PercyxAnnabeth
Annabeth no se lo podía creer. Hoy era 12 de julio y eso sólo significaba una cosa. Su cumpleaños. Pero parece que sólo ella se había dado cuenta, en cuanto se despertó en su apartamento en Nueva Roma se encontró a Percy en la cocina.
-Buenos días cielo- dijo rapidísimo- lo siento pero he quedado con los chicos a las diez y ya llego tarde. Hasta luego.- y salió a la velocidad de la luz.
Estaba claro, su novio se había olvidado de su cumpleaños. Sabía que Percy no era perfecto, por algo lo llamaban sesos de alga, pero pensaba que al menos tendría un detalle que con ella unas flores, unos bombones… algo. Ya no sabía qué hacer, sus amigos también pasaban de ella, no recibió ni un mensaje ni una llamada. Quedaba claro, era el cumpleaños más triste del mundo. Solamente quería tumbarse en la cama y echarse a llorar.
-Hola Percy, ya estoy aquí-. Entonces se quedó de piedra. El suelo del piso estaba lleno de pétalos de rosas rojas y velas de vainilla marcando una camino que daba hasta un Percy vestido de frac negro.
-Annabeth, te conozco desde hace diez años y ese tiempo ha sido el más feliz de toda mi vida. Tranquila que nadie se ha olvidado de que día es hoy, pero yo les pedí que te ignoraran para poder darte la mayor sorpresa del mundo.
-¿Cuál es?- dijo Annabeth cada vez más extrañada.
Annabeth Chase, hija de Atenea, arquitecta del Olimpo, héroe del Olimpo; ¿me concederías el honor de ser mi esposa?- dijo Percy sacando un estuche con un anillo de diamantes.
-Sí, sí, claro que quiero- exclamó Annabeth con lágrimas en los ojos. Entonces Percy se acercó a ella y le dio el beso más romántico y más pasional de todos. Era el beso del comienzo de algo nuevo.
Palabras 310
