CAPÍTULO 1: HUESOS

El día de navidad había pasado y Huesos estaba en su apartamento, tomándose un chocolate caliente en su cómodo sofá mientras escuchaba música.

Aunque, en realidad, no le hacía mucho caso, sentía tantas cosas al mismo tiempo que no sabía por dónde empezar a analizarlas.

La sensación era buena, eso estaba claro, era cálida y reconfortante y, al mismo tiempo, algo excitante, como si ante ella se abriera un nuevo mundo por descubrir.

A qué se debía todo esto? Su familia, si claro, eran las primeras navidades que pasaba en familia desde hacía mucho tiempo, y era tan agradable volver a sentirse parte de algo. Sentir que alguien te quería y se preocupaba por ti, que había personas que deseaban pasar esas fechas especiales contigo y no sólo un montón de huesos con los que evitarlas.

Pero había algo más, había luchado por no pensar en ello pero no le salía de la cabeza. Booth. El beso.

No se puede decir que le desagradara la idea del beso en el momento en que Caroline se lo propuso, cosa que le sorprendió, pero pensó que sería simplemente algo divertido, una broma más de las que se gastaban entre ellos y, tal vez, sólo tal vez, una manera de liberarse de esa extraña tensión que surgía a veces, debida, sin duda y simplemente, a la imposibilidad real de mantener ningún tipo de contacto que no fuera estrictamente amistoso.

Pero las cosas no habían salido como ella había previsto. Cuando entró en su despacho y pensó en que iba a besarlo se puso nerviosa, nerviosa! Ella! Y cuando él se ofreció a hablar con Caroline, su grito de no fue más fuerte de lo que esperaba y tuvo que apresurarse a explicarlo.

Y cuando lo tuvo cerca… No podía apartar su mirada de la de él y se moría por besarlo! Tanto es así que cuando él hizo un tímido intento por separarse lo agarró con fuerza por las solapas y no se lo permitió.

No quería que aquello terminara! Había sido un beso increíble, nunca había sentido nada igual, había tanto deseo, tanta pasión, un escalofrío le recorrió la espalda y el corazón le iba a mil por hora.

Seguramente todo tenía una explicación científica pero en ese momento había perdido totalmente la razón y sólo deseaba que él la estrechara entre sus brazos, sentir sus músculos más cerca… Bueno, ya vale! Qué demonios me está pasando?

Cuando por fin se habían separado tuvo que disimular para que no se notara lo turbada que estaba. No, aquello no había sido lo que ella había previsto, y lo peor es que en cuanto Caroline salió de la habitación, después de escuchar las estupideces que había dicho sobre su hermano, sólo deseaba que él volviera a besarla.

Dios mío, todo había salido al revés, quería besarlo para olvidarlo y ahora que lo había besado no podía parar de pensar en él! Hasta fantaseaba con él!

Imaginaba que aparecía de repente en su apartamento con una de sus tontas excusas y que le decía que no aguantaba más, que la atracción era demasiado fuerte y le daba todo igual. Que lo único que quería era hacerle el amor de tal manera que ella comprendiera las explicaciones que le había dado aquel día, de tal manera que se fundieran en uno solo o, al menos, lo intentaran.

Y se imaginaba que ella no lo dejaba seguir hablando y se arrojaba a sus brazos, le quitaba la camisa y acariciaba su pecho mientras le besaba con desesperación. Él la separaba, pero sólo para desnudarla a su vez, y se hacían un lío con las prisas, y se reían, y acababan desnudándose cada uno a si mismo para terminar antes.

Y él llevaba uno de esos calzoncillos de dibujitos tan monos, y le parecía tan tierno y vulnerable así desnudo. Y se miraban un momento, disfrutando de sus perfectas estructuras, y después se abrazaban estrechamente y él le susurraba al oído: llevo tanto esperando este momento que me da miedo.

Pero ella le decía que no tenía por qué, y lo cogía de la mano y lo llevaba hasta la cama. Allí terminaban de desnudarse, lentamente, acariciándose la piel, besándola y, por una vez, ella se dejaba llevar.

Y él tomaba el mando de la situación y la depositaba suavemente sobre el edredón de plumas, y se acostaba a su lado y la acariciaba. Recorría cada centímetro de su piel con sus dedos, con sus labios y, emocionado, escondía la cara en su melena: Temperance, te deseo, te… Te quiero.

Ella casi llora al oír esas palabras pero en vez de eso buscó su mirada, y se perdió en ella. Él la miraba con timidez, como temiendo su reacción en ese momento tan vulnerable, una mala contestación podría acabar con su autoestima para siempre, ya se sabe, los chicos duros son muy sensibles.

Qué era lo adecuado? No tenía ni idea, pero sabía lo que quería decir: Seeley, me vuelves loca casi desde el primer momento en que te vi y estoy cansada de contenerme, quiero tenerte dentro de mi de una maldita vez así que espero que estés preparado, en todos los sentidos.

En ese momento él se olvidaría de toda timidez, tomaría las medidas oportunas, y haría todo lo que ella le había pedido… Y más. Y es que tres años de tensión acumulada podían dar para mucho.

Luego se acurrucaría contra su pecho mientras él la rodeaba con un brazo y le daba besitos, llamándola mi niña y diciéndole lo mucho que había disfrutado. Y ella sería la mujer más feliz del mundo.

Definitivamente se estaba volviendo loca! O no? Que le había dicho su padre una vez? Que si encontraba a alguien en quien confiar se aferrase a él. Y ella confiaba en Booth más que en nadie en este mundo.

Él nunca le había fallado, siempre estaba a su lado, y había prometido no traicionarla. Y ella le creía, se sentía segura con él, segura no en un sentido físico, que para eso se bastaba sola, sino querida, querida? Booth le quería? La sola idea la hacía estremecerse de placer.

Aquélla vez que le había dicho que existen muchos tipos de familias le había parecido entender una especie de ofrecimiento, pero había desechado la idea porque no era muy buena con la psicología.

Y el día anterior, cuando le dio su maravilloso regalo y le deseó feliz navidad, sus ojos decían otra cosa, pero no sabía qué.

Y la extraña expresión de su cara cuando pensó que ella no querría ni tomarse un café con él si no hubiera más asesinatos, significaría algo?

Pero, por otra parte, él le había recomendado que se fuera con Sully. Eso quería decir que no la quería o que la quería tanto que pensaba en la felicidad de ella antes que en la suya propia?

Y ella, le quería a él? Lo único que sabía es que cuando lo habían secuestrado y pensó que iba a perderlo casi se muere. Que nunca se sentía tan segura como estando entre sus brazos, que nadie había hecho por ella y por su familia las cosas que él hacía, que nunca, nadie, le había provocado tanta ternura, y que nadie había conseguido que se divirtiera tanto.

Además, tenía que reconocerlo, si no se había ido con Sully es porque no podía soportar la idea de separarse de él. Era esto amor? Si no lo era debería serlo porque era una sensación maravillosa. Y en ese momento sonó el timbre de la puerta.