Sumary: La primavera siempre vuelve a florecer. Mae-Ri por traviesa termina siendo la elegida por Kerberos, pero ser una Card Captor nunca es sencillo sobre todo si no eres el candidato favorito. ¿Tendría algún plan Sakura para su sucesora?
Basado en el manga/anime Sakura Card Captor de las increíbles CLAMP.
ADVERTENCIA: Este fic es la continuación de mi otra historia "¿Quiero estar contigo?" No es necesario leerlo para disfrutar este fic, pero si lo deseas puedes hacerlo:)
Cuando la nieve se derrite se convierte en primavera, esta siempre se derrite, siempre, dando paso a una otra ansiosa estación que florecerá de mil y un colores. Nunca te aferres al frío invierno porque algo nuevo está por comenzar.
Capitulo 1.- El libro rosado.
El pequeño guardián descansaba sobre la portada del libro rosado. Seguro que siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, o que al menos ya habían pasado varios años.
Casi olvidado en un pedestal especial, polvoriento; alimentándose de la magia que su antigua dueña le había dejado como un bebe dentro del vientre de su madre.
Atrapado en alguna fantasía esperando el momento de empezar nuevamente. Un nuevo ciclo.
De pronto un chasquido le hizo despertar de aquel sueño eterno. Como si fuese la princesa de algún cuento y le despertaran con un beso, tan repentino y tan esperado.
Abrió de apoco los parpados y divisó una habitación donde no recordaba haber estado y una niña totalmente asustada.
- ¡No puede ser! – se escuchó finalmente el agudo grito de la niña que parecía haber contenido pero al final no lo logró.
Después que el libro se sellara junto al guardián solar, se decidió (ignorando un poco los comentarios del ambarino) que el próximo en la línea de sangre heredaría el libro y pasará de padre a hijo hasta que un día se logre romper el hechizo que evita abrirse.
El ambarino estaba seguro que el próximo dueño ya estaba elegido y que eso de la línea de sangre no tenía ninguna importancia, pudiera que por azares del destino fuese el mismo que los conciliarios eligieron, pero también podría ser cualquier otro. Solo se necesita poseer la sangre de Sakura para poder usar las cartas con buen control.
Pero bueno, al menos evitaría una pelea familiar fuerte.
El día había llegado, todo mundo se encontraba ansioso. La gran ceremonia se estaba llevando a cabo en ese momento y todos los invitados estaban presenciándolo desde el primer momento, menos una.
La pequeña hija de los Shaw de tan solo 13 años entraba a hurtadillas al enorme y hermoso salón. Sus altas y medianas coletas le estorbaban mientras agachaba la mirada para así sentir que nadie le veía, sus ojos (ámbar como los de su abuelo) intentaban encontrar el lugar donde se supone debía estar desde hace una hora.
Le tomó un poco de tiempo llegar hasta el frente donde estabn sentados sus familiares. Su madre solo le dio una mirada estricta, pero pronto se volvió al escenario nuevamente y la pequeña ambarina también.
Ren Hai, el primer hijo de Li Raiden, al fin tenía la edad suficiente para reclamar los poderes que encierra el Libro de Sakura.
Y mientras más se acercaba el joven de cabellos café oscuro más inquieta se ponía la ambarina. "¿¡Cómo era posible que no se hayan dado cuenta aún!? Maldito sea el candado que no quería volver a cerrar" Se lamentaba mentalmente, nunca debió ser tan curiosa como para escabullirse y faltar a la gran ceremonia solo para poder ver el libro de cercas… igual y su primo pudo habérselo prestado más adelante, pero no Shaw Mae-Ri tenía que verlo y tocarlo con sus propios ojos y manos antes que nadie.
¿Qué cómo resultó?
Bueno, digamos que casi muere por la sorpresa ante la aparición de un peluche amarillo que salía precisamente del libro que sostenía en sus manos, el cual nunca debió haberse abierto en primer lugar. Ella juraba que fue un simple accidente, no estaba segura de cómo se había abierto, pero lo hizo.
Arrojó nuevamente el peluche dentro del libro y lo cerró con fuerza como si así se lograra volver todo a la normalidad. Ignorando completamente los gritos y las palabras del pequeño guardián.
Como escuchó que alguien se acercaba colocó nuevamente el libro en su lugar y corrió fuera de ahí.
En resumen eso fue lo que había ocurrido.
En el instante en que su Bisabuela le entregaba el libro rosado a su primo se moría de los nervios. ¿Qué pasará cuando se den cuenta? ¿Qué le harán? "Me matarán, me matarán, me matarán" pensaba mientras se volvía loca con la idea.
- Mae-Ri ¿Qué te ocurre? – preguntó la mujer a su lado al ver a su hija tan intranquila.
- Bueno… es que yo – sabía que al menos debía ser honesta con su madre, igual ya estaba a mitad del discurso de su bisabuela de ser descubierta.
- ¿Qué hiciste ahora, Mae-Ri? – preguntó presuntuosa como siempre su "querida prima" Ai, hermana de An, Long Shei y de Ren.
- Nada, Ai – contestó molesta.
- … usa estos poderes con sabiduría y responsabilidad, procura el bienestar de cada una de las cartas y obedece a los mandatos de tus guardianes quienes se encargaran de guiarte en tu misión. Acepta este regalo como el legado de la maga más poderosa y tu propia abuela Li Sakura – y si, finalmente terminó de hablar y el temido momento había llegado.
El joven de dieciséis años sostuvo el libro rosado y su cara se llenó de susto y después de desconcierto. Mae–Ri creyó que ocultaba una risita.
La ya vieja Ieran Li se mostró muy molesta e indignada.
- ¿Quién fue? – Preguntó con autoridad a los presentes - ¿Quién fue tan descarado para hacer una cosa así?
La pequeña ambarina estuvo por levantar la mano aceptando su culpa cuando la anciana mostró el libro a los presentes.
Sí era rosado y gordo como el libro de las cards, pero la portada no mostraba algún felino feroz alado, sino más bien un tierno y afelpado perro blanco y en vez de Sakura como titulo solo había un gran y caricaturesco "¡Woaf!".
La pequeña de cabellos chocolates bajó la mano, eso no lo hizo ella ¿o sí? Ella solo abrió el libro… ¡Espera! Seguro que el guardián Cerberos se enojó con ella por encerrarle de nuevo en el libro que hizo eso para que la castigaran más duramente.
- [Me van a matar, me van a matar, ¡Estoy más que muerta!] – se torturaba mentalmente.
Su abuelo se le acercó con su típico rostro frío y duro y supuso que era ya la hora de su muerte.
- Mae-Ri, ¿Sabes lo que pasó con el libro? – o su abuelo había adquirido la capacidad de leer mentes… ó ella era demasiado obvia.
- Bu-bueno es que yo – tartamudeo mientras buscaba dar una buena respuesta, tal vez por ser su nieta querida le perdonaría y todo iba a estar bien, tal vez.
Mientras balbuceaba una que otra palabra miraba a todas partes como si así buscara la respuesta, fue cuando lo sintió.
Una sensación extraña y a la vez familiar que le dejaba una sensación de Déja-vu. Sintió la necesidad de salir corriendo en busca de ese "algo" que parecía llamarla sin importarle su madre, su padre o su abuelo, y así lo hizo. Una voz tan suave e insistente. Casi pudo reconocerla, la tenía en la punta de la lengua.
- Esa voz, esa voz es de… - se dijo a sí misma tratando de recordar mientras seguía corriendo como si su vida dependiera de eso.
- ¡Acaso estas loca, niña! – salió disparado un peluche amarillo frente a ella haciéndola retroceder.
- ¡Woa! – gritó ante el susto que le provocó el guardián.
- ¿Cómo pudiste hacerle eso al poderoso Kerberos? – le regañó.
- ¿Ker-Kerberos? ¿Esta cosa? – Respondió sorprendida.
- ¿Cómo que esta cosa? Chiquilla tonta – se mostró furioso – no sé porque pero me recuerdas a alguien ¿Cuál es tu nombre?
- Mae-Ri, Shaw Mae-Ri.
- Shaw, eh – se puso pensativo - ¡Espera, ¿qué es esa extraña sensación?! – reaccionó.
- Es lo que trato de averiguar – la joven reanudó el paso y salió corriendo seguida por el peluche amarillo - ¿Tienes idea de lo que es?
- Son las cartas.
- ¿Qué cartas? No me digas que las cartas Sakura por favor – rogó.
- ¿Las conoces? – preguntó inocente mientras volaba al lado de la ambarina.
- ¡No! ¿Por qué me pasó esto? – lloriqueó.
- Como sea, ¿Quién las está usando? Las perdí de vista los diez minutos que me tomó encontrarte y ya alguien las tiene – comentó preocupado.
- Es lo mismo que yo quiero saber, se suponía que ahora deberían estar en manos de Ren, pero alguien se las robó.
- ¿Las robaron? No, alguien que no posea la sangre de su antiguo dueño no puede…
No prosiguió, pues al abrir la puerta que los llevaba a la azotea se toparon con un muchacho quien se encontraba parado sobre el barandal muy tranquilo. Era un joven de unos quince años, de cara aniñada aún y de cabello descolorido. Examinaba sin mucho interés el libro y las cartas en él.
- ¿Qué haces? Devuelve eso – le exigió la pequeña de largos y lacios cabellos.
- ¿Quieres esto? – dijo sin mostrar ninguna emoción.
- Eso no es tuyo, estamos en plena ceremonia y… - la pequeña fue interrumpida.
- ¡Trueno! – mostró la carta que tenía en la mano y sin más la activó.
- ¡No lo hagas no podrás controlarla! – advirtió el peluche pero fue algo tarde.
Unos cuantos rayos salieron disparados cercas de la pequeña ambarina.
- ¡Oye ¿qué intentas hacer?! ¿Matarme?
El joven sonrió de una manera un poco siniestra y siguió calmado hasta que de la carta salió disparado un enorme lobo de electricidad.
- Séllalo de nuevo, es la verdadera forma de la carta trueno – contestó el peluche.
- Trueno ve tras ella – ordenó sin muchos ánimos.
La pobre ambarina corrió despavorida al ver la feroz mirada del lobo eléctrico.
- Esfera del rubí dame tu protección – Sacó de entre sus ropas una esfera color rojo oscuro la cual se activó con su voz.
Una luz envolvió al electrizante lobo haciéndolo retroceder hasta regresar como carta.
- A salvo – dejó salir un suspiro de alivio la pequeña.
- Deja de darle ordenes a las cartas ¡No podrás controlarlas! – le advirtió el pequeño guardián al joven en el barandal
Sus enigmáticos ojos grisáceos les desafiaron a ambos.
- No cualquiera puede controlar las cartas, ni si quiera por ser un mago muy poderoso.
- Eso ya lo veremos – sacó otra carta mas pero la ambarina no le dio tiempo de invocarla.
- Devuélvelo, eso es de Ren Hai – se arrojó contra él esperando así alcanzar el libro y arrebatárselo, pero olvidó un pequeño detalle.
- Espera niña ¡Woa! – Evidentemente el niño perdió el equilibrio y cayó al vacío.
Y encima de él iba la ambarina.
Él se sorprendió ante la cercanía y por unos segundos ambos quedaron en blanco.
- ¡Mae-Ri! – El peluche fue a su rescate y la tomó de su blusa, ella le tomó la mano al joven de ojos grises y al quedar colgando todas las cartas cayeron al suelo.
El peluche hizo un gran esfuerzo para soportar el peso de ambos y regresarlos a la azotea, mientras los dos jóvenes miraban como las cartas danzaban a todas direcciones.
Al llegar a la barda una mano cálida la cogió, y al mirar el rostro de su rescatista la cara se le iluminó ¡Era su querido primo!
- ¡Ren! – sonrió enormemente mientras se forzaba para subir junto con aquel molesto niño.
- Pero se puede saber ¿qué estaban haciendo? - le llamó la atención.
- Lo siento es solo que… ¡El libro! – Volvió a dar una mirada rápida al suelo que estaba a muchos pisos de ellos.
- ¿Libro? No me digas que tú tenías el libro –preguntó algo extrañado.
- No, yo no… lo que paso fue que – intentó dar una buena explicación cuando, mirando a todas partes como siempre, fue cuando notó que el pequeño de ojos grises había desaparecido y el libro se encontraba olvidado en el suelo – ¿a dónde se fue? – tomó el libro ya vacío - él dejó caer todas las cartas al suelo.
- ¿Lanzaron las cartas? Debemos ir por ellas – el joven de ojos verdes bajó corriendo por las escaleras de la mano de la pequeña ambarina olvidándose del desaparecido.
Al llegar a la calle comenzaron a juntar las pocas cartas que había a la vista, teniendo unas cuantas Mae-Ri y otras tantas Ren Hai.
- Estas no son ni la mitad, las cards son muchas más– comentó triste la joven de coletas castañas.
- Seguro que se volaron o alguien más las tomó sin saber que era – supuso el joven de cabellos castaño oscuro.
- ¿Qué haremos?
- Tendremos que buscarlas, lástima que se esté haciendo tarde – miró el cielo – pronto oscurecerá.
- Es cierto – lo imitó y notó que el sol estaba por ocultarse.
- Deja busco al abuelo para que nos diga que hacer – volvió a la sede del concilio justo en el momento en que un peluche alado bajaba el edificio volando.
- ¿Ya recogieron todas las cartas? – llegó optimista el peluche.
- Bueno, la verdad es que... – le mostró las cartas que tenía, que a decir verdad no eran tantas.
- ¿y las demás? – preguntó inocentemente.
- Bueno unas se las llevó Ren y las demás…
- ¿Si? – preguntó despreocupado.
- Se-se perdieron – comentó deprimida.
- ¿Cómo que se perdieron? ¿Sabes lo que ocurrirá si alguien más las encuentra? Terribles desgracias a este mundo, ¡terribles! – Admitió con pánico – Será mejo que me ayudes a encontrarlas todas.
- Si, si lo haré no te preocupes, solo deja que regrese Ren y las buscaremos.
- No hay tiempo ¡Regrésame el libro!
- ¿Por qué lo quieres? – comentó dudosa.
- ¿Cómo que por qué? ¡Dame! – Le arrebató el rosado libro – Párate derecha frente a mi – ordenó el peluche.
- ¡S-si! – asintió y se colocó rígida a unos pasos del pequeño guardián.
– Llave del sello – llamó de forma ceremoniosa y de una burbuja que salió del cerrojo apareció una pequeña llave de estrella - aquí hay alguien que está dispuesta a recibir esa misión, es una niña y su nombre es Mae-Ri – mientras hablaba el peluche comenzaba a resplandecer mas y mas - llave bríndale tus poderes a esta joven ¡LIBERATE! – Una poderosa luz que cubrió todo alrededor de la joven casi impidiéndole ver.
Frente a ella, por lo poco que observó la llave comenzó a alargarse hasta tomar forma a lo que parecía ser una clase de báculo o bastón, No era tan grande como podría verse en los retratos de su abuela, pero se parecía un poco.
Por instinto la joven tomó aquel objeto luminoso y se sintió un poco extraña al tacto.
- Listo, ya eres toda una Card Captor – comentó una vez que la luz que los envolvía se había extinguido.
- ¡Hoe! – se sorprendió al darse cuenta de la situación ¿¡Cómo terminó ella siendo la elegida!? - ¿Y que se supone que haré con esto? – comentó aún atónita agitando el bastón.
- Con ello te será más fácil invocar las cartas bajo tu poder y podrás sellarlas si estas llegarán a activarse – le explicó brevemente.
- Pero ¿Por qué yo? – comentó aún atónita.
- Tú fuiste quien abrió el libro y quien las perdió – recordó - la verdad es que el nuevo dueño de las cards ya está previsto pero no creo que haga daño si hay una Card captor extra – comentó alegre como siempre.
- Claro que ya hay un dueño, ese es Ren.
- ¿Ren? ¿Li Ren Hai? – Comenzó a recordar - ¿Qué relación tienes con él?
- Es mi primo.
- ¿En serio? ¿De casualidad tienes padres que provengan de la familia Li?
- Mi mamá es Tei Li – comentó con un poco de duda ¿Por qué tantas preguntas?
- Si eres una Li tendrás menos problemas de controlar las cards – le explicó.
- ¡¿Me diste la llave sin saber si era una descendiente o algo?! – no supo si enojarse o si solo regañarle – ¿Entonces eso de que solo los Li pueden controlarlas es una mentira?
- ¡Por supuesto que es verdad! Poseer sangre de la antigua dueña Sakura es necesario para usarlas, por ello es que con el tipo ese eran tan débiles – se mostró nuevamente molesto con el joven de cabellos descoloridos.
- ¿Débil? Casi me mata con trueno – comentó sorprendida.
- Imagina todo lo que pueden hacer con el dueño correcto, es por ello que son tan preciadas – le explicó.
- Por eso lo mejor era que le dieras la llave a Ren, en la ceremonia – intentó convencerlo.
- ¿Por qué tienes tan poca confianza en ti misma?
- No es eso, es solo que siento que yo le robé el libro – admitió culpable – y ahora por mi torpeza las cartas están perdidas.
- ¿Te refieres a esto, primita? – La hermosa Ai mostró entre sus dedos una alargada tarjeta rosada.
- ¡Esa niña tiene una! – se sorprendió el peluche.
- ¡Ai, devuélvemela! – comentó molesta, no es que odiase a su prima, solo que por alguna razón no se llevaban tan bien.
- Tengamos un combate, tú también tienes unas, quien gane se quedará con la carta de la otra – le retó.
- Si usan las cartas sin reclamarlas primero no podrán controlarlas del todo – les advirtió el guardián, pero como siempre fue ignorado.
- Acepto- comentó confiada la ambarina.
- ¡Apuesto a Flecha! – reveló la identidad de la carta y una figura femenina salió flotando de ella.
- ¡Viento! – convocó la carta con solo su mano olvidando usar el báculo.
- ¿Para qué te di el báculo si no lo usarás? – le reprimió.
- Ups, lo siento – le sonrió nerviosamente al peluche.
- Flecha ve por ella – ordenó la joven de cabellos lacios y casi dorados.
- Viento, derriba sus flechas.
Con velocidad la carta de la joven de cabellos claros atacó pero viento fue más hábil y giró sus flechas a su atacante. Ágilmente Flecha esquivó con éxito todas y se dispuso a atacar nuevamente, pero le fue imposible al ser envuelta con gracia por la carta viento que la dejó inmóvil hasta regresarla a carta.
- ¡Bien hecho! – comentó entusiasmada la ambarina.
- ¿Cómo es posible? Carta débil – se mostró furiosa la joven de catorce años.
- La antigua dueña de estas cartas le bastó con mencionar una para sacar volando todas las cartas y estas no pueden ni tener un duelo decente, el poder en la familia Li ha decaído notablemente – se deprimió el peluche.
- ¡Cállate muñeco! – se enfureció la chica de lacios y claros cabellos.
- ¿Qué estás haciendo, Ai? – Intervino su hermano – regrésame todas las cartas Sakura que tengas.
- Déjame en paz Ren, si Mae-Ri puede tener unas ¿por qué yo no?
- Por qué no y ya, no te pongas pesada.
- ¡Mae- Ri! – les interrumpió una voz ronca a lo lejos.
- ¡Abuelo! ¡Bisabuela! – gritó alegre al reconocerles, pero al instante comprendió que ellos no compartían su felicidad.
- Mae Ri ¿Qué ha pasado? – le preguntó el abuelo con su semblante serio y los tobillos de la ambarina temblaron.
La pequeña de coletas castañas tartamudeaba tomando con fuerza su báculo cuando su querido primo de cabellos negros habló.
- No es culpa de ella, un intruso fue quien tomó el libro Sakura y dejó el otro como una broma pesada – la defendió serio como solía ser en ciertas ocasiones.
- ¿En dónde está el libro, Ren? – preguntó su bisabuela Ieran.
- Aquí esta – se les acercó el peluche flotante con el libro en sus manos – y el culpable era un tipo raro, pero el muy cobarde se ha escapado –comentó enojado.
- Kerberos, veo que has despertado ya – dijo en forma de saludo la mujer de coleta alta y negra.
- No importa que estés por cumplir los ochenta, sigues siendo un mocoso ¡No puedes ni cuidar de un simple libro! – se burló del viejo ambarino.
- Ese es tu trabajo – comento serio como siempre pero era evidente que contenía el enojo.
- ¡No quieras echarme la culpa! – gritó furioso.
- Por lo que veo has elegido a la pequeña Mae-Ri – La anciana ignoró la discusión anterior y miró fijamente a una asustadiza ambarina, más bien al báculo que parecía usar de escudo.
- Me vi en la necesidad de elegir a alguien pronto, ella debe tomar la responsabilidad por esparcir las cartas por toda Hong Kong.
- ¡Que yo no fui! – lloriqueaba la joven del bastón en forma de estrella.
- Lo mejor será que Ren Hai te acompañe en todo lo que dure esta misión – decidió repentinamente y nadie pudo contradecirla – por ahora es todo.
La mujer de blanca tez se retiró seguida de su hijo.
- Por lo visto la elección de Kerberos no le sorprendió ¿Ya sabía usted que la elegida sería Mae-Ri? – le preguntó serio.
- Sabía que hoy despertaría, pero confiaba en que sería Ren Hai a quien le sería dado la llave – comentó seria.
- ¿Sigue con esa absurda idea de mantener el libro bajo el apellido Li? – frunció el seño – Que Mae-Ri también es una Li.
- Por supuesto que lo es, me preocupa donde podia terminar el libro en un futuro - admitió - las cartas pueden verce dulces e inocentes, pero eso dependerá de su dueño al final de cuentas.
- ¿Crees que Mae-Ri se corromperá? - comentó incredulo.
- Las cartas son muy poderosas, solo espero que quien las posea las use sabiamente.
-Ella lo hará - comentó el ambarino confiado.
Tras de ellos la discusión familiar continúo.
- ¿Estas contenta ahora, Mae- Ri? – comentó cruzada de brazos la joven de cabellos claros.
- Ya déjala en paz, Ai – le regaño su hermano mayor.
- Ella dice ser inocente, pero todos vimos que llegó tarde a la ceremonia – le acusó – justo antes de que comenzara el problema.
La ambarina solo se deprimió sabiendo que era verdad.
- ¡Yo buscaré las Cartas por mi cuenta! Tú no mereces tenerlas – se auto proclamo Card Captor la joven de cabellos claros.
- Eso no puede ser – le contradijo su hermano de cabellos oscuros.
- Por supuesto que sí – intervino el peluche - Podríamos poner esto más interesante – comentó divertido el peluche flotante.
- ¿A qué te refieres? – preguntó la ambarina y todo mundo le miró sorprendidos.
– Es obvio que ninguno tiene suficiente magia como para manejar todas las cards de golpe, ¿Por qué no mejor todos, compiten por ver quién se queda con las cartas? Todos pueden ser Card captors y ya será Yue quien les juzgue – les plateó el pequeño guardián.
- Por mi está bien– comentó animada la joven de cabello suelto.
- Bueno ya que se soluciono todo, vamos a comer– comentó feliz el peluche - ¡Ah! Una cosa más, no se les olvide poner su nombre a cada carta que encuentren así ella sabrá quién es su dueño.
- Oye ¿no nos darás un báculo como a ella? – comentó molesta la joven de cabellos claros y largos.
- Solo tengo uno, llegaste tarde niña.
- ¿Cómo vamos a sellarlas sin eso?
- Ese es trabajo de Mae-Ri, así que si me disculpan me gustaría ir por un rico postre – se mostró contento mientras volaba en dirección desconocida – Vamos a que me compres un pastelillo Mae- Ri.
- ¡¿Hoe?! – exclamó la ambarina.
- Antes de eso – les detuvo el joven de cabellos oscuros.
El joven le entregó las siete cartas que logró encontrar.
- ¡No, pero esas son tuyas… yo no! – tartamudeó la joven de coletas.
- Estamos juntos en esto de todos modos – le sonrió.
- P-pero aún así – el joven tomó las cartas que ella tenía y comenzó a escribir algo en la parte inferior de todas.
"Mae-Ri & Ren Hai"
- Supongo que así las cartas sabrán que ambos somos sus dueños – le entregó las cartas ya con sus nombres.
- Si – se alegró ante la idea.
- Nunca antes las cartas habían tenido dos dueños, será mejor que sean un buen equipo o las cartas sufrirán mucho – aconsejó el peluche mirando el nombre en las cartas.
- ¿Sufrirán? – se preocupó la ambarina.
- Si, por ejemplo si Ren Hai le pide algo pero tú le pides que no lo haga o que haga otra cosa – explicó – la carta no sabrá a quien debe escuchar y se hará un gran problema.
- No te preocupes, somos un gran equipo – le dijo con una sonrisa al peluche y le guiñó el ojo a la ambarina.
Esta solo pudo sonrojarse.
Y así nació el primer equipó cazador de cartas. La ambarina simplemente no supo cómo reaccionar ante ello ¿Debería estar feliz o preocupada?
¿Sabrá manejar adecuadamente las cards hasta que el tan esperado elegido aparezca?
¿Qué hará si no?
- [Abuela Sakura, espero no decepcionarte] - pensó rendida ante la idea de ser la sucesora a Card Captor.
Y es que más que feliz o emocionada, se sentía un tanto presionada ¿Y quién podría llenar los zapatos del legendario mago Clow, o de la poderosa Li Sakura?
El peluche solo la miró alegre como siempre e intentó no pensar en ello por ahora, además seguro el vencedor sería su preciado primo y no ella.
Mientras tanto a lo lejos, en un ponto donde ellos no podrían verle pero él sí que los veía, el joven de cabellos descoloridos y ojos grises los miraba atentamente.
Un ligero sentimiento de melancolía le recorrió el cuerpo y se alejó de ahí.
- Es por eso que me pediste que robara el libro – le dijo a alguien que no se encontraba físicamente pero sabía que le escucharía, o al menos eso quería pensar – ¿Qué otras cosas tendrías en mente?
Mientras tanto en el concilio se celebraba una junta de emergencia.
Todos los conciliaros y algunos magos importantes (que convenientemente ya estaban reunidos por la ceremonia del joven de ojos esmeraldas) estaban en aquel salón.
- El libro ha sido abierto nuevamente, mucho antes de lo que pensábamos – comentó un hombre de voz gruesa.
- Las estrellas ya lo habían advertido, por eso creíamos sería el hijo de Raiden – comentó otro de los presentes.
- Hay que concentrarnos en lo primordial – La vieja Ieran interrumpió a los escandalizados ancianos – Es un hecho que Mae–Ri es la elegida por Kerberos, pero ella no tiene la preparación necesaria.
- Dudo mucho que la habilidad si quiera – comentó arrogante la mujer – No es ninguna niña sobresaliente hablando de magia.
- Hay que destacar que es buena alumna – comentó pensativo un hombre moreno.
- ¡No se concentra en ninguna clase! – volvió a atacar la mujer mayor de cabellos oscuros.
- No nos desviemos – calmó nuevamente a la multitud – es asunto aquí es como deberíamos reaccionar ¿Realmente será Mae–Ri la nueva poseedora de las cartas?
- ¿No confías en tu propia nieta, Ieran? – comentó maliciosa la mujer mayor.
- Creo que tiene un gran potencial, pero es un diamante en bruto – aclaró – esta vez no hablamos de una chica en particular, cualquiera que tenga sangre de la antigua poseedora de las cartas podría ser el siguiente, tiene mucha competencia.
Todo mundo asintió en silencio pensando principalmente en el joven de ojos verdes.
- Puede que malgastemos tiempo en esa jovencita – comentó uno de los hombres presentes – si le damos mucha importancia y alguien más resultará vencedor será una decepción muy grande para todos, sobre todo para ella.
- En ningún lugar dice que el elegido de Kerberos tiene que ser el nuevo dueño – concluyó otro.
- Creo que Mae–Ri tiene lo necesario para vencer a Yue llegado su momento – prosiguió el ambarino – Sabemos que estas cosas no están dadas al azar, no existen aquí ninguna casualidad, si Mae–Ri tiene el libro es por algo.
- Es lindo que defiendas a tu nieta Xiao Lang, pero hay que enfocarnos en los hechos – insistió la morena – Mae–Ri no es para nada la persona que esperábamos.
- No es por ser su abuelo, Eiza – la mujer le miró directamente al hacer mención de su nombre – Pero lo mejor es darle la oportunidad, Sakura no tenía ninguna preparación y resultó ser una gran Maga.
- Por supuesto que fue una gran bruja – enfatizó la ultima palabra y se cruzó de brazos molesta – Pero tampoco fue un modelo a seguir, de poderlo evitar se hubiese elegido a alguien más.
- Ese es el punto, no es algo que se pueda evitar – se puso serio – No está en nuestras manos, entiéndanlo.
- Si es posible – la morena se levantó de su silla – qué tu hallas cedido una vez no tiene nada que ver – Acto seguido abandonó la sala.
- Lo mejor será que mientras se elige al portador de las cartas se les otorgue un tutor a tus nietos Li – habló serenamente Feng – no es por dudar de la pequeña Mae-Ri, pero tampoco hay que subestimar a los demás, tienes unos niños muy talentosos.
- Será lo mejor hasta ver lo que pasa – sentenció el ambarino.
- Será peor así – murmuró alguien para sí pero lo suficientemente alto como para que le escucharan en ese silencioso salón.
Ya entrada la noche, en su habitación, la joven de cabellos largos y ligeramente ondulados se veía inquieta a pesar de estar dormida. No se quedaba quieta ni por un momento y parecía sufrir.
Un montón de imágenes aparecían disparadas que casi ni se podía ver una cuando ya había otra encima.
Lo único que alcanzó a ver fue un edificio, a ella misma, un ave gigante, un tigre alado, algo azul cielo y algo color miel.
-"La elección es inevitable, el poder incalculable, la luz tu salvación" – Resonaba la oración en su mente.
- La elección… inevitable, la elección es inevitable – balbuceaba entre sueños - ¡Inevitable! – despertó de un saltó y con un gran dolor de cabeza, siempre le ocurría lo mismo con ese tipo de sueños.
Un complicado rompecabezas, un enigma ¿De qué le servía poder ver el futuro si no lograba entender lo que veía en sus premoniciones?
- ¿Elección? Elegir qué cosa – se puso algo pensativa tratando de armar un rompecabezas de mil piezas con solo dos: elección e inevitable – Todas las elecciones son inevitables, esa oración no me ayuda en nada – sintió pena de sí misma - ¿había algo mas o solo era eso?
Miró el libro rosado que descansaba en una mesita chaparra un poco alejada de su cama en esa habitación tan grande y sonrió resignada.
- Seguro debe tratarse de las cartas Sakura – se sintió satisfecha con esa respuesta por parte de sí misma y se echó la sábana encima nuevamente dispuesta a regresar a soñar deseando que no sea otra rara e incompleta premonición - Supongo algún día podré ver el futuro claramente – se dijo para si antes de quedar dormida nuevamente.
…
TINKER_RE: ¡Volví! Jujuju espero les guste esta nueva historia, para quien aún no lo sepa esta sería la segunda parte de mi fic "¿Quiero estar contigo?"… nunca creí hacerle segunda parte pero no resistí, la idea volaba sobre mi cabeza y sería un desperdicio no compartirla. Y si no han leído el fic ¡No importa! Esto es para que todos lo disfruten, el fic anterior está basado en el anime y en los datos del manga que no se mostraron en la pantalla chica, así que no deberían por que sentirse perdidos. Aunque cualquier duda pueden preguntar.
(Aclaro que Yukito se quedó con Touya todos estos años, pero su relación les dejaré que la piensen como mas les plazca ;D).
La protagonista es la nieta de nuestra querida brujita Sakura, al igual que ella puede ver el futuro, pero pueden notar que son muy diferentes entre si. Por ahora les explicaré los lazos de familia para que no se revuelvan con tanto personaje nuevo… y es que nos saltamos una generación, va así:
Syaoran y Sakura tuvieron tres hijos en este orden (según mi fic n.n): Shana que sería la mayor, Raiden quien sería el heredero y Tei Li (la más importante en este fic).
Shana es esposa de Guo Zedong y da luz a Yunno y a Fuha
Raiden, casado con Sueyin tiene por hijos a Ren Hai (el heredero), Ai (la niña un tanto… caprichosa), An (un año menor pero inseparable de Ai), y Long Shei (el pequeño travieso).
Y por último tenemos a Tei Li quien es la madre de Mae-Ri y esposa de Shaw Liu.
Suficiente por ahora, ya les conoceremos más adelante… bueno a algunos más que a otros.
Y descuiden seré más responsable esta vez ;DD
Gracias por tomarse la molestia de leer el capitulo y espero les guste :3
Con cariño Tinker-chan.
