Noviembre.
Noviembre Apenas las cinco de la tarde y ya está anocheciendo. Londres a lo lejos brilla e ilumina las nubes que se empeñan en cubrir los últimos rayos de sol. Dan un color gris al aire, que sopla frío y furioso. Agita sin piedad los árboles haciendo saltar las pocas hojas que quedan prendidas. Lluvias de hojas marrones, rojas y amarillas surcan las calles. Tapizan el suelo y el camino de entrada a la casa de los Potter.
Dentro, ajenos a todo, cenan cinco amigos. Entre bromas, porque quieren olvidar aunque sea un par de horas la oscuridad de la guerra que les espera fuera. Saboreando como niños el pastel de calabaza de la madre de Peter, porque son adultos, pero solo tienen 20 años y el mundo aún les queda grande.
Sobre todo contentos. Remus Lupin, acaba de llegar, maltrecho pero entero de su primera misión en solitario para la Orden del Fénix.
Le han machacado a preguntas, pero él encoge sus hombros con cansancio, no puede contarles nada de verdad, por favor no insistáis. Los demás solo se convencen cuando Lily afirma suavemente está bien cariño, ¿quieres más pollo? Y le mira con preocupación porque de verdad parece cansado, flaco y destrozado interiormente.
Según pasa la cena los ojos de Lupin van recobrando su brillo incluso ríe cuando Sirius afirma que ellos también han estado muy ocupados, no te creas, nunca había apreciado tus esfuerzos culinarios.
Al final de la cena se despiden todos. Peter abraza a los chicos, besa a Lily en la mejilla y se desaparece tan deprisa que tira el perchero de la entrada.
Lily abraza a Remus en la entrada
¿tan malo ha sido?- pregunta con la aprensión marcada en sus preciosos ojos verdes.
Peor Lily- medio desesperado porque le entienda, medio cansado de tener que mentirles a todos- no te puedes imaginar como ha sido.
Eres el mejor de todos nosotros. El más valiente- le asegura cogiéndole la cara con las manos- prométeme que dormirás bien y no te iras con este pánfilo a un Pub- señala con la cabeza a Sirius que le está esperando en la verja. Remus sonríe y se le iluminan los ojos castaños.
Te lo aseguro. Mañana vendré a tomar el té, a las 5.- le da un último beso y se gira para abrazar a James.- adiós Cornamenta, gracias por la cena.
Hasta mañana Lunático, tened cuidado- le insta - no dejes que te persigan los fantasmas- le susurra en la oreja lleno de comprensión.
Venga ya pesados, tanto mimito y besito. Eres un lobo no un peluche Lunático. Como no, el perro sale a pasear, impaciente por estar a solas con él. Por tirarse en el sofá y sacarle información toda la noche.
La puerta de casa de los Potter se cierra, pero a Lupin no le apetece irse a casa por mucho sueño que tenga. Y echa andar por la calle iluminada tan solo por las farolas, no hay luna esa noche y las estrellas se esconden tras las nubes. Lunático camina entre las sombras y Sirius le sigue sin hacer preguntas. Pasean en silencio, entre las casas de bajos tejados y porches ajardinados. El valle de Godric se calla y los vecinos duermen.
COMPAÑEROS DE PISO
Os he oído- le informa al rato con las manos hundidas en los bolsillos de la cazadora- anda Lunático déjame llevarte a un bar. Una copa rápida-promete. Habla por hablar. Por llenar el vacío. Porque le angustia la silenciosa carga de su amigo- llevo semanas sin salir, estos dos todo el día de cenitas y Colagusano está jodidamente desaparecido- se hace el ofendido- seguro que tu al menos has tenido juerga- no lo dice en serio ambos lo saben, se parapeta detrás de su ironía habitual, que al final le contará todo o casi todo también lo saben los dos.
Se da la vuelta y le mira. Desgarbado y roto. Protegido del frío tan solo por ese raído abrigo verde y una bufanda de lana deshilachada. Los hombres lobo no pasan frío recuerda. Los hombros caídos y la voz agotada.
Canuto, no quieres saberlo-desesperado-en serio, no quieres.
Sirius tiembla, hace un frío del demonio
anda Lunático, vámonos a casa.
Viven en el centro de Londres. Compañeros de piso tío había dicho Sirius para convencerle.
Al terminar el colegio decidieron vivir juntos. James no se iba a ir de casa hasta que terminara los estudios de auror, y después pensaba casarse con Lily, Peter vivía con su madre enferma, la cuidaba él mejor que nadie.
Pero Remus necesitaba un piso en Londres porque trabajaba y estudiaba allí, muy lejos de su pueblo natal, y Sirius se moría de ganas de tener casa propia. Así que el primer día de vacaciones de 7º año se despidió de los señores Potter y fue a recoger a Remus en su moto.
Lupin había encontrado un piso de dos habitaciones, baño, salón, minúscula cocina y una terraza bastante razonable. Habían discutido, claro. Con Sirius siempre se discute. Que si él quería vivir en Picadilly, que si quería un ático… pero Lupin había sido terco. A medias es a medias, Canuto. Y yo no me puedo permitir otra cosa más que este piso.
Era un hogar ahora. Remus había comprado muebles y los había colocado con la ayuda de Lily. Sirius había contribuido pintando las paredes y comprando una televisión (un invento cojonudo recientemente descubierto) un cuadro de los Beatles les miraba desde la pared y un comodísimo sofá marrón invadía el salón. Solían quedarse hablando hasta tarde, tirados entre cojines o viendo una peli. A veces cuando Remus volvía del trabajo en la biblioteca se encontraba con la música a tope y a Sirius berreando por toda la casa; los domingos era cena obligatoria en su piso. James, Lily y Peter siempre, a veces otros miembros de la orden venían, los Prewett, los Longbottom, incluso una vez McGonagall un jodido momento épico según Sirius. La nevera estaba llena de fotos, le Lily y Remus abrazados sonriendo a la cámara en el Gran comedor de Hogwarts, de cuando James conoció a Ludo Bagman, de Sirius y su moto. De Peter como colagusano husmeando un trozo de queso…
El cálido ambiente de su casa calma a Lupin inmediatamente. Está nervioso, cansado, pero más nervioso aún. No entiende su ansia. O bueno si la entiende. Está por una vez completamente liberado del lobo. Quizá por eso tiene otra clase de miedo, diferente y muy intenso. Ha pasado casi dos semanas con sus congéneres, dejándose arrastrar por ellos. Más fuerte y fiero que nunca, por una vez libre. Pero nunca fue uno de ellos por completo, y ahora sentado en su sofá, con su mejor amigo que no le quita el ojo de encima, atosigándole. Con sus preciosos ojos grises reclamando una historia o al menos respuestas, siente que no puede más. Abre la boca vencido por la insistencia de Sirius, pero este le sorprende, como siempre.
Espera un momento Lunático- se levanta del sofá con elegancia inconsciente. Estirándose la camiseta y dándole palmaditas en el hombro- un momento-repite
Se apoya en el respaldo y cierra los ojos. Le oye trastear en la cocina y al momento un dulce olor se extiende por toda la casa. Sonríe cuando oye un chasquido y un Mierda, reparo.
Vuelve y le pone un tazón de chocolate en las manos. Bebe y el mundo vuelve a recomponerse. Se le aclara la vista y se le calientan las tripas. Siente que puede con todo por fin.
¿tan malo ha sido? Joder, tuve que acosar a Dumbledore para que me dijera donde coño estabas. No podíamos comunicarnos contigo. ¿dónde has estado?- ¿ que cojones has estado haciendo?¿por qué tienes esa cara? ¿por qué no hablas? No lo dice, pero lo piensa y se le nota.
Canuto, tenía que hacerlo, ¿quien si no?- la amargura de ser el único- no ha sido tan terrible, quiero decir, los lobos tienen también una parte humana- a partir de ese momento Sirius se queda muy quieto, en silencio -hay algunos que no opinan como Greyback, Canuto. Tienen miedo de no hacerle caso. Al tercer día de estar ahí ejecutaron a dos niños recién mordidos Sirius. Porque se habían comido el almuerzo de un macho viejo- se cubre la cara con las manos y apoya los codos en las rodillas- Por comerse un miserable trozo de carne, no he tenido que hacer cosas demasiado terribles. La primera semana todo fueron búsquedas y reuniones clandestinas, había que encontrar al mayor número de licántropos, después llegó la luna llena, y después… - se hunde más cuando lo recuerda. Historias de lobos que en vez de perseguir a la luna siguen las órdenes de un líder tenebroso.
Sirius está furioso, contra Dumbledore por enviar a su amigo lejos y al peligro, contra Voldemort por la puta guerra. Consigo mismo por no sufrir con Lunático. Vibra y echa chispas. Imagina los horrores por los que ha pasado. Y no tiene más remedio que abrazarle. Eres jodidamente valiente. Le abraza y se arrepiente en cuanto Lunático se pone tenso y se aparta. Mierda que te pasa.
Tiene vértigo, ya lo tenía antes pero aún así se ha tirado y su amigo se ha apartado. Está furioso también con él. Por marcharse sin avisar. Se tuvieron que enterar al día siguiente. Por Moody. Por eso Remus les llevó a cenar a todos, era una cena de despedida Por si no volvía. Por eso no les controló por una vez con el whisky de fuego. Por eso arrastró a Sirius y a Peter a una taberna cuando James no se dejó convencer.
Quizás, solo quizás por eso le había besado en cuando le dio las buenas noches. Tímido y torpe, como esperando ser rechazado pero sin miedo a perder. Y Sirius que llevaba años esperando ese momento se había quedado paralizado, pero se recobro y le abrazó llenándole la boca de besos. Se dio cuenta de que Lunático estaba temblando, le había abrazado. ¿Que te pasa? Nada, nada en serio. Lunático.. Sirius no te lo puedo explicar ahora pero tengo que marcharme. Y JODER se había marchado, cuando se despertó Lupin no estaba por ningún lado y Sirius tuvo que esperar semanas para pedir explicaciones. Más preocupado por su bienestar que por otra cosa. Y ahora que podía no se atrevía.
Canuto… necesito que me ayudes-lo que quieras joder.
¿Qué quieres?- en la otra esquina del sofá Lupin se empieza a desabrochar la camisa y Sirius se queda estupefacto. Se emociona, se le quita de golpe la alegría cuando ve la razón por la que su amigo se había apartado de su lado. una mordedura pequeña, grisácea, sanguinolenta decora sus costillas. Le sorprende que la camisa esté blanca y no empapada de sangre. Pero es una herida de días ya.
Me tienes que lavar la herida, pero con cuidado es de licántropo y no se hasta que punto está envenenada. Yo solo no puedo y entiendo que no lo hagas….-siempre tan inseguro.
Sirius gruñe pero le ayuda a quitarse la camisa y le lleva al baño. Le lava la herida con agua y desinfectante como puede. Con miedo de causar más daño. De cerca se percibe mejor la carne desgarrada, el músculo roto e incluso algún destello blanco de hueso debajo. Le aplica poción matalobos y le venda la herida con delicadeza. Lunático se deja hacer, con los ojos cerrados y apretando los dientes. Sirius tiene ganas de matar a alguien.
-¿Quién te hizo eso Lunático?
- el mismo que la otra vez Sirius- le mira a los ojos fijamente desde que llegaron al piso- el mismo de siempre, muerde incluso cuando no hay luna.
¿ por qué me besaste?
-¿por qué te fuiste sin avisar capullo?
- no podía hacerlo, no podía daros información.
- ya
Me tenías que haber avisado al menos a mí, joder, joder.
¿qué tal vosotros estas semanas?- le mira, apoyado contra el lavabo en pantalones. Con la mano izquierda sobre el costado derecho, protegiéndose el mordisco.
Sirius respira y vuelve a ser el mismo.
cojonudo, ya sabes, fiestas en casa de Dumbledore. Veelas a tutiplén, Ojoloco dando órdenes. Lo de siempre.
Ya
Bueno… creo que me voy a la cama.
Canuto... tenía que ir. La orden me necesitaba ahí.
Claro tío lo comprendo joder no soy retrasado. No entiendo que coño nos pasa.
La ira contra la orden se le ha pasado. Su amigo tiene una peligrosa labor, como todos. Son tiempos difíciles. Pero es de noche, y ha pasado muchas, muchas noches solo. Pensando, actuando poco, preparándose para su regreso y sabe que está enfadado por su actitud. Por Que coño somos. Quiero besarte. Estabas borracho ¿es eso? Nunca me había despertado echándote de menos. Te echo de menos ahora más que antes. Bésame ya.
Pero deja pasar el momento. No parece que Remus se de cuenta.
buenas noches.
Remus se mete en la cama con cuidado, espera al sueño y a los fantasmas. Pero no llegan. Solo ve la cara de Sirius. Sus labios cuando se besaron. Le oye desvestirse en la habitación de al lado y se odia por ser tan cobarde. Se duerme con el recuerdo del cuerpo de su amigo contra el suyo.
