Comentarios del autor:
Bueno, supongo que será el primer fic que escribiré seriamente, es decir escribir hasta acabarlo. Espero. Está dedicado a la pareja de Pandora y Radamanthys en un universo alterno… bueno no tan alterno porque sigue la línea del tiempo de la serie. Si a los espectros se les permitiera vivir otra vez, siguiendo sus vidas humanas, ya sin la intervención de Hades ¿Qué ocurriría? Especialmente cuando tenemos a un Wyvern con asuntos pendientes y a la dama del inframundo sin los recuerdos de su pasado? Intenté no hacer demasiado fuera de contexto a Pandora, pero ella tiene una nueva vida, bueno supuesta nueva vida gracias a Hades, donde no recuerda quien fue, en cambio los espectros si lo hacen.
Espero que sea de su agrado y cualquier inquietud en los reviews, van a aparecer algunos personajes inventados que son necesarios para el transcurso de la historia y que creé de golpe, odienlos o ámenlos como deseen xD
Y que lo disfruten, aquí el primer cap.
Saint seiya le pertenece a Kurumada Masami.
Capítulo 1
Era un poco más de las cuatro de la tarde en Berlín, la fría capital alemana por la cual pasaba un terrible aguacero que mantenía a todos sus habitantes metidos en sus casas, oficinas o algún otro lugar que sirviera de resguardo para la incesante lluvia. El pronóstico del tiempo para toda la semana era el mismo, el invierno estaba a punto de llegar y este año sería especial por el intenso frio y las precipitaciones las cuales en algún momento se convertirían en nieve. En uno de los edificios que hacían parte del concurrido centro de Berlín, un par de jóvenes se encontraban trabajando en sus computadoras, con el golpeteo de la lluvia sobre el vidrio, acompañadas de un café y escuchando la música que una emisora local colocaba, aquellas baladas poperas que con letras sin sentido conseguían un boom en todo el mundo pero al final empezaban a aburrir.
- ¿Puedo cambiar la emisora? Empiezo a odiar que pasen la misma canción miles de veces un mismo día. – preguntó la joven de cabellos castaños y ojos negros que tenía una expresión de fastidio en su rostro.
Sin embargo su compañera de cabellos negros y largos no le respondió, sus ojos de color violeta estaban perdidos en algún punto de la pared y se notaba que su cuerpo estaba allí presente pero su mente divagaba por otro lugar.
- Hey… tierra llamando a Pandora. – la chica le hacía señas pero la aludida no respondía. – Pandora… responde… Pandora… -
Aunque haya recuperado mi cuerpo y mis poderes, por la gracia de mi hermano no puedo invocar nuevamente una guerra. A pesar de que recuperé a mi ejército ahora todos son mortales y sus poderes han sido sellados, al menos en la mayoría exceptuando a los jueces quienes gozan de una parte de su cosmos…. Pandora, a pesar de lo que ocurrió he decidido perdonarte, sin embargo sabes demasiado como para permitirte ir así como así. He charlado con los dioses gemelos sobre este asunto y serás libre al igual que los demás, pero no recordarás nada de lo que ocurrió y nunca jamás en la vida volverás a las ruinas de Heinstein, si algún día lo haces morirás y yo prescindiré de tu ayuda, aunque hayas sido mi heraldo desde las primeras guerras santas. Estas palabras te las dejo por si algún día mi poder sobre ti llega a desvanecer…
- ¡Pandora! – gritó la chica de cabellos castaños, lo cual hizo que la peli negra pegara un brinco al ser asustada de esa forma y que unas cuantas hojas que tenía entre sus manos terminaran volando por los aires.
- Effi ¿Qué te pasa? Me has pegado un gran susto. – Exclamó Pandora – Mira que desastre. –
- Es tu culpa. – Respondió la castaña – Nuevamente te has puesto así… toda rara con la mente en quién sabe dónde y no me respondías, estás extraña últimamente ¿Estás bien? ¿Algo ocurre? De verdad me preocupas…-
- No es nada. – negó con la cabeza mientras recogía las hojas tiradas en el suelo– Sólo estaba pensando en las cosas que debo hacer y este clima no me ayudará para nada… - observó la ventana y como las gotas de agua caían sobre esta.
- Yo creo que tienes demasiado trabajo y deberías descansar. No sólo estas revisando un manuscrito para ser editado, sino que realizas las revisiones de dos nuevas ediciones de dos novelas. – Effi se acercó a la máquina de café y sirvió un par para ella y su compañera. – Y aparte de todo tienes ese diplomado al que te metiste como una demente… Pandora deberías pensar en que también debes descansar. –
- Yo estoy bien. – recibió el café de su amiga y tomó un sorbo. – No necesito tiempo libre, no tengo en qué invertirlo… prefiero mantenerme ocupada.-
- Siempre dices lo mismo… - bufó Effi – desde que te conocí en segundo año de la Universidad siempre inventas la misma excusa. Yo se que el hecho de que no tengas familia es difícil, pero deberías empezar a pensar que tienes una vida y debes disfrutarla como se debe. Eres una chica joven, talentosa y muy linda. Recuerdo todos los que querían salir contigo en Humboldt y tu nunca hiciste algo al respecto – sonrió levemente – no quiero decir que debas tener algo con el primero que aparezca, pero deberías dejar de ser tan borde y buscar a alguien… no quiero que mi amiga termine como una solterona desperdiciando toda su vida por quien sabe que. –
- ¿Terminaste? Madre… - respondió burlona Pandora – Contigo no tengo la necesidad de extrañar a una madre, te comportas como una. Effi, hemos hablado de esto muchas veces y no tengo que preocuparme al respecto y no lo necesito. Mejor deberías prestar interés en tus asuntos, como entregar esa reseña antes de las seis y ya van a ser las cinco, el jefe no aceptará que le lleves cualquier cosa como la última vez. –
- Eres insoportable – entrecerró sus ojos y suspiró pesadamente – odio cuando tienes razón, mejor termino esto y dejo de convencerte de tener una vida, eres un caso perdido. –
Pandora le sonrió amablemente, acomodándose en su silla y siguiendo la lectura del manuscrito que había empezado ayer, el libro trataba de una historia de desamor ambientada en el renacimiento, el cual a pesar de ser correspondido por las circunstancias de los protagonistas no podía ser posible. No es que le desagradara aquel género romántico, pero la lectura se le hacía pesada con esas historias, llegaban a aburrirla sin contar que Effi apareciera imaginando lo genial que sería tener a un chico que te quisiera locamente. Pandora la había conocido en sus años de universidad, ya que la joven fue la única chica que se acercó a ella de forma desinteresada y sin sentir celos por la joven, la mayoría de sus compañeras la detestaban, ya que creían que Pandora era arrogante y pretensiosa pero su carácter frio y distante. La terquedad e insistencia de Effi le permitieron conocer a la amable e inteligente joven que era Pandora. Además de que se convirtieron buenas amigas y fue el apoyo de Effi cuando su padre murió de cáncer hace un par de años. Al graduarse de literatura y letras Pandora consiguió rápidamente trabajo con una editorial en la cual logró recomendar a su amiga y enrolarla para que trabajaran juntas, siendo un buen equipo de trabajo, a pesar de llevar apenas juntas en la editorial seis meses.
Mientras tanto en un apartamento en el oeste de Londres, tres hombres se encontraban sentados en un enorme sofá viendo la televisión, acompañados de unas cuantas cervezas y varios bocadillos. El singular trío, conocido anteriormente como los jueces del inframundo ahora disfrutaba, junto al resto de espectros resucitados de sus vidas originales, las mismas que llevaban hasta el momento en que Hades apareció y los llamó para luchar bajo sus filas. Pero que ahora gracias a las bondades de la victoria de Athena y la intervención de Zeus podían disfrutar de sus vidas mortales gozando de aquellos recuerdos cuando fueron vasallos del dios del inframundo. Aiacos, Minos y Radamanthys lograron conocerse antes de que Hades despertara, compartían la misma profesión (siendo abogados) y en teoría disfrutaban juntos de sus vidas, como viejos amigos después de cinco años de que ocurriera todo aquello.
- ¡Que porquería! Ese árbitro no sabe lo que es un claro fuera de lugar, la acción era totalmente válida. ¿Qué clase de tipos colocan ahí? – bufaba Radamanthys frente al partido de futbol que observaban.
- Pues obviamente no a una persona como tú, totalmente calificada para dirigir un partido. – exclamó burlón Minos quien tomaba un sorbo de su cerveza.
- Cállate Minos. –
- Jajajaja Vamos hoy alguien se levantó del lado equivocado de la cama… espera pero siempre te levantas del lado equivocado, ¿Ahora qué te pasó para que estés de peor humor del acostumbrado? – preguntó el Noruego.
- Lo botó la chica del bar – respondió Aiacos con aburrimiento.
- Ella no me botó, yo la boté a ella… ¿Y a ti que te importa? –
- Vaya… otra vez le dijiste Pandora cuando estas a punto de venirte? Hahahahahahaha! – Minos soltó una enorme carcajada para luego esquivar un puñetazo que venía directamente a su rostro por parte del rubio.
- ¡Cállate imbécil! Detesto haberte contado eso, pedazo de idiota. – Radamanthys estaba furibundo, tomó a Minos del cuello de la camisa, pero a punto de lanzar un segundo golpe la mano de Aiacos en su hombro lo detuvo.
- Deberías calmarte e ir a dar una vuelta, el otro día los vecinos se quejaron del ruido y no quiero mudarme OTRA VEZ – recalcó – por las peleas entre ustedes dos. –
- Menuda porquería…- soltó a Minos frustrado y salió del apartamento dando un portazo. Aiacos colocó una expresión de preocupación, mientras el peliplata solo acomodó sus ropas y se tiró nuevamente sobre el sofá, bebiendo otro trago de cerveza en lata.
- Tendremos que llevarlo a terapia, meterlo a un manicomio, matarlo o buscar a Pandora… aunque nos tocaría preguntarle a Hades en que prisión del inframundo la metió… je – exclamó Minos con sus bromas de siempre.
- ¿Sabes una cosa Minos? Aunque la mayor parte de tu vida dices estupideces, por fin has dicho algo inteligente. – comentó Aiacos.
- ¿Qué? Vamos a mandarlo a un sanatorio mental? –
- No, deberíamos buscar a Pandora… - luego de las palabras de Aiacos, Minos escupió su cerveza para luego gritar a todo pulmón "Estas jodiendome ¿En serio?"
Radamanthys salió del apartamento como alma que llevaba el diablo, lo bueno fue que llevó su abrigo porque el frio que en esa época del año que se apoderaba de Londres era insoportable. Para su buena fortuna aún no llovía pero el cielo estaba totalmente nublado, buscó en los bolsillos de su abrigo y encontró la caja de cigarrillos junto con el encendedor, prendió uno de estos y empezó a vagar por las calles de la capital inglesa. Tomó el hábito de fumar desde hace tres años, cuando su vida se tornó aburrida y las cosas en algún momento se volvieron desesperantes. Radamanthys se sentía en muchos aspectos de su vida fuera de lugar, molesto, incompleto, con muchas cosas que pasaban por su cabeza pero había solo una que primaba, la causante de que por cinco años se sintiera con una incontenible rabia.
Después de que volviera a la vida, junto con el resto de los espectros supo que algo faltaba, era ella, pero en aquel el momento no le prestó atención, Hades los convocó comentó la situación, ella no estaba y finalmente los dejó libres, ella no aparecía. Uno a uno los espectros comenzaron a marcharse de las ruinas de Heinstein pero nada… era esa misma estúpida sensación y al final cuando no quedaba nadie y solo estaba el esperando por un algo o mejor por un alguien nunca apareció, como si hubiese sido tragada por la tierra. Se sentía como un estúpido, un idiota que fue burlado ¿Acaso se había olvidado de lo que él le dijo, ella admitió pero finalmente negó porque Hades estaba por encima de todo?
Debes recordar Radamanthys, que nosotros tenemos un compromiso con el señor Hades, aquí no hay un yo, no tenemos intereses individuales sino colectivos… nosotros solo podemos pensar por y para Hades. Aunque nuestra parte humana nos haga sentir, tenemos prioridades. Solo te puedo decir que eres correspondido pero, ¿Acaso quieres tener una carga de esperanza sobre los hombros? ¿El peor de los males? ¿Creer en algo imposible? Baja tus alas y regresa a la realidad… Quizá en otra vida, las cosas serían distintas.
Fueron las palabras que ella le dijo, las cosas serían distintas esa charla que tuvieron antes de que empezara la guerra y que guardó en lo más profundo de su ser esperando que con la victoria pudieran ahora si hablar de lo que debía ser charlado. Pero la derrota disipó aquella esperanza y el conocer de la traición de la dama terminó por matar aquellas ilusiones. Radamanthys se sentía herido y ofendido en todo su ser, aquella mujer que con su voz de mando y tenacidad fue capaz de liderar a los espectros, esa frialdad que escondía algo mas y le inquietaba, toda esa imagen fue hecha pedazos cuando los espectros volvieron a la vida y fueron testigos de la traición la cual contaban a sus compañeros por las acciones de la mujer. Radamanthys quería respuestas pero ella nunca apareció y no hubo alguna palabra al respecto, lo más seguro fue que Hades se encargó personalmente del asunto y le dio fin, era lo que ella merecía pero una parte de Radamanthys se negaba a aceptarlo.
Bufó molesto y se sentó en una de las bancas de un parque cercano, el cual obviamente por el clima estaba totalmente desocupado. De sus labios salió una gruesa columna de humo para luego colocar nuevamente el cigarrillo en su boca. Sabía que tenía un problema de ansiedad, eso fue lo que le dijo el médico cuando a regañadientes fue por la insistencia de Aiacos y sus antiguos subordinados como Valentine o Sylphid, el inglés había transformado su ansiedad en aquella nueva adicción al tabaco, empezando por una cajetilla a la semana y terminando por acabar casi una diaria. Minos se burlaba del rubio alegando que estaba buscando una forma lenta y dolorosa para volver al inframundo, en lugar de pedirle a Hades asilo y volver como el fiel perro de Hades que era, hecho que le hacía recordar el trato lleno de ironías que Pandora le otorgaba cuando fue el espectro de Wyvern… y otra vez estaba ahí, jodido sentado en un parque pensando en aquella endemoniada mujer. ¿Qué le hizo antes de marcharse? Aunque pasaron cinco años no podía olvidarla, ni su voz, ni sus acciones, o aquella forma en que siempre lo trataba, su dulce aroma o esa mirada que trataba de infundir miedo pero ocultaba lo que parecía una enorme tristeza. Cinco años recordando todo el tiempo que compartió con la líder del ejercito de Hades, memorando cosas que al final solo le recordaban que era un completo estúpido, no negaba que la mujer se convirtió en una especie de obsesión que lo cautivó durante aquel tiempo, aunque al principio la odió por su estatus, ella demostró el porqué Hades la escogió, no podía existir mejor líder para el ejército y a pesar de ser una mujer fue capaz de lidiar con un grupo de guerreros los cuales en un principio deseaban arrancarle la cabeza. Tenacidad y carácter, esas dos cosas eran las que a Radamanthys cautivaron en un principio. Pero eso era solo lo que Pandora fue capaz de demostrarle a él y a todos los espectros, ahora que no estaba junto a ella había descubierto de una forma muy amarga que en el fondo nunca conoció a aquella mujer. Solo tuvo el privilegio de compartir mas tiempo con ella, tener una que otra charla larga y disfrutar de las sesiones que ella dedicaba a tocar el arpa, como si ese hubiese sido el único y especial regalo que Pandora le otorgó en todo ese tiempo, unas cuantas horas donde la música era capaz de hablar por los dos.
Luego de que se empezara a adaptar a su nueva vida, Radamanthys decidió sobrevivir en base de sus estudios, las leyes y un brillante perfil le otorgaron trabajos en varias entidades privadas donde mantuvo su cabeza ocupada por un buen rato, pero cuando llegaba a la soledad de su apartamento recordaba… viajaba al pasado y se sentía nuevamente incompleto e idiota. Muchos de sus compañeros decidieron olvidar aquel tiempo en que fueron llamados a servir el dios del inframundo, continuaron con sus vidas y en algunos casos hasta desaparecieron del mapa. Minos y Aiacos gracias a su previa amistad continuaban a su lado y pasaban temporadas juntos disfrutando de su buena vida y juventud. Sus subordinados, no olvidaron de alguna forma la lealtad con Radamanthys y no rompieron contacto con el juez, se suponía que las cosas debían seguir su rumbo, pero el juez simplemente estaba estancado en el pasado con aquel asunto, el cual hasta el día de hoy aun lo mantenía varias noches en vela.
- Jum… - sonrió landinamente – Al final tenías razón… la esperanza es el peor de los males, los desencadenaste todos en mí pero tuviste que dejarme el peor… Pandora. - Observó el cielo, tan gris y tan muerto como él estaba justamente ahora, un par de gotas cayeron en el piso y en cuestión de segundos la lluvia se apoderó de todo el lugar. Radamanthys se limitó a cerrar sus ojos y sentir como de forma inclemente la lluvia golpeaba su rostro y su cuerpo… a veces deseaba desaparecer junto con esta.
El frio era terrible y la lluvia no cesaba, no tenía idea de cómo se las arreglaría para regresar a casa, bueno podía hacerlo como siempre ir al metro y caminar de la estación a su hogar pero no saldría bien librada de quedar totalmente empapada. Eran las ocho de la noche y Pandora aún permanecía en su oficina del edificio de la editorial, Effi se había marchado después de haber entregado la reseña y de haberla convencido que estaría con bien y llegaría a salvo a casa por lo tanto no necesitaría compañía a casa. Sabía muy bien que los jueves eran días especiales para su amiga y ella no retrasaría su hora de salida, al fin y al cabo podía entretenerse con las cosas que tenía pendientes pero ahora su mayor preocupación era la lluvia. Inmersa en sus pensamientos Pandora despertó de estos cuando escuchó que llamaban a la puerta de su oficina.
- Siga. – respondió, quizá sería algún encargado del aseo o alguno de sus compañeros quien también se quedó a adelantar trabajo.
Al abrirse la puerta, un joven de orbes violáceos y largos cabellos plateados pero bien organizados entró en el lugar, vestía un traje de paño, siempre se veía elegante y reservado. Su nombre es Lune, un jurista proveniente de Noruega que por causalidades de la vida terminó trabajando en la editorial, siendo el que se encargaba de todos los aspectos jurídicos de esta, especialmente con los contratos y los asuntos de derechos de autor, entre otras cosas más. Había llegado hace unos seis meses – al mismo tiempo que arribó Effi – era una persona amable, respetuosa pero sobre todo responsable con su trabajo, característica que a Pandora le agradaba, por lo que no tenía algún problema con él. Lo bueno del sitio donde trabajaba es que todos compartían ese afán por la responsabilidad, permitiendo que aquella firma se mantuviera como una de las más importantes en Alemania en materia de publicaciones literarias.
- Buenas noches señorita Pandora, ¿Trabajo extra? – preguntó amablemente.
- Buenas noches Lune, trabajo nada más. – Observó la ventana – Así tengo en que entretenerme mientras espero que la lluvia cese…. Aunque como van las cosas creo que debería esperar hasta el otro día. –
Lune sonrió levemente. – Eso mismo le iba a decir, por lo poco que llevo viviendo aquí he aprendido a que la época de lluvias no se toma a la ligera. Yo ya he terminado de hacer mis respectivas revisiones a unos contratos… ¿Usted ya se va? Es que como ya voy de salida me preguntaba si podía llevarla a su casa. Y no le mentiré la señorita Effi me pidió que le llevara – sonrió recordando como la amiga de Pandora de una forma para nada sutil le pidió ese favor, cuando casualmente ya sabía donde vivía Lune y que perfectamente podía dejar a la alemana en su casa.
Pandora arqueó una ceja e hizo una anotación mental, decirle por millonésima vez a Effi que dejara sus tontos planes de tratar que cada hombre que medianamente se llevaba bien con ella, fuese obligado por su amiga a relacionarse a la forma "Effi" – Yo lamento que mi amiga sea así de insistente, ya debo imaginarme lo que ocurrió y no se tome esas molestias, yo puedo regresar en el metro a mi casa. Usted puede marcharse con tranquilidad. – de verdad que estaba apenada por el modo de actuar de su amiga y lo peor de todo es que ya se volvió costumbre.
Lune negó con su cabeza. – No me incomoda, de hecho su petición me hizo reír un poco, es una buena persona después de todo. – el noruego recordó que debía tener cuidado con sus palabras – Además, es positivo que tenga una amistad así en su vida. – siempre la vi demasiado sola completó en su mente. – Entonces, ¿Acepta que le lleve? –
Pandora observó su escritorio, ya había terminado todo lo que debía hacer y si, deseaba llegar a casa aunque no lo demostrara. Suspiró derrotada, Effí había ganado esta pero se desquitaría de algún modo. – Está bien, voy a dejar las cosas listas y nos vemos en el parqueadero ¿Está bien? –
- Me parece perfecto, yo iré bajando mientras usted termina. – Lune salió de la oficina dejando a Pandora sola para que dejara todo listo. El antiguo espectro al igual que sus compañeros recordaba todo lo que ocurrió durante la guerra santa y también aceptó esa nueva oportunidad de continuar su vida humana. Había conocido a Minos en Noruega desde hacía varios años, en la escuela de leyes de la universidad más prestigiosa de Oslo. El juez se convirtió en el tutor de Lune durante sus años de estudio e indudablemente lo consideró su mejor amigo… luego vino la guerra donde Lune era la mano derecha del juez de Griffon. Al retomar sus vidas, Minos era mucho más despreocupado en sus cosas, a pesar de que seguía siendo un jurista brillante y estaba retomando la brillante carrera que llevaba como humano. Soportar a Minos era una tarea titánica pero su amistad a travez del tiempo y por la peculiar forma de ser de Minos y que Lune permitia muchas cosas por parte de este se vio fragmentada, hasta el punto que Lune buscó vivir en otro país. Aunque las cosas entre ellos dos no terminaron de una forma muy amena.
Y luego… apareció Pandora. Había decidió que Alemania no sería un mal lugar donde empezar de nuevo, aunque le recordara aquel pasado como espectro de Hades, era un país que tenía muchas facilidades además de ser uno de los que más demandaba buenos profesionales. A Lune le gustaba el modo de trabajo de los alemanes por lo que no se sentiría tan fuera de lugar después de todo. Al mandar sus hojas de vida encontró que una importante editorial le mandó una oferta que se adaptaba a sus necesidades. Sin pensarlo dos veces decidió dejarlo absolutamente todo en Noruega, y terminó viviendo en Alemania. Hace tan sólo seis meses… lo que si fue inesperado es aquella casualidad donde terminaría trabajando al lado de Pandora… si, la misma Pandora quien alguna vez fue la líder del ejercito de Hades.
Lo más raro de la situación es que cuando se vieron, ella no reaccionó tratando de ocultarse, no lo llamó después para hablar de que había ocurrido, o siquiera pedirle que no le dijera a nadie que ella estaba con vida. Es más… lo trataba como a un total extraño, alguien que por primera vez en su vida conocía, cuando tuvo tantas audiencias con él y sabía perfectamente que era un espectro. Algo muy extraño ocurría y Lune debía averiguarlo. Además todos o más bien a los espectros que les interesó aquel relato, escucharon de la propia boca de sus compañeros la traición de la señorita Pandora, ella le dio su collar a un santo de bronce y traicionó a Hades. Se suponía que Hades no le dio la libertad de seguir con su vida, es más Zeros afirmó que sintió el cosmos del dios manifestarse cuando ella habló con él… porque sí lo hizo. El sapo y Valentine – quien lo aceptó a regañadientes porque no quería admitirlo, gracias a la intervención de Zeros - llegaron cuando el dios supuestamente le quitó la vida, entonces ¿Qué ocurrió? El problema es que solo Hades y la propia Pandora lo sabían.
Durante todo ese tiempo analizó su comportamiento, en esencia era ella, la misma Pandora. Tan sólo que el escenario era distinto y le era más fácil el trato y que ciertos rasgos de su personalidad salieran a flote. Pero cuando quería era sombría y misteriosa, inspiraba temor con tan sólo hablar cuando alguna cosa que concernía a sus asuntos no salía bien por terceros y era muy dedicada a sus responsabilidades. Era ella… no perdía un ápice de su ser, la propia Pandora pero con unos recuerdos diferentes, una vida alterna, donde Hades no existía… pero seguía manteniendo esa melancólica y apagada mirada. Como fuera Pandora antes o ahora seguía siendo el mismo misterio. Y el verdadero interés de Lune radicaba, en cierto juez que un día de forma muy casual le confesó que no se había podido olvidar de aquella mujer, porque nunca antes en su vida se sintió así de atraído a una persona y Lune lo comprendió de inmediato porque el se sentía así, aunque el sujeto en cuestión solo fuera un grandísimo idiota. Ahí fue donde Lune decidió… que ayudaría a Radamanthys.
Sentado en la banca del parque como un idiota, así estaba Radamanthys. Obviamente no había parado de llover y el seguía allí esperando a que un resfriado se apoderara de él, lo único malo es que no podía prender un cigarro, se le apagaría de inmediato por el agua. Hasta que observó un abrigo frente a él, unos tacones rojos, una mujer que sostenía un paraguas y le alargaba un cigarrillo prendido.
- Eres tan predecible, vamos tómalo. – exclamó la mujer y Radamanthys tomó el cigarrillo – Fui a buscarte a tu casa, pero tus dos extraños amigos me dijeron que saliste, que bueno que adiviné que estabas aquí. Vamos te invito a mi casa por un trago.-
El inglés se levantó de la silla y caminó junto a la mujer debajo del paraguas, no le respondió nada sabía que significaba esa invitación, él mismo se lo había buscado y la única de todas las mujeres a las que conoció que no le importaba que en medio del sexo la llamara con otro nombre. Deborah Williams, mujer alta, esbelta, hermosa, una belleza que era codiciada por muchos en Londres y lo peor de todo es que sabía que muchos hombres la querían para ella, es por eso que había llegado a altos escalones en una multinacional inglesa. Sus cabellos negros y porte elegante le recordaban a Pandora de alguna forma, aunque Radamanthys tenía la mania de salir con mujeres que le recordaran a la dama del inframundo, característica que no fue desapercibida por Aiacos y Minos quienes ya se hacían a la idea de que quería Radamanthys reemplazar en su vida. Pero Deborah era un caso especial, a pesar de que Rada se comportara como un patán con ella o que solo la quisiera para sus placeres carnales, la mujer estaba feliz con la oferta del juez. Y es que ella tenía una obsesión con él, si estaba enamorada aunque el otro no le diera señales de quererla, sabía muy bien que en su afán de reemplazar a alguien en su vida lo llevaría a finalmente quedarse con ella. No le importaba si intentaba tener relaciones serias con otras mujeres, el siempre volvía y estaba feliz con aquel juego. Radamanthys era un animal en la cama, aunque todo dependía de su humor, entre más enojado era más salvaje, pero en el fondo sabía que nunca sería correspondida… un poco triste pero que importaba el rubio sería su flamante trofeo.
La mujer se subió al auto mientras que Radamanthys se quedó terminando su cigarro. - ¿No vas a subir? – le preguntó sensualmente.
El rubio se quedó observándola con fastidio… ¿Desde cuándo se convirtió en el mayor idiota del planeta? No tenía idea…. O mejor desde que supo que ella no volvería, había perdido el interés sobre qué hacer con su vida. Botó la colilla del cigarrillo al piso y observó el cielo, la lluvia estaba a punto de cesar.
Pandora ingresó al automóvil de Lune, de verdad que estaba haciendo mucho frío, a pesar de llevar un grueso abrigo color tierra. lo sentía hasta en sus huesos. Salieron del parqueadero del edificio cuando la alemana levantó la mirada al cielo a través de la ventana del auto... estaba terminando de llover.
