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CRIATURAS ANGELICALES

Por Ladygon

Los personajes no me pertenecen, son del mundo de Star Trek.

1.- Invitación Celestial

Bitácora del capitán. Fecha estelar 2133,5. Hemos encontrado una anomalía subespacial. El señor Spock considera que no debemos investigar, pues emite una alta radiación y eso es muy peligroso para la nave. El doctor McCoy está de acuerdo con él. Sin embargo, soy de la opinión de que nuestra misión se aboca en la exploración de lo desconocido.

Estoy seguro que ellos comprenden. Además, necesito saber qué cosa es esa y si surge algún problema el señor Spock lo solucionará.

El señor Spock me dijo hoy, que encontraba cierta ineficiencia en que le preguntara cosas que yo ya tenía decididas, a lo que le respondí que me daba seguridad emocional. Spock me sonrió, bueno, no como una sonrisa, sonrisa, pero era una sonrisa. Además, después cuando me vio tan entusiasmado dando órdenes, juro, pero juro, que sentí un suspiro de su parte, estoy casi…

A esta altura, detuvo su dictado en el padd. Lo había vuelto hacer. Hace un tiempo que confundía la bitácora con su diario de vida. Seleccionó las últimas oraciones y las borró. Suspiró avergonzado y recordó el suspiro de Spock, ¿fue o no fue un suspiro? Ya comenzó a dudarlo.

Bueno, no se iba a preocupar más. Si se metía en problemas, él tendría que sacarlo, era su trabajo. Se metía en problemas, Spock lo sacaba y Bones lo arreglaba. Eran un equipo. Se le pasó por la cabeza que quizás era un egoísta, pero no, solo era práctico y con ese pensamiento se fue al puente donde lo llamaban.

-Informe señor Spock- pidió el capitán, sentándose en su silla de mando.

-Aproximación 30.000 kilómetros. Es una anomalía de concentración luminosa de un radio de 1.000 kilómetros. Fuerte concentración de radiación y carbono.

-¿Carbono?

-Afirmativo, es un tanto inusual, pero factible.

-¿Me está diciendo que hay vida dentro de esa cosa?

-Negativo, no he dicho eso. Hay carbono como elemento. Los sensores no identifican vida de ninguna especie.

-Pero entonces, por qué tiene ese elemento- dijo ensimismado, más fue una pregunta indirecta para sí mismo.

En eso los sensores de la nave se pusieron en alerta.

-¿Qué sucede?- preguntó Jim.

-Intrusos, señor. Han penetrado el casco- respondió Spock.

-¡Cómo es posible!

Entonces, aparece una figura brillante que dijo:

-Salve, viajeros. Uno de vosotros habéis demostrado una gran curiosidad al aceptar nuestra invitación. Recibid nuestra hospitalidad.

-¿Quiénes…?- Kirk no alcanzó a preguntar, pues comenzó a desaparecer.

-¡Capitán!- gritó Spock y corrió para tratar de alcanzarlo, pero se le desvaneció entre sus manos.

El ente desapareció también y Spock sin perder tiempo, se fue a los sensores.

-Señor Sulu, no se separe de esa anomalía por ningún motivo. Manténgase a 20.000 kilómetros de ella- le ordenó al piloto.

-Entendido, señor.

La nave pronto seguía a la mancha luminosa por el espacio. Spock sentado en la silla del capitán, ponía toda su atención fija en esa cosa que los guiaba al lugar desconocido, y que se había robado a su amigo. No comía, no bebía, no dormía. Estaba inmerso en buscar a su capitán y traerlo de vuelta como sea. Pasaron dos días y el doctor McCoy comenzó a preocuparse por su salud, al cual evadía olímpicamente. Logró incluso, engañar al médico fingiendo que descansaba cuando en realidad, solo buscaba más información sobre el ente secuestrador, la trayectoria del viaje, la composición, cualquier cosa que ayudara a desentrañar el enigma.

Al tercer día, sus sentimientos comenzaron a traicionarlo. El control de las emociones humanas se fue al traste. Pensaba continuamente en el estado del capitán; si estaba herido, si los entes querían experimentar con él, ¿y si estaba sufriendo? ¡Si estaba muerto! Esas eran las preguntas que lo hacía removerse en el asiento del capitán de forma incómoda.

El doctor llegó al puente y sus sentimientos fueron aplastados por la razón. La lógica recuperó el control y logró concentrarse en su puesto. Agradeció, muy en el fondo, que el doctor McCoy tuviera ese efecto en él, pero jamás de los jamases se lo diría.

-¿Adónde cree que nos lleva?- preguntó el doctor- ya son tres días de esto- dijo impaciente.

-No lo sé, pero no tiene intenciones de evadirnos y creo que si fuéramos más rápidos nosotros, ya hubiéramos llegado.

-¿A qué se refiere?

-Nos lleva a una velocidad prudente y demasiado cómoda para nosotros. Lo que quieran, no es solo con el capitán.

Spock no estaba equivocado. El ovni se detuvo y volvió el mismo ente, que dijo:

-Salve viajeros, uno de vosotros habéis demostrado mucha persistencia al aceptar nuestra invitación y sois requerido por vuestra otra parte. Aceptad nuestra hospitalidad.

Spock se levantó de su asiento de improviso.

-Señor Sulu, no…- y desapareció al igual que el ente.

-¡Señor Spock!- gritó Sulu.

-¡SPOCK!- gritó también McCoy.

Spock apareció en un mundo luminoso, parecido a un planeta, pero con una constitución gaseosa demasiado irreal. No tenía su tricorder, ni fáser, lo cual lo puso en alerta.

Los mismos entes o el mismo ente se apareció, viniendo del cielo de ese mundo, haciéndose más visible a medida que se acercaba, pero no estaba solo, unas luces parecidas a este lo acompañaban. Spock supuso que eran varias criaturas. Unas siete en total. Cuando llegaron a su altura y tocaron el suelo, se revelaron como seres humanoides, muy parecidos a los humanos, pero despedían una luminosidad alrededor de ellos como una especie de aura. Estaban vestidos con blancas vestiduras brillantes, que Spock reconoció como las vestiduras de los seres celestiales de las pinturas humanas. Solo les faltaban las alas.

-¿Dónde está el capitán?- fue lo primero que dijo.

Uno de ellos apuntó al cielo en respuesta. Spock levantó la vista de forma automática y vio una estrella brillante que se acercaba.

-Queríamos unirlo a nosotros y lo hemos purificado. No pudimos completar el proceso, porque le faltaba una parte de su alma.

-¿Cómo que le falta una parte de su alma?- pregunta Spock sin dejar de ver la estrella que venía hacia él.

La estrella comenzó a cambiar de forma a una más alargada, después, a una humanoide. El corazón del vulcano saltó en su pecho al saber con seguridad: era Jim.

-Así es, esa parte faltante sois vos señor Spock.

-¿Cómo dice?- pregunta el vulcano extrañado a más no poder.

Por un momento, dejó de mirar hacia arriba y se concentró en los seres del frente.

-Exactamente, como os digo. Vos señor provenid de una raza con creencias al respecto, no os debe ser nada desconocido para vosotros.

-¿Qué le hicieron al capitán?- dijo con un tono golpeado, donde parecía molesto sin estarlo.

-Como habéis escuchado, lo purificamos y a vos también os haremos lo mismo.

Spock se puso en guardia para defenderse, pero sintió una presencia encima de él y miró al cielo otra vez. Hermoso, bello y sin igual, quedó poseído por esa visión que le quitó el aliento. Sus ojos se clavaron en esa figura celestial, angelical que bajaba hasta él como en un sueño maravilloso.

El nombre de ese ser lo pensó, porque no pudo pronunciarlo, ya que quedó atascado en su garganta. Esa imagen gloriosa aleteaba con divinidad hacia él, acercándose con lentitud. No pudo apartar su vista. Ese ser le hablaba y llegaba hasta su corazón en un idioma ininteligible, pero que hacía vibrar su interior.

No tenía miedo, solo ansiaba ser tocado por él. Por ese fascinante ser alado que volaba, descendiendo con lentitud hasta tocarlo. Estiró sus brazos.

-Jim…- susurró al sentir su toque.

El ángel llamado Jim le dio una sonrisa celestial que detuvo su corazón. La luz emanada por él lo acarició y envolvió por completo. Entonces ambos desaparecieron en ese halo de luz cegadora.

En el Enterprise, todo el mundo esperaba noticias sobre algún indicio del paradero de los dos oficiales. Se completaban seis días desde la desaparición del capitán y tres del primer oficial. No sabían nada y Sulu había seguido esa anomalía más allá del siguiente cuadrante. El doctor McCoy, prácticamente, se comía las uñas de preocupación. No había forma de saber si esos dos estaban realmente vivos, ya que los datos señalaban que esa masa no tenía sostén para la vida conocida. Sin embargo, ese ente raptor se suponía con vida.

El doctor no abandonaba el puente. Tenía la sospecha de que si sucedería algo más, sería en ese lugar. No estaba equivocado.

Frente a la angustia experimentada, volvió el ente de la misma forma que las veces anteriores.

"¿Y ahora a quién se llevará?"- se preguntó el doctor.

El ente comenzó a brillar.

-Salve…- empezó con sus palabras características, a las cuales fue interrumpido por un iracundo McCoy.

-¡Ningún salve, dónde está el capitán! ¡No puede llevarse a nuestra tripulación así como así! ¡ESO ES UN ACTO DE GUERRA!- le gritó furioso.

-Lamentamos, profundamente, haberos preocupado- respondió el ente- vuestros amigos no corren peligro. Solo les hicimos una invitación a unirse a nosotros, pero al parecer, el apego a su mundo es muy fuerte. Por eso os traemos de vuelta a vosotros. Los veréis un poco diferentes, porque la invitación requería que se adaptaran a nuestro espacio. El estado desaparecerá en unas semanas mientras más influencia con vosotros, será mejor. Reitero las disculpas por las preocupaciones en nombre de mi gente- el ente desapareció.

-¡Oiga, espere! ¿A qué se refie…?

Entonces la luz se volvió intensa y no pudieron dejar los ojos abiertos, pues los cegó a todos. Cuando desapareció el efecto, pudieron observar lo dejado por el ente.

Quedaron con la boca abierta. Eran el capitán y Spock, pero ellos no parecían ellos mismos, sino por el contrario, eran dos seres diferentes, luminosos y alados, muy hermosos, vestidos con ropas celestiales blancas, parecidas a las túnicas de los ángeles, pues eso parecían. Abrazados el uno con el otro, sentados en el suelo, daban el aspecto de fragilidad.

...

Esta es una idea que tenía hace mucho. Al principio sería un oneshort, pero me entusiasmé y preferí dejarlo en tres capítulos antes de dejar un mega capítulo. También quise hacer un lemon soft, pero parece que resultó más fuerte de lo pensado XD. Como sea que resultara, espero les guste.