PIENSA ANTES DE ACTUAR, NO SABES CUÁNDO SE PODRÍA REPETIR LA HISTORIA

CAPÍTULO I

Un nuevo aire de paz se respiraba en Edo, porque después de la guerra, que le costó muchas bajas a la humanidad; al fin Edo quedó completamente a manos de los humanos.

Y ¿qué mejores manos que las de la hermana pequeña del anterior Shogun Shigeshige? Ella junto con sus aliados se encargaron de levantar el Bakufu y ahora es la primera mujer Shogun, con su asesor Nobunobu; estaban llevando a Edo a un progreso enorme.

Pero la perfecta Shogun de Edo tenía una sola debilidad. Ya fuera por su envidiable físico o su despistada forma de ser, era la adoración de la mandataria.

−Hola Soyo~ −saludo carismáticamente irrumpiendo una sala del palacio.

−¿Kamui san cuándo llegó?−interrogó preocupada, según la información proporcionada él llegaría al anochecer y así tendría tiempo de arreglarse.

−¿Quién es él?

−¿Por qué le habla con tanta confianza a la Shogun?

−¿cómo puede irrumpir este lugar sin que Shogun le reprenda?

−¿Y los guardias?

Comentarios así eran los que murmuraban los presentes en la reunión, sólo pocos sabían de la existencia de esa persona.

−Jum −intentó llamar la atención la mano derecha de Soyo pero los presentes simplemente lo ignoraron −¡Jum! − Ahora su llamado era más fuerte, pero todos tenían su mirar fijo en el intruso.

Soyo solo bajo la mirada, estaba feliz que esa persona hubiera llegado antes pero que empezaran a murmurar no era nada bueno y eso no pasó desapercibido para el recién llegado.

−Hola~, −saludo con su característica sonrisa −. Si se preguntan por sus guardias están haya fuera derrotados, si vienen a este castillo no deberían traer gente tan débil, no saben cuándo este lugar podría ser tomado por los piratas del Harusame −. Su sonrisa ahora mostraba sadismo total y su sed de sangre, casi todos los presentes salieron corriendo de ahí, menos quienes ya conocían a esa persona y su gran sentido del humor.

−Genial, nos vamos cinco minutos por algo de comer y un inmigrante ilegal arruina la reunión del Shogun. −Ahora en la puerta se encontraban dos policías uno vestido de negro y otra de blanco.

−Aunque eso se puede significar que la reunión ya acabo y podemos regresar a nuestro descanso −comentó la policía para retomar el camino de donde había llegado −. Iré por las donas a la cafetería.

−Disfruta las donas Nobume san −exclamo el rubio mientras se posicionaba a lado de la general apaciguador de bárbaros −. Esperó que haya tenido buen viaje Kamui san. Nos vemos después Soyo sama, Okita dono por favor no se distraiga de sus deberes −solicitó para después abandonar el lugar.

−Creo que es hora de que yo también me vaya, la bestia se sulfura si no llegó a comer. Cuñadito te encargo la seguridad de la princesa −exclamó mientras caminaba a la puerta.

−Te mataré −respondió.

−Luego, creo que tienes problemas más grandes. −Antes de dejar la habitación señalo a su jefa.

−Soyo, ¿Estás enojada que llegará sin avisar? –Se acercó más a ella y agarró sus hombros con las manos.

−...−No hubo respuesta alguna.

−¿Soyo? −cuestionó mientras se ponía a su altura y la miraba directamente a los ojos, pensó por un momento que estaría enojada por haber interrumpido la reunión pero en su rostro se denotaba una gran sonrisa.

−Gracias Kamui san, corriste a esa gente sin que yo tuviera que ensuciarme las manos −. Ahora no solo sonreía también reía a grandes carcajadas −. Tenía tiempo que me quería librar de esa gente que no estaba haciendo nada por el país, y tú solo tuviste que llegar y espantarlos con el Harusame. − La cara de la joven estaba tan roja de tanto reír −. Las caras de los tipos cuando se fueron eran como si se fueran cagar encima.

En momentos así, era cuando el sadismo de esa pequeña persona salía a flote, así que no le quedaba otra opción que acompañarla en su risa.

−Me imaginó que debes estar cansado de largo viaje Kamui san, ¿qué tal si ahora vamos a comer? − Ya no había rastro de la burla que emanaba su rostro. Ahora sólo estaba esa tierna sonrisa que exclusivamente le dedicaba a él.

−Si −asintió mientras su antena capilar se movía para arriba y abajo como si ella también estuviera confirmando.

Ambos salieron del salón y recorrieron los extensos pasillos del palacio. Algunos saludaban cordialmente al invitado especial de la mandataria al cruzarse con él en el camino, mientras que otros evitaban mirar al joven chico que caminaba en silencio detrás de la joven. Lo cierto era que todos los miembros al servicio de la líder sabían quién era ese sujeto y todos hacían la misma pregunta: ¿Cómo pudo esa tierna joven lograr una relación tan cercana con el más peligroso pirata del Harusame?

−¿Hay algo de lo que tengas apetito? Puedo pedir que lo preparen para ti−. Cuestiono pensativa la joven mientras caminaba delante de él.

−Lo que sea está bien, tengo mucha hambre−respondió de una forma animada, Soyo soltó una leve risa.

−Kamui san siempre tiene hambre−comentó mientras continuaba con su risa.

Sentados en un largo comedor, cubierto en su totalidad de distintos guisos para el disfrute de ambas personas. Pero se podía apreciar que era solo uno el que devoraba sin educación ni modales en la mesa toda la comida ahí servida, mientras que la otra sólo lo admiraba.

−Kamui san tu apetito siempre me ha sorprendido –comentó cuando él estaba tragando el último bocado del último plato.

−La comida de la Tierra es de lo más rico y comer sin preocuparme de que alguien va a venir a quitarme mi comida, es de lo mejor –respondió mientras le sonreía.

−Me alegra que le haya gustado Kamui san. –Le correspondió la sonrisa. −¿Por cuánto tiempo se quedará? –Lo preguntaba para calcular cuánto tiempo estaría ausente de sus deberes de gobernante y planear sus posibles paseos.

−Esta vez vine con el permiso de Abuto, como no ha habido mucho movimiento en el espacio me dejó venir. Creo que será aproximadamente una semana.

−¿Una semana? –La felicidad de la de azabaches cabellos casi se podía palpar, era el tiempo más largo que él se había quedado en la Tierra. Pero así como subió exponencialmente bajo a causa de sus pensamientos. –Pero dudo que Kamui san se quede todo el tiempo conmigo, también debe ir a ver a Kagura y estoy segura que buscara pelea con Okita san.

−Si una semana. Puedo quedarme a dormir aquí, ¿verdad? –El rostro de la pequeña señorita frente a él se coloreó de carmesí.

−Cla… cla… claro−tartamudeo por pensar que dormirían bajo el mismo techo, un techo demasiado grande; pero a final de cuentas era el mismo. –Diré que te preparen una habitación de huéspedes −. La noche ya se estaba asomando por la ventana y lo mejor era descansar; él debía estar cansado por el viaje.

−Quiero una cerca de la de Soyo. −¿En qué momento su cuerpo fue rodeado por los fuertes brazos de él? ¿Desde qué momento empezó a tener ese tipo de confianzas con ella?

−Está bien –se zafó de ese agarre lo más pronto que pudo. Su corazón no resistiría ese tipo de acciones. –Sígueme.

Salieron del comedor, que después de que ellos abandonaron dicho lugar empezó a llenarse de servidumbre. Caminaron otro tramo más de ese largo pasillo para dirigirse a otra sección del enorme castillo.

−Esta va a ser tu habitación Kamui san –indicó cuando se hallaban frente a una puerta corrediza de madera, − mi habitación es la siguiente; me encuentro disponible después de la nueve de la mañana. Que pase buenas noches –se despidió mientras caminaba hacia sus aposentos.

A los cuales se adentró para despistar a su visita, pues tenía cosas pendientes que hacer, si quería estar con esa persona especial para ella durante toda su estadía en la Tierra.

−Nobunobu san. –Tocaba delicadamente la puerta de su mano derecha, él único que le soportaba sus constantes pensamientos de enamorada hacia el joven amanto y a la vez el que intentaba hacerla recapacitar que él no era un buen partido.

−Soyo sama –exclamó sorprendido mientras abría la puerta. −¿Se le ofrece algo?

−Kamui san se va a quedar toda esta semana –confesó en un murmuro apenas audible para su interlocutor.

−Va a querer que le ayude a las actividades que correspondan esta semana, ¿verdad? –Le sonreía tal cual hermano mayor comprensivo que va a cubrir la travesura de su hermana.

−Puedo ayudarte con el papeleo de siete a nueve de la mañana y de siete a nueve de la noche. –Está bien que quería pasar el mayor tiempo con su invitado, pero no podía descuidar sus deberes de gobernante.

−No hay nada importante durante esta semana, tómeselo como unas vacaciones –le sugirió −, si hay algo que ocupemos su presencia tendré que irrumpir alguna su cita con Kamui dono. –La cara de la mujer frente a él empezó a tomar matices rojos demasiado intensos y juguetear con sus dedos. Ni pareciera que fuera la líder de un país entero, sino una joven enamorada.

−Cualquier cosa traeré el teléfono encendido. –Fue lo último que dijo, antes de emprender camino a su alcoba.

Tal vez pensarían que ella estaba loca o sufría de amnesia, ¿Por qué cómo podía tener a dos hombres que eran un riesgo para ella y sus seres queridos en el pasado bajo su mismo techo?

La respuesta era fácil de comprender, o así lo veía ella, después de la gran guerra contra el ejército de liberación de altana; cualquiera que luchara por el planeta podía considerarse como un aliado fuera facción Tokugawa, facción Hitotsubashi o Amanto. Al final de cuentas peleaban por el amor hacia ese planeta azul. Y ahora por eso quienes antes eran sus enemigos; ahora uno era su actual mano derecha y asesor mientras que el otro era de la persona que estaba completamente enamorada.

N/A: Este fic empezó siendo una colaboración entre la mitad de the sun is silent, pero a final de cuentas seré yo quien lo termine :V, aunque la idea del desarrollo de historia nos corresponde a ambas, yo solo escribiré.

Jefa este está dedicado a usted :3, me encorazona.