Luka despierta sabiendo que en su cama no hay nadie salvo él, la cama que debería estar tibia en el otro lado, esta fría. Marinette se había ido a trabajar y fue hace tiempo.

Con los ojos aun cerrados, piensa bastante antes de levantarse, le cuesta, la calma y las frazadas le impiden realizar ese cometido, pero la falta de la calidez de los brazos que lo rodean, le motiva para que ya no este ahí. Se sienta en la cama, sin abrir los ojos y un bostezo produce los labios.

Escucha el sonido de una tenue lluvia golpeando la ventana y abriendo sus adormilados ojos y a paso somnoliento, decide encaminarse en la cocina, donde encuentra su desayuno y una nota, de su dulce esposa. Dirige su vista al reloj colgado en la cocina y se da cuenta que es pasado el mediodía.

Lo come y se va a mirar televisión, solo un rato, antes de comenzar a tocar y componer con su guitarra. No está mucho tiempo, aunque debería terminar su disco pronto, la lluvia que repiquetea en su ventana, es como una canción de cuna para él, motivo por el cual, sus parpados empiezan a sentirse más pesados.

Parpadea e intenta evitar caer dormido, Marinette iba a llegar pronto, no quiere que lo encuentre así, pero no puede evitarlo, el sonido de la lluvia le parece tan relajante y lo adormece.

Se duerme en el sillón, hasta que siente que alguien lo tapa con una manta.

-Ma-Ma-Marinette-susurra, tomando su brazo aun estado de soñolencia, debía ser ella y lo sabe cuándo le besa en la frente y le pide amablemente que vuelva dormir. Él lo hace, solo porque ella -no quedándole de otra- duerme con él.