Espero que realmente les guste esta historia, como yo disfruto al escribirla.
PRÒLOGO
Era una noche hermosa. El viento golpeaba ligeramente, el aire olía a flores y a una reciente lluvia; no había luna, pero si cientos de estrellas que dominaban el cielo. Un enorme castillo similar a una cárcel del medioevo se veía por detrás, pero todos sus habitantes se encontraban en una reunión en el bosque. Una enorme fogata se encontraba cerca de los magos, dándole al ambiente un aspecto de secta satánica. Que seguramente sería lo que pensaría que es un muggle, si pasara por ahí.
- La primera prueba del día es: Obtener los cuernos de un graphorn, con un límite de tres hechizos. Recuerden que no pueden repetir.- el maestro de ceremonias rió estruendosamente, mientras veían que alguien traía una jaula gigante.- Alexandra, por antigüedad, vas primero.
Alexandra amaba esas fiestas. Era la forma de los aurores de probar a sus alumnos, y también era para liberar la tensión que se producía día a día. A pesar de ser la más pequeña, también era la que más tiempo había estado allí, por lo que estaba segura de que no iban a ser suaves. Se sonó los dedos, recordando lo que había aprendido sobre los graphorn hace un año. Era fácil dejarse engañar por ese aspecto desnutrido y pálido, pero por sus brazos podía verse el duro entrenamiento al que había sido sometida desde pequeña. Rasguños, cicatrices, moretones...de hecho, de haber vivido en la Edad Media, esas podrían considerarse tranquilamente marcas de guerra. "Pan comido", dijo en un susurro.
Liberaron a la criatura en medio del bosque, y la joven se movió con una increíble velocidad hacia éste. A unos metros de él, se subió a la copa de un árbol, apuntó con la varita y gritó "¡Immobilus!". Lamentablemente, no estaba lo suficientemente cerca, y no consideró que era una raza que repele la mayoría de los hechizos...se tenía que arriesgar, y ya había utilizado uno de los hechizos. Saltó a un árbol cercano, y cuando estuvo segura, le saltó en el lomo. Estaba terriblemente irritado, y no paraba de cabrear, entonces se aferró con las piernas fuertemente, y como pudo, le cortó los cuernos con una daga. Saltó rápidamente, ya que el animal estaba furioso de dolor y la comenzó a correr. En ese momento, se da vuelta y lo apunta con la varita, de repente, el animal comenzó a balancearse y calló. Corrió lo que le quedaba del tramo hasta entregarle a Krab el cuerno y sonrió cansada.
- Creo que estoy fuera de forma...-Alastor la golpeó en la cabeza y le dió unas palmadas.
- Albus¿todavía crees que es mala idea? Esa niña...es un arma mortal. Cualquier otra pequeña de doce años no se atrevería a hacer lo que ella hizo...pero lo perfecto, es que ella no sufre ningún tipo de prejuicios, por que no lo sabe.- Dumbledore se retiró, para no tener que seguir escuchando las barbaridades que ese hombre decía, para ir a felicitar a la jovencita.
- ¡Albus! No lo había visto... ¡se perdió el festín!-
- Tuve trabajo que me retuvo en Hogwarts...estuviste muy bien allí
- Alastor me ha preparado para cosas peores- Dumbledore había visto en todos estos años incrementar la cantidad de heridas en su piel. Había estado encerrada allí desde su tierna infancia, preparándose, y había tratado de visitarla cada vez que podía. Simplemente no podía dejar de pensar en el hecho de que era sólo una niña, aún cuando la reciente hazaña le demostrara lo contrario.
Habían pasado tres años desde ese día, y cuando Alastor Moody apareció en su oficina, supo que eso fue lo que siempre había estado esperando.
- Quiero inscribir a Alexandra Rabley en el próximo año de Hogwarts.
