Sueños

Disclaimer: todo pertenece a George R. R. Martin.

Esta historia es un regalo para Lucy, administradora y reina indiscutible del foro Alas negras, palabras negras. Quería escribirte sobre Jaime porque creo que es un personaje que te gusta y salió esta cosa extraña, culpa de su escasa longitud al esceso de exámenes y la falta de inspiración, pero quiero que sepas que está hecho con todo el cariño. Eres una de las mejores personas que he conocido en esta página, por no rendirte con el foro incluso cuando hemos estado casi ausentes o cuando el tiempo, o más bien la carrera, no te ha permitido pasarte todo lo que querías; pero sobre todo por estar ahí siempre con una palabra de ánimo y con algo bonito que decir ya sea en un review o en un confiesa. Espero que disfrutes de esta volada que es casi más corta que la nota de autor.

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–Yo quería ser como tú –dice el niño –Eras mi héroe.

–Nunca quise ser el héroe de nadie–Contesta el caballero –No sé por qué la gente se empeña en atribuirme papeles que yo nunca he deseado.

–¿acaso tú no tenías sueños? –Y su voz está llena de inocencia y a la vez de sabiduría –¿Acaso no deseabas lo mismo que yo?

–Sí –Y en su voz hay pesar, más del que él mismo creía sentir –Hubo un tiempo en que tú y yo tuvimos los mismos sueños, pero luego descubrí que la realidad nunca es como la soñamos.

–Yo también lo descubrí –Y hay un rastro de reproche en su mirada –Tú me lo enseñaste al tirarme de esa torre.

–Lo sé –Mas no hay ni rastro de culpabilidad en sus ojos –Hice lo que tenía que hacer y no me arrepiento.

–Entonces –Y la sonrisa del niño es amarga –¿Por qué sueñas conmigo?

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–Siempre pensé que llegarías lejos – dice el dorniense –que se contarían leyendas sobre ti y se compondrían canciones en tu honor.

–¿Acaso no he llegado lejos? –Responde el león –¿acaso los hombres de todo el reino no conocen mi nombre?

–También Criston Cole es conocido por todos los hombres –Su tono es severo –La fama no es sinónimo de virtud.

–¡Yo no soy Criston Cole! –Su tono es iracundo –¿Tan mal concepto tienes de mí?

–Solo era un ejemplo –su gesto es apaciguador –Pero no me negarás que no eres precisamente el caballero Dragón.

–¿Ah no? –Su gesto pretende ser burlón, pero se queda a medio camino entre la ira y la tristeza –Ambos nos hemos follado a una reina y da la casualidad de que en ambos casos se trata de nuestra hermana. ¿No te parecen suficientes rasgos en común?

–Dímelo tú –Y su semblante permanece impasible –Tú eres el que está soñando conmigo.

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P.D: abrazos de Mormont.