Holas!
Otra nueva historia de mi pareja favorita les traigo…
No es para nada acorde con las fechas, de hecho me llegó en un momento de inspiración repentina.
Pero hace tanto tiempo que no tenía ni ganas de publicar ni tiempo para intentar hacerlo que me armé de ganas y he estado todo el día en esto.
Enserio espero que les guste .
Aclaro que no tiene que ver con ninguno de mis fics anteriores!
En fin, no les doy mas lata y sigo con lo que vine.
Ya todos saben que todo le pertenece a Rumiko.sama y no hago esto para ganar votos aunque si lectoras :P… solo Sesshomaru me pertenece en sueños (mas quisiera yo).
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Protegida.
Preludio.
Linda noche de verano.
Donde en el cielo no hay nubes que interrumpan la vista y las estrellas parecieran estar más resplandecientes que nunca.
Era vasto el paisaje que podía ver desde su posición. Laderas de cerros verde oscuros por lo avanzado de la noche, y el mar en la lejanía. Inmenso y omnipotente como siempre.
Mientras seguía el sendero, la joven observaba impasible el paisaje que tenía frente a sus ojos. Seria e impasible.
Con una belleza marcada por la inocencia y dulzura de cada uno de sus gestos. Su cuerpo era la representación de años de viajes interminables como aquél. De entrenamiento y vida con demonios, que por ser la humana protegida, la cuidaban como quien cuida a una delicada flor.
Bella y delicada niña que se transformó en una bella y fuerte mujer.
Un suspiro de tantos salió de sus labios, un suspiro que demostraba que a pesar de ser joven y bella había cosas que igualmente la atormentaban.
Relajó sus hombros y llevó sus brazos hacia su pecho. Se envolvió en ellos descuidadamente y volvió a suspirar.
Aunque no quisiera demostrarlo estaba triste.
Era obvio que él lo notaría al instante.
…¿Qué sucede contigo?
Era como si aquellas palabras hubiesen sido lanzadas hace siglos. Y no hace unos segundos a su lado.
Fueron dichas no con desprecio, no con odio, pero sí con algo de resentimiento.
Como si de verdad quisiera saber lo que sucedía con ella.
Como si no fuese a ignorarla en cuanto se lo dijera.
Como si no fuese a seguir su camino después de escuchar su respuesta.
Las palabras se repetían en su mente una y otra vez, y la pregunta se la repetía para sus adentros / ¿Qué sucede conmigo?... ¿Cómo podría decírselo a él?/
Sus labios se curvaron en una sonrisa triste y sus ojos se aguaron un momento antes de alzarlos hacia el firmamento.
No sólo estaba triste. Sino que desconsolada. Estaba sola, casi abandonada. Encerrada en una imagen de la niña que no era. Condenada a ser rechazada por que le toco ser al nacer.
Una humana, todo se resumía al hecho de ser una humana.
… Nada… Todo está bien.
Recordaba la sonrisa triste que había usado al responder aquella mentira.
Pero no fue capaz de recordar las mentiras que seguían después. Que pensaba en su familia, que extrañaba a sus amigos, que estaba cansada. No importaba cual dijese a continuación, lo importante era que él ya no seguía preguntando y ella podía seguir sufriendo en silencio.
Ésta no fue la ocasión. Al parecer él no encontró otra cosa en la cual pensar.
… ¿Crees que me engañas?, Me ofendes al creerme tan estúpido… no soy un humano Rin.
No habían palabras que dolieran más que aquellas!!.
¿Qué no era un humano?... Claro que sabía que no era un humano!!
Kami, su vida era un infierno y sus días dolían solamente por el hecho de que él no era un humano. Un simple y estúpido humano.
¿Qué podía decirle en ésta ocasión?
Seguramente nada lo suficientemente convincente para que él no siguiese preguntando.
Algo había de haber éste día en particular para que el Taiyoukai siguiese indagando en lo que le sucedía.
Ella no había hecho nada fuera de lo común para demostrar el grado de su tristeza. Casi no había hablado con Jaken para que no se le quebrara la voz mientras hablaba. Casi no se había acercado a él para que su fino olfato no pudiese olerla. Para que no sintiera las ganas de morir en ese mismo instante. Para que no sintiera el dolor correr por sus venas y las lágrimas constantes que entorpecían su vista.
… De verdad no se a lo que se refiere amo. Ya se lo dije solo me siento un poco cansada. Talvez podríamos detenernos un momento. Talvez podría dejarme con Ah-un y usted seguir su camino. Después de todo no necesita que lo acompañe durante todo el viaje.
Sonrió. Solo Dios sabía lo que le había costado a sus labios esa sonrisa hermosa. Esa que infundía una extraña comodidad y reconfortaba a su amo de una manera mágica.
Esa que en realidad debió ser un torrente de lágrimas.
Lágrimas y un grito desgarrados de sufrimiento.
Que acaso él no notaba que si seguía a su lado era como si le arrancara el corazón con sus garras.
No notaba que ella no podía seguir haciendo ese viaje con el sin morir antes de llegar al final. Cierto era que no estaba cansada y que podría seguir meses y años caminando a su lado sin realmente estarlo. Porque no importaba cuanto tiempo fuese, ella podría seguirlo hasta el otro lado del mundo.
Pero no ahora. El caso no era éste.
El dolor que sintió cuando la no tan pequeña Rin supo donde llevaría este viaje no se compara con ningún dolor terrenal posible.
Si fuese posible hubiese llorado y gritado en su presencia. Si hubiese sido posible tomaba su espada y cortaba su cuerpo hasta que el dolor físico sobrepasara al de su corazón.
Todo aquel que realmente conocía a aquella joven sabría que Rin hubiese caído al suelo si su fiel dragón no la hubiese sujetado. Porque las rodillas si le fallaron. Y su cuerpo no pudo sostener el peso de la pena, la angustia y la desolación.
Rin solo quería morir. Pero no lo haría. Porque su vida le pertenecía a él.
… No has entendido. Desde un principio te he preguntado para que me respondas con la verdad.
¿De verdad crees que estoy gastando palabras para que me mientas? ¿Crees tener el derecho de mentirme?...
Su voz fue fuerte, clara, potente y firme.
Su enfado comenzaba a salir a la luz. Al hablarle la miró con expresión totalmente seria.
¿Acaso la odiaba ahora por no querer sufrir más? ¿Acaso la iba a obligar a contarle sus tormentos… a explicarle por qué era él la fuente de su dolor?
… Mi señor yo… yo no puedo- sus ojos se llenaron de lágrimas y lo que no quería sucedió. Su voz se quebró frente a él sin poder hacer nada para evitarlo – no me haga esto por favor… yo no puedo seguir...
Claro que él se detuvo. Como no iba a voltear a verla si las lágrimas inundaban su siempre dulce rostro. Era imposible que él no tomara su cara con su única garra e hiciera que sus orbes dorados chocaran con aquellos humanos.
Aquellos que no eran especiales, aquellos que no lo harían feliz, aquellos que no eran suficientes.
Su cuerpo se tensó al ver que su protegida le prohibía el acceso a su mirada. Ella cerraba sus ojos con fuerza.
Como si no fuese una bajeza de su parte tocarla para que además ella se creyera con el derecho de ignorar su gesto.
¿Que demonios le pasaba a esa niña humana?!
Sus garras se cerraron sobre su mentón. Y Más lágrimas cayeron de los ojos castaños. El menor uso de fuerza del youkai era para Rin un dolor inmenso.
De verdad que era una débil humana.
… Has estado con esa actitud meses enteros. No has parado de lloriquear desde que salimos del castillo. Crees que soy estúpido para no notarlo y crees que soy aún mas estúpido al mentirme y pensar que no descubriré que te sucede.
Eres solo una humana Rin y sabes que con solo un movimiento de mi mano te mataría.- su mano se cerró ahora firme alrededor de su cuello. Dispuesto a hacerlo. Dispuesto a matar. – ¡Dime que sucede contigo!
Una luz de esperanza se abrió para Rin.
Le estaban ofreciendo su muerte. Le estaba devolviendo el poder de decidir sobre su muerte.
La desesperación de no tener el control podía hacer que Sesshomaru perdiera el control realmente ahora. Solo si ella lo desafiaba un poco más acabaría con su vida.
Eran años de retenerla a su lado para nada.
Al final qué pensaba el Taiyoukai que podría hacer con ella. Su sirviente no era, su esclava tampoco. Que otro fin tendría que no fuera la muerte.
Algo le pasaba a su amo. Rin tenía ganas de morir pero era raro que se lo ofreciera así nada más.
Él estaba susceptible. Furioso por algo mas que no era ella. Con ganas de matar ciertamente a alguien que no era ella.
Pero era la única que estaba ahí. Y la única que de verdad deseaba su muerte en manos de aquel youkai.
…Máteme…- sus ojos se abrieron con la misma calma que pronunció aquellas palabras. Sintió como extrañamente la garra de Sesshomaru se soltaba un poco y su cara mostraba un atisbo de sorpresa.- Aunque me tenga así durante toda mi vida no sabrá lo que sucede. – El cuerpo de su amo volvió a tensarse con rabia. Ese era su objetivo que por fin demostrara su odio hacia ella.- Usted es un demonio. Nació con un privilegio, es poderoso, fuerte, casi inmortal… pero por mucho que le explicase que es lo que me sucede usted nunca entendería. Porque usted no tiene mis sentimientos humanos, después de todo es un demonio completo...
Agradecería que pudiese dejarme decidir sobre mi muerte, agradecería que fuese usted quien me quitase la vida…
Máteme.
Líneas rojas cruzaron los ojos de Sesshomaru y sus cabellos plata comenzaron a suspenderse con la fuerza de su aura demoníaca.
¿Todo aquello lo provocaba una humana? ¿Ese desplante de poder? ¿Todo por una simple humana?
Su rabia crecía con cada destello de seguridad que le entregaban los ojos de ella. Podía sentir el orgullo que le daba enfrentarse por fin a él. Ella saboreaba una victoria.
¿Acaso insinuaba que él no podría entenderla porque era un youkai? ¿Pretendía que él deseara ser humano para entenderla?... cuan equivocada estaba…
¿De verdad quería morir? A decir verdad, ¿De verdad creía que él le daría el lujo de decidir sobre su propia muerte?
Su vida le pertenecía hace ya muchos años. A pesar de que su cuerpo era tan hermoso como el de una mujer quedaba claro que ella aún era una niña.
Una humana con delirios de grandeza. Le enfurecía saber que Rin creía tener tal control sobre él.
¿No lo tenía?
¿Crees que no lo haría?- su sonrisa se ensanchó al oler la sangre que comenzaba a salir de los surcos que dejaban sus garras por el níveo cuello de la mujer. Rió al ver que la seguridad de ella era vencida por el dolor- ¡¿De verdad no me crees capaz?!!!
…¡Mátame Sesshomaru!... Acaba con mi vida ahora y no seas cobarde!
Esa seguridad de verdad que le impresionó. ¿Desde cuando había dejado de ser mi señor? ¿Cuándo se había acabado el respeto?
¿Qué era lo que en realidad le sucedía a su pequeña? ¿Qué le causaba tan grandísimo dolor que era capaz de ofrecer su vida con tal de no seguir a su lado?
¿Era acaso porque era un demonio? ¿Acaso ella comenzó a repudiarlo y ya no quería seguir a su lado?
Humana mal agradecida. No era capaz de ver todo lo que él había hecho por ella.
¿Quién era ella después de todo? ….Nadie.
Para él ella no era nadie.
Y acababa de darse cuenta que después de 20 años Rin para él no era nadie.
Ningún valor. Ningún sentimiento. Ninguna ganancia.
Ella no valía nada.
La soltó de pronto de su firme agarre y por encontrarse suspendida unos centímetros del suelo calló estrepitosamente a él.
… Eres libre de seguir con tu vida, humana.
No me eres útil y ya sólo te convertiste en un estorbo. Después de tantos años pensé que al menos aprenderías algo para servirme como corresponde. Pero es inútil… ya no te necesito.
Su voz sonó extrañamente fría para Rin. Las palabras se clavaron como dagas en ella y hubiese preferido que la hiriese hasta que muriera desangrada que tener que escucharlas.
Comenzó a llorar en silencio mientras llevaba sus manos al cuello herido.
El llanto ahogado era excesivo, tal y como si se hubieran llevado una parte de ella. Porque así era. Le había quitado su vida al no querer darle muerte.
Sus llantos comenzaban a hacerse más fuertes y casi ni percibió cuando Sesshomaru reanudó su marcha sin ella. No existía nada más que importase ahora.
No había vida, no había futuro, no había muerte.
El dolor físico no era comparable con lo que sentía y ni siquiera la muerte podría darle paz ahora.
Era donde culminaba el fin. Aquel fin que se desató con la decisión de su antiguo amo de comenzar ese viaje. Ese maldito viaje que era el causante de su dolor, ¿Cómo era que su amo no lo pudo percibir?
Empezó hace meses con la llegada de la noticia que anunciaba el nacimiento del segundo cachorro de Inuyasha. Y con la decisión que tomó Sesshomaru de al fin buscar una compañera. Una mujer para él también.
Una señora de las tierras del Oeste.
El tiempo pasó tan rápido para ella, que no notó cuando un día había un mensajero de tierras lejanas en las puertas del castillo. Aquel que traía otra determinante noticia para Rin.
La princesa Inoko había aceptado convertirse en la señora de las tierras que habitaba.
Aquellas que hasta ahora su amo solo compartía con ella. Cuando ella era la única mujer en su vida.
Mas que todo lo anterior, lo realmente doloroso para Rin fue entender que si una youkai que él apenas conocía lo había conquistado sin tan siquiera conocerlo, nada quedaba para una pobre humana que desde hace 20 años intentaba ganarse el corazón de aquel que ahora la había abandonado.
Porque si su amor no era importante para él Rin prefería morir en sus brazos.
Pero ni de aquello era merecedora.
Ni aquel deseo él pudo cumplir.
La no tan pequeña joven despertó de su letargo cuando ya no sintió cerca al objeto de su amor. Con la voz desgarrada y el llanto desvanecido pronunció con dolor aquel nombre que si fuese por ella nunca volvería a pronunciar…
Su grito seguramente llegó a los oídos del propio Taiyoukai… pero como con él correr de los años él acostumbró a hacer. Sólo se limitó a ignorar los deseos de la humana.
De su protegida. De su Rin
Fin de Preludio.
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Akí están mis 5 páginas de sufrimientos… XD
Ustedes deciden si lo continúo.
Aunque si lo hago significaría que de a poco la situación iría "evolucionado" para nuestra Rin.
Sería mi aporte por hoy...
Saludos a todos los que pasan y si dejan reviews mucho mejor.
Besos
Xauxau
