Antes de dejarles leer esta nueva barbaridad ideada por mi mente inconsciente y maquiavélica he de decir que Caribdis siempre fue mi monstruo mitológico favorito y llevo media vida preguntándome por qué Kurumada no la incluyó entre los Generales de Poseidón si es de los más representativo que hay entre monstruos marinos ¬¬ Bueno he aquí mi manera de darle su justo protagonismo y al mismo tiempo responder mi duda de por qué no forma parte del ejército marino actualmente.

El fic se sitúa en una Guerra Santa contra Poseidón ocurrida (según mi mente irracional) por ahí de principios de la Baja Edad Media o las Cruzadas (siglo XIII o XIV quizás, no he llevado una clase de historia formal desde que salí de la preparatoria) y cuenta la historia de Caribdis, su participación en dicha guerra y la (mi) razón de que ya no aparezca en la serie que conocemos. No aparecen los Santos de la serie original (o Lost Canvas), sino antecesores suyos (y quizá alguna que otra reencarnación anterior por decirlo de alguna manera).

Tengo como tres historias diferentes con este personaje (terminé por amarla como la hija que aún no he tenido y talvez nunca tenga porque es bien perra, aunque lo diga yo y suene feo XD), pero esta es la más completa y menos complicada, y no es el fic con el que había amenazado originalmente en mi profile hace siglos, aunque de ahí surgió la idea y no la pude detener.

Bien, me dejó de idioteces y les dejo leer.


Mythology: Caribdis

Capítulo 1

Libertad

"… También verás, Odiseo, otro escollo más llano cerca uno de otro. Harías bien en pasar por él como una flecha. En éste hay un gran cabrahígo cubierto de follaje y debajo de él la divina Caribdis sorbe ruidosamente la negra agua. Tres veces durante el día la suelta y otras tres vuelve a sorberla que da miedo. ¡Ojalá no te encuentres allí cuando la está sorbiendo, pues no te libraría de la muerte ni el que sacude la tierra! Conque acércate, más bien, con rapidez al escollo de Escila y haz pasar de largo la nave, porque mejor es echar en falta a seis compañeros que no a todos juntos…"

(Canto XII, La Odisea, Homero)

-u-

En las profundidades del mar, en cada extremo del estrecho, era donde ambas se ocultaban desde antes de los tiempos heroicos, pero ahora solo quedaba ella, resguardada del mundo dentro de una gruta en el acantilado. Viendo pasar los años y los barcos con sus navegantes, de vez en cuando disfrutaba de absorber las aguas y atraer a los barcos hasta sus fauces y después soltar el agua cargada de cadáveres digeridos pues su voracidad no tenía fin. Y también veía pasar las guerras entre los dioses, Guerras Santas como las llamaban, pero los dioses no podían importarle menos. No desde que la habían desterrado y atado a ese mísero trozo de roca en mitad de ninguna parte.

Y pasaron más años, las criaturas del mar comenzaban a susurrar sobre la amenaza de una nueva guerra entre Poseidón y Atenea. Y sintió el llamado del Santuario Marino, como cada vez que el Emperador de los Mares se alzaba en pie de guerra contra cualquiera, y lo ignoró como lo había hecho desde las primeras guerras. Dentro de poco volvería a dejar de sentirlo, las guerras entre dioses no solían ser muy largas, y todo volvería a la normalidad. Lo que no esperaba era recibir visitas.

"Caribdis…" Escuchó en su mente. Vaya, pero si era ella.

"Escila…" Contestó a través del cosmos. "¿Qué haces aquí? ¿Nostalgia por tu antiguo hogar?"

"¿Llamas hogar a esta prisión?" Le reclamó Escila con repugnancia.

"¿Por qué no? Es cómodo y nadie me molesta." Fue la seca respuesta del monstruo marino.

"Ja… Eras la que más renegaba de este maldito sitio… Sin libertad, convertidas en bestias voraces, odiadas y temidas por todos."

Caribdis rió sarcásticamente.

"Oh, Escila, SOY una bestia voraz, odiada y temida. Siempre fui así, Zeus se limitó a darme la verdadera forma que debí haber tenido al nacer…"

Fue el turno de sonreír para Escila.

"Si, voracidad, odio y temor… ¿y la libertad?" Dijo la joven General del Pacífico Sur conociendo el punto vulnerable de la que fuera su compañera de prisión.

Un silencio osco siguió a la pregunta de Escila. En la superficie, el agua comenzó a agitarse y formar el gran remolino.

"Vete…" Surgió la voz maléfica de la criatura al fondo del mar. "¡Vete, Escila! ¡Dile a mi padre que jamás volveré a confiar en él! ¡No estaré nunca más a su servicio!" La bestia surgió de las aguas en su más grande esplendor y ferocidad, con sus grandes fauces abiertas dejando a la vista la larga serie de afilados colmillos que trituraban todo lo que entraba.

Escila no tardo en escapar de la roca sobre la que estaba en pie, impactada por el gran cosmos divino de Caribdis y su monstruosa apariencia.

-u-

La guerra ocurrió… y pasó, al igual que los años y los siglos hasta que la relativa paz de Caribdis se vio nuevamente afectada por un nuevo visitante.

"Debía pensar que vendrías tarde o temprano… padre." Habló Caribdis por medio de su cosmos, sin permitirle al Dios de los Mares decir nada. "Si quieres decirme algo no mandes a tus sirvientes y ven tú mismo."

La potente voz de Poseidón llegó hasta las profundidades de la cueva donde Caribdis yacía en su letargo.

"Sabes, hija mía, a qué he venido. Aunque tu negación a unirte al ejército de tu padre es de una puntualidad exacta, no pierdo la esperanza de que recapacites y regreses… Desde siempre admiré la forma en que aceptaste el castigo por la culpa que cargabas. Un castigo que ya has cumplido con creces, no es necesario que continúe tu exilio." Dijo a su vez el emperador de los mares hacia la gruta en la que el monstruo marino reposaba.

"Una culpa que no era del todo mía, pues fuiste tú el instigador y yo solo la mano ejecutora." Fue la seca respuesta de la hija de Poseidón.

El dios sonrió detectando el tono acusatorio en las palabras de Caribdis, como echándole en cara que, a pesar de su traición a ella, tuviera el descaro de aparecer y pedirle un favor.

"Te devolvería tu forma, tu belleza y tu poder." Le tentó Poseidón.

"No es algo que anhele o extrañe. Ya me he acostumbrado a esta forma, logrado encontrar la belleza en mi monstruosidad, y desde aquel funesto día que he dejado de abrazar el poder. A Escila le convencieron tus promesas, pero a mí ya hace mucho que dejaron de impresionarme." Contestó con voz cargada de solemnidad y algo de desafío.

"La antigua amada de Glauco no dudó en venir a mi lado, ¿por qué tú sí?" Cuestionó Poseidón recordando cómo había abrazado Escila su propuesta y puesto todo su poder a su disposición… todo con tal de volver a ser lo había sido antes de que la vengativa Circe envenenara las aguas en las que solía bañarse convirtiendo su cuerpo en un ser monstruoso.

"Porque… no confío en ti, padre." La voz mental de Caribdis estaba cargada de resentimiento.

Dentro de su cueva, el monstruo se resintió emitiendo un sonido lastimero y las aguas en la superficie se agitaron, mientras que la mujer en el monstruo se resistía y a la vez anhelaba lo que había sido.

"Yo te sacaría de aquí…" Propuso el dios y el monstruo alzó su cabeza, interesado. "Pediría clemencia por ti y ordenaría tu libertad, como dije, ya has cumplido con tu castigo. Hera lo haría, la diosa de la familia y los matrimonios, sentiría el dolor de un padre por su hija…" A pesar de sus amables palabras, Caribdis se negaba a caer por la falsa amabilidad de su padre. "Serías libre… poder recorrer el mar que tú misma creaste para mí, cabalgar las olas y nadar con las corrientes… ¿Acaso no deseas recuperar eso?"

Y eso fue suficiente para que el gran monstruo marino temblara de anhelo pues en otra vida había sido una diosa, una ninfa de los mares que había nadado libre por el océano. Luego había confiado en su padre y sido atada a ese pedazo de roca convertida en un monstruo. Su gran deseo no era la belleza ni el poder con el que Escila había sido tentada, sino la libertad.

"… Y sería parte de tu servidumbre." Añadió luego de un largo silencio, como intentado convencerse de que no sería una buena elección.

"Claro que no, tú eres hija de dioses. Pelea en mi nombre, princesa. Tendrías libertades, más que mis propios generales…" Poseidón quiso añadir que también sería más poderosa, pero sabía que eso le daría una excusa a su hija para retractarse y ya casi la tenía en sus manos.

Caribdis no contestó, pero su silencio habló con más elocuencia que si se hubiera refugiado en una de sus ingeniosas frases. Con un impulso de su cola, el monstruo salió de la gruta y se alzó en toda su majestuosidad frente a la figura de su padre que la esperaba en el exterior. Era una criatura soberbia y aterradora, con la forma de un largo pez de gran boca, con la que devoraba grandes cantidades de agua cada día formando las peligrosas corrientes, y afilados dientes con los que trituraba todo lo que entraba en ella; sus aletas terminando en largas púas puntiagudas, y sus escamas de un color blanco, brillante como la plata.

Poseidón la observó, complacido, sobre su carruaje tirado por caballos de mar, con su túnica azul y su verde cabello como algas marinas flotando en torno suyo, y el poderoso tridente en su mano derecha mientras que con la zurda sujetaba las riendas de sus corceles marinos. Aún en aquella espantosa forma, su hija era magnífica y el poder de sus cosmos, inmenso. De todos sus hijos, ella era la que más encarnaba la fuerza y cosmos del gran dios de los mares, pero tenía la voracidad y fiereza de los hijos de Gea. Con ella, sus soldados serían invencibles, podría vencer a esa niña odiosa de Atenea y extender sus dominios sobre la superficie llevando el mundo a una nueva utopía.

El gran emperador encendió su poderoso cosmos, dirigiendo su poder hacia Caribdis. Un remolino se formó en torno a la figura del gran monstruo para después comenzar a disminuir paulatinamente hasta desaparecer. En su lugar quedó una delicada figura femenina de largo y ondulado cabello blanco que flotaba con la corriente, en la posición que adopta un humano cuando abraza sus rodillas, pero en lugar de piernas poseía una preciosa cola de escamas blancas. La ninfa marina encendió su cosmos y alzó su mirada aguamarina hacia su padre, una mirada cargada de resentimiento y una infinita tristeza. Pero se sobrepuso, encerró todo su rencor en lo profundo de su ser y se inclinó ante su padre, el gran Poseidón.

"Si, hija mía, eres libre ahora… libre de vengarte de aquellos que te condenaron a esta profunda soledad." Dijo el dios con voz paternal extendiendo una mano hacia Caribdis.

"¿Acaso deseas que guíe tus ejércitos contra aquel cuyo rayo me convirtió? ¿Iniciar una Guerra Santa contra el mismo Zeus?" Cuestionó la ninfa con incredulidad.

Poseidón rió.

"Claro que no. ¿Lo has olvidado? La persona que propuso tu castigo. Mi hermano fue la mano ejecutora, pero alguien fue el instigador." Explicó utilizando las mismas palabras que su hija.

"Atenea…" Murmuró Caribdis mirando hacia la nada mientras su mente se trasladaba a aquella lejana época cuando había controlado el poder heredado de su padre sobre las aguas y creado un mar para él, inundando la gran zona del Mediterráneo y atrayendo la ira de los dioses.

Zeus iba destruirla, con la aprobación de su padre quien se escudaba en que jamás había ordenado tal acción y que su hija había actuado a sus espaldas, jactándose del poder que él le había otorgado. Pero alguien propuso un castigo diferente, la diosa de ojos grises, convertirla en un monstruo y encerrarla en el estrecho... Claro, eso era típico de Atenea, una solución que le funcionaría siglos después con Medusa, Aracne y otras pobres desdichadas. No rogó a los dioses por misericordia ni lloró su desdichado destino, pero miró con odio a Atenea y con súplica a Poseidón. O quizá fuera al contrario, quizá agradeció a la diosa el mantenerla con vida y odió a su padre por manipularla, pero ya no podía recordarlo bien.

"… Lo recuerdo…" O eso pensaba ella. "Contra Atenea y su Santuario será." Declaró aceptando la mano que le tendía su padre.

Se sentó a su lado en el carruaje y remontaron las olas.

Continuará…


Referencias mitológicas y geológicas de san Wikipedia:

Caribdis: En la mitología griega Caribdis es un monstruo marino, hija de Poseidón y Gea (con estos dioses no se puede, mira que andarse enrrollando con la abuela de uno ¬¬), que tragaba enormes cantidades de agua tres veces al día y las devolvía otras tantas veces, adoptando así la forma de un remolino que devoraba todo lo que se ponía a su alcance.

Habitaba junto a Escila, otro monstruo marino, en un estrecho paso marítimo. Los dos lados del estrecho estaban al alcance de una flecha, tan cercanos que los marineros que intentaban evitar a Caribdis pasaban demasiado cerca de Escila y viceversa. La expresión «entre Escila y Caribdis» ha llegado a significar estar entre dos peligros de forma que alejarse de uno hace que se caiga en el otro.

Tradicionalmente, se ubican a estas dos en el estrecho de Mesina lo hace que se la asocie a Caribdis con el remolino que forman las corrientes que se encuentran en la zona, pero rara vez es peligroso. Investigaciones recientes han reexaminado la ubicación y sugieren que esta asociación es errónea, y que un origen más probable de la historia podría hallarse cerca del cabo Skilla, al noroeste de Grecia. Otros investigadores, sin embargo, sostienen que se trata de un lugar puramente fabuloso que no es posible identificar con ningún escenario real.

Caribdis fue originalmente una ninfa marina que, según la versión, inundó la tierra para ampliar el reino submarino de su padre, hasta que Zeus la transformó en un monstruo; o también porque devoró parte de ganado de Gerión que Hércules había robado. Para este fic elegí la primera versión porque me gusta más y porque considero que para cuando los humanos apenas habían dejado de vivir en cuevas y comenzaban a formar una cultura, ella ya estaba presa en el estrecho de Mesina (me gusta más esa ubicación y si consideramos que es correcta nos damos una idea de lo perdido que andaba Ulises en la Odisea).

Eso de que fue Atenea quien sugirió el castigo de Caribdis es invento mío para fines de la trama, así como su apariencia de pez plateado de gran boca y dientes filosos, en realidad nunca se supo qué forma tenía, los que la vieron de cerca no vivieron para contarlo.

Escila: Era otro monstruo marino que anteriormente había sido una hermosa ninfa, hija de Forcis y Hécate. Es descrita como un monstruo con torso de mujer y cola de pez, así como con seis perros partiendo de su cintura con dos patas cada uno, haciendo un total de doce; según otras versiones, sería un ser con seis largos y serpentinos cuellos con cabezas grotescas, mientras que sus doce patas serían de otra naturaleza; finalmente, según otras fuentes, compartiría algo de ambas descripciones (total que lo único en que estaban de acuerdo era en que era una cosa muy fea y deforme). Sin embargo, se dice siempre que poseía en cada cabeza tres apretadas hileras de afilados dientes, así como que emitía un aullido similar al de un perro.

Según un mito, fue Circe la responsable de tal transformación, ya que amaba al dios marino Glauco, pero el amaba a Escila y aunque fue rechazado, no dejaría de amarla y por ende no aceptaría los avances de Circe quien al ver la escena hizo todo lo posible por enamorarlo. Enojada, Circe pensó que si quería a Glauco para ella, debía eliminar a Escila. Así que creó un veneno muy poderoso y lo vertio en el lago donde Escila se bañaba a la hora en que ella lo hacía. Al tocar el agua, Escila se transformó en un horrible monstruo. ¿Por qué la mandaron también a hacerle compañía a Caribdis? Así son los dioses, punto.

El Mediterráneo: Esta registrado que hace unos 5 o 6 millones de años, dicho mar se secó completamente al quedar desconectado del Atlantico por el estrecho de Gibraltar (ese que está entre la punta de Europa y África) que se estrechó aún más de lo que está ahora, pero algún tiempo después (ni idea de cuánto) el estrecho volvió a abrirse provocando nuevamente la inundación de toda aquella región. La inundación fue tan masiva que se calcula un aumento en el nivel del agua fue de unos 10 metros diarios llenándolo por completo en menos de dos años (en contraste de los miles que tardó en secarse).

Ahora, según algunas versiones (incluyendo la mía) eso fue culpa de Caribdis ¿por qué se enojaron los dioses por algo que de todas formas iba ocurrir? Ya lo explicaré después X3.

Y ya, mucho choro científico, bye :3