N/A: Nada de esto me pertenece, la historia es de Noe Casado y los personajes de Suzanne Collins. Yo solo me limito a ser una intermediaria que con buena voluntad y sin querer hacer mal alguno, desea que otros disfruten con lo que ella ha disfrutado. Espero que os guste tanto como me gusto a mí la primera vez que la leí. ¡Disfrutad con la lectura! No me mires así .Capítulo Uno.

-¡Joder! Para quieta, Katniss.

-No puedo Gale, me está ardiendo la pierna.

-Pues inténtalo, la ambulancia está al llegar.

-¿Tú estás bien?

-Sí, no te preocupes ahora por mí. Haz el favor de no moverte. ¿Katniss?

-Déjenos –intervino un sanitario.

-Creo que ha perdido el conocimiento -dijo Gale con voz indecisa. Los dos paramédicos inmovilizaron el cuerpo de Katniss en la camilla. Antes de conducirla a la ambulancia comprobaron que, aunque débil, seguía teniendo pulso.

Gale contemplaba la escena, de pie, viendo como el médico de urgencias y su ayudante realizaban los primeros auxilios con el fin de estabilizar a Katniss.

La explosión les había pillado por sorpresa. No estaban preparados para eso. ¡Joder! Se supone que sólo era una misión de seguimiento. No una batalla campal.

En un breve lapso de tiempo se había desatado el infierno. Ambos, permanecían ocultos en el segundo piso del edificio observando como Cornelius Snow, conocido traficante, manejaba sus asuntos.

No tenían que intervenir, únicamente comprobar la rutina de las entregas.

El departamento sabía perfectamente cómo, dónde y cuándo se realizaban esas entregas, pero seguía permitiéndolo con el único fin de que Snow se confiara, aumentara el volumen y así cazarle bien, sin posibilidad de alegar consumo propio u otra serie de tonterías para que un buen abogado le librase.

La operación de seguimiento y vigilancia les había costado ya a otro agente, siendo descubierto mientras transmitía información, por lo que Haymitch, el supervisor de Katniss y Gale, había decidido realizar toda la operación desde fuera.

Llevaban más de seis meses recogiendo información, largas horas de aburridas comprobaciones hasta encontrar el lugar exacto, un edifico de reciente construcción, aun medio vacío, aparentemente de oficinas, donde habían alquilado una de ellas, desde el segundo piso los dos agentes podían observar con cierta tranquilidad todos los movimientos que se realizaban en la planta baja a través del patio central del edificio.

Nadie sabía que Katniss y él se habían instalado como una pareja de aburridos contables que iniciaban su andadura profesional. Incluso habían colocado el membrete el portal del edificio, y otros agentes les visitaban con documentos para simular la actividad. El plan era perfecto.

Pero mientras se cerraban las puertas de la ambulancia, con Katniss dentro, aun inconsciente no podía menos que maldecir, acordarse de la madre de unos cuantos.

-Debe usted acompañarnos, esos rasguños no tienen buen aspecto -le dijo el médico antes de subirse a la ambulancia.

-¿Ella…?

-Mire, de momento no se preocupe, la hemos estabilizado, nos la llevamos al hospital, usted debería venir también.

-Estoy bien -contestó Gale resignado.

Si accedía ir al hospital era más bien para seguir a su compañera, no por sus propias heridas.

A Gale le importaban una mierda sus rasguños, apenas unos arañazos en el brazo y en la cara, nada comparado con lo ocurrido a Katniss. De todas formas quería acompañarla, de momento era el único que estaba allí, hasta que llegase Haymitch y su aluvión de preguntas.

Eso sí era verdaderamente odioso, ¿Cómo iba a explicarlo? Se suponía que estaban protegidos, que la misión no entrañaba riesgos, el aburrimiento y el sopor no podían ser considerados como tales. Ahora lo que realmente importaba era su compañera.

Al llegar al hospital empezaron a dolerle los oídos con la cantidad de personas a su alrededor, mientras conducían a Katniss, aun inconsciente, a una de las salas de urgencias.

Aunque protestando siguió a una enfermera que se empeñó en curarle sus malditos rasguños. Como él ya sabía no eran importantes pero no iba a discutir, permitió que le lavaran y desinfectaran las heridas, cuanto antes estuviera libre mejor.

Cuando por fin salió de la sala de curas se encontró frente a frente con su superior.

-Explícamelo todo -intervino Haymitch, evidentemente de muy mal humor y sin saludar previamente.

-¿Quieres la versión para todos los públicos o la de para mayores de dieciocho años?-preguntó sarcástico.

-Quiero saber qué coño ha pasado con vosotros dos.

-Bien -dijo con aire cansado- Hubo una explosión, nos pilló desprevenidos y una de las paredes hizo ¡pum!

-No es algo para tomárselo a broma, ¡Joder, Gale!

-No me ha hecho ninguna gracia, pero en estos momentos lo único que quiero saber es como está Katniss. Ni siquiera has preguntado por ella -le dijo en claro tono de reproche.

-Mientras a ti te ponían las tiritas de chico malo he hablado con las enfermeras, únicamente me han dicho que debemos esperar, están con ella en el quirófano. Así que tenemos tiempo.

-¿Es lo único que te preocupa? ¿Los detalles?

-¿Dónde vas? -preguntó Haymitch al ver que Gale le daba la espalda.

-Ahora necesito estar a solas con mi compañera -hizo una pausa- La señorita cafeína.

Gale se refugió en la cafetería del hospital, ahora notaba algo de dolor en el brazo derecho, quizás no había salido tan indemne como había creído, claro que sabía por experiencia que las molestias no se aprecian en caliente.

Llamó a la mejor amiga de Katniss por teléfono. Madge Undersee, una relaciones públicas, con la que había intentado ligar en el pasado, pero que le había dado calabazas, ahora se toleraban, medianamente bien, por Katniss. Bueno lo cierto es que seguía intentándolo periódicamente.

Madge apareció en menos de media hora, espectacular como siempre, no paró quieta hasta que todos la pusieron al corriente de los hechos: había que esperar.

Prefirió sentarse junto a él, en la cafetería, pues de todos los allí presentes era el único que conocía lo suficientes como para hablar.

Pero lo cierto es que no había mucho de qué hablar, Haymitch permaneció una hora más o menos en el hospital pero se excusó para atender otras obligaciones.

-Mantenedme informado -dijo.

Madge no sabía cómo sentarse, Katniss llevaba más de dos horas en el quirófano y nadie decía nada. Aunque siguió dando la lata a las enfermeras y el personal de recepción tuvo que admitir la triste realidad, tenían que esperar.

Hábilmente, bajo la atenta mirada de Gale, sacó su móvil y canceló varios de sus compromisos, él se lo agradeció en silencio. Eran los dos únicos allí presentes esperando noticias de Katniss. Lo cual, bien mirado, parecía triste.

Los padres de Katniss vivían fuera de la ciudad, pero lo curioso es que nadie, ni tan siquiera él, había pensado llamarles. Madge tampoco lo hacía. Curioso.

Gale sabía perfectamente la extraña relación de Katniss con sus padres, tantas horas en compañía, arrancaban algunas confidencias, pero poco más. El tema de los padres de ella era tabú.

Sabía que vivían en Manchester, su padre trabajaba en una mina y su madre era ama de casa. Tenía una hermana, más joven, que por lo poco que él había deducido era un bala perdida.

Bueno, ninguna familia es perfecta, bien lo sabía él, de padres divorciados, y con su propio fracaso matrimonial a cuestas. ¡Joder! Iba a cumplir dentro de nada los cuarenta y sólo le faltaba vivir de nuevo con su madre.

Déjalo, se dijo.

Ahora resultaba grotesco lamentarse de sus propios errores cuando su compañera de fatigas estaba en un quirófano.

-¿Estás bien? -preguntó Madge.

-Sí, ¿Por qué? -Gale la miró, evidentemente el cansancio iba haciendo mella en su rostro.

-Te conozco lo suficiente para saber que te estás haciendo el chico duro, pero la verdad es que creo que deberías preocuparte un poco más por ti mismo.

-¿A qué viene ahora ese repentino interés por mi persona? -preguntó arqueando una ceja.

-Simple y llanamente porque cuando Katniss despierte no quiero que se asuste al verte con esa pinta. Mi interés acaba ahí mismo. Chico malo.

Joder, Madge no bajaba nunca la guardia. Gale se hubiera echado a reír si no fuera por lo inadecuado de la situación y lo deprimente que resulta la sala de espera de un hospital.

Aceptó el consejo de Madge.

-¿Qué sugieres? -preguntó.

Madge era una experta en organizar situaciones peliagudas, en mantener la cabeza fría y sobretodo en abofetearle verbalmente, pero ya puestos ahora era su única compañía y no tenía precisamente la mente muy lúcida.

-Si no estás herido, lo cual hasta que hable con el médico que te atendió no pasaré por alto, te recomiendo encarecidamente que: uno vayas a tu… bueno a ese sitio que llamas apartamento y te des una buena ducha; dos, que te cambies de ropa si tienes algo decente que ponerte -dijo en tono bajito- Y regreses antes de una hora ¿Podrás hacerlo?

-En el fondo creo que te gusto -contestó irónico.

-No lo niego, el problema es ese, en el fondo, no sale a la superficie.

Gale se levantó de la súper incómoda silla de plástico para hacer exactamente lo que Madge le había indicado, vamos, como un autómata programado. Bueno, siendo justos, si lo hacía es porque estaba de acuerdo con ella. Otra cosa muy distinta es que lo admitiera en voz alta.

Madge se recostó en la silla de la sala de espera, algo cansada de estar ahí sin poder hacer absolutamente nada, veía pasar a médicos, enfermeras, celadores, bueno vio desfilar a todo el personal del hospital pero nadie se acercaba preguntando por los familiares de Katniss Everdeen.

Inquieta por naturaleza y decidida a no pasar más tiempo sentada, o medio tumbada, o de cualquier manera en la sala de espera se levantó encaminándose al mostrador de enfermería.

-¿Podría informarme sobre el estado de Katniss Everdeen?

-Aún no se sabe nada -respondió la enfermera de guardia sin tan siquiera mirar en el ordenador.

-¿Podría consultarlo con alguien?

-No.

-Disculpe, llevo aquí… -señaló la sala de espera- Más tiempo del que puedo precisar esperando noticias, supongo que algo se debe saber ¿No?

-No, hasta que el doctor Mellark no salga del quirófano.

-Genial.

Enfadada hasta el tope se volvió a la sala de espera, pasando antes por la máquina de café para por lo menos entretenerse con algo, cuando estaba a punto de coger el vaso de plástico alguien la asustó.

-Muy gracioso.

-Te la debía, bueno ¿Me das tu aprobación?

-Mira Gale, no soy tu madre, así que no necesitas mi aprobación. Ahora bien, por lo menos estás presentable.

-Gracias, mamá -se apartó esquivando una colleja- Ahora en serio, ¿sabemos algo? -preguntó sin rastro de cinismo.

-Inténtalo tú con la sargento-enfermera, utiliza tu encanto de chico malo, a mí me a mandado a la mierda, con educación, pero a la mierda.

-Vale, utilizaré mi… ¿Cómo hasta dicho…? ¿Encanto de chico malo? -Madge no respondió- No sabía que lo tenía, pero ahora que lo mencionas… ¿Funcionaría contigo?

-Déjate de tonterías y concéntrate en la enfermera, quizás consigas algo más que información.

-Gracias por preocuparte por mi vida social, mamá. -contestó escabulléndose antes de ganarse una buena colleja.

Sabía perfectamente que él no es que no tuviera encanto es que no lo necesitaba, por experiencia era más efectiva su acreditación para acceder a todos los lugares o para simplemente solicitar información. Además en caso de aparcar a un lado sus posibles, en teoría, encantos de cuasi cuarentón, y chico malo, (opinión de Madge) lo haría con alguien digamos…, más adecuado. Madge llevaba razón, no era una enfermera era la típica guardiana de un campo de concentración.

-Hola, soy Gale Hawthorne, compañero de la señorita Everdeen, necesito información… -le mostró su acreditación- Sobre su estado, llevamos aquí demasiado tiempo sin saber nada.

Aunque se esforzó, de verdad que lo intentó, por hablar en un tono suave, amistoso, formuló la pregunta con su tono habitual de investigador.

-El doctor Mellark aún sigue atendiéndola, no obstante, creo haber visto a la enfermera que le acompaña en la operación salir hace unos instantes, veré si puedo localizarla.

-Gracias, muchas gracias, señorita…

-Henderson.

-Gracias, de nuevo.

Le dedicó la sonrisa más falsa y más forzada de toda su vida. Y eso que a lo largo de su carrera como investigador había pasado por muchas situaciones incómodas. Encanto de chico malo ¡Ja!

-Tenemos que esperar.

-Ya veo lo bueno que eres sacando información -contestó Madge de forma amarga, se había tumbado de mala manera ocupando tres asientos- Supongo que las sargentos-enfermeras no se te dan bien.

-La enfermera que ayuda al doctor ya ha salido del quirófano, enseguida sabremos algo -contestó pasando por alto su comentario hiriente.

Gale siempre recibía los ataques verbales de Madge, más o menos, de forma neutra, cada uno conocía perfectamente de que pie cojeaba el otro, pero esta noche estaba especialmente nerviosa y eso hacía que sus comentarios fueran más mordaces, no iba a culparla por ello. Desde que comenzó a trabajar con Katniss y conoció a Madge, sabía que ambas estaban unidas íntimamente, incluso pensó en que esa relación no era sólo de amistad, al fin y al cabo eran dos mujeres solteras, mayores de edad y si querían ser amantes, pues adelante, una pena, la verdad, porque Madge estaba requetebién, una gran pérdida para el sexo masculino, pero que se le iba a hacer.

Afortunadamente para el sexo masculino en general, pero no para él en particular, a Madge le gustaban los hombres. Recordó aquella vez en que había quedado con Katniss a primera hora de la mañana para atender un caso y fue a buscarla, entró como siempre, con la confianza que tenían ambos, (hacía unos meses habían intercambiado las llaves de sus respectivos apartamentos por si surgía una emergencia) y al entrar en el salón encontró a Madge con un maromo (producto de intensivas horas de gimnasio y sobredosis de anabolizantes) enredados en el salón del apartamento de Katniss. Ni siquiera se fijaron en él, Katniss le hizo una señal desde el pasillo, se disculpó por no haberle avisado antes.

Gale no se quedó con las ganas de preguntar, en esa época estaba coladito por Madge (en la actualidad también, aunque ya lo estaba superando, más o menos) y aprovechaba cualquier excusa del trabajo para presentarse cuando ambas amigas habían quedado.

No sabía si Katniss se hacía la tonta, o se divertía con la situación, pero siempre le informaba con antelación suficiente de dónde iban a reunirse para que él pudiera actuar en consecuencia.

Katniss le hizo un resumen de porqué míster músculos aceitosos y Madge estaban en su salón, sobre su sofá, practicando algo parecido al sexo, ya que según opinión de Gale incluso a él que le gustaban las sensaciones fuertes aquello le pareció excesivo. ¡Madre de Dios!

Mientras su cabeza daba vueltas a estas cosas miró de reojo a Madge, allí tumbada de mala manera, eso sí, impecablemente vestida, estaba muy buena, ¡Joder si lo estaba! ya no le tiraba los tejos, ¿Para qué? Aunque no descartaba la posibilidad de pillarla algún día con la guardia baja y aprovecharse de ella. Katniss incluso un día le dio su bendición cuando salió el tema, "hazlo, si después eres capaz de enfrentarte a ella" le había dicho. Bueno ¿Y qué hombre no se enfrentaría a lo peor por tener una oportunidad con Madge Undersee? Claro, que por lo visto eran todos menos él, Katniss no se callaba las andanzas de Madge en lo que a aventuras sexuales se refería.

¿Soy un pervertido? Joder, estoy pensando en llevarme a la cama a la mejor amiga de mi compañera, estando está en un quirófano luchando por su vida. Vale cuando esto acabe, no sólo la llevaré a la cama, pensaré en el montón de perversidades sexuales que puedo practicar con Madge, siempre y cuando ella acepte, y si no es así siempre tendré tiempo e imaginación para perseguirla y perfeccionar en mi mente todas esas perversiones. ¡Basta!

-¿Se puede saber en qué estás pensando? Deberías verte la cara.

-Lo… lo siento, es que estoy demasiado exc… nervioso.

-Te entiendo -Madge se incorporó con esa gracia tan suya- Creo que tu informadora nos ha fallado.

Madge se acercó a Gale para cogerse de la mano, gran error pensó él, pero ella no podía ni imaginar lo que estaba pensando hacía un minuto, estaba claro que la chica sólo buscaba apoyo al mismo tiempo que lo ofrecía. Aparcó por un momento todas las fantasías sexuales para mostrarse únicamente como un buen amigo.

-Buenas noches, soy el doctor Mellark.

Madge se levantó como impulsada por un resorte, Gale también se incorporó pero aparentemente más tranquilo.

-Acabo de salir del quirófano -continuó el doctor- La señorita Everdeen está siendo trasladada a cuidados intensivos, las próximas veinticuatro horas son decisivas.

-Exactamente que le ocurre, perdone doctor… -Madge no le había entendido y ni mucho menos se había quedado con su nombre.

-Mellark, Peeta Mellark -miró a Gale que mostraba signos en su cara de haber estado en el accidente- Verá, su pierna derecha está bastante dañada, pero aunque le costará recuperar la movilidad completa eso es lo que menos me preocupa.

-¿Y eso no le parece importante? -chilló Madge.

-¡Tranquilízate! -intervino Gale- deja que acabe.

-Gracias. Lo más preocupante es el coágulo que se le ha formado en el cerebro, eso es potencialmente peligroso -se pellizcó el puente de la nariz- Esperemos que con la medicación el propio cuerpo vaya reabsorbiendo el coágulo y así puede recuperar la consciencia.

-¿Está en coma? -preguntaron Gale y Madge a la vez.

-Sí, me temo que sí, está sedada para que no sufra ningún dolor y pueda descansar, así los medicamentos surtirán mejor efecto, de todas formas, como ya les he dicho, no podemos hacer otra cosa que esperar al menos veinticuatro horas para ver la evolución y saber con más precisión como pueden desarrollarse la situación.

-Esperar, esperar… Siempre dicen eso ¡Qué originales! -explotó Madge.

-Perdone doctor Mellark -intervino Gale mirando a Madge para que mantuviera la boca cerrada

-¿Podemos verla?

-¿Usted ha sido atendido adecuadamente? Veo que también salió herido de la explosión.

-Sí, no se preocupe por eso. Ahora me gustaría… -Madge le tiró del brazo- nos gustaría verla.

-Esperen un instante por favor.

-¿No cree, Doctor Mellark, que ya hemos esperado bastante por hoy? -preguntó Madge haciendo hincapié en el nombre del médico que antes había olvidado.

-Madge… -advirtió Gale- Disculpe, esperaremos aquí sus noticias -le tendió la mano- Gracias por todo.

-Sí, gracias -recalcó Madge al ver como el médico se alejaba.

-¿Esas son tus habilidades sociales? ¿Así trabaja una relaciones públicas? ¡Joder estoy impresionado!

-Vete a la mierda, Gale, llevo aquí Dios sabe cuánto tiempo, apenas nos dedican unos minutos y esperas que me quede calladita, pues me niego -dijo mirándole fijamente.

Mierda, está divina, así con los brazos cruzados sobre el pecho, apretándose las tetas, ya de por sí llamativas. ¡Frena!

-Mira, si sigues con esa actitud tan despótica lo único que vamos a conseguir es que nos den una patada en el culo y nos nieguen la visita, por si no te habías dado cuenta ninguno de los dos somos familiares directos de Katniss, así que no me jodas y compórtate, no tengo ganas de enseñar mi acreditación policial para pasar a verla y en el caso de tener que hacerlo no te incluiría a ti como acompañante. ¿Entendido?

-Uuuh, impresionas cuando hablas así, chico malo -Madge entendió perfectamente el razonamiento de Gale- Vale, vale, no más pullas por hoy, seré un ejemplo de cordialidad y amabilidad. Pero mañana ya veremos -masculló entre dientes.

-Síganme, por favor -les interrumpió el doctor Mellark.

-Gracias doctor, esto… Peeta -contestó Madge con una angelical sonrisa que derretía al más pintado, Gale se abstuvo de reír; cuando quería, Madge era única y por eso la deseaba, entre otras cosas.

Si, es cierto, he regresado al mundo de la adaptación. (Por llamarlo de algún modo). Ya probé suerte antes, y la verdad es que me quedó un regustillo muy bueno y me prometí a mi misma que si encontraba otra historia que me cautivase de igual manera la adaptaría a alguno de mis personajes favoritos para que todos pudiesen disfrutar con ella. ¡Y aquí estoy de nuevo!

Lo verdad es que esta vez me ha costado bastante decidirme, porque no sabia si hacerlo o no. ¿Y si queda muy cutre? ¿Y si la historia no encaja con lo que todos tenemos idealizado en esos personajes? ¿Y si meto la pata?... uff lo pensé mucho, mucho pero que mucho y al final dije: ¡Que mierda, hay que agarrar al toro por los cuernos!

Y... ¡Tachan! Este es el resultado.

Bueno, bueno, ahora toca lo difícil: ¿Qué tal las primeras impresiones? Os gusta.

Ya se que aun es pronto para que podáis decidir si es un bodrio o un milagro divino pero, yo personalmente no me enganche hasta el segundo capitulo, y en el tercero perdí la cabeza jaja. Solo espero que os convenza este capítulo y queráis seguir leyendo para que os pase como me sucedió a mí.

Esta escritora en particular me gusta bastante, ya he leído alguno de sus libros y son bastante entretenidos y muy divertidos. Siempre tienen ese toque de humor y drama que hace que la historia no sea la típica romanticona o la subidita de tono irreal y perfecta. Tiene un toque de humor que te hace pensar que quizás con un poquitín de suerte a ti te puede pasar. Jeje. Además me encanta como describe a sus protagonistas. Nunca recae en los mismos rasgos, cada uno es diferente. Y me encanta.

Personalmente os la recomiendo.

Ahora si, sin mas dilación, me despido. Nos leemos pronto.

¡Paz y Amor!