En el reino Hagane, había paz y tranquilidad…por lo menos para el príncipe.

El rey, cuyo nombre era Ryo-sama, debía dejar el trono pronto, siendo el príncipe Ginga el quede al poder. Pero había un problema, no podía subir al trono, sin una reina.

Ninguna princesa era de su agrado:

-Pecho plano

-Mucho pecho

-No se depiló

-Muy Gorda

-Muy Flaca

-Aburrida

-Ríe mucho

-Ridícula

-Muy Seria

-Labios muy grandes

-Nariz fea

-Nariz gorda

Y así sucesivamente iba juzgando a cualquier chica que se le ofreciera.

Un día de lluvia, llego al castillo una persona encapuchada, temblando, buscando un refugio.

-¿?: *toca la puerta*

-Ginga: Padreeeeeee! La puertaaaaa!-

-Ryo: ¡No puedo ahora! ¡Hay problemas en el pueblo!- dijo yéndose por atrás.

-Ginga: Tsk ¡Siempre ocupado!- dijo lanzando a Pegasus hacia la puerta, la cual termino destruida.

-¿?: *mira al bey* Gracias- dijo con voz ronca, y pasó.

-Ginga: Que quieres súbdito?-

-¿?: ¿Puedo pasar la noche aquí?- dijo sin sacarse el abrigo y sin dejarse ver la cara.

-Ginga: Dormirás en el piso-

El hombre hace una reverencia y se sienta en el suelo, todo mojado.

-Ginga: Tsk, asqueroso fugitivos- dijo yéndose con una presa de pollo en la boca- ¡Hay que matarlos a todos!-

-¿?: *levanta la cabeza* Pues, hay muchos problemas últimamente…- dijo tratando de no levantar la voz, y luego pensó: -Mientras el príncipe come tranquilamente-

-Ginga: No sirven para nada, solo para sembrar, cosechar y molestar pidiendo limosna en el castillo- dijo comiendo, ahora, una langosta, la cual se veía deliciosa.

-¿?: Tsk…-dijo mientras se paraba y se mordía el labio- Me sorprende que este tan flaco, Señor…come bastante…-

-Ginga: Es porque sus cultivos son tan pobres que hay que comer demasiado para llenarse- dijo con la boca llena.

El fugitivo se acercó al príncipe, le acaricio el cuello de una manera asesina y dijo: -Usted tampoco hace nada para ayudar…-