Bueno, este es mi segundo songfic, la verdad el anterior me gusto como me quedó (y eso pasa pocas veces) así que decidí aventurarme con otro (Aunque dudo que logre superar el anterior, lo intentaré).

Esta inspirado en la canción de Meghan Trainor que lleva el nombre del título. Es una reflexión del santo dorado de géminis mientras está en un lugar desconocido, haciendo notas de su condición mental. Se supone que iba a ser un One Shot, pero decidí que tendrá un epílogo en el que se revelaran detalles de la historia.

Espero les guste.

Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya pertenecen a M. Kurumada, fic sin fines de lucro.

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KINDLY CALM ME DOWN

He estado aquí por tantas lunas, que he perdido la cuenta. No sé bien qué lugar es este y realmente no es importante.

Desconozco bajo las órdenes de quién sirven estos hombres. Tampoco sé cómo es que no puedo elevar mi cosmos. Supongo que es una especie de barrera que me impide cualquier contacto con el exterior y con mi mismo poder.

Estas paredes no son mi verdadera prisión, lo es este sufrimiento, este terror de no saber en donde estas y si estas bien. Sé que merezco este castigo. Bien pudiera ser una de las tantas prisiones del inframundo, sí, quizás es alguna donde los traidores como yo vagan por la eternidad. Un lugar al que los dioses me han lanzado con la ira de haberlos desafiado, de haber levantado aquella daga contra ti, de haber tomado un lugar que te pertenecía, de fingir vender mi alma a Hades para tomar tu mortalidad con mis manos, y quizás el mayor de todos mis pecados, el de amarte con todo mi ser.

Este es un lugar frio y solitario, desearía pudieras cobijarme con tu abrazo, rodear mi rostro con tus cálidas manos...

Desde que emergiste en este mundo con tu cuerpo mortal, yo sentí cómo tu cosmos me llamaba, yo sabía que nuestros destinos se volverían a enlazar, como cada cientos de años lo hacían, desde tiempo remotos, viviendo y cayendo, amando y callando, odiando y perdonando, una y otra vez.

Tu alma siempre ha sido pura, emerges en la luz y yo siempre espero por ti en la oscuridad.

Esta vez, la oscuridad había llegado a mí a través de este dolor, de estas ideas, estas voces que salían de mi mente y mi corazón. Esquizofrenia algunos le nombran. Yo solo siento que mi propia consciencia me grita y me hace darme cuenta de cosas que antes me era imposible. Me pregunto, si tu puedes curar la oscuridad de mi corazón o si, como dicen mis verdugos, no hay una cura para mí. Aunque en realidad, tú seas lo único que necesito para seguir.

Debe haber una razón por la que cada vez que encarnamos yo piso este mundo antes que tu. Quizás todo este tiempo había luchado de la forma equivocada, quizás la única manera de detener todo esto es evitándolo. Cortar esta maldición de raíz.

Sé bien que para todos siempre seré el traidor, al que la maldad tocó e infectó su alma, pero nadie sabe cuales fueron mis verdaderos motivos, a nadie jamás se los mencioné. Ni siquiera a ti. Nunca fue necesario.

Esa idea retumbó en mi cabeza mil veces hasta que manché mis manos con la sangre del patriarca. ¿Si esa voz grita por más sangre, tu la harás callar? Porque me siento cansado y débil de luchar contra una pared ¿tu podrías salvarme?

Supe lo que debía hacer aquella noche y fui hasta la habitación donde descansaba tu forma humana. Tan pequeña, indefensa. Te hice un juramento. Mi corazón era tuyo y siempre lo sería. Pero debías morir. Debías dejar esta tierra, este tiempo, esta lucha eterna. ¿Por qué debías ser tu quien librara estas guerras santas? De tantos dioses del Olimpo ¿por qué tu?No más derramar tu sangre, tus lagrimas. Aunque eso significara no tenerte, no tocarte, no probar tu aliento en esta vida.

Esta vez, yo tomaría tu lugar. Tomaría el santuario, el escudo, Niké y enfrentaría las batallas por ti. No como un caballero, sino como un dios. Sí, aunque sonara pretencioso. Yo tomaría tu destino en mis manos, mejor yo que los dioses del Olimpo que han jugado con nosotros por tanto tiempo.

Poseidón, Hades, Artemisa, Ares, Apolo, Eris, cualquiera que se atreviera a desafiarte. Yo lo enfrentaría en tu lugar. Dirigiría tu ejercito y rompería este maldito ciclo, con la rabia de un humano que quiere cambiar su destino.

Todo se fue al demonio cuando fallé en mi plan. Las Moiras deben haber descubierto mis intenciones al mandar a Sagitario a tu rescate. El gran héroe. Y yo, el gran traidor.

Ahí fue donde mi ser se resquebrajó. Te había fallado. Tendrías que volver a pelear, ahora incluso contra mí.¿por qué? ¿por qué no puedo ser yo el que te rescate de este maldito karma? El mundo empezó a ser tan sonoro, empezó a sonar tan fuerte dentro de mi mente. Y terminé aquí. Sin saber lo que sientes realmente por mí.

Escucho sus pasos cerca, de nuevo vienen por mí. Lo hacen cada día. Usan su poder para debilitarme cada día más. Cada día gris. ¿por qué no me matan de una vez?

Este encierro me hace perder la cabeza preguntándome si aún me recuerdas. Apaga todos mis ruidos, házmelo saber. Te necesito en este momento ¿podrías calmarme con tu amor? ¿te quedarías conmigo? ¿Tranquilizarías mi mente? Tranquilízala, por favor.

Me siento tan perdido solo tu puedes encontrarme. Las torturas me hacen retorcerme en el suelo de dolor pero tu amor es tan fuerte, que me aferro a el. Tu amor es tan fuerte que lo tomo. Lo tomo, aunque no estés aquí. Tu eres la única medicina que tiene efecto en mí, tu amor es la pastilla que me vuelve a la realidad. Te necesito tanto. Si estuvieras aquí ¿te quedarías a mi lado hasta que esto pasara? Controlame con dulzura, con besos. Tranquilizame, haz que esto se detenga. No lo soporto más...

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En muy raras ocasiones, me liberan en un jardín. No sé para qué. Tal vez es una burla. Un recordatorio del bello mundo que perdí.

Hoy es uno de esos días. Pero hoy ha sido diferente. Han soltado mis ataduras ante la orden de un superior. No sé de qué se trata y poso mi esperanza en que hoy sea el día de mi muerte, pero como siempre, el destino me lleva la contraria.

Escucho unos pasos diferentes. No son mis captores, percibo ese olor a azucenas que reconocería en cualquier lugar. Alzo la mirada con temor de lo que encontraré. Y ahí estas tu. Tu sonrisa tierna, tus largos y perfectos cabellos, tus limpios ojos reflejando pureza. Lo tomaré, tu amor, lo tomaré como mi cura.

Te agachas acariciando mi rostro entre lagrimas. Yo miro al piso con vergüenza de que me veas así, derrotado, abandonado. Ni una gota de lo que un día fui, del gran patriarca que a la distancia veló por ti.

Me llamas por mi nombre y dices cosas que no logro entender. Estoy extasiado de mirarte y tu voz se hace lejana. Temo por ti. ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Te harán algún daño? Tendré que pelear de nuevo.

Las silenciaste, las voces, como solo tu podrías hacerlo. Tomaste mi rostro con ambas manos de manera firme pero amable, haciendo que me encuentre con el profundo azul de tus ojos. Dioses ¡cómo te extrañé! Te acerco a mi en un abrazo. ¿Te quedarás a mi lado?

Me ofreces tu mano y caminamos en silencio por ese jardín. Hablas de tu vida, de cambios, de encrucijadas. No logro entenderte bien. Supongo que en el tiempo que he estado en este cautiverio has debido luchar sola y ha sido difícil. Athena, mi vida es tuya. Me arrodillo ante ti. Dime que hacer, si debo volver a combatir será por ti. Yo estoy demasiado cansado, pero te seguiré a donde tu me indiques y moriré por ti, si es necesario.

Tus lagrimas mojaron mis manos que sostenían las tuyas. Negabas con la cabeza en un mar de llanto. Ellos vinieron por ti. El tiempo se terminó y tu asentiste. Te quedaste ahí parada mirando hacia otro lado ¿Por qué? ¿Por qué no me pides que luche por ti? ¿Por qué no te quedas a mi lado si eres lo que necesito? Me niego a dejarte, usaré las fuerzas que me quedan para no alejarme de ti.

El dolor no tarda en llegar, sus poder es grande sin que yo pueda alcanzar a elevar mi cosmos y caigo al suelo. Tu miras la escena sin parar de llorar. Me levantan, arrastrándome hacia adentro, creo que lastimé a algunos, pero no importa. Un enemigo menos. Sé que no me llevan a mi celda, me castigarán, me torturarán hasta que esté al borde de la muerte para luego escocer mis heridas. Juegan con mi resistencia, misma que deseo que me abandone como se que lo harás tu.

Lo último que veo es cómo das la espalda, sellando nuestros destinos. Una vez más, no lo hemos conseguido ¿no es así?