero desde hacia ya más de quince minutos que no lo hacia y lo que hacia era roncar a todo volumen con un ritmo gracioso mientras babeaba el escritorio.
Un coscorrón con unos papeles le había despertado de su sueño cursi con una muchachita rubia que había traído loco en el pasado a este torpe detective. El golpe acompañado con un regaño de cierto personaje. Era Leonard Jack Birthday, el tío del jefe de la policía. Era tío por parte de la familia materna por ello no compartía apellido con su sobrino, Elle Lawliet.
– ¡Por eso Bretaña está como está! ¡Por haraganes perezosos como tú! Apenas cruzo el muelle y veo vagos por todas partes. ¡Trae a mi sobrino y rápido que tengo prisa!
Era Leonard, un hombre alto, ni muy grande ni muy flacucho, pero tenía una apariencia de ser un hombre estricto y con unos oídos especiales, pues esos oídos son especiales para escuchar escusas de los holgazanes pero no para escuchar razones. Como si lo que le entrara por un oído le saliera por el otro, un caballero muy prepotente. También vestía muy elegante, casi como un Dandi, de lentillas que se sujetaban a su cabeza aparte de las patillas por una cadena fina y elegante de oro. Un peinado hacia atrás de toda su cabellera, este hombre era en sí ya bastante apuesto como para agregarse detalles como pelucas o peluquines, digamos que conservaba la belleza que muchos hombres lograban perder al cabo de los años: Su cabello negro, sí había canas pero no tenia signos de tener alguna entrada o algo por el estilo.
El pobre asustado Matsuda solo alcanzo a limpiar la saliva de su mejilla con una servilleta, el jefe le había mencionado que su tío llegaría, que era mejor ser amable y no hacerle enojar (Eh, también había escuchado algo sobre que no se durmiera pero se distrajo mientras le hablaban). El Tío, era conocido como Leonard Malcarácter, y con buenas razones. Matsuda se puso de pie, hiso una reverencia, se disculpo quejándose, sin darse cuenta de nuevo que la gente a veces no se entiende el japonés.
–Ita… gomene, Señor Leonard-sama, ahora mismo lo hago.
Malcarácter solo gruño y justo cuando iba a comenzar a gritar nuevamente Matsuda corre por los pasillos en busca del detective sobrino.
– ¡Qué clase de palabreríos son esos! ¡El chino es para los chinos, estás en Inglaterra! – Grito el hombre pero Matsuda en ese momento ya había llegado con el detective.
–Era japonés, papá–Interrumpió un muchacho, con un tono tranquilo, serio y sin mucho volumen– Dijo que le dolió el golpe y que lamentaba quedarse dormido.
Leonard solo se giro para ver a su hijo, aún molesto camino a su hijo para darle algún sermón. Su molestia se notaba en su forma de hablar.
–Por gentuza como esa Inglaterra no mejora, tú debes trabajar duro, salir adelante, tener un empleo y apreciarlo. Aunque a la gente no le gusten las ojeras, eso es sinónimo de trabajo, esfuerzo, desvelos. Nadie quiere a los holgazanes, si ese muchacho, chino, japonés o lo que sea, si no se durmiera en el trabajo seguramente ya tendría un mejor puesto.
Quizá tenga razón Malcarácter en este momento, sí quizá le tomaría menos tiempo subir de rango a Matsuda si no se durmiera y prefiriera ser más eficaz, pero como se ha dicho en un principio no es muy listo y por lo tanto las cosas siempre le costarán más trabajo.
El muchacho no dijo nada con respecto al tema. El hijo de Malcarácter era delgado, tal vez la apariencia de su padre pero más joven, un cabello oscuro y su piel seria confundida con la porcelana. Facciones elegantes, una fina nariz europea, unas ojeras muy marcadas pues a su padre no le gustaba para nada ver a la gente dormir, si lo hacía era tarde y levantarse también muy temprano. Algo que destacaba de este caballero eran sus ojos carmesí y no nos referimos a su falta de sueño si no a que realmente su iris era completamente rojo. Su rostro era opacado por una actitud desagradable, donde no le interesaba nadie que no fuese alguien importante o relevante para él. Casi nunca alzaba la voz, no es que no se supiera dar como autoridad si no que simplemente odiaba ver a la gente perder el control sobre si misma.
Esa apatía o desagrado por la gente había sido en gran parte infundido por su padre, pues su padre siempre le hacia ver a las personas o como exitosas o como basura mediocre. La vida es o un infierno o un paraíso sin poder haber un termino medio. Este muchachillo apuesto llevaba por nombre Beyond B. Birthday, todos quienes les conocían le llamaban por su nombre o inicial.
Aquella conversación termino gracias a que su primo había llegado. Beyond lo señalo con un gesto con la mano para que su padre se diera cuenta de ello. Seguido de eso se escucho la voz monótona del detective.
– ¡Oh! Tío Leonard, ¿Cuánto tiempo?– El detective tenia mucha similitud con sus familiares, facciones un poco más toscas un poco en la quijada, un cabello negro también muy oscuro. Sin embargo a diferencia de ellos él parecía tener un ánimo más tranquilo y hasta alegre. Un joven también bastante apuesto, ojos grandes y negros que carecían de brillo (Seré franca si te mira por más de cinco segundos bastará para que te sientas intimidado por su mirada era como el cadáver que te mira en el funeral y tu solo sientes esos escalofríos recorrer por tu espalda hasta tus orejas, queriendo que te deje de mirar pero no importa donde te pongas, no, esos ojos te siguen) También tenia ojeras.
Elle Lawliet era alguien a quien le apasionaba su trabajo, lo amaba de verdad, de hecho más que trabajo era su hobbies, solo resolvía casos interesantes pero esos mismos casos eran tan intrigantes que le dieron una gran reputación (Aunque como ya mencionamos, hacia mucho tiempo que no aparecían casos extraños pero ser el capataz allí le había ayudado a seguir con su vida que dependía, sí dependía de los dulces que no eran exactamente gratis). Y puntos extras con la mismísima Reina Victoria. Esas ojeras eran de un hombre que no descansaba hasta encontrar al culpable, nadie se le escapaba. De hecho no es por presumir pero el escritor Sir Arthur Conan le tuvo que hacer entrevistas y acompañarlo en varios casos para la inspiración de su próxima saga. Apenas el año pasado había salido el primer libro de Sherlock Holmes, las mujeres después de ese libro comenzaron a perseguir más a Lawliet de lo que usualmente lo hacían.
–Ocho años, haz cambiado bastante, parecías ser un chamaco muy latoso y mentiroso. Pero ahora eres grande, tienes un gran puesto. Me siento orgulloso de ti Elle.
Beyond al escuchar a su padre hablar de esa manera solo rodo los ojos. Su padre era tan predecible.
–Y aquí viene otra vez– murmuro Beyond con un tono de fastidio en su hablar.
– ¿Ya te haz casado? – El señor Leonard pregunto indiscreto.
–Eh, aún no tío. He estado muy ocupado– Contesto cortes Lawliet, sí bueno ese tema tampoco le gustaba tocar, era el momento exacto de cambiar de tema e intentar salir del lugar. –De hecho tío precisamente ahora estamos muy ocupados, Bienvenido a la ciudad, Londres es un caos, seguro aún no tienen donde quedarse. ¡Matsuda! – Llamo con voz fuerte.
El japonés corrió al llamado, se acerco al detective, y bueno al parecer lo de mentiroso no se le ha quitado a Lawliet por que él no estaba tan ocupado hasta que la palabra "matrimonio" se unió a la conversación de bienvenida con su tío. Siendo franca dudo mucho que esta maña de mentir para conseguir lo que sea se le vaya a quitar en algún momento de su existencia pero en fin, fingiremos que nos gusta que lo haga.
–Busca un lugar decente para que se quede mi tío y mi primo por favor. Por cierto primo, me alegra verte, los veré en la semana o en la que viene si el trabajo me lo permite.
Beyond solo le fulmino con la mirada y su voz con un marcado desprecio dijo.
–Lo que digas.
Para Lawliet fue un poco desagradable su respuesta, le extraño por que recordaba que él y su primo se llevaban bien, pensó en que estaría contento de verle después de tantos años. Cuando ellos eran niños se les podía considerar uña y mugre, pero no le dio mayor importancia a este asunto nuestro detective ya que también se tiene que considerar el contexto de la situación días, semanas, meses de viajar en alta mar para llegar de América a Bretaña, pisar tierra firme, lidiar con los asuntos laborales primero de su padre antes de poder revisar que su propio equipaje estuviera intacto, y después dar un tour completo para comer bueno si es que ha comido, recuerda que Beyond no es exactamente un angelito si tiene hambre o peor por que él tenia dos tipos de hambres: El hambre real y el hambre de mermelada de fresa. El hambre de mermelada de fresa podría llevar al chico de ser una persona apática a ser un gruñón. Seguramente después de que su primo almorzara, podrían hablar como dos personas.
Leonard salió siendo acompañado de mala gana con Matsuda, como que desde el primer momento en el que había visto dormir le agarro desagrado. Se subió primero el señor Leonard al coche allí estaban todas sus cosas y el cochero solo escucho las indicaciones del japonés. Beyond se había quedado atrás un momento mientras sin apartarle la mirada a Elle, pero este le sostuvo la mirada. La tención se hiso solida (no hay que olvidar la pesada mirada del detective) pero llego un extraño mensajero con un uniforme elegante, era un mensajero de la reina.
–Busco al jefe de la policía, Elle Lawliet.
–Soy yo ¿le puedo ayudar en algo?– Respondió y se volteo su total atención al mensajero.
–Tengo un mensaje importante que darle, es algo secreto. –Dijo en voz baja y muy cerca del detective, de hecho casi lo murmuro.
Beyond quiso escuchar un poco sobre lo que hablaban, de hecho los escuchaba, pero su padre le esperaba y además… Mejor subió al coche sin hablar, ni hacer preguntas pero miro por la ventana como si sus ojos pudieran captar algo más allá de la puerta. El coche comenzó a andar apenas se escuchaban los golpecillos que marcaban los caballos en su caminar. Matsuda y su padre hablando de trivialidades que le aburrían. Y como se mantenía distante de la conversación lograba que no le metieran en su plática.
La luz y calor entraban por las ventanas abiertas, que pronto fueron cerradas por el detective. Era su oficina, usualmente siempre tiene todo cerrado pero lo que pasa es que el calor simplemente bloquea su mente para pensar muchas cosas, miles de prostitutas son retiradas, los ladrones y demás. Lawliet sabía que se tratar de acabar caso por caso sería teóricamente imposible acabar con todos los criminales, debía de buscar una estrategia para borrarlos a todos lo más pronto posible, y una forma de lograrlo era evitar que más irlandeses llegaran a La gran Bretaña. Y sus apuntes estaban todos anotados en pergaminos y libros, esparcidos por el escritorio.
El detective además de cerrar las ventanas cerró la puerta una vez que el mensajero real hubiera entrado. Elegante hiso una invitación a que se sentara con la mano poco después de haberse sentado.
–Gracias pero no. –Fue directo el mensajero. – La Reina tiene una oferta para usted, usted podría ser removido de su cargo como jefe de la policía de El Reino Británico, y ser colocado como Secretario de Defensa Nacional.
Aún no sabía de qué iba el trato pero le gustaba, con ese rango podría ejecutar un plan que pensaría en el camino y solucionar los problemas que tendría. Aún tenia que esperar a escuchar todo lo que tenia que decir el mensajero. Sus ojos negros se posaron por completo en el personaje escuchando y poniendo atención en todo momento. Ocasionalmente se llevo el pulgar sobre sus labios era un gesto común en el jefe, y allí tenemos la mirada que hace delatarse a cualquier persona que trate de ocultarse de la justicia, sus ojos pandas podrían acosar al mensajero sin darse cuenta de ello, aunque el mensajero no se intimido, bueno quizá un poco. Mejor continuar.
–A cambio deberá de cumplir con un trato. Con tal de facilitar las relaciones de nuestro país con otros, usted deberá contraer matrimonio con la hija del embajador de Japón. Sabrá que es de suma importancia, es la petición de la Reina, no es una orden, pero estaría sumamente agradecida de que usted accediera.
Un matrimonio forzado no es siempre la mejor elección. No siempre es lo más eficaz. Sin embargo así complacería a su familia, como se acababa de ver, eso de buscar una esposa había sido nada bonito y tampoco quería arruinarle la vida a una mujer que no conocía. Gran cantidad de muchachitas a lo largo de los años le habían pretendido, Elle Lawliet era un muchacho muy apuesto pero no buscaba nada serio ni nada. Buscaba el éxito. Sin embargo, si para hacer justicia tenía que sacrificarse lo haría, hablaría después con su futura esposa, quizá después no le parezca tan desagradable la idea. Si resultaba ser una mujer parlanchina y molesta podría evitar llegar a casa excusándose con el trabajo y ya después dedicarse solo a dormir, si era una buena mujer podría intentar llevarse bien con ella y además si era buena cocinera podría comer más y postres japoneses, tendría curiosidad por saber de ellos. Amaba el azúcar.
Sin darse cuenta llevaba ya varios segundos pensando en ello y se creo un silencio largo, pero se vio interrumpido por el mismo mensajero.
–Puede tomarse un tiempo para pensarlo, pero necesitamos una respuesta antes del próximo lunes y…
–Lo haré. –Interrumpió el detective, pues la decisión final era: Si es buena puedo aprender a quererla, si no, bueno lo importante es mejorar esta sociedad, y si necesita sacrificarse para alcanzar sus ideales lo hará. –Después de todo, le debo algo a la Reina. – concluyó.
El mensajero sonrió ante tal respuesta, de sus ropas saco un sobre blanco con el sello real de cera. Se lo entrego al detective sonriendo gratamente. Curioso pregunto o contesto.
– ¿Lealtad?
–Algo más que eso– Dijo seguro y con un aire misterioso –Digamos que un favor y es momento de que le pague. Además, sé de alguien que estará feliz con la noticia.
Un poco extrañado por el último comentario quedo el mensajero, sin embargo supo que para ser así una respuesta era por que no quería que continuaran preguntando respecto a eso. El detective solo miro un reloj de bolsillo roto que estaba sobre una mesilla cerca de la ventana, como si esa fuera la razón o quizá ese reloj tenia algo que ver con la razón.
–La Reina estará contenta con su decisión, ahora bien le entrego este sobre para que usted y sus invitados puedan entrar al palacio real, allí se dará acabo una ceremonia para anunciar su compromiso con la señorita. Allí mismo la conocerá y también estarán invitados personas allegadas a la Reina como gente importante en nuestra sociedad y política.
Matsuda golpeo el techo del carruaje dos veces para que el cochero se detuviera. Desde que había entrado allí abrió la ventanilla y sacudía su mano cerca de su cara como tratando de imitar un abanico y así al menos respirar, como odiaba esa ropa era tan incomoda y en el entrepierna… sudaba, además algo que había notado es que muchos europeos no acostumbraban la ducha o ir a nadar ¿cómo podrían vivir así? Cada que hacía calor solo pensaban en más y más agua ¿cómo era que a ellos no se les antojaba escapar y entrar al agua? Rumores dicen que solo las duchas las toman cuando las recomienda el doctor.
Todo el rato Beyond se había quedado mirando por la ventana viendo a toda esa gente en lo suyo. Justo cuando se detuvo el carruaje se volteo para ver a su padre y al japonés que en todo ese tiempo de viaje solo hablaban del trabajo y trabajo y más trabajo. No sabía si era gracioso, pero sabía que Matsuda tampoco le ponía atención a Leonard, solo asentía a cada comentario que le hacia y buscaba respuestas cortas para responder a las preguntas no es por que quisiera ser cortante sino por que entre más larga fuera la respuesta más grande sería la queja.
Al bajar no dio muchas explicaciones el japonés. Bajar del carruaje fue chistoso por que parecía como si tratará de escapar de allí, Malcarácter no había cerrado la boca en el viaje.
–Etto, ya llegamos. –Bajo después de que el señor Leonard y su hijo.
Leonard apoyo su cuerpo sobre un bastón elegante que traía consigo, saco el reloj de bolsillo, miro la hora, era temprano así que no puso ningún pero. Lo guardo y vio la entrada a una casa pequeña que se encontraba en una zona no tan poblada de la ciudad, seguro que eso le agradaba y también a B.
Era una casa un tanto cuidada, pero se le notaba ausencia de personas desde hace algún tiempo pues el pasto estaba un tanto crecido, una planta baja y un segundo piso al final un ático, ese tipo de cosas se logran ver desde afuera. Un jardín con un huerto diminuto que tenia letreros con dibujos para saber que planta era de cada cosa, una mesilla y sillas en la terraza con vista a la calle, del lado derecho de la casa se encontraba una enorme vista hacia campos verdes de cosechas y cerca de un kilometro más se podría ver un bosque. Del lado izquierdo estaba la calle y las personas, entre más se caminaba más personas se encontrarían. Casi tres kilómetros a la izquierda era el centro de Londres.
Había una reja alta con barrotes delgados y negros que apartaban a la casa de la calle. Matsuda toco la campana un par de veces y trato de explicar.
–Aquí vive la señora Margaret Murray-san, quiere vender esta casa o rentarla para ella vivir en el campo, es viuda y esta casa le trae muchos recuerdos tristes. – Después de cierto rato hablando con Matsuda uno se acostumbra de escuchar los sufijos japoneses aún cuando en un principio llame a las personas por señor o señora y su acento peculiar.
Poco después de aquel comentario el sonido de la puerta principal de la casa se escucho abrir, seguido de ello fueron unos pasos lentos y un agradable y amable saludo de parte de la señora Murray, una mujer un poco grande, y muy anciana. Llevaba un vestido verde acua y un abanico en manos al abrir la puerta. Reconoció de inmediato a Matsuda pero no conocía al par de apuestos caballeros junto a él.
–Buenas tardes, Señor Matsuda ¿A qué debo su visita? ¿Y quienes son estos elegantes caballeros?
Miro a ambos con una agradable sonrisa pero esta solo fue correspondida por el padre, en cambio Beyond mantuvo su semblante serio.
Matsuda estrecho la mano de la señora Margaret y con un grato saludo respondió a las preguntas de la anciana.
–Buenas tardes, ellos son el señor Leonard J. Birthday–Matsuda se lo pensó dos veces antes de agregarle un sufijo a su nombre, ya le había regañado bastante en el camino –, un gran comerciante en el mercado internacional de telas y muebles, viajan constantemente.
En ello Margaret estrecho su mano con el señor Leonard y este hiso una pequeña reverencia con su sombrero hacia ella e inclinándose un poco. Como todo un caballero.
–Es un placer en conocerle señor Birthday, Margaret Murray a sus servicios.
La señora estaba muy complacida en recibirles, aunque ahora no sabía de qué iba la visita. Malcarácter había hablado con Matsuda de diversos temas entre ellos sobre a lo que se dedicaba él y su hijo, también presumió lo poliglota que era su hijo podría hablar alrededor de seis idiomas el japonés incluido, y ahora estaba estudiando Bengalí. También nos hemos enterado de que Leonard no le gustaba ser comerciante pero serlo no era algo que requiriera muchos estudios si no experiencia y que el sueño de Leonard era ser abogado o juez, sin embargo como sus padres no tenían el dinero para cumplirle el capricho de estudiar leyes debió dedicarse al comercio y mejor que su hijo aprovechara esa oportunidad. Digamos que de alguna manera él se proyectaba en su hijo. Nunca mencionaron sobre si eso le gustaba a Beyond o no, y aunque Matsuda lo insinuó Beyond no abrió la boca en lo absoluto lo que nos daba una respuesta neutra: puede que sí y puede que no, o puede que no me importe que diablos este estudiando solo lo hago por que este tipo se pone eufórico si no lo hago.
–Y él es su hijo Beyond B. Birthday, estudia leyes por ahora con profesores particulares, su padre aspira que sea un gran abogado. –trato de estrechar la mano de la señora y esta le puso las manos en la cara del muchacho con cariño, aquello fue tan sorpresivo para él que abrió ambos ojos de sobremanera hasta tal vez asustado, si su padre no hubiera estado presente seguramente apartaría a la mujer de inmediato de un empujón, pero sabía que si lo hacia un gran sermón sobre la educación y trato hacia la mujer se presentaría.
–Muchacho, te ves muy flaco, y esas ojeras ¿Estás enfermo? ¿Ya comiste hijo mío?–Dijo la señora preocupada e iba a hablar algo el joven pero como siempre… Su padre le quita las palabras de la boca para hablar.
–Está perfectamente, solo se ha desvelado por los estudios, no se preocupe señora Murray.
Fue entonces que dejo de tocarle las mejillas del joven para volverse hacia el caballero. Y le miro con sospecha pero bien aún necesitaba oír el motivo de la visita, abrió el abanico y sacudiéndolo pudo traer un poco de aire a la situación.
–Ellos están interesados en la propiedad. – Menciono Matsuda.
–Qué pasen, así el joven Beyond podrá tomar un descanso y un refrigerio– Eso sonaba bien, como sea su padre no se puede oponer ante las sugerencias de una mujer. Debilidad que conocía él pero desde que su padre enviudo pues ya no podía usar a su madre como escudo. Si hubiera vivido lo suficiente como para acompañarles seguramente sería un ambiente más ameno. Su padre nunca le había agradado a él, y con forme pasaba el tiempo le agradaba cada vez menos.
–Gracias. –Murmuro el muchacho con educación (por no decir alivio) y recibió un par de palmadas en su hombro por parte de la mujer, quién les permitió la entrada a su casa, y pasaban uno a uno los señores, en silencio mientras ella señalaba los puntos buenos de la casa.
–Descansará después– Comento Malcarácter. Cosa que sorprendió a todos en general, bueno Matsuda ya se esperaba algo así, después de semejante zape cualquiera aprende a que no se puede descansar en presencia de Malcarácter. –Por ahora Señor Matsuda, mi hijo necesita aprender un oficio ¿Sabe de alguien que necesite un aprendiz? Que trabaje medio tiempo no le hará mal.
Se creo un silencio, no incomodo si no de miedo. A Leonard no le gustaba desperdiciar el tiempo y eso de tomar descansos, respiros y esas cosas era desperdiciar tiempo que se podría emplear en trabajo. Matsuda sintió un poco de temor pues el tono que había utilizado Leonard era extraño.
–Etto, pues sí, no sé si sea lo que busque, el barbero Roger Ruvie, señor. Busca a alguien que le ayude. Trabaja no muy lejos de aquí…
–Bien entonces llévalo allá– Interrumpió Leonard. –Mientras tanto yo cerraré negociaciones con esta deslumbrante mujer. –Leonard acostumbraba alagar a las mujeres. Beyond solo frunció el entrecejo ¿A qué hora planeaba que estudiara si ahora iba a trabajar? Dio una media vuelta y regreso al carruaje solo despidiéndose de su padre y de la señora con un gesto, una elegante reverencia. Matsuda le siguió. Se sintió un ambiente tenso como cuando tapas una olla con leche y una gran llama debajo y en lugar de bajarle a la llama le subes la potencia, esa cosa en cualquier momento se va a derramar.
Elle termino de escribir en un pergamino, lo doblo e introdujo dentro de un sobre, coloco la cera y puso el sello. Se dio un suspiro y miro por la ventana de su despacho. Ya era algo tarde el sol comenzaba a mostrar tintes rojos y naranjas en cada lugar que era tocado por sus rayos, el cielo no estaba del todo despejado si no al contrario una enorme nube negra se acercaba al lugar amenazando con llover, típico del verano. Durante todo el día hace calor y justo cuando estas por terminar tus labores e ir a casa comienza a llover. Pero si nos adelantamos un poco a esto quizá podremos alcanzar a salir sin ser atrapados por la lluvia.
Y justamente así era como estaba pensando el jefe Lawliet, se puso de pie. La carta era para un viejo amigo, su mano derecha y es el actual Secretario de Defensa Nacional Quillis Wammy, fue maestro de nuestro jefe de la policía por un tiempo pero se cambio al bando militar a este hombre siempre le habían encantado las armas y aunque ser policía o un detective fuera emocionante a él le gustaba personalmente algo más. Este hombre había luchado duro desde joven, siempre fue el mejor en todo. Pero por desgracia la vida se le acababa ya era mayor y quería retirarse dejando libre el cargo de Secretario de Defensa Nacional. Él era quien controlaba el ejercito, tenia amigos y ayudas por todas partes del mundo, eso significaba muchas labores, presiones. Algo que para su edad ya no era recomendable. Por ahora lo que deseaba más era descansar.
Wammy era conocido por sus amigos como Watari, de esa forma era como Elle le llamaba, si tenia problemas con un caso acudía a él, si tenía algún conflicto existencial o una decisión complicada acudía nuevamente con él. Al contrario del estereotipo de los militares, él no era alguien que siempre fuera serio, seco, cortante y exigente, él sabía pedir las cosas aunque fueran ordenes y también era un hombre diferente en el ejercito que con sus amigos y esas cosas, sabía diferenciar entre el trabajo y la vida personal. El trabajo era fantástico pero nadie quiere estar enojado o serio todo el tiempo.
Lawliet se acerco a la puerta fue directo con alguien de un poco más confianza, Raye Penber. Un agente importante, un hombre limpio, rápido y eficaz.
Para su fortuna le encontró al cruzar la puerta, le retuvo del hombro.
–Señor Penber ¿podría hacer me un encargo?
El hombre solo asintió para esperar la orden de su superior.
–Lleve esta carta al Secretario de defensa nacional lord Wammy. Trate de llegar pronto es un mensaje urgente. Tome un carruaje de ser necesario.
El caballero solo asintió, se guardo en la gabardina el sobre y se perdió en los pasillos. Lawliet regreso a su despacho, no podría descansar y menos con aquellos pendientes en su cabeza.
Aquella carta no exactamente lo más formal del mundo, solo que requería del consejo de su maestro en ese momento, aún no estaba del todo seguro de la decisión que acababa de tomar y pues como sea ya era tarde para arrepentirse. No es más debe de recordar las razones por las cuales iba a casarse, el control total y absoluto del ejército, un pago al favor más grande que le han hecho en la vida y además… él haría el esfuerzo por tener un matrimonio agradable. Si a la muchachita le tocaba otra persona para casarse seguramente le tocaría algún vejestorio, no es por ofender pero ya la mayoría de todos los miembros importantes del país estaban grandes, algunos viudos más de una ocasión.
La carta mencionaba que le gustaría tomar un poco de té con él y una buena partida de ajedrez antes siguiera de informarle a su tío y su primo sobre el acontecimiento e invitarlos al evento en el palacio real, aunque conociendo a su tío no despreciará la oportunidad pues sabe que en esa clase de lugares hay muchas mujercitas solterillas una buena oportunidad para arreglar el futuro de Beyond.
Con detalles a grandes rasgos solo era una cortés invitación para tomar el té el próximo fin de semana, un breve resumen de las noticias tanto de la llegada de su tío como de su futuro matrimonio.
Ahora solo quedaba esperar a que las cosas fluyeran y siguieran su curso esperando a que el destino le brinde un "y vivieron felices para siempre" con un trabajo lucrativo sin preocupaciones nuevamente de este tipo.
