Disclaimer: La trama es mía; los personajes no me pertenecen sino a nuestra querida Steph, excepto Edward, él es mío.
Pd: Si se acercan a él las mato... Se donde viven.
Un papá (casi) perfecto
Summary: Cuidado con lo que deseas, se puede hacer realidad. Él solo quería volver a verla, se pasó años pidiendo por esa oportunidad. Y cuando por fin se lo conceden, ella no está sola. Está con... ¿sus hijos? Ahora no solo tendrá que conquistar a la mujer de sus oraciones, sino también aprender a ser padre. ¿Podrá lograrlo?
Gracias enormes a Yanina Barboza por corregir y ayudarme con esta locura. Yan, eres como mi ángel personal, créeme.
Capítulo 1
POV Edward.
Encendí la cafetera, luego me tiré al sofá y prendí la televisión haciendo zapping. Mierda, no había ninguna programación buena los sábados por la mañana. Suspiré resignado mientras volvía de nuevo a mi habitación y destapaba el culo de la rubia que me había tirado ayer. Ella despertó sobresaltada y tiré la sábana al otro lado de la cama.
—Qué bonita forma de despertar —se quejó, tallándose los ojos.
—Ya sabes dónde está la puerta, no tardes en salir por favor —le dije, guiñándole un ojo, a lo que ella me respondió dulcemente con la señal de su dedo medio. Sí, las mujeres son tan adorables.
Tardé diez minutos en la ducha mientras esperaba que ella se largara, y al echar una mirada a mi habitación y descubrir que ella se había ido, procedí a vestirme.
Esta era la parte que odiaba de follar. Quiero decir, todo era perfecto en el momento en que ligábamos y coqueteábamos, y ni qué decir en el espléndido momento en el que yo generosamente introducía mi pene en su vagina y llegábamos a un hermoso clímax y saludábamos a los putos ángeles allá en el Edén... Pero ellas lo cagaban todo. Siempre confundían el sexo con el amor, ¿qué mierda les pasa? ¿Es que no podían solo follar y ya, y omitir, por favor, la parte en la que debemos dormir abrazados? Ese es uno de los grandes misterios de la vida.
Al bajar hacia la cocina de nuevo y tomar mi café, me di cuenta que la muy zorra había desconectado la cafetera y dejado una amorosa nota:
"Que disfrutes de tu café, querido. Por cierto, mi nombre es Tanya, no Bella."
—Puta —dije estrechando mis ojos.
Si Esme, mi madre, me hubiera escuchado decirle puta a una mujer, posiblemente me hubiera arrancado los huevos por ofenderlas.
Y solo por aclarar: Bella no es mi novia ni ninguna de esas ex que te atormentan toda tu vida. Ella solo era... Nada. Bella jamás me dio la oportunidad de que fuéramos algo. A la mañana en que desperté buscándola por la cama, ella se había ido sin despedirse ni darme ninguna explicación.
La conocí hace ocho años en el bar de un hotel de Queens en el que me estaba hospedando por tres días. Sí, nuestra relación fue demasiado corta. Y créanme, intenté por todos los medios localizar a esa chica después de despertarme, y lo seguí haciendo por tres años, pero jamás la encontré. Ella solo me había dicho que se llamaba Isabella y que todos la llamaban Bella; ella no era la chica más hermosa del mundo, pero para mis ojos sí que lo era. Un día antes de irme del hotel tuvimos una noche mágica, y no se tomen la palabra con sarcasmo porque esto sí era la pura verdad.
Pero ella desapareció. Y jamás la encontré.
Tal vez se preguntarán por qué un mujeriego como yo se preocupa por una mujer de una noche, y créanme, eso me lo he preguntado un millón de veces en estos ocho años que han pasado. Y mis respuestas han variado según mi estado de ánimo. Cuando estoy melancólico pienso que es porque sentí una conexión con ella que se podía convertir en algo más; cuando estoy enojado por comportarme como un tonto enamorado, me digo que es porque no tuve la oportunidad de echarla de mi cama como pasa con todas mis conquistas de una noche. Sí, definitivamente es eso, que no tuve la oportunidad de correrla de mi habitación ni de mi vida... Sí, cabrón, sigue diciéndote eso, quizás dentro de ocho años más te convenzas. Si hasta la abrazaste cuando se durmieron, ¿no que no hacías eso? Cállate, eso no pasó... Sí, sí, lo que tú digas.
Sin ánimos de deprimirme ni nada por el estilo (y tampoco seguir discutiendo con mi recién descubierta conciencia), me monté en mi flamante Volvo y conduje durante veinte minutos por las atestadas calles de New York hasta detenerme en una pequeña cafetería de Hudson Street llamada Moomah Café. Al entrar al lugar me di cuenta que era un lugar más para padres con mucho trabajo que no tenían dónde dejar a sus hijos u, obligados por la madre, debían pasar más tiempo con sus pequeños.
Realmente yo no encajaba en este lugar, pero como no tenía nada más que hacer, busqué una mesa con la mirada y me dirigí a ella. Justo antes de sentarme mi celular sonó y lo saqué para tomar la llamada: era mi mejor amigo Emmett.
—Hey, Emm, ¿qué pasa?
—¿Estás deprimido o una mierda así? —cuestionó riéndose, contagiándome.
—No, por supuesto que no, ¿por qué lo preguntas?
—Ayer te fuiste muy temprano del antro y ni siquiera pagaste tu bebida, estúpido —me reprochó.
—Oh, lo siento, tenía una rubia a la que tirarme —presumí.
—Bueno, no me importa, hablaba para recordarte...
—Ang, por favor, atiende esa mesa tú, hazlo por mí, ¿sí? —imploraba esa voz.
Esa voz de mi Bella. Ella estaba ahí, de espaldas a mí y suplicándole a una chica bajita que atendiera esa mesa. Mi mesa. Antes de siquiera pensar en lo que estaba haciendo, colgué la llamada a Emmett y me levanté del asiento.
—¿Bella? ¿Eres tú? —pregunté estúpidamente. Siempre había odiado esa maldita pregunta en las películas; porque joder, yo sabía que era ella. Mi memoria y visión no fallaban.
Ella se quedó quieta como una estatua y lentamente empezó a girar hasta encararme. Sí, era ella. Esos profundos ojos chocolate que no me dejaban desde que la conocí me estaban viendo sin parpadear.
Sonreí, feliz por haberla encontrado. Me acerqué decidido a abrazarla y justo cuando abría mis brazos, ella retrocedió.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con el ceño fruncido.
—Yo... huhm... —empecé a explicar mientras bajaba mis brazos, un poco triste la verdad—. Estaba buscando una buena cafetería y cuando menos me di cuenta ya estaba aquí. ¿Será el destino? Tal vez. —Me encogí de hombros.
—Deberías irte —dijo con determinación. Al ver mi expresión confundida, trató de explicarse—. Quiero decir, este es un lugar para padres que no saben qué hacer con sus hijos mientras trabajan.
Sonreí, porque justo ese era mi pensamiento.
—Han pasado años desde que te vi, me gustaría mucho hablar contigo. ¿No tienes tiempo? —pregunté esperanzado.
Ella se giró hacia su amiga y esta le asintió.
—Bien, espérame en la esquina de Bedforf y Barrow Street, ¿sí?
—Claro, ¿no quieres que te lleve? —¿Qué? ¿Por qué me miran así? Tengo mis momentos caballerosos también, mi madre me educó bien, que yo no lo ponga en práctica es otra cosa.
—No, no. —Ella lucía desesperada—. Vete ya, ándale. —Juro que casi me empujó hasta la puerta de salida y susurró un: "Santa mierda" en el momento en que una despampanante rubia entró de la mano de dos niños.
¿Y qué creen? Ellos se parecían a mí. ¡Joder, ellos eran idénticos a mí!
La niña y el niño, literalmente, se abrazaron a mis piernas mientras yo estaba parado ahí en un gran estado de shock.
¿Acaso ellos eran mis...? No, por supuesto que no, yo siempre usaba condón, de eso estaba seguro. ¿Entonces cómo...? Oh, Edward, por favor no te hagas el estúpido, tú sabes perfectamente cómo pasó. ¡Tú estabas ahí, cabrón!
Esperen, esperen, antes de entrar en pánico completamente, me dispuse a mirar bien a la rubia. Era hermosa, bueno, hermosa no era una palabra justa para describirla, pero no tenía ganas de pensar otra, y sé que si me hubiera acostado con alguien así no la habría olvidado, porque seamos realistas, me he acostado con muchas mujeres, pero bellezas así no las olvidaría ni alguien tan cabrón como yo.
Ya me había convencido de que los niños no eran míos, que solo era una rara coincidencia, que eran hijos de mi gemelo perdido, o alguna mierda de esa, cuando la rubia habló y rompió mi perfecta burbuja.
—Bella, tus hijos ya no querían esperar, así que los tuve que traer. —Y con esas palabras mis esperanzas murieron.
¡Hola, gente hermosa!
Si, si, ya lo se. Tengo casi un mes sin subir actualización de LMIDSV, pero tienen que perdonarme por este arrebato que cometí al subir el primer capítulo de esta nueva historia. Es que simplemente no podía estar por ahí sin pensar que debía empezar con esto ya; no crean que soy una exagerada, pero en serio, antes de dormir siempre me imagino alguna escena de Edward con... Ustedes saben... No es Bella.
Ya que estoy por aquí les aviso que no se en realidad cuando suba cap de LMIDSV, el día 10 de este mes tengo que hacer el examen de admisión para la preparatoria y he estado tan nerviosa por eso que no se me viene nada a la cabeza mas que una sola idea respecto a Edward+Bella=familia numerosa. Ustedes saben de que hablo jaja
Creo que este Edward tan simpático (?) merece un review... Y muchas alertas y favoritos, ¿qué dicen? ¿Hacemos trato?:D
Besos franceses a todas, las amo
Lullaby SH
