Solo Yo
Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima
Este drabble participa de la CI Pairing Cup, del foro Cannon Island
Pareja: StinGue
Extensión: 563 palabras.
Ronda: 2
Solo Yo...
Te Cocinare
[Rogue]
Yukino es la encargada de hacer los postres para los integrantes del gremio, pero cuando él dice que quiere comer cosas dulces, a mí no me queda más remedio de dejar lo que esté haciendo e ir a la cocina. Tal y como sucedió ahora, que a él, Sting Eucliffe se le antojo comer un poco de dulce.
La maga celestial, Yukino sonríe cuando ve que paso a su lado para ir a la cocina y la verdad no sé si su reacción sea en si de burla o bien, porque le causa gracia los gruñidos y murmullos extraños que voy lanzado, mientras va a cumplir un capricho que nadie me obligo a realizar.
Odio cocinar, en especial si se trata de hacer cosas dulces, pues el ver y comer tanta azúcar me hostiga de sobremanera; aun así, cuando se trata del maestro hago una excepción.
Por alguna extraña razón, mientras sea por Sting a mí no me importa estar horas en la cocina, ni tampoco el tener que mezclar un puñado de ingredientes que suelen ser hostigosos para mi paladar. Tanto así que en muy poco tiempo que el rubio lleva de maestro, ya he hecho galletas, chocolates y en una ocasión hasta un pastel, todo con tal de cumplirle el gusto a mi falso gemelo.
Varias horas después, Cheney termina su dulce —y empalagosa— labor y va en búsqueda de Sting para entregarle su antojo. En esta ocasión, el joven maestro opto por unas galletas, pero como no suele gustarle las cosas simples, las pidió con muchas chispas de chocolate.
Las indicaciones que me dan mis compañeros, conducen hasta la oficina del maestro. Entro sin avisar, porque sé que Sting me tiene la suficiente confianza para permitirle esas faltas de respeto.
Al cruzar el umbral de la puerta, lo primero que noté es que Sting no está trabajando.
Por su parte a él, se le iluminan los ojos al verme, o mejor dicho, al ver lo que llevo, dejando así el juego que mantenía con una pelotita de papel.
—Ten. —Le digo, entregándole lo que tanto le gusta. Sé que soné rudo, pero el chico frente a mi sabe el por qué.
Y él. Él solo agranda su sonrisa, al tomar sus preciadas galletas. Las huele y saborea con solo verlas, dándome la impresión de que Sting en realidad es un niño en cuerpo de adulto.
—Gracias. —emite luego de saciarse del olor de sus galletas.
—No hay de qué. —respondo para dar por terminada la conversación.
—Si hay de qué. Gracias por hacer lo que no te gusta —aclara—, pero sobre todo gracias por hacerlo por mí.
Sus palabras me molestan, porque me ponen nervioso y lo único que atino es a decir lo primero que se me viene a la mente:
—Ya quisieras que fueran por ti. —solté, desviando la mirada de él y su sonrisa burlona.
—No me gusta que mates la magia con tus comentarios amargos, Rogue.
Me encojo de hombros y ante ese gesto, Sting me lanza la pelotita de papel con la que jugaba antes.
—Me voy a limpiar el desastre que hice gracias a ti. —informo, antes de salir de su oficina e ir a cumplir con lo dicho.
Porque en realidad no me importa pasar horas limpiando o cocinando, ya que solo yo sé que lo hago para ver a Sting feliz.
Notas de la Autora:
Solo diré una cosa:
Soy una horrible persona que muchas veces no entiende estos temas. Normalmente me guío por la lógica e investigar mas del tema se me complico.
Fin.
