Tener catorce años es sencillo, o eso es lo que todo el mundo cree.
Se vuelve un poco difícil si eres, como yo, una inadaptada social. Raya en lo complicado si tus padres están separados y tu madre carece de algún sentido de responsabilidad suficiente como para mantener a una adolescente deprimida. Se vuelve horroroso si a eso le agregas el acoso escolar y la falta de apetito recurrente. Y es realmente espantoso cuando le sumas la autolesión y los vómitos auto infligidos.
Visto así no parece tan sencillo ¿o no?
Algunas personas creen que todos los problemas que tenemos son solo para llamar la atención, son personas que realmente no comprenden la mente retorcida y los pensamientos desesperados que solemos tener. Seguro leerán esto sin entender bien a que quiero llegar, bueno eso es fácil querido lector. Aunque para desgracia suya, tendrán que esperar.
Supongo que estarán ansiosos de saber que sucede, o más bien, sucedió, cuando todo llego al límite, cuando la gota colmó el vaso.
Volviendo con lo de antes.
Las personas de las que hablaba parece ser que necesitan algo muy… ¿Cómo decirlo?...fuerte, para darse cuenta que los problemas eran reales, que esperábamos que nos rescataran de esa pesadilla sin fin. Alguna reacción, algún intento, aunque sea en vano.
Cuando mis problemas empezaron, no me esmere en ocultar lo que me pasaba, digo, uno lo hace cuando no quiere que nos detengan y nos hagan parar con nuestra labor de "mejorar" nuestra vida. Tenemos miedo a seguir siendo iguales, y empezamos a atentar contra lo único que podemos en ese momento, disfrutando el proceso, cegándonos con la idea de que eso nos hará mejorar.
Yo buscaba justo lo contrario, quería que me obligaran a parar de cortarme, de meterme los dedos en la garganta y vomitar, a dejar de golpearme, a dejar que me sigan maltratando. O bueno, una parte de mi quería eso; la otra, quería algo ligeramente diferente, matarme.
Al final termino ganando el suicidio.
Pero tranquilos, fue un intento interrumpido por mi madre. Recuerdo vanamente que cuando me descubrió, el horror pinto su expresión, y corrió hasta donde estaba tirada en el baño. Había sangre por todos lados, era bastante espeluznante debo admitir.
Después de esa traumática situación, desperté en el hospital.
Para mi enorme sorpresa, tenía a mi lado a mi papá. Al parecer, mi padre se enteró de todo lo que me estaba ocurriendo en presencia de mamá, así que decidió tomar al toro por los cuernos. Algo lógico que hicieron fue mandarme a una institución mental, donde pude curar mi trastorno alimenticio y me dieron pastillas para poder dormir y evitar los ataques de pánico, que normalmente me ocurrían cuando estaba mucho tiempo sola.
Finalizada mi exitosa recuperación, me mude a Forks, Washington, ya que mi padre no confiaba en mi mamá para que me quedara allá, aunque esté casada con Phil, creo que especialmente porque está casada con Phil.
Aparte, estando con él, el Dr. Cullen me atendería, un gran hombre, según sus palabras textuales.
Así que espero que todo vaya bien. Realmente, espero eso.
