-Edward mmm no pares ahh….mmmh- los gemidos, susurros y respiraciones agitadas se oían y parecían hacer eco en la mente de aquella muchacha de ojos y cabellos chocolates que observaba como aquellos dos cuerpos se acoplaban con bestialidad en el desierto vestidor. Sus ojos la sorprendieron no derramando ni una lagrima con aquella inaudita escena frente a ella, y su boca tomo vida propia, componiendo una sonrisa torcida, similar a la que aquel chico solía mostrarle, solo que cargada de ironía y oscura satisfacción; si, satisfacción, porque sus lagrimas por aquellas personas habían terminado, y porque descubrió que cualquier amor que hubiese podido sentir se había esfumado junto a las salinas gotas que en algún momento recorrieron sus mejillas sin ser ella capaz de detenerlas. Hoy estaba más segura que nunca de que la decisión tomada era la correcta. Salió de aquel vestidor rápida y silenciosamente, para que ellos no se percataran de su presencia, dando un último vistazo a aquellas dos personas que seguían su violenta danza profana en el sucio suelo, como animales, bruscos y locos por saciar sus prohibidos deseos. Isabella Swan abandono la habitación dejándolos tras de sí, a su novio, Edward Cullen, a quien creyó alguna vez el amor de su vida, y a su mejor amiga Rosalie Hale, a quien siempre había considerado una hermana, aquella que, irónicamente, la abrazaba aquellas noches en que el llanto se apoderaba de ella y, acariciando sus castaños cabellos, le susurraba palabras de aliento y maldecía a Cullen por lastimarla, por engañarla… ¡que increíble y fabulosa actriz! ¿Quién hubiese siquiera podido imaginar que ella era con quien su amor se revolcaba?
Bella se encamino a La Push, con una idea fija en su mente, sonrió feliz al ver aquella pequeña cochera donde desde hace tiempo encontraba tranquilidad, desde la lejanía escuchó el golpeteo de unos platillos, que hizo que corriera para llegar lo más rápido posible a su paraíso personal, porque después de todo ella también tenía un pequeño secreto, y Edward Cullen y Rosalie Hale se iban a enterar de el muy pronto…
Continuara…
Hola! ¿Cómo están? Sé que deje mil cosas a medio camino, y la verdad, no creo que vaya a terminarlas ahora, siento que estoy en otra etapa de mi vida, y mi enfoque sería demasiado diferente. Hasta ahora estuve escribiendo romance, romance y mas romance, ¿cierto? Siento que todo este tiempo estuve escribiendo para Disney, no me malinterpreten, sigo amando mis anteriores historias, solo creo que tal vez siempre he escrito historias que hacen que parezca que la felicidad siempre depende de encontrar un príncipe encantado y ser felices para siempre, llenos de hijos, y no es así, en la vida creo que la mayoría habrá, o va a, besar muchos sapos hasta encontrar a aquella persona especial, y cuando la encuentren, van a notar que posiblemente no sea un Romeo, un Edward Cullen o un Fitzwilliam Darcy, porque nadie es perfecto. Así que quise dedicar un tiempito a esto, a escribir esta mini historia que iré subiendo para recordarles que nadie más que ustedes pueden hacerse felices, porque la felicidad depende de uno mismo, no de los demás.
Sin más, me despido hasta el próximo capítulo.
P.D.: I'm Back! :D ^^ los extrañaba muchísimo.
