Hetalia, Nyo!Spain/Isabel (no oficial) Fernández Carriedo e Inglaterra /Arthur Kirkland pertenecen a Hidekaz Himaruya no a mí.
Lo que traiga la paz
Isabel sonrió, estaba leyendo una copia del tratado de paz recientemente firmado que le había entregado uno de los delegados españoles. En dicho tratado se establecían unas condiciones muy favorables para el Imperio español, por lo que no pudo evitar sonreír con picardía, pese a lo mal que había comenzado el enfrentamiento, al final le habían salido bastante bien las cosas y ahora podría tomarse un descanso, quizá en Nápoles con su pequeña italiana, o visitar a sus desatendidas colonias americanas, o disfrutar de un rato de hermanos con cierto portugués, eran tantas las opciones que casi la empezaban a marear.
Siguió andando tranquilamente por los pasillos del palacio, imaginando sus futuras vacaciones, hasta que, sin saber muy bien como, se vio acorralada contra la pared por un par de brazos a la altura de sus hombros y el tratado en el suelo. Frunció el ceño. No necesitó escuchar la suave risa maliciosa para saber quién era el causante de su situación.
- No deberías poner esa cara, tu rostro es demasiado adorable para que lo estropees con muecas feas – susurró el que la tenía "prisionera" en su oído, demasiado cerca para el gusto de la española que se revolvió un poco, inútilmente.
- ¿Qué es lo que quieres, Arthur? – preguntó intentando no demostrar su molestia y, fallando estrepitosamente.
- Bueno, estás en mi casa y ni siquiera te has dignado a saludarme, me parece muy poco cortés por tu parte, Elizabeth – respondió Inglaterra sin ninguna intención de alejarse de ella, es más, haciendo el espacio entre ellos mucho más reducido.
Isabel frunció el ceño todavía más, odiaba la traducción de su nombre en inglés, más aún por las connotaciones que tenía, por quien se había llamado así. Y Arthur lo sabía, por eso su sonrisa era más amplia. España maldijo entre dientes en su idioma y fijó su mirada sobre la de Inglaterra.
- En realidad, tú eres el que está siendo un mal anfitrión, Arturo – murmuró con una sonrisa falsa sobre sus labios, no se había podido resistir a devolverle la del nombre, aunque seguía siendo más suave para él – he estado mucho tiempo en tu casa y tú no has venido a verme en ningún momento, ahora, si me disculpas, tengo cosas que hacer – terminó intentado empujarle para alejarle de ella, en vano.
- Entonces, tendré que compensarte por toda esa desatención.
El rubio terminó de reducir las distancias y juntó sus labios con los de la española, quien, inconscientemente, abrió la boca permitiéndole profundizar en el beso. Isabel también notó como las manos que se apoyaban en la pared, reteniéndola, ahora se colocaban sobre su cintura y espalda, bajando peligrosamente, lo que le devolvió a la realidad. Levantó la rodilla y golpeó las regiones vitales de Inglaterra, el cual, sorprendido, la soltó, esto permitió a España empujarlo lejos de ella. Creyó escuchar algo así como Bloody hell salir de la boca del rubio.
- Tanta atención me agobia – dijo con una sonrisa maliciosa.
Arthur alzó su verde mirada para encontrarse con los ojos, también verdes, de Isabel y se irguió con toda la dignidad que fue capaz de acumular.
- No tendrías que haber hecho eso, acabamos de firmar la paz y aún sigues en pie de guerra.
- Por eso mismo, hemos firmado la paz, a petición tuya te recuerdo – dijo Isabel altanera, a fin de cuentas, el tratado le era bastante favorable – así que agradecería que dejaras de acosarme, si no te importa – terminó irónicamente con los manos sobre la cintura.
- No seas, así, yo pensaba que ahora que habíamos arreglado nuestras diferencias podríamos mejorar nuestra relación.
Isabel bufó molesta cuando vio que el inglés volvía a la carga, ya estaba a menos de un paso de ella, ¿es qué ese hombre no se cansaba nunca? ¿Le iba el riesgo? Se respondió a sí misma, obviamente le gustaba el riesgo y la aventura, como a ella, al fin y al cabo, era un pirata.
Apoyó las manos en los hombros de Arthur para impedir que se acercara más a ella, pero en seguida se volvió a ver atrapada entre el cuerpo del inglés y la pared. Empezaba a desear que no hubiesen firmado la paz y que no se encontrasen en Londres, así podría darle una paliza sin ningún tipo de remordimiento.
- ¡Quieres soltarme de una vez! ¡Joder! – gritó España. Empezaba a estar muy enfadada, sobre todo por la sonrisa maliciosa de Inglaterra que asomaba de nuevo en los labios de su, hasta hacía unas pocas horas, rival.
- Una dama no debe decir esas palabrotas – regañó Inglaterra medio en broma – aunque, bien pensado, tú no eres una dama – finalizó con una pequeña risa.
- ¿Y eso te molesta? – fue la contestación de España. Ya no se resistía, no merecía la pena, al final Arthur tendría que dejarle salir, no es que fuesen aliados, pero ya no eran enemigos y no sería inteligente forzar la situación tan pronto.
- Al contrario, me encanta. Si fueras una dama refinada no serías ni la mitad de lo interesante que eres ahora, capitana – susurró de nuevo en su oído.
Isabel se sonrojó, no pudo evitarlo, le pasaba bastante a menudo con los piropos, porque eso era un piropo, por lo menos, viniendo de Arthur, lo era.
- Cállate y suéltame, cualquiera que nos vea va a pensar cosas que no son – dijo la española volteando la cara avergonzada para cambiar de tema.
- Tienes razón, quizá debamos continuar esta conversación en un lugar… más íntimo… como mi habitación – sugirió Inglaterra con voz insinuante justo en el oído de la española.
- Eres un maldito pervertido – se le escapó entre dientes a Isabel. Seguía sin mirar al inglés a los ojos. Sus mejillas habían adquirido más tonalidad roja y empezaba a parecerse cada vez más a sus adorados tomates.
- Solo contigo, my gypsy – murmuró mientras besaba la mejilla que parecía ofrecerle la española – aunque todavía no has respondido a mi pregunta, ¿eso significa que puedo tomármelo como un sí?
- En tus sueños, maldito cabrón – fue la respuesta decidida de España que volvía a mirar desafiante a Inglaterra a los ojos.
- Oh, créeme que allí te hago muchas cosas, aunque la realidad tampoco se queda corta. Supongo que prefieres un camarote en un barco que una habitación con una cama – siguió refutando Arthur.
España volvió a sonrojarse y a maldecir mentalmente su escasa resistencia al inglés cuando sus encuentros pasaban de la batalla a un marco más pasional, siempre acababa rindiéndose al deseo y a la locura y, seguramente, si seguían así, esta vez acabaría siendo algo parecido, sobre todo porque su resistencia había pasado a ser solamente verbal desde hacía ya un buen rato.
- Lo que tú necesitas es un jarro de agua fría, ¿por qué no te vas a dar una vuelta por Escocia con tu hermano para que se te refresquen las ideas?
- Me encantaría, pero con él no puedo hacer lo que quiero hacer contigo, sweetheart – comentó Arthur.
- No siempre se puede conseguir todo lo que se quiere – le increpó Isabel con una mirada insinuante.
- Pero yo siempre consigo lo que quiero, tú deberías saberlo mejor que nadie.
Isabel iba a darle una respuesta cortante a eso, pero el sonido de alguien acercándose desde el final del pasillo la distrajo, lo que fue aprovechado por Arthur para cogerla en brazos y llevársela en dirección contraria a donde se escuchaban los pasos. El tratado olvidado en el suelo.
- ¡¿Qué haces? ¡Bájame! – gritó España revolviéndose entre sus brazos, dificultando bastante a Inglaterra cargarla.
- Estate quietecita, no querrás que te vean en esta situación – murmuró Arthur incómodo para evitar que se moviera tanto.
Isabel apretó los labios, pero dejó de resistirse, sería demasiado incómodo si alguien los encontraba así, sobre todo para ella. Se sorprendió cuando vio que salían del palacio, sorprendentemente sin cruzarse con nadie, creía que Arthur la llevaría hasta su habitación, al menos eso le había dado a entender antes, pero parecía que el inglés tenía otros planes.
- ¿A dónde me llevas? – preguntó con curiosidad, sin estar a la defensiva, cambio que percibió el inglés, por lo que también se permitió el lujo de relajarse un poco.
- Voy a enseñarte Londres, la mayoría de las veces que has estado aquí ha sido como prisionera o demasiado cortas como para hacer una visita a la ciudad, así que voy a arreglar eso – dijo Arthur con una sonrisa y bajándola para que pudiese ir andando - ¿te gusta la idea? – acabó ofreciéndole el brazo.
- Creo que es lo único inteligente que has dicho desde que nos hemos visto – dijo Isabel aceptando el brazo de Arthur y, sorprendentemente, dándole un beso en la mejilla que dejó al rubio sorprendido y con un leve sonrojo en sus mejillas - ¿dónde vamos primero? – preguntó mientras se alejaban.
OMAKE
Los insistentes golpes en su puerta despertaron a Arthur, quien se levantó molesto de la cama y se dirigió a la puerta poniéndose unos calzones por el camino para ocultar su desnudez. Abrió la puerta y dirigió una de sus peores miradas al pobre criado que estaba al otro lado, temblando.
- ¿Qué quieres? – preguntó cortante.
- Y-Yo…yo, es que, m-me han enviado – tartamudeó el pobre chico, lo que agotó con la poca paciencia de Inglaterra.
- Habla claro.
- Son los delegados españoles – dijo de corrillo – n-no encuentran a ma'am Spain y… que-querrían saber si-si usted sabe algo – finalizó con la cabeza gacha.
Arthur levantó una de sus pobladas cejas y con una mueca irónica respondió a la pregunta.
- ¿Por qué iba a saber yo dónde está España? Si sus niñeras no son capaces de encontrarla no es mi problema, ni el de ningún inglés – dijo Arthur y cerró la puerta de un portazo sin dar tiempo al pobre criado a sobreponerse.
Se dirigió de vuelta a la cama, algo raro en él, que una vez levantado no era capaz de volver a entrar en ella hasta la noche, pero también tenía sus excepciones, como era el caso.
- ¿Qué quería? – preguntó una voz desde la cama.
- Parece ser que tus niñeras andan desesperados porque no te encuentran por ninguna parte – dijo Arthur que ya estaba entre las sábanas y sin ropa de nuevo, por lo que pudo abrazar a su compañera por la espalda – no sé por qué creían que yo sabría algo – añadió con su característica sonrisa irónica.
- Yo tampoco lo sé – mientras hablaba la castaña se había girado para estar de cara a Arthur – a veces se les ocurren cosas muy raras – y le besó.
Arthur correspondió al beso y se colocó sobre ella, entre sus piernas. Cuando se separaron la castaña le miró pícaramente.
- Aunque creo que podemos dejarles esperando un ratito más ¿a ti que te parece?
Por toda respuesta Arthur se lanzó sobre su boca de nuevo para repetir lo ocurrido durante la noche anterior, porque, tenía que reconocerlo, haber firmado la paz traía muchas ventajas.
Y hasta aquí mi segunda historia con Nyo!España y la primera UKEsp (me encantan y no sé porqué). Haz el amor y no la guerra XD.
¿Está OC España? Bueno, Himaruya dijo que Nyo!España es más fuerte que Antonio y, personalmente, creo que Inglaterra es una de las pocas, por no decir la única, persona capaz de sacarla de sus casillas (tanto nyo como no nyo), por eso son tan sexys.
Otra cosa, bueno se supone que todo el rato hablan en el idioma de los países (sino no sé cómo se entenderían) algo así como el esperanto, y la parte en cursiva sería lo que dicen en su propio idioma, menos la conversación de Arthur con el criado que sería toda en inglés. Esta idea del idioma me parece que la empezó Miruru, pero tampoco estoy segura.
Históricamente el fic está ambientado en 1604, el Tratado de Londres que puso fin a la guerra anglo-española de entre 1585-1604. Y ahora un poquito de lección histórica (saca el bolígrafo y pone voz de maestra) Pese a lo que se sabe comúnmente de esta guerra, tras la derrota de la Armada Invencible en 1588 (llamada así por los ingleses, porque en España era la Grande y Felicísima Armada, toma castaña con el nombrecito de todos modos) al año siguiente tuvo lugar la Contrarmada inglesa, o lo que es lo mismo, metieron la pata igual que los españoles con la anterior, además no supieron aprovechar el bajón defensivo de España, por lo que las cosas volvieron a igualarse bastante, con la única diferencia de que ahora los dos países estaban arruinados. Después de estos dos desastres (uno para cada país) hubo más batallas, apoyos a los rebeldes, Inglaterra a Holanda y España a Irlanda por ejemplo, que no terminó de ir muy bien, así que tras la muerte de Felipe II y Elizabeth I, sus herederos decidieron firmaron un tratado de paz, a petición del rey inglés, que era resultó ser bastante favorable a España. En él se establecía que: Inglaterra dejaba de apoyar a los rebeldes holandeses, abría el paso por el Canal de la Mancha para el comercio de España con los Países Bajos, impedía el comercio de cualquier inglés entre España y Holanda y, lo más importante, se suprimía la piratería por el Océano Atlántico, a cambio España facilitaba el comercio inglés con sus colonias americanas, renunciaba a tratar de invadir Inglaterra, a coronar un rey católico y a la defensa del catolicismo en Inglaterra. La paz duró hasta 1624. Fin de la lección histórica. Si alguien quiere puedo hacer una especie de precuela a este fic con alguno de los eventos de la guerra.
Otra cosa, ¿por qué Isabel y no Antonia? Bueno, principalmente porque me gusta más y, también porque el nombre inglés de Isa es Elizabeth, como la amada reina de Inglaterra y bastante odiada por Isa (está celosa porque Arthur la quería mucho XD), así que le molesta muchísimo cuando la llaman así, lo cual es muy gracioso.
Y no sé que más, espero que os haya gustado y si queréis enviéis reviews, se aceptan tomates, tazas de té, flores, gatitos… scones no por favor XD y, sobre todo, sugerencias para más fics con Nyo!España y cualquier país (pero no me hagáis emparejarla románticamente con Italia del Sur, que no me sale) a ser posible con un hecho histórico, pero sino da igual.
