Miro mi rostro en el espejo y suspiro frustrada.

Hoy es el día de la cosecha. Tengo 17 años, por lo que mi nombre entra 6 veces a la urna, pero me vi forzada a tomar tres teselas anuales, por mis padres y por mi. Así que realmente tengo 24 posibilidades de ser escogida como tributo del Distrito 4. Sé que papá dio todo, literalmente, para impedir que pidiera teselas, pero él es sólo uno de los encargados de hacer redes, por lo que no tenemos grandes ingresos. Siempre he creído que podría trabajar, pero él dice que las teselas por las que firmé ya son suficiente, pero no lo son. Al ver la hora me doy cuenta de que falta media hora para que comience la cosecha y que deberíamos estar saliendo para el centro del distrito. Dejo de pasar el cepillo por mi ya desenredado cabello y aliso el pliegue de mi vestido, me arreglo por enésima vez la cinta que estoy usando como cintillo, echo una última mirada a mi aspecto antes de salir de la habitación. Ya que voy a parar en el Capitolio, lo mínimo que puedo hacer es lucir lo más perfecta que pueda.

-Te ves hermosa, Annie- me dice mi padre mientras me regala una sonrisa que no llega a sus ojos.

-Gracias- sé que está tan o más nervioso que yo –deberíamos ir a la cuidad, ¿no crees?- ya se acercaba la hora, no es que esté muy ansiosa por lo que debo hacer en los próximos minutos.

Salimos de casa y papá me da la mano, como lo hacia cuando era pequeña, mamá va con mi hermana de meses de edad en sus brazos. Al cabo de 10 minutos y una caminata silenciosa llegamos al centro del distrito; solo faltan unos minutos para las dos de la tarde por lo que me apresuro a llegar al sector de las chicas de 17 años no sin antes despedirme de mi familia, mi madre solo me da un beso en la sien antes de dejarme marchar. Una vez en que estoy en el sector delimitado para las niñas de mi edad comparto tensas miradas con las demás. Una de nosotras irá al capitolio para participar en Los Juegos del Hambre con pocas posibilidades de volver y yo sé quién será.

En el escenario que instalaron para la cosecha hay cinco sillas para los vencedores y una para el alcalde. A las dos en punto se abre la puerta del Edificio de Justicia dando paso a Shane Dawson, Jason Michalka, Aly Conrad, Mags Thased y Finnick Odair, los vencedores vivos del Distrito y detrás de ellos al alcalde. Por último sale Margarett Stiff, la escolta del cuatro, esta se acerca al micrófono puesto en medio de las urnas que contienen las papeletas de todos los posibles tributos. -Bienvenidos, amigos míos. Felices Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de su lado- sonríe y agrega: -Es un honor, para mi estar aquí y tener el privilegio de seleccionar a los tributos del Distrito 4- espera unos segundos, quizá esperando aplausos que nunca llegan –Bien, como siempre, las damas primero- se acerca a la urna de las chicas y comienza a revolver las papeletas. Toma una y la devuelve, jugando con la tensión y el destino de una persona, finalmente se decide por una. Apenas en ese momento soy consiente de mis manos sudorosas, inmediatamente las limpio en mi vestido verde. "Que la suerte este siempre de tu lado" me digo, cuando Margarett Stiff alisa el papel. Con una voz fuerte y clara lee: -Agnes Klaussen-.

Sé que no debería hacer esto, sé que no; la suerte de esa tal Agnes ya estaba echada, pero también sé que durante mucho tiempo hemos vivido en la miseria y que la situación en nuestro hogar, con la llegada de Danielle. Mucha gente cree que nuestro distrito goza de muchos privilegios y si se compara con distritos periféricos, quizás esto sea cierto, aún así, hay familias que no tienen casi nada.

Cuando Margarett pide voluntarios, sé que debo ser rápida.

-Yo me presento voluntaria- grito.

Miro fijamente al frente mientras suelto el aire que contuve. Todas las chicas tienen sus ojos puestos en mi y en su mirada se refleja el impacto. No debía ser yo quién se presentara voluntaria. Con todo el valor que soy capaz de juntar camino hacia el escenario.

Siento mi corazón latir salvajemente en mi pecho, nunca antes había valorado esto ¿Por qué no lo hice? Ahora, que me ofrezco voluntaria para morir lo hago.

Finalmente llego al escenario, subo las escaleras y tomo lugar al lado de Margarett.

-¿Cuál es tu nombre, linda?-me pregunta.

-Annie Cresta- le respondo, con la tono más normal que soy capaz de utilizar.

-Es un agrado y un orgullo, que seas voluntaria para tan honorable proceso, estoy segura que todos los presentes piensan lo mismo ¿no?-

Después de continua el proceso y llama a Nicholas Pernet.

Definitivamente este no era el mejor de mis días.