Muérdago

SCC pertenece al grupo Clamp


Muérdago

«Viñeta»

(Shaoran)

Me escondí mejor detrás del árbol para no ser detectado, mientras apretujaba con una de mis manos, la pequeña rama de muérdago que conseguí para la ocasión.

Debía permanecer oculto por poco tiempo, lo sabía; sin embargo a pesar de ser consciente de aquello, los nervios comenzaban a hacer estragos en mí.

Relajarme era lo ideal. Aunque en estos momentos resultaba una tarea difícil y es que estar a la espera de alguien, lograba subir mis nervios a altos niveles.

De repente, la señal que esperaba llegó, ocasionando que diera un gracioso salto en mi lugar, pues la melodía que provenía de mi celular me tomó desprevenido.

Una vez recuperado del susto, saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y abrí el mensaje que recién había llegado.

«Shaoran, preparate que ellas se acercan.»

Leí el mensaje y tecleé un escueto «ok» para enviarlo al destinatario que me alertó de la presencia enemiga, y posteriormente, regresé el artefacto electrónico al mismo lugar del que lo saqué.

Falta poco, Shaoran.

Me dije, justo en el momento en el que escuché un par de voces femeninas acercándose.

Para evitar cometer errores y quedar en ridículo frente a lo que podrían ser personas extrañas, decidí asomarme para ver de quién se trataba. Desde mi improvisado escondite, divisé a dos chicas que se aproximaban hasta donde me encontraba; una de cabellos negros y ojos azules, mientras que la otra poseía cabellos castaños y hermosos ojos verdes.

Sonreí de alegría, porque ellas eran «el enemigo» que con tanto anhelo esperaba. Aún así, regresé a mi puesto por un breve instante, ya que cuando creí que ambas chicas se encontraban justo cerca de mí, salí de detrás del árbol para bloquearles el camino.

—¿Li? ¿Qué haces aquí? —preguntó la castaña, sorprendida de mi presencia.

Por el contrario, su compañera se limitó aobservarme de pies a cabeza.

Yo trague pesado. Porque estar bajo una inquisidora mirada azul, hacía que mis nervios continuarán en ascenso; sin embargo, los hice de lado.

Finji que nada ocurría. Que todo estaba en orden y para no caer en la trampa que la chica de largos cabellos negros me tendió, actúe.

De un rápido movimiento, coloqué con mi mano el trozo de muérdago que llevaba estrujando desde varias horas atrás, sobre la cabeza de la castaña y le planté un beso en sus labios.

No profundise el beso, simplemente uní mis labios a los de ella, en una caricia que puede tacharse de infantil, pero no me importó. Me bastaba con ese simple rocé de labios.

Tras separarme de ella, la duda se reflejaba en sus ojos verdosos y un sonrojo cubría sus mejillas.

—¿Qué? Fue por el muérdago. —aclaré, mostrándole la pequeña rama de dicha planta.

Ella asintió, aún con su sonrojo en las mejillas.

Y su amiga, sólo negó con una sonrisa dibujada en su rostro.

Por mi parte, agradecí haber guardado el trozo de muérdago de la celebraciónnavideña de la semana pasada, ya que gracias a ello, me armé de valor para besar a Sakura Kinomoto.

Ahora sólo faltaba, avisarle a mi informante que el plan resultó ser un éxito y que él también puede utilizarlo en Tomoyo Daidouji.


Notas de la autora:


«N/A»Tal parece que me obsesioné con el muérdago, pues cn este sería el segundo escrito que hago con dicha temática.

«N/A»: Son alrededor de las dos de la mañana, recién término la viñeta; pero dadas las fechas, mañana no podré subirlo y yo quiero que quedé cuanto antes.