Llorar, ¿qué es eso?, ¿qué es eso más que una segregación de substancias de las glándulas lagrimales?, ¿la lluvia del alma?, ¿una muestra de debilidad? Para mí solo ha sido el amargo desahogo de toda mi vida. Nací derramando lágrimas y dieciséis años después sigo igual.

¿Y por qué todo este dolor? Por él, todo por él. El mero recuerdo de su sonrisa era una punzada de dolor en todo mi ser al ser consciente de que nunca me pertenecería. Su rostro estaba grabado a fuego en mi mente, una imagen hermosa que ahora provocaba un profundo dolor en mi pecho. Su rebelde mata de cabello rubio competía con el sol y sus ojos azules cual mar en verano brillaban como unos luceros, la perfección hecha hombre.

Pero no podía ser mío, claro que no, esa euforia y ternura que trasmitía nunca podría estar a mi lado. Su corazón pertenecía a su mejor amiga, su confidente, una preciosa chica de cabello rosa y carácter fuerte pero dulce. Por desgracia, el mío le pertenecía a él, a un amor imposible, del que siempre había tenido conciencia, pero que nunca he querido enfrentar.

Mi definición perfecta sería cobarde, pero ya da igual. Puedo ser una exagerada, dramática y pesimista, ahora mismo me da igual lo que penséis. Parece mentira, siempre me ha dado miedo se juzgada por la gente, toda la vida escondiéndome para no ser vista y así sentirme protegida, y ahora lo veo como un hecho pasajero que me trae sin cuidado. Dios sabe cuánto me ha ayudado ese chico, la única persona que se molesto en ayudarme, en sacarme de la oscuridad y hundirme en su cálida luz, la única que logró sacar lo mejor de mí con su mayor empeño y esfuerzo, tengo tanto que agradecerle…

Sakura tenía suerte, creedme, él es la mejor persona que conozco, y ella no se queda atrás. Porque no, no la odio ni estoy enfadada por no ser correspondida, les deseo lo mejor del mundo, de verdad.

Pero el dolor está ahí, les aprecio, pero los ojos me arden por las lágrimas solo con vernos. Sakura es mi amiga y odio evitarla por mi propia conveniencia, me siento una arrogante. Pero, ¿qué puedo hacer si ella solo quiere hablarme de lo mucho que se aman? No… no puedo soportarlo…

Ya da igual, todo da igual. Puedo sucumbir a la tristeza y al desamor, pero algún día tendré que volver a levantarme y fingir. Yo soy así, toda la vida he sido así, una de esas chicas que se pone una máscara de felicidad con una sonrisa falsa pintada, ocultando sus demonios para no tener que afrontarlos. Eso es lo que él nunca pudo cambiar de mí, hizo un penoso trabajo, pero lo prefiero así, sino no podría mantener las apariencias cuando los viese juntos y acabaría desmoronándome en sus narices. No, lo prefiero así, prefiero fingir a preocuparlos.

Y bueno, ¿qué puedo hacer? He perdido toda esperanza y no soy capaz de luchar por su corazón. Jamás he sido lo suficientemente valiente para decirle lo que siento y arriesgarme, y ahora, a estas alturas, las palabras me arden en la garganta deseando ser pronunciadas.

Te amo, Naruto Uzumaki.