Era un día como otro cualquiera

Una cálida tarde para ser exactos, el cielo estaba totalmente despejado, sin una nube a la vista, y la brisa soplaba suavemente entre los árboles causando una ambiente casi perfecto, realmente era un día de paz, un día de esos en los que parece el mundo se para y tan solo se dedica a contemplar el pasar de los minutos, un día de esos en los que a uno no le apetece otra cosa mas que relajarse tranquilamente y no hacer nada.

Y la verdad es que la gran mayoría de los habitantes de la Residencia Femenina Hinata habían decidido casi por unanimidad y en un pacto no hablado, el tomarse ese día para descansar y evadirse cada una de la realidad de la manera que mejor le conviniese. No era día lectivo, por lo que Naru Narusegawa, ya como nueva estudiante de la universidad Todai de Tokio y sin ningún examen o trabajo que implicase el estudiar, había decidido irse a la ciudad para hacer unas compras. Mitsune Konno, mas familiarmente conocida como Kitsune, hacia buena gala de su fama como bebedora compulsiva, y yacía en su habitación durmiendo la borrachera de la noche anterior entre un autentico maremagnum de botellas.

Kaolla Su y Shinobu Maehara, disfrutaban placidamente de la tarde jugando a videojuegos en el salón con una consola que la primera de había comprado recientemente, era uno de esos pequeños momentos en los que Shinobu se evadía de todo, y simplemente se dedicaba a hacer el vago y disfrutar, realmente disfrutaría mas, si no fuera porque cada vez que miraba hacia la, cada vez mas grande, pila de bolsas de comida basura y latas de refresco que se iban amontonando por el sofá y la mesa. Se daba cuenta de que después, seria ella la que tendría que limpiarlo. Pero, de momento, se dedicaba a disfrutar de ese día de descanso.

Motoko Aoyama, a pesar del maravilloso día que hacia, y a pesar de que gustosamente hubiera accedido a pasarse el día entero tirada en su futon durmiendo, o simplemente escribiendo para sus relatos cortos. Hizo de tripas corazón y como y era costumbre, se había dedicado a entrenar todo el día. Para después pasarse unas cuantas horas relajándose en las aguas termales, el problema fue que, como era de esperar, cierto hombre, encargado del cuidado y mantenimiento de la residencia, y que en esos momentos estaba reparando el tejado de la misma. Fue a resbalar con una de las tejas que estaban sueltas cayendo de pleno en las aguas termales para su desgracia, y por que no reconocerlo, ocio de nuestra samurai, siendo recompensado por un bonito viaje aéreo hacia un lugar desconocido.

De esos hechos hacia ya una hora, y como el resto de la casa pareció no enterarse de ese hecho, o mejor dicho, no lo tomo en cuenta al ser algo normal, nadie se preocupo por el estado de la persona que de un tiempo a esta parte había estado haciendo el hombre bala. Motoko por su parte, decidida a tomarse un breve descanso, se dispuso cambiarse a sus ropas de calle e ir a tomar una Té a la casa de Te de Haruka para relajarse.

Se encontraba ya en la entrada del local, dispuesta a entrar, cuando oyó un extraño quejido, proveniente del interior, al parecer de un hombre. Mas por precaución que por curiosidad, decidió acercarse lentamente al lugar del que provenía la voz, tranquilamente y sin ser descubierta. De todas formas, no había nadie en el local por lo que, nadie se daría cuenta de lo que ella hiciera. Así pues se acerco a la habitación, según se acercaba, pudo notar que en su interior se estaba llevando a cabo una conversación entre un hombre y una mujer, siendo esta ultima probablemente Haruka, también se fijo otro pequeño detalle, y es que en el suelo y acabando en la puerta de la habitación, había una pequeña hilera de lo que parecía sangre. Ante tal pensamiento, Motoko se apresuro a la puerta, asomando sus ojos en la pequeña hilera que dejaba al no estar del todo cerrada, no era muy grande, pero lo justo para poder ver con claridad lo que sucedía hay dentro, y lo que vio la dejo totalmente helada.

Efectivamente, Haruka estaba en dicha habitación, intacta, lo que en un principio le causo un tremendo alivio a Motoko al ver que no era la dueña de la sangre que había visto. Sin embargo, su acompañante en dicha estancia, no era nada mas y nada menos que Keitaro Urashima, encargado del dormitorio femenino, y a quien, una hora antes, había mandado volando con dirección desconocido. Y si, efectivamente, la sangre era suya. Keitaro se encontraba de espaldas a la puerta, sin camisa, esta yacía a su lado echa jirones y empapada en sangre, sangre que provenía de una herida bastante grande que se encontraba en un lateral de la espalda de Keitaro, y que Haruka estaba cosiendo cuidadosamente, de hay provenían los quejidos.

Motoko era incapaz de salir de su asombro, y fue por eso que se quedo paralizada, incapaz de moverse, y por ende, escuchando una conversación que, tal vez. Y solo tal vez, nunca debería hacer escuchado.

-Oye, oye, ¿quieres hacer el favor de no quejarte tanto?, así vas a atraer la atención de mi clientela

-Pero si tienes el bar vació, dudo mucho que nadie se vaya a enterar-replico Keitaro- además si pusieras un poquito mas de cuidado en lo que haces, tal vez no me quejaría tanto

-¿Ah si?, ¿pues que te parece si la próxima vez te haces tu solo los remiendos?, además la ultima vez no te escuche quejarte una sola vez

Motoko estaba cada vez mas confundida "¿la ultima vez?, ¿es que ha habido mas veces?"

-La ultima vez solo fueron 2 puntos, y no gracias, prefiero aguantar esto que tener que practicar punto de cruz con mis heridas, por cierto, ¿me pasas un cigarro?- Esto sorprendió a Motoko

-Sabes, pasas demasiado tiempo con Seta, voy a tener que hablar seriamente con él por engancharte a este vicio-no obstante le paso y encendió un cigarrillo

-Mira quien fue a hablar, no es por nada, pero que digas eso cuando estas todo el día con un cigarrillo en la boda, no sirve de mucho-paro para dar una calada- el no tubo nada que ver, empecé yo solito, es difícil de reconocer, pero esto ayuda a relajarse, aunque eso imagino que ya lo sabes. Además, solo fumo con él, o cuando estoy a solas contigo, no quiero que las chicas se enteren

-Ya solo falta que uses unas gafas como y las suyas y te pongas una bata de arqueólogo-dijo Haruka terminando con las ultimas hiladas y procediendo a limpiarle la espalda de sangre.

-Las tengo-dijo entre risas- pero las reservo para las citas, lo mismo que la mayoría de mi ropa buena, odiaría que terminaran rotas, o manchadas de sangre, ¿no ves como ha quedado esta?-hizo señalando a la camisa que había a su lado-con lo mal que se quita la sangre en una camisa blanca...

-¿Y por que ha sido esta vez?

-Me caí del tejado mientras arreglaba unas goteras y fui a dar en las aguas termales-ante esto Motoko se asusto aun mas "espera no ira a decir que..."-con la mala suerte de que Motoko se encontraba allí, y bueno, el resto te lo puedes imaginar, grito, golpe con la espada, Keitaro volando por el cielo, y dar de lleno en tu tienda-hizo una pausa para dar otra calada-vendré a repararte la ventana mañana por cierto

-Mas te vale-dijo Haruka, levantándose hacia la mesa del escritorio para coger una bandeja con algo de te.

Mientras tanto, fuera de la estancia, Motoko se debatía entre el arrepentimiento, la confusión y la incredulidad "Yo...¿yo le he causado esa herida?...pe...pero... el siempre...el nunca...¿porque?" la pobre necesitaba respuestas, pero actualmente solo podía quedarse callada y escuchar atentamente a la conversación.

-¿Y desde cuando te pasa esto?, quiero decir, hasta ahora habías podido curar tus heridas utilizando las técnicas de Ki de la familia

-Ni idea tía Haru...-la frase no termino al recibir un golpe por parte de su tía-quiero decir, Haruka. Hasta ahora he podido hacerlo tranquilamente, pero de un tiempo a esta parte, me esta costando un montón reunir la concentración y la cantidad necesaria de Ki para lógralo...tal vez sea cosa del stress, quien sabe. De todas formas, las chicas no se han enterado, cosa que agradezco, no quiero ni pensar lo que pasaría, si vieran que tengo el cuerpo lleno de heridas por su culpa

-Te preocupas demasiado por ellas, si es como tu dices, y tu cuerpo es buena prueba de ello, ¿porque no te dejas de sandeces y te defiendes de sus ataques de una vez?, en serio, no me puedo creer que el heredero del estilo de artes marciales Urashima-Ryu, sea el chico apaleado que tengo enfrente, dudo que a tu padre le gustara mucho verte en este estado

-Ex-heredero ¿recuerdas?, deje el titulo, cuando me propuse entrar en la Todai, ahora la heredera es Kanako, y la verdad es que ella es mejor que yo así que, la continuidad esta bien asegurada, en cuanto al hecho de porque no me defiendo, sabes bien que seria incapaz de dañar a ninguna de las chicas bajo ningún concepto. Aun siendo en defensa propia

-Ya, ¿y hasta cuando tienes pensado seguir así?, si ya no puedes curarte tan rápido, no tardara mucho hasta que te hieran de mas gravedad y termines en el hospital

-Siempre será mejor que plantarles cara y tener a Motoko todo el día pidiéndome que me bata en duelo con ella, o a Naru enfadada por no decirle la verdad

Ante esto, ambos se quedaron callados durante un tiempo, contemplando la situación, así como degustando el Té que Haruka había servido. El tiempo parecía pasar lentamente, lo cual le sirvió a Motoko para ordenar un poco sus pensamientos

"¿Manipulación del Ki para curar sus heridas?...bueno, eso explica algunas cosas pe...pero, ¿él, como practicante de artes marciales? Y heredero del estilo de lucha de la familia nada menos...eso...tiene que ser mentira...seguro!!...bueno, había oído decir algo a la Abuela Hinata hace tiempo de que la familia Urashima también tenia su propio estilo de artes marciales, he incluso una vez vi a Haruka repeliendo un ataque de un ladrón en su tienda haciendo uso de ellas pero...¿¿Keitaro??...ese...ese...ese debilucho sabe artes marciales" este pensamiento hizo enojar a la Kendoka "ese imbecil nos ha estado mintiendo todo este tiempo, riéndose de nosotras ocultando su verdadera identidad...¿no querer hacernos daño?...Ja!!, lo mas seguro es que tenga miedo de enfrentarse a mi espada...el mismo ha reconocido el mismo ser inferior ante esa tan Kanako...por cierto... ¿quien es Kanako?" Motoko cada vez estaba mas enfadada, y no solo eso, confusa, pero entre ese mar de dudas, hubo una frase que la atrajo de nuevo a la conversación

-¿Has pensado en irte?-No cabía duda, Haruka había sido la que formula semejante pregunta, pregunta que para todos los presentes, era como una espada de doble filo-quiero decir, teniendo en cuenta tu condición, seria la mejor manera de prevenir mayores daños, además, seria solo hasta que pudieras recobrar total control sobre tus fuerzas y poder volver a curar tus heridas...ya van siendo demasiadas cicatrices en tu cuerpo ¿no crees?

La situación se volvía cada vez mas tensa por momentos, el tiempo parecía haberse parado por completo y ninguno de los dos participantes en la conversación sabia bien, si realmente había sido necesaria la formulación de dicha pregunta, entonces Keitaro dirigió su mirada hacia la ventana de la habitación, que se encontraba abierta mostrando una placida tarde al otro lado, y midiendo con sumo cuidado sus siguientes palabras dijo-Si te soy realmente sincero...últimamente me he estado planteando esa posibilidad...

Tanto Haruka, como Motoko, se quedaron heladas ante la revejación del chico, también se dieron cuenta de que, la mirada de este reflejaba de algún modo el cansancio y tortura a la que recientemente había estado expuesto, parecía la mirada de un anciano cansado ya de la vida y para el que la única salvación era la muerte...este pensamiento solo agravó la situación para ambas mujeres, aunque Motoko se lo negara a si misma.

Al ver que su acompañante no hacia ademán de continuar la conversación Keitaro prosiguió, no sin antes acercar la mano hacia el paquete de cigarrillos que Haruka había posado sobre la mesa, cogiendo otro y encendiéndoselo- La verdad es que me vendría un tiempo el estar lejos de este lugar, últimamente se me esta haciendo todo cuesta arriba, la lesión qué tuve en la pierna, el no poder acudir a clases, el que Naru...-se quedo callado, consciente del error que cometió al escapársele el nombre de su amada en se precioso instante

-¿Que ha pasado con Naru, Keitaro?-pregunto una confusa Haruka, el que su sobrino la mencionara, como motivo de su posible marcha solo indicaba que las cosas estaban peor de lo que ella creía. Motoko por su parte, y aunque no lo comprendía del todo, sintió una leve punzada en su corazón al oír la mención de la chica por parte de Keitaro.

-Ehhh...bueno yo...veras...-Keitaro se estaba poniendo cada vez mas nervioso-no, no es nada en realidad, no se porque la mencionaría precisamente a ella- y dicho esto se puso a reír como un tonto, mientras se rascaba la cabeza con su mano derecha

-Sobrino...-Haruka solo le llamaba así cuando las cosas estaban realmente serias-sabes que puedes confiar en mi para este tipo de cosas, no le diré nada a nadie, no te reprochare nada. Te lo prometo

Keitaro la miro dubitativo durante un rato, pensando una y otra vez si seria licito el revelarle la verdad a su tía, pero al fina cedió, decidiendo que por una vez lo mejor seria decir la verdad. Además ¿Quien se iba a enterar?. Si por algo eran conocidos los Urashima era por saber mantener una promesa hasta el final.

-Veras, hace un mes ya, cuando tuve el accidente en la presentación del nuevo curso de la Todai y me rompí la pierna...esa misma noche Naru vino a verme al hospital después de que todas os fuerais. No se porque, supongo que me cegué por mis sentimientos o...tan solo me deje llevar por el momento. El caso es que allí mismo, me declare a Naru y le dije lo que realmente sentía por ella

Haruka le miro atónita, la verdad, nunca habría imaginado que Keitaro finalmente reuniera el valor para decirle a Naru lo que por ella sentía, aunque lo que mas le pesaba, era saber que había ganado la apuesta que hizo con Kitsune al respecto, y que debido a su promesa, no podría celebrar su ganancia. Por otra parte, Motoko se sentía aun mas dolida ante tal declaración...era como si una parte de ella que no sabia siquiera que estaba allí, se hubiera roto ante tal revelación

-¿Y que te respondió?

Ante tal pregunta Keitaro solo pudo emitir una carcajada, que casi parecía un llanto desesperado

-Bueno Haruka, dime ¿Has notado algún cambio en mi relación con Naru desde entonces?- y entonces la respuesta sacudió tanto a su tía como a Motoko, como si de un terremoto se tratase, Keitaro al ver la expresión de su tía prosiguió-En efecto, todo sigue igual que siempre. Incluso peor si me permites matizarlo

-Así que...Naru te rechazo

-Ni si quiera me contesto Haruka...-dijo mirándola fijamente a los ojos-tan solo salió corriendo de la habitación y no ha echo mención de lo ocurrido desde entonces...supongo que la respuesta no puede estar mas clara ¿verdad?-dicho esto volvió a mirar hacia la ventana, aunque su tía pudo notar que sus ojos estaban cada vez mas hinchados, al intentar reprimir las lagrimas. Ante esto, Haruka fue hacia el y lo abrazo, dejando que este desahogara apaciblemente sus penas en su hombro

Motoko estaba aliviada, no, enfadada, no, aliviada...sinceramente no sabia que sentir, por una parte le parecía horroroso el que Naru pudiera haberle echo eso a Keitaro, pero ¿desde cuando le importaba a ella lo que le pasase a ese maldito pervertido?. ¿Porque el hecho de saber que Naru había rechazado a Keitaro, hacia que una parte de su corazón, volviera a latir con algo de esperanza?

Ya mas calmado, y habiendo recobrado la compostura, Haruka y Keitaro volvieron a sus posiciones originales, Keitaro pidiendo disculpas ante su comportamiento y Haruka diciéndole que ante su situación era lo mas normal

-¿Crees que eso ha afectado a tu estado de animo, y que por eso no puedes manejar bien tu Ki?

-Si lo que quieres saber es si estoy deprimido Haruka, la respuesta es ,si, una de las mujeres a las que mas quiero de la residencia me rechazado, ¿quien no lo estaría?... cada vez que la veo, o hablo con ella, el dolor se acentúa...cada vez que veo que ella actúa como si nada hubiera pasado...créeme, duele mas que cualquier puñetazo que ella pudiera darme-suspiro- cada día me cuesta mas el mantener mi actitud alegre y despreocupada ante las chicas, y la sonrisa que muestro, cada vez es mas falsa. Siento que me estoy perdiendo a mi mismo entre las paredes de la residencia y todo...-hizo una pausa que tal vez fue demasiado larga- todo por pensar que una de las chicas de la residencia seria capaz de quererme de la misma manera que yo la quiero a ella. ¿Acaso es mucho pedir?, si quiera el mero echo de contestarme.¿Ni siquiera un miserable pervertido, como ella cree que soy se merece una respuesta?. ¿Acaso no me merezco ser feliz Haruka?, es como si toda mi vida hubiera resultado una estafa, como si hubiera vivido en base a una mentira, he luchado por conseguir lo que quería con toda mi alma, y ahora que por fin lo tengo, no solo soy incapaz de mantenerlo como una realidad, sino que ni siquiera soy capaz de encontrar a alguien con quien compartir el resto de mi vida...

Haruka y Motoko tan solo podían mirar horrorizadas a la sombra que se había convertido el una vez alegre y jovial Urashima

-Pero aunque quiera irme, no puedo. Se lo debo a las chicas

-¿Acaso piensas anteponer tu salud, incluso tu cordura y tu bienestar por ellas?- le pregunto Haruka

-"¿Seria capaz de sacrificar tanto...por nosotras?"-Pensó Motoko

-Sabes bien que si...por ellas hasta daría la vida...durante estos años, se han convertido en una familia para mi- Y ambas mujeres supieron al instante que sus palabras eran ciertas.

Pasaron los segundos, y la conversación parecía haber llegado a un punto de no retorno, en el cual cada frase tenia que ser elegida con sumo cuidado ante el grabe peso de las consecuencias que podía acarrear, pero, casi por obra de azar, o quien sabe, por una fuerza superior. Alguien entro por la puerta principal de la casa de Te, reclamando la presencia de su propietaria. Motoko, temerosa de que la pillaran donde no debían, y utilizando sus técnicas de Kendoka, salió corriendo del lugar sin ser vista ni oída. Envuelta en un autentico manto de dudas. Por su parte, Haruka se excuso ante su sobrino, prometiéndole continuar la conversación pronto, este tan solo asistió, y poniéndose de nuevo su destrozada camisa, se dirigió junto a ella a recibir al visitante.

Para asombro de ambos, y desgracia de uno de ellos, en la puerta se encontraba Naru, rodeada por una montaña de bolsas. Por lo visto recién había llegado de su día de compras por la ciudad y decidió parar por la casa de Te para tomar un refrigerio antes de subir semejante maremagnum de compras por las escaleras.

Ni que decir tiene que la sorpresa fue mutua para todos los presentes, Haruka y Keitaro no esperaban encontrase con el motivo de su conversación tan pronto, y Naru tampoco tenia mucho interés en encontrarse con Keitaro en ese preciso instante, pero lo que si que le sorprendió fue el estado de la camisa de Keitaro, sobretodo esas manchas rojas.

-Vaya Naru, veo que ya as regresado. ¿Te lo has pasado bien de compras?- pregunto Keitaro con total naturalidad, y intentando poner en su rostro lo mas parecido al principio de una sonrisa. En un kit para montar

-Si...- dijo una extrañada Naru, alzando una ceja-¿ se puede saber que haces con ese trapo puesto? ¿y que son esas manchas?

-Pintura!- dijo Haruka saliendo al paso- Keitaro me ha estado ayudando a pintar las paredes d una de mis habitaciones, y con lo inútil que es, se ha puesto perdido

-mmm, si, eso es obvio, pero bueno. ¿Que se puede esperar de un inútil como el?

Mientras Naru se echaba a reír, Keitaro se acerco a la puerta, con toda la intención de largarse de allí lo mas rápido posible, y cambiar su vestimenta

-¿Eh!! A donde te crees que vas?, acaso espera que yo sola suba todas esas bolsas por las escaleras. Porque no haces tu labor como encargado y las subes tu, ah! Y ya puestos cámbiate de ropa quieres, das un poquito de pena con esas pintas.

Keitaro tan solo pudo asentir, horrorizado ante tal discurso por parte de Naru, para posteriormente coger las bolsas y desaparecer por la puerta de la casa de té, ante la mirada preocupada de su tía y el desinterés de su, cada vez menos, amada.

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Ya había pasado varias horas desde lo sucedido en la casa de Té Ajena a todo, y tras avisar a Shinobu de que esa noche no cenaría. Motoko se encontraba ya en su habitación, meditando, a salvo del exterior, y a merced de sus reflexiones. Se sentía totalmente confundida, enojada, traicionada,

Aliviada, esperanzada...todos los sentimientos eran igual de fuertes, todos los sentimientos eran igual de contradictorios, y todos eran incapaces de dejar tranquila a la joven muchacha en aquel mismo instante.

Se sentía confundida, ante la revelación que había sucedido hace unos instantes ante sus ojos, nunca en su vida llego a pensar que su "odio hacia los hombres" pudiera llegar a causar heridas tan profundas, tanto físicas como psíquicas a una persona. Nunca imagino que realmente le estuviera haciendo daño al encargado del dormitorio. El siempre había vuelto sin un solo rasguño y con una tierna sonrisa en su cara, ¿por qué sino iba a pensar que sus actos eran erróneos, el darse cuenta del daño que le había debido de causar al joven durante todos esos años la hundía en la miseria y el deshonor.

Se sentía enojada, por el hecho de que, al contrario de lo que ella creía, y según lo escuchado, su encargado era un hombre versado en las artes marciales y su manejo tanto a nivel físico como espiritual, llegando al caso de poder manejar el Ki con benéficos curativos, algo que ella aun no había podido lograr. El hecho de saber que durante todos estos años, les había estado ocultando es hecho de que él era el heredero de las artes marciales del clan Urashima le hacia hervir la sangre, tanto o mas que saber que no lo había hecho, por no querer enfrentarse a ella al ser esta una mujer "un verdadero guerrero, un hombre de honor, nunca evitaría una pelea, aunque su contrincante fuese una mujer" para ella era un insulto que el ser tratado como alguien inferior por su sexo. O al menos eso era lo que su cabeza le hacia creer.

Se sentía traicionada, por sus sentimientos. Nunca pensó que el simple hecho de conocer la posible marcha de ese hombre de su vida le causaría tal...vació. Si, cuando escucho salir esas palabras de su boca, se sintió vacía, como si le faltara algo, algo que ni siquiera se había dado cuenta que estaba hay, algo que se había empeñado en negar a si mismo desde hacia ya un tiempo. Y no era ni nada mas, ni nada menos que los sentimientos que sentía hacia e joven encargado. Se reía ante su debilidad, se culpaba por caer en las garras de ese hombre, pero a la vez, se sentía feliz. Feliz de saber que su corazón aun seguía latiendo con una tenue esperanza.

Se sentía aliviada, por la respuesta que Naru le habida dado a Keitaro, o para ser exactos, la falta de respuesta. Aliviada de saber, que este aun seguía soltero y sin nadie que reclamara su amor para si. Aliviada de saber, que tenia una oportunidad para demostrarle, que ella podía estar dispuesta a reconocer sus sentimientos y corresponder al ahora herido encargado.

Se sentía esperanzada, ante la realidad que todas estas revelaciones le habían causado, esperanzada de poder tener una oportunidad con él, el único hombre en el que realmente confiaba, el único hombre que había conseguido penetrar en esa coraza que ella misma había creado para protegerse del mundo, el hombre que le había enseñado, que con tesón y algo en lo que creer, se podía conseguir cualquier cosa, por difícil que pareciera. El hombre, que ahora mismo necesitaba cariño mas que nunca en su vida, al que le había roto el corazón de la peor manera posible.

No, ella no podía seguir negando sus sentimientos, no cuando estaba en peligro todo su futuro, el de todas las residentes de la residencia. Ella estaba dispuesta admitir sus sentimientos, estaba dispuesta a someterse ante lo que ella creía una debilidad, y sin embargo era la fuente de mayor poder en el mundo. El amor, el amor hacia Keitaro Urashima.

Ante esta revelación Motoko salió de la meditación, notablemente ruborizada todo sea dicho. Pero a pesar de eso, se dio cuenta de la realidad, dedico aceptar sus sentimientos y afrontar la situación como debía. A partir de ese mismo momento, decidió poner todo lo que estuviera a su alcance para conseguir el amor de Keitaro, lucharía por su afecto con todas sus armas. "Ganar o perder" se dijo a si misma. "Pero no quedarme con la duda, de si podría haber conocido la felicidad a su lado, por no reconocer mis sentimientos tiempo. Naru ya ha tenido su oportunidad y la ha desechado, ahora es el turno de que alguien mas pruebe suerte." Y con estos pensamientos Motoko se dispuso a prepararse para dormir, se había hecho demasiado tarde mientras ponía en orden su cabeza, y necesitaría descansar para lo que el futuro le deparara a partir de mañana "a partir de mañana...nunca mas me ocultare ante ti Keitaro" pensó una ultima vez nuestra Kendoka antes de dejar que el sueño la abrazara por completo.

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La cena había transcurrido con relativa normalidad ese día. Bueno, con relativa normalidad según los cánones seguidos en la residencia Hinata. Y es que, como no, Kaolla había decidido probar su ultima versión del Mecha-Tama, justo después de los postres. Lo que acabo, como bien os podéis imaginar, en una "entretenida" persecución por todas las instalaciones de la residencia...así como algunas de sus paredes todo sea dicho.

Tras semejante maratón Keitaro, como es obvio, termino exhausto buscando refugio como no, en su baño particular, y dejando que el agua se llevara consigo todo el cansancio, estrés y penas que había pasado durante el día era como su santuario particular, tan solo el, el paisaje y un confortable baño relajante...para el era el cielo y seria mucho mejor si pudiera hacer uso de las aguas termales del piso de abajo. Pero unas cuantas experiencias "traumáticas", sobretodo para su cuerpo, le habían enseñado a no tentar su suerte haciéndolo. Aunque la verdad, siempre se sorprendía a si mismo pensando si las chicas lo hacían a posta. ¿Tan difícil era de ver la señal tamaño triple XXL que ponía en la entrada cuando el estaba dentro de las aguas termales?. En fin, algunas cosas es mejor no preguntárselas.

Una vez relajado, y viendo que se casi todo el mundo se estaba dirigiendo a sus habitaciones, y ya cambiado en unos viejos pantalones de chándal y una camiseta de tirantes negra que se habían convertido en su pijama oficial de un tiempo a esta parte, se dispuso a realizar la ultima ronda nocturna por la casa. Asegurarse de que las ventanas y puertas estuvieran cerradas, comprobarla caldera, inspeccionar que el gas estuviera desconectado, etc, etc. Lo mismo todas las noches, y la verdad es que le gustaba, mas que nada por el ambiente de paz y tranquilidad que se respiraba a esas horas, todo estaba tan silencioso...era casi como pasear por un sueño y aunque nunca se lo había contado a nadie, Keitaro era un hombre al que la noche siempre le había gustado mas que el día, ya fuera por la atmósfera, o por el ambiente, era como si todo cambiara, incluso su personalidad.

Había sido un día como otro cualquiera, o al menos, para el lo había sido. A pesar claro esta de la pequeña conversación con su tía. Fue por eso que llegado a este punto de la noche, decidió buscar refugio en una habitación. Aunque no precisamente en la suya...

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Para Kitsune el día había transcurrido con normalidad, se había pasado buena parte de la mañana durmiendo una estupenda borrachera que el día anterior se había dado el gusto de coger, por lo visto había ganado una buena cantidad de dinero en las carreras de caballos, casa poco usual, teniendo en cuenta la mala suerte que tenia en ese aspecto en la reciente temporada. Y como no, decidió celebrarlo por todo lo alto, para el gusto de su Barman habitual. Había llegado a casa a altas horas de la madrugada, y para ser sinceros, de puro milagro. Y es que cada 2 pasos que daba hacia delante, daba otros 300 hacia atrás y hacia los lados, como bailando una extraña coreografía, de la que solo ella conocía el ritmo. Ni que decir tiene, que tras semejante logro, el cual había drenado las pocas fuerzas que le quedaban, se dejo caer sobre uno de os sofás de la sala de estar y allí mismo dejo que el sueño la venciera. Por eso le extraño el haberse despertado en su habitación, confortablemente arropada bajo las sabanas de su cama, eso si. Vestida.

Así pues, y dejando pendiente para después una conversación con cierto hombre, residente bajo su mismo techo. Decidió prepararse para el nuevo día, un buen baño en las aguas termales, una rica comida (puesto que el desayuno hacia horas que se lo había pasado) gracias a Shinobu y posteriormente se dispuso a buscar a Keitaro para charlar con el y buscar una respuesta a los hechos de la noches anterior. Pero no lo encontró por ninguna parte, y como no tenia nada que hacer, volvió su habitación, para escribir algunos artículos para su trabajo y quedándose dormida de nuevo, hasta la hora de la cena.

En todo el día no había podido ver a Keitaro, bueno, excepto en la comida y en la cena, pero tampoco es que pudiera mediar alguna palabra con el, y menos después de la abrupta salida de escena de este, tras ver aparecer la ultima invención de Kaolla, así pues y tras otra confortable estancia en las aguas termales, decidió dar el día por terminado y se fue a su habitación para tomarse unas copas antes de dormir.

Y fue entonces cuando alguien pico a su puerta pidiendo permiso para entrar.

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Era algo normal, bueno, al menos desde hacia unos meses. Pasa casi por casualidad, como no. O mejor dicho por curiosidad. Una tranquila y despejada noche en la que el dios Morfeo no quería acoger a Kitsune en su soporífero abrazo, esta decidió que, a lo mejor, dar un leve paseo por la residencia la cansaría lo suficiente como para poder irse a dormir. La verdad es que el ambiente que se respiraba en Hinata a esas horas de la noche la sorprendió, todo tan tranquilo...tan etéreo. Era casi como un sueño, el problema es que ella seguía despierta.

Así pues, dirigió sus pasos por los largos pasillos de la residencia, hasta que un leve ruido le llamo la atención. Era muy leve, como un murmullo, pero teniendo en cuenta el silencio reinante en toda la casa, se oída lo suficiente como para detectar de donde provenía. La terraza que había en el ático. Tardo poco en llegar hasta allí, y según se fue acercando, el murmullo se fue transformando en una leve música, acompañada de un desentonado tarareo.

Y allí se lo encontró, nada mas ni nada menos que Keitaro Urashima, el encargado de la residencia. Se encontraba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la barandilla y contemplando placidamente el cielo. En su mano descansaba una botella de sake y a su derecha, lo que parecía ser un reproductor de música, con el volumen lo suficientemente bajo como para no alertar a nadie. No era una visión muy usual la verdad, y para el asombro de Kitsune solo hubo una frase que pudo describir su apariencia "parecía tan maduro..." no pudo ocultar su asombro, y Keitaro no tardo mucho en darse cuenta de había sido cazado, en uno de sus escasos momentos de relax. El momento fue, a falta de un calificativo mejor, "raro" y es que ninguno de los dos supo reaccionar de la mejor manera posible, estuvieron un buen rato callados, mirándose mutuamente hasta que Keitaro reunió el coraje suficiente para decir "¿Te apetece un trago?" a lo que, como es obvio, Kitsune no se negó.

Le contó que solía hacer eso los días que necesitaba "bajarse del mundo" y tomarse un descanso de la locura del día a día. La verdad, Kitsune nunca pensó que él, de todos, hiciera eso. Aunque lo entiendo perfectamente, puesto que era bien sabido, que ella también buscaba refugio de los problemas en la bebida, mas frecuentemente de lo que quisiera todo sea dicho. Así pues, y desde esa noche, una (o dos, o tres) veces por semana, dependiendo de cómo hubiesen ido las cosas, o bien Keitaro se pasaba por la habitación de Kitsune para tomar algo, contarse sus problemas y relajarse tranquilamente, o Kitsune iba a la habitación de Keitaro. Era curioso que nadie los hubiera pillado desde entonces, para también es cierto que el nivel de confianza entre los dos había crecido bastante. Sin quererlo habían logrado llegar a un nivel de complicidad bastante alto. Era como una relación hermana mayor- hermano mejor, a pesar claro esta, de que ambos tenían la misma edad.

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-Vaya, vaya, mira tu por donde. Justo la persona con la que llevo queriendo hablar todo el día. ¿te haces bastante de rogar sabes cariño?

-Ya, ya Kitsune- dijo Keitaro tras cerrar la puesta a su espalda y tomar asiendo en el sofá que Kitsune tenia en su habitación- ha sido un día muy largo, ¿qué tal si me invitas a una copa?

-No tienes ni que pedirlo encanto- y dicho esto, con una misteriosa sonrisa, todo sea dicho, se dispuso a servirle un buen vaso de sake, y llevándose la botella consigo se sentó en el sofá, justo al lado de su acompañante.

-mmm, dios, como lo necesitaba-exclamo este tras beberse e vaso de un solo trago

-Vaya, si que estas tengo hoy ¿no?, por cierto hay algo que quería preguntarte. ¿Fuiste tu el que me trajo a mi habitación ayer?

-¿mmm?- dijo Keitaro a mitad de su segundo vaso- ah! Si, espero que no te molestase, pero es que si te hubiera dejado hay debajo de seguro que hoy e habrías levantado con un buen dolor de espalda

-Molestia ninguna cariño, eso si, la próxima vez ten el detalle de desvestirme ¿quieres? Dormir vestida es incomodo, además, seguro que te gustan las vistas- digo Kitsune poniendo su voz mas seductora.

-Oye, si lo que quieres es hacerme ruborizar, vas a necesitar algo mas que eso-Keitaro por su parte se reclino aun mas en el sofá, poniéndose cómodo

-¿Ah si?- Kitsune también se reclino, pero mas sobre el, que sobre el sofá, colocando su cabeza en su hombro y describiendo pequeños círculos sobre su pecho, Keitaro tan solo emitió un murmullo de relajación y contento ante esto

-Vamos, ¿qué ha pasado? ¿Acaso no piensas contárselo a la hermana mayor?- esto lo dijo con un tono entre juguetón y preocupado.

-Hoy he tenido una charla, digamos que "interesante" con mi tía

-¿Sobre?

Keitaro se tomo su tiempo para contestar, no es que Kitsune no supiera su historia, era la única de la residencia que conocía su historia, y ha decir verdad le había ayudado mucho a sobrellevar el día a día a Keitaro, para ambos, esas noches eran como una terapia.

-Naru

E instantáneamente Kitsune comprendió la gravedad de la situación. El silencio reino entre los dos durante un buen rato, interrumpido ocasionalmente por un par de tragos a la botella por parte de ambos.

-¿Quieres hablar de ello?- dijo Kitsune totalmente seria

-No, no hace falta. La verdad es que ha servido un poco de alivio. Como cuando te lo conté a ti, pero con menos lagrimas.

-Ohh vamos, no me lo recuerdes-Kitsune puso cara de disgusto

-ejejej, la verdad, si no te hubiera parado, aquel día hubieras inundado la habitación hermana, quien iba a pensar que te iba a afectar tanto

-Vamos, cállate-respondió medio enfadada, pero aun levemente divertida- fuiste tu el que empezó con las lagrimas después de todo, además, como querías que me pusiera, para mi eres alguien importante Kei, y no me gusta ver sufrir a la gente que me importa.

-Si, si, lo se. A mi tampoco me gusta. Mira, ¿qué tal si nos dejamos de malos recuerdos y nos dedicamos a beber tranquilamente eh?

-Sabes de sobra cual es mi respuesta, además, estas de suerte ayer gane algo de dinero en las carreras de caballos, así me he hecho con un buen suministro de botellas-dijo poniendo una de sus sonrisas de zorro, marca registrada.

-Suena divertido

-Ohh, créeme cariño, lo será

Y dicho esto, ambos se dispusieron a beber, como dos buenos amigos que tan solo buscan la compañía y la proximidad como alivio para todas su penas. Siguieron bebiendo hasta bien entrada la noche, y sin darse cuenta se quedaron dormidos en el sofá, abrazados el uno al otro en busca de comodidad y calor. No es que fuera la primera vez que eso pasaba, ya se habían despertado en esta situación en un par de ocasiones atrás, pero algo así. Siempre era algo interesante de ver. Sobretodo con las reacciones al respecto que normalmente tenia Keitaro, claro esta.

Así pues, llegaba a su fin un día como cualquier otro en la Residencia Hinata, un día como cualquier otro, para todos sus residentes. Pero lo que se escapa a la vista de muchos, golpeo intensamente a otros, y es por eso que, a pesar de la normalidad de este día, estaba mas que claro una verdad. Y es que al día siguiente...no iba a ser normal para nada.

Muchos cambios se iban a realizar mañana en la residencia, algunos para bien, otros para mal. ¿Quién sabe?, pero mientras tanto. Todos descansaban tranquilamente, algunos con esperanza, otros con alivio, otros simplemente pensando en la comida del día siguiente y alguna soñando con bananas. Y todos ajenos a su futuro mas cercano.

Mañana iba a ser un día realmente interesante.