Título: Spirit in the Sky (1/3)

Personajes: Castiel, Dean Winchester, Balthazar, Sam Winchester, Bobby Singer, Ellen Harvelle, Jo Harvelle, Tessa, Michael, Gabriel, Naomi, Anna, Inias, Meg, Fate.

Fandom: Supernatural

Resumen: Un trágico incendio deja huérfanos a los pequeños Dean y Sam Winchester. Castiel Novak, amigo de la familia, se queda a cargo de ellos, aunque no está seguro de poder hacerlo bien. Por suerte, contará con toda su familia para ayudar, y sobre todo, con su mejor amigo, Balthazar. (Balthazar/Castiel)

Es el tercero del ciclo "Awesome Mix", con títulos de las canciones del soundtrack de Guardianes de la Galaxia. Dean, Castiel, Balthazar y Benny son cuatro de mis personajes favoritos de Supernatural, así que escribí sus nombres en unos papelitos, y fui armando parejas. Escribirlos todos fue como correr sobre una viga: si me detenía a pensarlo un segundo, me caía. Espero poder subirlos completos en agosto, el Mes dedicado al Amo, Misha Collins.

Este es puro fluff, y más fluff, con fluff extra, acompañado de papas fluff, y malteada de fluff.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Castiel se sentía rígido e incomodo dentro de su traje negro. Tenía una urgencia real por aflojarse la corbata, pero estaba concentrado en tener paciencia con el abogado.

No había caso. El tipo tardaba mucho.

Bobby Singer, un amigo de él y la familia Winchester, se veía más impaciente y cada vez más irritado, completamente fuera de lugar con el traje negro que tuvo que ponerse. Siempre se le había visto de mezclilla, franela, y lo que parecía una amplia colección de gorras, o tal vez solo una, pero indestructible. Aunque mayor, estaba en la plenitud de su fuerza. Podría levantar al mequetrefe frente a ellos de las solapas, y sacudirlo para que se diera prisa.

- Ahora, en cuanto a los niños…

El maldito abogado era una rata sin sentimientos. ¿Cómo le hablaba así a gente que estaba de luto? Castiel y Bobby acababan de perder a dos buenos amigos, y este imbécil hablaba con fastidio. Como si el tema no fueran dos huérfanos sobrevivientes de un incendio, si no dos electrodomésticos de segunda mano que tenía que encajarle a algún tonto.

- Los Winchester designaron a Castiel Novak como su tutor, en caso de que les ocurriera algo.

Castiel se relajó un poco. Se estaba preparando para luchar por ellos, en caso de que quisieran mandarlos a hogares de acogida. No iba a abandonar a Dean ni a Sam.

A su lado, Bobby asintió.

- Buena idea. Seguro fue de Mary.

- ¿No te molesta?

- Un deposito de chatarra no es el lugar mas adecuado para los niños. Y yo soy un desastre. Es un par de horas me los quitaría el gobierno.

El abogado, con el mismo aburrimiento, habló de custodia, seguro, y lo que Castiel tenía que firmar.

- Emm… - Castiel no confiaba en él, pero tal vez pudiera responderle esto -. ¿Qué tengo que hacer para asegurarme de que no me los quiten?

- Los Winchester no tienen familiares cercanos, y lo nombraron específicamente a usted. No se preocupe. Tendrían que atraparlo perpetrando un asalto a mano armada, desnudo.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Castiel entró al café Roadhouse, y encontró mesas llenas de recipientes plásticos. Los vecinos y amigos de los Winchester habían llevado comida suficiente para alimentar a los niños hasta que Sam fuera a la universidad.

- Están en la habitación de Jo – le informó Ellen, la dueña del lugar. Era buena amiga de los Winchester, viuda y con una niña pequeña. Castiel la admiraba por sacar adelante su negocio y a su hija sola. Bobby estaba enamorado de ella, simple y sencillamente. Uno de esos días tenía que hacer algo al respecto.

Castiel salió por la puerta rasera del local, y se dirigió a la casa. No quiso pasar por el salón, donde se había celebrado el funeral. Aun podía percibir el olor de las flores, y el murmullo de la gente. Casi todos los vecinos acudieron. John y Mary, un matrimonio joven, no tuvieron problemas para hacer amigos desde el momento en que llegaron.

Como iba a echarlos de menos.

Sam era muy pequeño y no los recordaría. Dean adoraba a su madre e idolatraba a su padre, constantemente decía que quería ser como él de mayor. Ahora John nunca lo vería.

Castiel jaló aire antes de entrar a la habitación. Podría echarse a llorar y los niños se asustarían,

Dean, Sam y Jo estaba amontonados en la camita de la niña. El bebe en medio, y su hermano mayor le había puesto el brazo encima, con actitud protectora. Según por lo que pudieron deducir, ayudados con el testimonio del vecino que llamó a emergencias, John le puso el bebe en brazos a Dean, y le ordenó salir mientras él regresaba a buscar a Mary. Que los niños se salvaran fue un milagro.

Pensativo, Castiel observó a los pequeños, a la luz de la lamparita de noche. Dean era muy valiente.

- Cassie.

Castiel volteó, sorprendido. Su mejor amigo de toda la vida, Balthazar Gripari, estaba sentado en un cojín sobre el suelo, con la espalda recargada en la pared.

- ¿Qué pasó? – continuó Balthazar en voz baja -. ¿Qué dijo el abogado?

- Los niños se van a quedar conmigo. Sé que John perdió a sus padres cuando era joven, y no tiene hermanos. Y no han podido localizar al padre de Mary.

Balthazar asintió.

- En todo lo horrible, quedan en buenas manos.

- Bobby me dijo lo mismo, ¿Por qué están tan seguros? – Castiel miró hacia arriba. Se había pasado toda la tarde pensando en cosas que iban desde lo practico, porque los niños no tenían más que lo puesto, hasta que seguramente se iban a convertir en adolescentes atormentados, que un día llegarían llenos de tatuajes y perforaciones, y él no iba a saber qué hacer.

-Lo harás bien. Y no vas a estar solo – respondió Balthazar con seguridad. Se puso de pie y se estiró todo lo que su traje negro se lo permitió. Castiel admiraba la eterna confianza de su amigo, que se mostraba en cada uno de sus movimientos, y su manera de hablar. Él siempre se había considerado la mitad patosa y poco interesante. Pero estaba bien. Amistades así han funcionado desde Sherlock Holmes y el Dr. Watson.

- ¿Cómo están?

- El bebé bastante tranquilo, en su bendita ignorancia. La pequeña de colitas hizo todo lo posible para animar al otro. Intentó rellenarlo de galletas, pero terminaron tristes los dos.

Castiel asintió, comprensivo, lleno de compasión por los pequeños huérfanos.

- Por cierto – añadió Balthazar con cuidado -. La niña estuvo hablando todo el tiempo, pero no recuerdo haber escuchado la voz de Dean.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Castiel llamó a su familia para informarles de la situación. Michael, su hermano mayor, le dijo que no se preocupara de nada, y organizó a Gabriel, Anna, Naomi e Inias como una unidad militar con la que invadió la casa de Castiel.

Balthazar fue testigo de todo, y después andaba contando como se dejaron caer a rappel desde un helicóptero y entraron por las ventanas. Podría estar exagerando, pero no por mucho.

Rápidamente, identificaron todas las esquinas peligrosas, los contactos mortales y aislaron las escaleras. Adaptaron la habitación de invitados en un parpadeo. Con todo y muebles.

- Eso no es necesario – protestó Castiel -. Yo puedo comprar-

-Sí – lo interrumpió Michael -. Pero en el trabajo de Anna le hicieron tal descuento que casi fueron regalados. No lo íbamos a desperdiciar.

El hermano mayor le tendió una tarjeta.

- Todos cooperamos, llévalos mañana a comprar lo que necesiten. Naomi te acompañará.

Castiel dudó antes de aceptar. Balthazar le había dicho que su hermano era un maniático del control. Pero lo que pasaba era que Michael se sentía responsable de los demás, por la tendencia de sus padres a andar en la luna. Además, Dean y Sam serían los primeros niños en la familia, porque ninguno de los hermanos Novak tenía hijos. Era curioso que el primero en "tenerlos" fuera precisamente el de en medio.

Pero cualquiera diría que Castiel se la pasaba recortando cupones para conseguir despensa, y no que era un diseñador grafico independiente, muy solicitado. Hasta podía darse lujos como escoger sus proyectos y hacer esperar a la gente.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Dean llevaba días sin pronunciar palabra, y deambulaba como un pequeño fantasma. Castiel repartía su tiempo entre el cuidado de los niños, su trabajo en el despacho de la casa, y mantener el lugar limpio, lo que hasta ese momento no le había dado problemas, pero siempre termina imponiéndose el desorden cuando hay un bebé.

- ¿Qué vas a hacer con el niño? – le preguntó Balthazar, desde su mesa de trabajo.

- Ya le arregle cita con un terapeuta.

Castiel se dejó caer por completo en la silla. Quería dormir profundamente, pero sabía que aun en sueños estaría pendiente del comunicador de bebés, atento por si Sam hacía ruido. Y si no escuchaba nada, entonces correría a la habitación de los niños a investigar la causa de tanto silencio sospechoso.

- Cassie – Balthazar se puso de pie para acercarse a su amigo, y tomarlo de los hombros -. Te exiges mucho.

- Pero… - a Castiel se le llenaron los ojos de lagrimas -. Son mi responsabilidad… tan pequeños… Y Dean está deshecho…

Balthazar le sonrió con ternura.

- Vamos, estás pendiente 24 horas los siete días. Están a salvo con alguien que quería a sus padres y los quiere a ellos. Dean está más allá de tu ayuda, pero ya tomaste medidas para solucionarlo – el hombre rubio se apresuró a sacar unos pañuelos de papel de su bolsillo para secarle las lagrimas.

- Es horrible que la gente muera así. Tan joven. Es injusto.

- Si que lo es. Pero esos niños tienen suerte de contar contigo.

Balthazar le hizo una caricia en la mejilla, y al verlo más calmado, sonrió y le dio un beso en la frente.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Esa noche, a Castiel lo despertaron unos pequeños sollozos. Se apresuró a la habitación de los niños, y encontró a Dean llorando, hecho un ovillo en la cama. Le rompió el corazón.

- Dean… Dean… - susurró, tocándole el hombro -. Está bien.

El niño lo miró a la luz de la lámpara, se arrodilló en su cama y le tendió los brazos. Castiel lo cargó, abrazándolo muy fuerte.

- Está bien que llores, Dean. Eres un niño muy valiente.

Dean lloró sin palabras, y se aferró a la camiseta de Castiel. Poco a poco se fue calmando.

Castiel calculó que pronto podría volver a dormir, así que debía ponerlo en la cama. Pasó por un momento de confusión, en que no quiso soltarlo porque podría alterarse, así que tras un par de vueltas se acostó con el niño en brazos y decidió esperar.

Les ganó el sueño a los dos.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸

Castiel llevaba a Dean a todas sus citas, puntual como un reloj. Tessa, la terapeuta, estaba haciendo un gran trabajo con él. Aun no decía una palabra, pero se veía más tranquilo, y hablaría cuando estuviera listo.

Además, tanto Dean como Sam tenían un montón de gente ocupándose de ellos. Castiel bajó el ritmo de trabajo, y sus hermanos se turnaban para visitarlo y estar un rato con los sobrinos, llevando comida como si vivieran en un descampado, lejos de los centros comerciales, sin auto para llegar a ellos. También los visitaban regularmente Bobby, Ellen y Jo, así que Sam pasaba de brazos en brazos, sin tocar otra superficie en días, y siempre había un voluntario para cambiarle el pañal.

A pesar de su resistencia, Balthazar cayó bajo el completo influjo de los hermanitos Winchester. Una vez, Dean entró al estudio, se paseó por todo el lugar, viendo las computadoras, los restiradores y demás parafernalia.

Como Castiel estaba ocupado dándole de comer a Sam, Dean no tenía a quien acercarse más que a Balthazar. El hombre rubio vio de reojo como el niño se acercaba titubeante, hasta apoyarse en sus rodillas, mirándolo con sus ojazos verdes.

Balthazar resistió heroicamente todo lo que pudo.

- El día de mañana vas a causar estragos – le dijo, de manera profética, antes de cargarlo y subirlo en sus rodillas. Procedió a explicarle en detalle lo que estaba haciendo. Quien sabe que tanto entendería el enano, pero parecía agradarle el sonido de su voz.

°º¤ø,¸¸,ø°°º¤ø,¸