Capítulo 1: Aprender a Adaptarse
Nuevamente releía su rutina de siempre: levantarse temprano, hacer sus ejercicios, tomar desayuno, irse a clases, salir a almorzar, reunirse con el club de tenis, seguir entrenando, ir a su apartamento, hacer sus deberes e irse a dormir. Cada actividad planificada con tiempos y duraciones en una hoja gigantesca pegada en su habitación para no olvidarse que hacer. ¡Había servido por tanto tiempo que daba pena verla toda garabateada!
Respiro profundo al ver ese pedazo de papel cubierto por flechas y más flechas que no sabía manejar, tendría que hacerse uno nuevo porque simplemente ya no servía. Todo se había puesto de cabeza y su nuevo horario dormía en su mente con diversos espacios para colocar sus actividades personales, además de incluir lo que su compañero Inui tan gentilmente se había dignado en enviarle. Aunque más pareciera que se trataba de algún experimento físico con él.
Haciendo una nota mental que lo revisaría al llegar a casa sabe dios a qué hora, se colocó su bandana verde de siempre, tomó su pequeña toalla y su botella de agua para continuar con su entrenamiento de ese día. Tenía que aprovechar de alguna manera aquellas horas libres donde nadie lo molestaría, ya que después tendría una reunión con 'la responsable' que su perfecto horario se viniera abajo. Así que sin más salió de casa.
Hace un mes se dio la libertad de pasar algunas semanas de sus vacaciones de invierno en compañía de su familia, que casi exigieron su presencia, para pasar momentos juntos y les contara como le había ido en todo este tiempo de universidad. Su madre muy angustiada quería saber cómo estaba su hijo mayor y cómo se alimentaba después de tanto ejercicio. ¡Lo que más disfrutó fue su comida japonesa hecha en casa!
Pero ahí estaba otra vez, acoplándose a su nueva rutina, donde él tenía las riendas de las decisiones que tomaba y asumiendo las responsabilidades que llegaban una tras otra. Sobre todo una en particular que nunca pensó cargar en su espalda y justamente le estaba escribiendo un mensaje.
'Y por fin llegué al gimnasio. Rezo que el agua se evapore del camino, para poder rendir cuentas sobre la carrera que me tenías pendiente. Estaré por la playa en dos horas. Besos'
'Ya decía yo, porque se demoraba tanto en escribir' – Se dijo seriamente al leer el mensaje y cerrar su celular. Tenía solo dos horas para avanzar su entrenamiento y preparar su cerebro para lo que sería el carrusel emocional que sufría cada vez que la tenía cerca. Nunca pensó que tener novia pudiera ser tan agotador.
Si le pagaran por cada subida de sangre a sus mejillas producto de cada sonrisa, caricia o beso que compartían, estaba seguro que se volvería millonario. Y es que después de sus merecidas vacaciones, retomó la relación con la peliazul que no dejaba de invadir sus pensamientos. Si bien eran algo incómodas las reuniones y citas que tenían, porque no dejaría nunca su naturaleza avergonzada, estaba disfrutando de su compañía y espontánea personalidad muy diferente a la suya. Realidad que lo malhumoraba a veces, pero lo encontraba atrayente.
En su ignorancia sobre las relaciones de pareja, trató de 'dejarse llevar' y no pensar demasiado en lo que hacía porque era peor. No había forma que analizara que movimiento hacer cuando no conocía a ciencia cierta cómo. Un simple beso podía generar un desequilibrio enorme en su cuerpo, y es que recordar la sensación de los rosados labios de la peliazul moviéndose junto a los suyos, lo ponía nervioso y con ganas que la tierra se lo tragara de la vergüenza. ¡Simplemente no estaba acostumbrado!
Aunque nada podría ser peor a los momentos que tuvo que pasar en su primer San Valentín de toda su joven existencia, hace sólo una semana.
-Flashback-
El día menos deseado de todo su itinerario del mes estaba ahí, enmarcado con lapicero rojo para hacerse la idea que no se trataba de alguna broma y que en verdad iba a 'celebrar' ese día. Después de años de ignorar esa fecha tan especial para otros, por fin le tocaba ser parte del grupo de los que recibirían un chocolate.
El tiempo se pasaba rápido y ya comenzarían otra ansiada etapa de universidad, por lo que tuvo que ir al campus a recoger la organización de sus materias. Así que guardando la hoja de su itinerario de entrenamiento, que por ese día postergaría, se perdió entre los pasillos del recinto para terminar con el trámite.
"Sólo espero que no haya tifones, ni lluvia. Estoy corriendo hacia el campus. Besos"
Recordó el mensaje que le había llegado hace unos minutos, revelando a la autora intelectual que confabulaba para que se olvidara su entrenamiento de las próximas horas y celebrara San Valentín. Su pacífico día se convertiría nuevamente en un mar de emociones que no sabía que tenía dentro de él. Peor aún, cuando veía a tanta gente comunicar su alegría en cada esquina que volteaba. ¿Así se vería él cuando se encontrara con su novia?
"Hola Kaidoh. Es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo en encontrarnos. Estoy esperando a Ayumi" – Saludó Kouji al identificar a su compañero junto a la puerta principal. "Aunque si no estás con Asano, quiere decir que se ha encontrado con ella" – Se rió sinceramente al querer hacer una conversación. En el tiempo que lo conocía, podía dar fe que ya no lo asustaba tanto como antes.
"Está por llegar al campus" – Dijo simplemente al colocar sus manos en los bolsillos de su chaqueta guardando su teléfono, ya que el último mensaje le advertía que su novia estaba cerca y como Yamada adivinó, venía junto a su escandalosa amiga.
"Creo que eligieron un mal día para entregar horarios de clase, todo está muy agitado por San Valentín" – Comentó entusiasmado por sus propias actividades. "Seguro tendrás planes con Asano" – Dijo sin pensar.
"¡No es algo que debas saber!" – Exclamó malhumorado y sonrojado por lo que escuchaba. En las veces que hablaba con su compañero era sobre tenis, pero que se pusiera a indagar sobre su vida personal, era otro tema.
"Lo siento. No debí entrometerme" – Se disculpó nerviosamente. Si bien la persona frente a él mostraba diferencias, tampoco esperaba tanto.
"¡Kouji! ¡Al fin llegué, tengo lindos obsequios para ti!" – Gritó la chica rubia al acercarse a su pareja más animada que de costumbre.
"Ayumi, no es necesario que lo digas en voz alta" – Dijo Kouji avergonzado por las palabras de su novia. Después de tanta gente que intercambiaba sus regalos dentro del campus, ¡Todos lo estaban mirando como bicho raro! "Vine a recoger mi horario y me encontré con Kaidoh"
"Ah Hola" – Saludó Ayumi secamente al notarlo cerca de ellos.
Kaoru por su parte sólo asintió y miró hacia otro lugar por unos segundos, era de más tratar de llevarse bien con la muchacha si ya habían comenzado con el pie izquierdo. Lo que pareció extraño, es no verla llegar junto con Emi porque supuestamente venían juntas.
"Mi linda amiga se encontró con compañeros muy amables que quisieron mostrar su caballerosidad jaja. Es bueno recibir chocolates aunque no sea parte de la costumbre" – Expresó la rubia en voz alta al querer molestar a la 'serpiente malhumorada', lo cual era fácil para ella. "Y justo ahí viene para que cuente los detalles"
"Ayumi, no es buena idea" – Le susurró Kouji con los nervios de punta al notar que Kaidoh desfiguraba su rostro de molestia por las palabras. ¡Iba a desatarse el Armagedón!
"¡Emi-chan, estamos esperando por ti para que…!"
"Hola chicos. ¡Kaoru, siento la demora! ¿Paso algo?" – Saludó de lo más tranquila al acercarse a ellos, pero le llamó la atención Kouji tuviera la mano pegada a la boca de Ayumi, intentando que no hablara.
"¡No te preocupes! En cinco segundos estaremos aquí con tu horario también" – Le respondió a llevarse a su novia consigo y desaparecer en las oficinas.
"¿No estabas con la rubia?" – Preguntó con una voz evidentemente enojado.
"Me detuve para respirar, pero seguro Ayumi ya te explicó por qué me demoré" – Respondió en un suspiro al arreglarse su cabello sobre su hombro que aún estaba húmedo.
"¿A quién tengo que golpear ahora?" – Le preguntó en un tono serio y con los puños apretados. Al parecer algunos que no entendían la lección.
"¡A nadie! ¿O ves que tengo algo en las manos? Y por si las dudas no hago actos de magia" – Le dijo divertida al mostrarle sus palmas que estaban libres, sólo su mochila colgaba de un hombro sin peso alguno.
"No es prueba suficiente" – Le dijo avergonzado al voltearle la mirada.
"¡Eres tan adorable! Y por eso regresé a todos para que le dieran los dulces a su abuelita" – Se rió al acariciar su serio rostro cerca de ella. Era tan celoso que no quería llevarlo a su punto máximo y terminaran peleados por una tontería. ¡Su plan era amplio un 14 de febrero! "Y creo que me merezco un saludo" – Sentenció coquetamente al mirarlo fijamente a los ojos.
"No es un buen…" – No terminó de hablar cuando ya tenía los labios de su novia encima de los suyos en una sutil caricia.
"¡Feliz San Valentín! Pero tienes que esperar por la sorpresa que viene después" – Se rió delicadamente al separarse un poco de él.
"¡¿No tienes frío?!" – Preguntó en casi un grito al sentir la calidez de la peliazul y cambiando de tema olímpicamente para no enredarse más con sus emociones salidas de control. Era fácil distinguir que usaba sus jeans de siempre, una camiseta y unos zapatos altos. ¿¡Cómo es que había corrido desde donde se encontraba con esa ropa!?
"Por salir rápido olvidé mi abrigo, felizmente la administración me la guardará hasta mañana" – Le dijo al ponerse junto a él y recordar cuál era la razón para encontrarse ahí. – "Préstame tu horario para ver si otra vez coincidimos"
En un suspiro busco en su mochila el bendito papel y le hizo entrega de su no tan atractiva repartición de horas. ¡Si tan sólo desaparecieran el inglés justo en el almuerzo, sería una ayuda a la humanidad!
"Oh Emi, vine con el tuyo… no nos veremos para almorzar en estos días" – Comentó Ayumi al acercarse a ella rápidamente y mostrarle su propio horario. "Tengo inglés a esa hora, ¡Que atropello!"
"Ayumi, ¿Qué dijiste? Déjame ver" – Se acercó hacía ella para ver las horas y con una gran gota en la cabeza extendió la de su novio también. ¡Justo los que no se soportaban!
"Eres una suertuda, porque no necesitas llevarlo y ahora tengo que soportar a…." – Se detuvo en seco al ver los papeles y notar el nombre de la serpiente justo en el que coincidía la materia de inglés.
"Ya… ¿ya te diste cuenta?" – Logró preguntar Emi al taparse los oídos por lo que vendría después.
…..….
Tenía que agradecer al todopoderoso porque sus oídos todavía siguieran en su lugar por el grito anterior de la rubia que no dejaba de hacerle la vida imposible, ahora peor cuando se la encontrara en clases de inglés. Pensaba seriamente en hacer el examen de exoneración para aliviarse un gran peso, aunque para eso tendría que preguntar a la fémina de al lado que no dejaba de contarle sus actividades de la mañana en el gimnasio. Él no estaba acostumbrado a usar su dinero en un lugar parecido porque tenía a su disposición amplias áreas de esparcimiento completamente gratis. Fue entonces que su mirada se tomó la libertad de pasearse por la anatomía de su novia que no dejaba de reírse, y tragó grueso al ver que al parecer ese lugar estaba produciendo buenos resultados después de todo, bastaba con admirar cada curva que formaba su cuerpo. ¡Le había insistido en que usara su chaqueta para que no sintiera frío pero simplemente no escuchaba!
"¡Ya estamos aquí! ahora me dejarás sacar algunos objetos que olvidé en el casillero, entre todos mi abrigo. ¡Felizmente!" – Dijo la peliazul al detenerse a la entrada de los cambiadores de mujeres cerca de la zona de deporte del campus.
"Hazlo rápido sino quieres resfriarte" – Comentó rápidamente al mostrarse un poco apresurado para que se abrigara de una buena vez.
"Ohhh ¿¡Tienes algún plan para hoy!? Porque estoy preparada para lo todo" – Le dijo alegremente con ganas de abrazarlo, pero había un montón de gente rondando por ahí y con lo avergonzado que era, lo único que ocasionaría sería un rechazo. Una no muy buena idea.
"Cuando… salgamos de aquí" – Logró pronunciar con un tinte rojo en sus mejillas, que le tuvo que voltear el rostro.
"¡Perfecto! Porque yo también tengo uno y será un buen lugar de comida japonesa tradicional. Y si te viera a la cara diría que se te iluminan los ojos. ¡Sólo dame 5 minutos y salgo!" – Terminó de decir alegremente para ir corriendo hacia los cambiadores.
Desconcertado y sorprendido por el comentario decidió esperar tranquilo, nada se podría comparar con los lugares donde preparaban ese tipo de platos. Ahora si empezaría a disfrutar de ese día.
"¿Conoces a la muchacha que acaba de irse?"
"Quien lo pregunta" – Respondió Kaoru de mala manera al muchacho frente a él. Era de su mismo tamaño, delgado y con características que le daban luces que se trataba de un extranjero. ¡Para variar!
"Me pareció conocerla de la clase introductoria. Tienes buen gusto amigo, pero no creo que sea lo que ella necesite"
"Quieres meterte en problemas idiota" – Expuso con voz segura al mostrarle la peor de sus miradas. Era fácil adivinar las intenciones de esa persona porque no era el primero de la lista que se atrevía a decirle algo como lo anterior. ¡Estaba a punto de romperle la cara!
"Sólo fue un comentario constructivo" – Dijo seriamente al repasar su mano por su castaño cabello y con una mirada desafiante. "¿Cuándo piensas terminar con esa belleza?, deja la oportunidad a quien si pueda hacerla feliz" – Terminó de señalar para voltearse lentamente y empezar a caminar por donde vino.
En el límite de sus fuerzas por las palabras que tuvo que soportar, estuvo a punto de salir detrás del malintencionado hombre para recordarle que nadie se burlaba de Kaidoh Kaoru. Mucho menos cuando se refería de esa manera a la relación que mantenía con la peliazul. Pero entre pensamientos, sintió una mano en su hombro y un saludo de una persona que conocía muy bien, desconcentrándolo.
"¡Kaidoh es bueno verte por aquí!... todos los jóvenes están en espera de sus horarios. Es una mala fecha, así que felizmente llegaste temprano." – Se rió el entrenador Mori al identificar a su alumno que estaba malhumorado. Aunque tenía que dar gracias al destino que por lo menos ya no tanto como antes.
"Entrenador, espero verlo en las practicas cuando comience la universidad" – Hizo una simple reverencia al saludarlo.
"Claro que estaré ahí atormentando a mis alumnos como siempre. Iré con ideas nuevas, espero" – Dijo con una sonrisa de oreja a oreja por verlo emocionado. "Aunque con Tanaka están haciendo un gran trabajo en sus días libres, es bueno ver que estás progresando"
"Es lo que intento, aunque quisiera entrenar más…"
"No, me parece bien lo que haces ahora, así que ni se te ocurra llenar tu horario con más deporte, porque me molestaré y olvídate que te entrene otra vez" – Le cortó de inmediato al mostrarle su cara de molestia, que fue vuelta a la normalidad al darse cuenta de donde se encontraban. "Ah por ahí son los vestidores de mujeres. Puedo adivinar que estás esperando a Asano jaja"
"Es… es por la fecha" – Respondió nervioso al verse acorralado a responder. Ponerse hablar con su entrenador sobre su vida de pareja no era algo que quisiera hacer, más cuando no perdía la oportunidad de hacerle comentarios fuera de lugar.
"¡Cierto! No se vayan a exceder y regrésala directo a casa ¿Me entendiste?" – Comentó para enfatizar su punto.
"¡Claro!" – Casi gritó en un sonrojo por las palabras de su entrenador. ¡Qué pensaba que era él, ¿un secuestrador?!
"Eso espero y ya casi es hora que me vaya. Sólo te quería comentar que te vi conversando con Alfred Carter del equipo de Basketball. No hagas caso de las barbaridades que salen por su boca, nunca deja de ocasionar problemas" – Comentó haciendo un además con su mano en su frente.
"No lo haré" – Respondió simplemente al agradecer mentalmente el saber cómo se llamaba el impertinente. Lo agregaría a su lista de 'Negocios Pendientes'.
"Además debe estar furioso porque Asano le arrojó su obsequio a la cara literalmente. Te hubieras reído también de verle la expresión. ¡Los jóvenes de ahora sí que tienen mucha energía!" – Logró decir entre risas para darle unas palmaditas en el hombro y empezar a caminar. "¡Cuídala mucho y que se diviertan en su cita!"
Aunque sonrojado por el último comentario, repasó cada palabra de la explicación sobre lo sucedido con el extranjero. Si tenía razón, ahora sabía porque su novia le dijo que los regresó para que se los dieran a su abuelita. Quien iba decir que se atrevería a hacer algo como eso en pleno campus. Era una sensación que lo hacía más seguro sobre los 'sentimientos' correspondidos que había entre ambos.
Con las intenciones de escribirle algún mensaje para que se apurara, ni bien sacó su teléfono pudo vislumbrar a la peliazul que salía de los vestidores a paso lento con su mochila con más volumen, de seguro con los objetos que había olvidado, además de una bolsa extra que parecía de regalo con varias cajitas de colores en ella. ¿¡Había más!?
"¿Que… que es todo eso?" – Preguntó totalmente desubicado por la imagen de la bolsa extra.
"Son las cosas que olvidé, para eso estaba…"
"¡Hablo de la otra bolsa!" – Le cortó en tono malhumorado al hacerse idea de lo que se trataba. Fue suficiente escuchar a uno de los miles de extranjeros que estaban detrás queriendo llamar su atención, para que viniera a aceptar a alguno de los regalos que de seguro contenía esa bolsa. ¡Iba a golpear a alguien por la ira contenida!
"Es que son… espera, primero quiero que respires, cuentes hasta diez y no hagas un espectáculo" – Dijo nerviosa al tratar de tomar aire para que su pareja se calmara.
"Pues tienes 10 segundos" – Respondió lentamente al mostrarle su tan conocido rostro con sus cejas fruncidas hasta más no poder.
"Si bien el día de San Valentín en Japón es cuando la chica le regala un chocolate a su novio… en otros lugares el tema es al revés… siempre hay un intercambio o simplemente se acostumbra a obsequiar algo significativo a…."
"¡Entonces que se vayan a su maldito país!" – Le cortó de improvisto al escuchar la explicación que no lo ayudaba a entender.
"¡No me dejas terminar!" – Le dijo igual manera al olvidarse de su nerviosismo anterior, sabía que hizo mal al llevar la bolsa con ella, pero ya tenía la solución. "Entiendo que estas celoso porque me ves con los regalos pero…"
"¡No estoy celoso!" – Gritó nervioso al escuchar semejante acusación que si bien era verdad, aún le molestaba calificarse como tal, sólo por la sencilla razón que estaba protegiendo a su novia de las manos de otros estúpidos que parecían 'buitres' que no paraban de rondar. ¡Él no estaba pintado ni nada!
"Oh señor Kaoru, sí que lo estás. Y me parece adorable de tu parte, pero ya discutimos ese tema anteriormente" – Respondió divertida al acordarse de su temperamento poco amigable. "Todo esto ya estaba en mi casillero cuando llegué y no pude hacer nada para evitarlo. Ya hablé con Midori para dárselos y entregarlos a los niños que viven al lado de su casa"
"Tantos hay en esa bolsa…" – Comentó aún con su mirada fría y una voz que asustaría a cualquiera mientras apretaba los puños. Tenía que ser una broma que haya suficientes regalos.
"Kaoru, deja de estar tan enojado sino te dará un aneurisma. Como no puedo devolvérselos y que se los den a su abuelita, me desharé de todo esto porque te aseguro no me interesa y haré lo posible para que olvides tus celos infundados. ¿Te parece?" – Le dijo en tono melodioso al sonreírle. ¡Tenía que funcionar!
"Ya te dije… que no estoy celoso" – Le respondió con un sonrojo que no lo dejaba en paz y volteándole la mirada. Había respirado profundamente para calmarse y no buscar a los responsables de aquél atrevimiento.
"Eres tan adorable. ¡Me encantas!" – Se rió espontáneamente al lanzarse a sus brazos. "Recuerda que sigue siendo San Valentín y yo si tengo una sorpresa especial. ¡Sólo para ti!" – Le terminó de decir a la altura de su oído.
"¡Suficiente de sorpresas!" – Pronunció muy nervioso al no aguantar el acercamiento. ¿Era mucho pedir que tuviera ese tipo de demostraciones fuera del campus? Sin pensar tomó su mano libre para llevársela hacía la casa de su amiga de inmediato y deshacerse de esa molesta bolsa.
Estuvieron caminando por largo rato de esa manera hasta que pudieron subirse a un autobús para llegar a la casa. Los únicos comentarios que intercambiaron fue a causa de Honda que tendría el mismo horario de inglés que él, cuestión que lo incomodaba porque no se soportaban en uno al otro. Era una voz chillona que no le dejaba de recordar que no estaba de acuerdo con que saliera con Emi después de todo lo que la había hecho sufrir por no darse cuenta de sus 'sentimientos'.
Su mente siempre le hacía recordar aquel tiempo específico, donde se puso renuente a sentir cualquier tipo de emoción que no fuera su pasión por el tenis, y las palabras mágicas de Tanaka le habían abierto los ojos con respecto a lo que ignoraba de sí mismo.
'¡Estas enamorado tarado, date cuenta antes que sea tarde!'
Fueron palabras que dislocaron completamente su rutina e hicieron que ahora se encontrara en ese lugar con su novia. Estaba seguro que haría su mejor esfuerzo para que funcionara, como bien le había dicho él mismo cuando comenzaron su relación. Pero como nada podía ser tan fácil, se encontraba batallando con esa confusión de sentimientos que lo hacían comportarse alocadamente cuando veía a alguien acercarse a ella, y aunque antes era peor, igual lo molestaba. Le había tomado tiempo digerir que quería estar con ella como para que venga un extraño y se la llevara de su lado.
"Ha sido una mañana agitada e hicimos un acto de desprendimiento. ¿Ahora te sientes mejor?" – Le sonrió la peliazul al detenerse de su caminata por la acera alrededor de la playa. Ese lugar le fascinaba por más que hiciera un frío terrible, pero era lo apropiado para lo que se venía. Ya tenía su abrigo puesto, así que no habría problema.
"Después que termine este día, estaré mejor" – Le dijo sin pensar al poner sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Estaba algo nervioso por los miles de recuerdos que cruzaban por su mente al estar ahí, y si se detenían era por alguna razón en especial.
"¿Te estresa tanta loca por las calles queriendo dar chocolates?" – Se carcajeó al verlo desviar la mirada por su comentario.
"No sólo por eso" – Susurró sin pensar al verse como uno de los tantos muchacho que debería recibir uno, al fin tenía una novia para que se los entregara. Tal vez, la sorpresa que mencionaba era parte de esa tradición.
"Yo también me uniré al grupo. La sorpresa que te tenía era esta" – Le dijo entusiasta al no escuchar lo último, así que le entregó una caja de colores donde vendría el chocolate que logró preparar. "Aunque pensándolo bien, no es necesario que lo comas" – Manifestó en una voz insegura.
"Entonces… ¿para qué es?" – Preguntó extrañado por el último comentario, al recibirla entre sus manos. Las mujeres andaban como esquizofrénicas entregando chocolates y la fémina de enfrente no quería que se lo comiera. ¿Estaría mal hecho?
"Cuando lo veas sabrás a lo que me refiero, ni tu querrás tocarlo jaja" – Se rió delicadamente
En un suspiro abrió la caja pensando encontrar alguna dura tableta o en peor de los casos un corazón deforme. Pero al toparse con la imagen de muy conocida para él, lo hizo frenar en sus pensamientos. "¿Una… raqueta?" – Cuestionó desubicado al caer en cuenta de lo que se trataba.
"Sé que no pensaras que es adorable porque eres hombre, pero a mi si me pareció. Ves la pelotita de tenis al costado, no te querrás comer algo tan lindo ¿verdad?" – Dijo emocionada por las figuras de la raqueta y la pelota de tenis que logró formar gracias al chocolate blanco que adquirió en la tienda, un poco de colorante vegetal y ¡listo!
"¿Qué quieres que haga con él?" – Preguntó nervioso al notar sus implementos de tenis hechos miniatura. En ese momento, deseo saber en dónde quedaron los chocolates tradicionales que él veía en cada revista o tienda, que por esas épocas estaban repletos.
"Por mí lo guardas para siempre jaja. Pero no lo sé, es tu regalo. Decide" – Dijo nerviosa al morderse el labio inferior, que la hizo volver a la realidad por lo que tenía esparcido en esa zona. 'Voy a matar a Ayumi por ponerme este brillo de labios sabor a chocolate, y me suicidaré por la vergüenza que pasaré' – Pensó rápidamente al ver a su novio todavía pensativo.
La única persona que podía ponerlo nervioso hasta el límite estaba parada enfrente, es espera de alguna reacción. Así que sin más cogió el pequeño chocolate en forma de pelota amarilla y se lo echo a la boca. "Esta… agradable" – Respondió totalmente sonrojado al terminar de morderlo. No iba a negar que estaba bien, pero no era de las personas que gritaría abiertamente un ¡Me gusta!
"jaja ¿En serio? Oh pobre pelotita, era demasiado adorable para terminar así" – Se rió abiertamente al darse fuerzas por lo que estaba a punto de hacer.
"Ese es el objetivo" – Le señaló simplemente al intentar calmarse por las acciones que tomaba. Sólo verla sonreír era razón suficiente para sentirse satisfecho, aunque le costara minutos de vida a su corazón que no dejaba de latir rápido en su pecho. ¿Sería normal todas esas nuevas sensaciones que viajaban en su cuerpo?
"Si, pero quería conservarla para la prosperidad" – Dijo sonriente, y valiéndose de su naturaleza coqueta enterró sus manos en los varoniles hombros, terminando en su cuello en una caricia. "Felizmente sé cómo resucitarla"
"¿Prepararás… otra?" – Logró preguntar con los pelos de punta al sentir sus delicadas manos en su nuca, muy cerca de él. Ahora si estaba seguro que su corazón se detendría.
"No exactamente, pero le puedo dar respiración artificial… ¿Me dejarías?" – Le comentó en una voz insegura al sentir sus mejillas acaloradas. Sabía que a él le incomodaba esas demostraciones de cariño por su falta de costumbre, pero sino tomaba la iniciativa nunca pasaría nada.
"No es lugar para…" – Trató de explicar nervioso casi perdiendo el agarre sobre la caja que cogió bien entre su mano para que no se cayera, aunque estaba a punto de terminar de aplastarla por la fuerza.
"Sólo las almitas nos ven, porque no hay nadie más" – Intervino con una gran sonrisa al acercarse a él para terminar de cerrar el espacio que quedaba. Hasta ahora no la había ignorado en medio de algún acercamiento de ese tipo y no lo estaba haciendo ahora. Casi se ríe al cruzársele por la cabeza la idea de compararlo con la pelota de tenis en miniatura que había desaparecido en su boca ¡Simplemente adorable cuando se sonrojaba y le daba ganas de comérselo a besos!
Era tan difícil no corresponderle cuando lo besaba de esa forma tan profunda, y es que antes solo acercaban sus labios de manera insegura, para después convertirse en algo más demandante que ponía su dulce boca a su entera disposición.
Uno de sus brazos terminó apresado en su estrecha cintura, causándole una gratificante electricidad al sentir su calor cerca de él. Era un movimiento que no hacía muy seguido, pero que no pudo evitar. Aún perdido en el contacto, se preguntaba de donde salió la idea de 'dulce boca' porque era justamente lo que percibía de los labios femeninos, un sabor diferente al anterior que no sabría especificar de qué se trataba. Y fue entonces que inconscientemente se relamió los labios para tratar de adivinar que era, acción que sobresaltó a la peliazul que separó su rostro como un resorte.
"Kaoru… Yo no pensé, que sabias el…" – Trató de preguntar con la cara completamente colorada por lo sucedido, pero no pudo continuar. Estaba tan emocionada al verse correspondida que sintió algo moverse en sus labios e instantáneamente se detuvo. ¡¿No había forma que él supiera cómo era un beso francés o sí?!
"Saber que…" – Cuestionó totalmente fuera de lugar. Lo único que se le venía a la mente era sobre su propia respiración que estaba volviendo a la normalidad después de aquel contacto tan largo.
"Dímelo tú" – Comentó igual de nerviosa al no querer adelantarse a los hechos.
"¡No entiendo! y no sé qué tienes en los labios" – Le dijo de manera acusadora al repasar la parte dorsal de su mano sobre su boca, y al separarla notó un extraño brillo que había quedado impregnado en este.
"Entonces fue por eso que pasaste tu… y yo pensé que había sido por otra cosa" – Se empezó a reír al darse cuenta de lo sucedido. 'Había querido probar el sabor extra del brillo. ¡Dios! Ya decía yo, que no pudo aprender tan rápido' – Pensó de lo más divertida al verlo con cara de espanto.
"Me puedes explicar que es" – Dijo algo alterado por lo sucedido. Sólo se había relamido sus labios para saber que era, pero sin querer su lengua chocó con los labios de ella. ¡Estaba a punto de un paro cardiaco por recordarlo!
"Es un brillo sabor a chocolate que me regaló una amiga para que lo probara con mi novio ¡Y creo que resultó!" – Explicó divertidamente al acariciar su rostro molesto esperando que se relajara, pero no estaba funcionando.
"¿Y con qué finalidad?" – Preguntó al separar la mano de su rostro sin soltarla. Aunque le había gustado, aceptarlo sólo iba a alimentar más la imaginación de la peliazul que ya había hecho suficiente por un día.
"Oh Vamos, era parte de mi sorpresa parte dos. Pero nunca se me ocurrió que sería la mejor manera para que aprendieras el beso francés" – Se le escapó una risa divertida.
"Eso fue un…" – Trató de hablar al saber a lo que se refería. Le hacía recordar a las películas donde a un niño siempre le cubrían los ojos para que no viera lo que hacían los adultos. 'That was a French Kiss, Darling' ¡Malditas películas!
"No te preocupes que lo perfeccionaremos con el tiempo" – Le dijo coquetamente al alejarse de su mano y caminar de lo más tranquila hacía el otro lado de la playa. "¡Vamos por la comida japonesa que te prometí!"
¡Ahora si estaba seguro que sus días de tranquilidad se acabaron!
-Fin del Flashback-
De tan sólo recordarlo, le recorría una electricidad por todo el cuerpo. Eran demasiadas nuevas sensaciones que despertaban en su interior y le daban una idea de lo que se avecinaba con el tiempo. Si repasaba cada fecha desde que comenzaron la relación, podría encontrar que estaba lleno de experiencias que nunca pensó tener en su corta juventud.
'¡Estás enamorado tarado, date cuenta antes que sea tarde!'
De tan solo ubicarse en el momento que fueron dichas tales palabras, le venía a la mente la razón principal de su pelea con la rubia con la que no se llevaba bien. Si respiraba el mismo aire que ella, era sólo porque no les quedaba de otra. Pero no la culpaba, al fin y al cabo, él colaboró en negarse a sentir cualquier tema relacionado al 'amor'.
"¡Por fin te encontré!" – Exclamó alegremente Emi al ver la silueta conocida de su novio en medio del puente que ayudaba a cruzar el gran rio.
"¿No dijiste en la playa?"
"Creo que no te has dando cuenta por donde estas" – Se rió al apoyarse sobre la baranda y mirar el gran camino que hacia el agua hacia el mar.
Se quedó callado al momento de ubicarse mejor, había estado caminando por la playa un buen rato, pero al trasladarse a su mundo de pensamientos, lo hizo perder la noción de donde iba. Era un lugar conocido porque le gustaba hacer sus ejercicios en todo el espacio disponible por borde del rio, aunque en días lluviosos era mejor alejarse.
"¿Estás bien?"
"Sí. Sólo estaba preparándome mentalmente… para ganarte" – Respondió en forma nerviosa al voltear su mirada hacia otro lado.
"Ja Ja no sabía que supieras hacer bromas" – Le dijo de manera sarcástica al arreglar su cabello que el viento frío desordenaba. Felizmente se había puesto su chaqueta deportiva.
"Yo no hago bromas" – Comentó de manera seria al mirarla. Sabía que le llevaría mucho tiempo traspasarla, pero peor sería que no lo intentara. "¿Quieres que nos traslademos a otro sitio?" – Preguntó en forma neutra al recordar muy bien el lugar que si bien le agradaba, le traía imágenes de cuando recién la conocía, no muy alentadoras.
"No me traerá bonitos recuerdos, pero verlo así de tranquilo me gusta más" – Se rió por la sincera preocupación que quería demostrar, pero seguro le era difícil hacerla visible. "Sé que me salvaste varias veces, así que prefiero tener esa idea cuando paso por este lugar"
"Mientras no sea en días lluviosos"
"Lo sé, pero igual siento causarte tantas moles…"
"¡No son molestias!" – Le gritó de forma seria al cortarla de improviso.
"Tienes razón, ¡no debí mencionarlo! No queremos que desfigures tu rostro ¿verdad?" – Dijo divertidamente al verlo fruncir el ceño como siempre o peor.
"Olvídalo" – Le dijo simplemente aún con su sonrojo por lo que había manifestado sin pensar. Se le venía a la mente cuando lo llamaba 'Héroe' y la veía reírse despreocupadamente, era una situación extraña y reconfortante a la vez.
"¡Entonces vamos por la carrera!" – Le dijo entusiasta al llevarlo de la mano hacía el otro lado del puente.
Él se limitó a observar la unión entre sus manos, era una acción que no hacían seguido y menos en público, pero no le causaba desagrado, por el contrario sentía que le daba más seguridad.
"¿A dónde quieres firmar tu derrota?" – Preguntó divertida al retroceder un poco para quedar a su lado.
"¿A quién crees que le estás hablando?"
"jaja Oh estas muy seguro de ti mismo"
"Siempre" – Le respondió simplemente al detenerse porque algo arriba de él le había llamado la atención.
"Estoy pensando que no quieres llegar a…" – Comenzó a decir cuando lo vio detenerse en medio de la acera por donde caminaban.
"Arriba" – Le señaló el árbol cercano y encima de una de las ramas se encontraba un pequeño gatito color rubio, que se movía en círculos en su sitio y empezaba a maullar. "Creo que está en problemas" – Dijo seriamente al trata de controlar su sentimiento de trepar ese árbol y salvar a la mascota, tenía que ser de alguien de todas maneras.
"Tienes razón, como pudieron dejarlo solo. Es una cosita bonita rubia que no sabe cómo bajar" – Le dijo preocupada al acercarse al árbol.
"No es un color que me guste" – Comentó nervioso al voltear el rostro hacia el gato que no dejaba de maullar. Estaba a punto de olvidarse que ella estaba allí y comenzaría a moverse primero. ¡Su gran debilidad estaba mirándolo, esperando ser rescatado!
"jaja Sé que lo dices por el rubio, pero de todas maneras hay que bajarlo de ahí"
"Yo iré por él"
"Pero la rama es muy delgada, no te resistirá" – Le dijo alarmada al detenerlo por el brazo.
"¿Tienes alguna idea mejor?"
"Yo peso menos, así que iré"
"¿Es alguna indirecta?" – Cuestionó al fruncir el ceño sin darse cuenta.
"jaja. ¡No! Tú estás perfecto, pero será más fácil si me ayudas a subir. ¡Con los músculos que tienes será pan comido!" – Le dijo divertida al jalarlo hasta el árbol. "¿Listo?"
"Como quieras" – Le dijo al sonrojarse por las palabras de la peliazul que no dejaban de ponerlo nervioso.
No le tomo ni cinco segundos elevarla de un pie para que se subiera al bendito árbol, ya que tuvo razón al decir que era una persona ligera. Sólo bastaba con verla, para darse cuenta que el ejercicio daba frutos, cada curva estaba bien marcada, sobretodo una que estaba a la vista y empezaba a llamarle la atención.
"Creo que estoy perdiendo práctica" – Mencionó con esfuerzo al trepar el árbol, en varias ocasiones tuvo que sostenerse en varias ramas para no caer. "Hola pequeño, he venido aquí para bajarte. ¿Ves a ese guapo hombre abajo? ¡Es mi bombero tenista suplente!" – Hablaba divertidamente al pequeño animal que no dejaba de maullar aferrado con sus garras en la punta de la rama.
"¡Deja de decir eso!" – Gritó con un profundo sonrojo por las palabras de la peliazul al referirse a él como 'guapo hombre'. ¿En verdad pensaba eso de él? De todas maneras, no era un buen lugar, ni el momento para que se pusiera a halagarlo. Peor después que interrumpiera los pensamientos que le estaban tratando de jugar sucio.
"Jaja ¡Es la verdad!" – Exclamó al momento de acercarse a la rama para llamar al gato que no dejaba de maullar. "Vamos pequeño, sino vienes no podré bajarte" – Decía una y otra vez al hacerle mimos al gato para que viniera hacía ella.
Kaoru solo veía hacía arriba los gestos de cariño que hacía la peliazul para que el animalito le tuviera más confianza y agradeció que no sea él quien estuviera ahí, porque nunca en su vida haría algo como eso. No iba a negar que le gustaran las mascotas y no se resistía a jugar con ellos, pero que alguien lo viera en esas situaciones era impensable.
Felizmente nadie estaba cerca, así que descartaba que alguien fuera a reclamarlo, ya que las veces que encontraba a algún animal perdido, posteriormente venía el dueño y lo alejaba de su mascota pensando que podría estar haciéndole algo malo. ¡Como si no notaran que él se preocupaba por ellos!
"Oh Kaoru, me hace acordar a ti, no le gusta que nadie se acerque" – Se rió Emi delicadamente al ver al felino moverse curiosamente en su lugar.
"Sólo bájalo" – Avisó nerviosamente y algo preocupado desde donde estaba. Si dejara de avergonzarlo por sus comentarios le sería más fácil concentrarse, porque hace unos segundos juró escuchar a la rama crujir.
"Ya casi, se está acercando y creo que está feliz porque está ronroneando" – Comentó la peliazul al estirar la mano hacía el gato que caminaba delicadamente hacía ella. "¡Lo tengo!"
Sólo fue cuestión de segundos para que la peliazul desapareciera de donde estaba, y terminara cayendo sin previo aviso. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar por coger fuertemente al gato entre sus brazos para que no saliera lastimado, pensando que recibiría el peor golpe de su vida al chocar contra el pavimento.
"¡¿Por qué tuviste que moverte tanto?!" – Inquirió Kaoru totalmente impresionado por lo sucedido. Había sido el espectador de cada movimiento que casi le da un ataque al corazón cuando vio la rama caer vertiginosamente.
"¿Sigo viva?" – Preguntó la peliazul aún con los ojos apretados y abrazando al gato, esperando el inminente golpe.
"Afortunadamente si" – Pudo decir en un suspiro al apretar sus brazos en el cuerpo que sostenía, intentando convencerse que en verdad no había sido alguna alucinación que su novia haya caído de esa altura y que la atrapara en el camino. ¡No quería imaginar que hubiera pasado si no reaccionaba a tiempo!
"No quise asustarte… ¡Fueron unos segundos, no sé en qué momento se quebró la rama!" – Le dijo un tanto agitada por el pánico de la caída.
"¡Los accidentes ocurren sin previo aviso!" – Indicó con su ceño fruncido hasta más no poder.
"Lo siento. No es… No es la primera vez que me salvas cuando intento rescatar a una linda mascota. ¡Gracias!" – Le agradeció con una amplia sonrisa al acariciar su serio rostro.
"De nada…. Pero mejor subía yo" – Respondió sonrojado y volteando la mirada para que no sea notorio.
"Si eras tú el de la caída, a lo mucho hubiera logrado recogerte" – Se rió abiertamente al imaginarse tal situación. Ella era más ligera, así que estaba segura que para su pareja no era mucho esfuerzo cargarla.
"Yo no me hubiera caído" – Le dijo en un tono resuelto.
"¿Así? Y como estás tan seguro" – Preguntó desafiante ante tal comentario.
Antes que Kaoru pudiera responder algo, el nuevo amigo empezó a maullar para hacerse notar en la discusión. Olvidó completamente que él era la razón principal por la cual ocurrieron los sucesos anteriores. Así que dirigió la mirada hacía las manos de la peliazul que aún tenían al curioso animalito.
"Oh el pequeño está bien" – Dijo sonriente al elevar a gato con sus manos. "Kaoru, ¿me podrías bajar?"
"Claro" – Dijo muy sonrojado al caer en cuenta que aun la tenía cargada entre sus brazos.
"¡Gracias! Ni siquiera hay alguna casa cerca para ver de dónde pertenece esta cosita tan linda" – Comentó entusiasmada al acariciar al animal cuando estuvo de vuelta pisando tierra firme, aunque no le desagradaba en absoluto estar en esa situación junto a su novio.
"Sera mejor que lo llevemos a una veterinaria" – Sugirió seriamente al notar que un par de ojos dorados lo miraban curiosamente.
"¡Buena idea! Y creo que le gustas, porque no deja de observarte ¿Quieres cargarlo?" – Pregunto inesperadamente al entregarle el gato sin perder ningún segundo.
"¡Podría venir su dueño en cualquier momento!" – Exclamo nerviosamente al ya tener al gato. Como había recordado antes, solo faltaba que se lo quitaran poniendo de excusa que le iba a hacer daño.
"¡Ay, y que puede decir si NOS salvaste! ¿Verdad que es bonito?"
"No lo sé" – Respondió simplemente al no venírsele otra idea a la cabeza, estaba usando de todo su autocontrol por no cambiar su impávido rostro por uno más entusiasta al ver al animalito mover sus patas delanteras hacia él.
"No te me hagas el que no le gusta, no querrás saber lo que yo vi el otro día" – Le canturreo al seguir acariciando la cabeza de la bolita de pelos rubia que parecía muy feliz. "Tu secreto estará a salvo conmigo jaja" – Se rio sinceramente al verlo con una cara de pánico única.
"¡No tengo ningún secreto!" – Le volteo la cara sonrojado al darse cuenta a lo que se refería. Hace algunos días se encontró un perro en medio de su entrenamiento y como siempre, no perdió ni un segundo en acercarse y terminar haciéndole caricias. Aunque se cercioro que no hubiera nadie cerca, ese comentario daba luces que de seguro los había visto.
"Ok, ok no diré nada más para que dejes de arrugar tu frente. Te prometo que en tu cumpleaños te regalaré una crema para borrarlas" – Le dijo divertida al caminar inocentemente y dejarlo con el gato para que lo llevara.
"¡No necesito algo como eso!" – Exclamó nervioso al casi apretar al animal que lo devolvió a la realidad. Esperaba que no cumpliera su promesa porque no sabría donde meter la cara por lo antes dicho.
….….
La veterinaria era un lugar conocido para él porque ya había ido antes. Un animal perdido por las calles fue la razón fundamental para que viera la necesidad de protegerlo y llevarlo a algún lugar donde se sintieran mejor. La única diferencia, es que en esas ocasiones estaba solo y ahora su inquietante realidad estaba junto a él, esperando que haga algo.
"¡Kaidoh! ¡Hace tiempo que no lo veía y me traes a un nuevo paciente!" – Exclamó el encargado de la tienda al ver a la pareja entrar. Era un muchacho joven que estaba terminando de arreglar varios utensilios en su pequeña repisa adjunta.
"Hola, vengo a dejarlo" – Dijo rápidamente al poner al gato sobre la mesa que al parecer intentaba volver a sus brazos.
"Oh ya veo. No sería gato, sino se mostrara nervioso" – Se rió al acariciarlo y calmándolo de pocos. Pero su atención se vio interrumpida por la fémina que estaba detrás de él viendo los demás cristales de las tiendas. "Viniste con compañía. ¿Es algún familiar?" – Preguntó de manera discreta.
"¡Hola! Me llamo Asano Emi, soy la novia de Kaoru. ¿Verdad que recibes muchos animales perdidos aquí?" – Intervino de manera sonriente al hacerse notar en la conversación.
"¿En… en serio?... Qué lástima…" – Musitó de manera deprimente y aunque estaba seguro que no lo escucharon obtuvo una mirada asesina por parte de Kaoru que lo hizo congelarse en su sitio. "Hoy… hoy recibimos muchas mascotas para cuidar. Al parecer todos se pusieron de acuerdo en irse de vacaciones" – Logró decir entre balbuceos al intentar no enfocarse su 'cliente', ya que quería seguir viviendo.
"Entonces ¿Tienes espacio o no?" – Preguntó rápidamente malhumorado por la falta de tacto. Estaba seguro que los padres del joven, quienes lo atendieron en ocasiones pasadas, eran mucho más atentos y poco entrometidos.
"Lamento las molestias, pero podrían regresar a las 6 de la tarde. Espero que para esa hora haya espacio suficiente" – Se disculpó con la reverencia de siempre.
"¡Claro, volveremos más tarde!"
"A propósito…. hace tiempo dejaron estas revistas por aquí. ¿Eres modelo?" – Cuestionó de manera imprevista al señalarle la torre de revistas a su costado y al final de esta había una portada muy conocida por las personas ahí presentes.
"No, no lo soy. Solo fue un apoyo que hice a… Hazme un favor, trae una lata de comida para gato" – Respondió con una risa espontánea por haberla identificado en la portada de la revista de la universidad, nunca pensó que existiera tal coincidencia. Pero cuando iba a explicar la razón, vio como Kaoru empezaba a desfigurar su ceño hasta más no poder y su puño apretado daba luces de su molestia.
"Yo mismo haré comida para animales" – Dijo en una voz siniestra al ver desaparecer al encargado detrás de las cortinas a sus espaldas.
"Kaoru, es solo un chico que no está pensando en lo que dice. Nos traerá la comida para alimentar a la linda mascota y nos iremos ¿Está bien?"
"Por qué lo defiendes" – Debatió en tono de molestia al percibir que quería calmarlo, pero simplemente no podía soportar que un malintencionado más hiciera ese tipo de comentario y no dejara de mirar a SU novia como si se tratara de mercadería disponible para comprar.
"Estoy haciendo lo posible porque no venga la policía y te lleve por causar problemas. ¿Notaste que hay cámara de seguridad?"
"¡No me gustan los impertinentes!" – Contestó con un sonrojo al sentir la delicada mano acariciar parte de su molesto rostro, acción que detuvo de inmediato con la suya.
"jaja Que vayas a entrenar al dojo de Tanaka, no te da derecho a querer poner en práctica todo lo que estas aprendiendo" – Se rió divertida ante la sinceridad que salía de los poros de su pareja. No iba a negar que la desubicaba sus celos, pero le parecía demasiado adorable sus sonrojos y su forma de protegerla. Lo único que quería hacerse cargo era de la manera que su avergonzada naturaleza interfería con las demostraciones de cariño que compartía con él.
"¡Tomen esto de mi parte! Espero vuelvan a dejarme al gatito. ¡Gracias!" – Habló sonriente al dejarles una bolsa con la lata de comida y algo de leche.
Volviendo a la realidad y sin esperar que el encargado dijera algo fuera de lugar, se dispuso a llevarse a la bolita de pelos rubia que estaba adormilada en medio del estante y se estiraba como si con ella no fuera el problema. Así que deseando poder encontrarse con los padres del muchacho cuando volviera en la tarde, cogió la bolsa y salió de lugar junto a la feliz peliazul que agradecía por la comida.
….….
Si hubiera planeado tener una cita, estaba seguro que sería una así. Un día frío pero tranquilo, el sonido de los peces saltando uno tras otro en la laguna del parque y sobretodo nadie cerca que pudiera hacer comentarios fuera de lugar sobre la posición en la que se encontraba. Y es que después de volver de la tienda de mascotas, se detuvieron en medio del parque para dar de comer al gato que no paraba de maullar en busca de la bolsa.
Aunque se había puesto a observar cómo Emi hacía caricias y mimos al pequeño animal, después la vio acomodarse a su costado comenzando a hablar sobre sus planes para la competencia más cercana. No supo en qué momento dejó de escucharla y su mente viajó hacia los últimos acontecimientos que rompían su rutina y no lo dejaban tranquilo. Sin embargo, una respiración cercana lo alertó del hecho que la fémina se había quedado dormida en su hombro, sus manos aún cogían la pequeña caja de leche vacía. Si ni siquiera habían corrido, ¿Cómo podía estar cansada?
Por un lado estaba seguro que tener alguien del género femenino a su lado sería difícil de manejar, por el esfuerzo que merecía el acostumbrarse a todo ese carrusel de emociones que recorría su cuerpo por cada beso o cada caricia. Pero, sin quererlo estaba el debate de sus propios sentimientos que le impedían alejarse de ella. ¡No por nada se ponía celoso cada vez que alguien intentaba pasarse de listo!
Había sido su decisión seguir con esta 'locura' y hacerle caso a esa electricidad que recorría su cuerpo cada vez que la tenía cerca. No podía olvidar que tan sólo el año pasado estuvo a punto de empujarla fuera de su vida por negarse a tener cualquier otra actividad que no fuera su preciado tenis.
'Emi, me gusta como tu nombre va en sintonía con todo lo demás. ¿Estás segura que no quieres ser modelo? ¡Cada segundo que pierdes, el dinero se va!'
Viendo superado su batalla de sentimientos, había otro tema que no lo dejaba en paz y era justamente con la frase que recorría su mente cada vez que alguien mencionaba algo con respecto al significado del nombre de su novia. ¡Tenía que pedirle que dejara el maldito gimnasio antes que se volviera una distracción permanente! No sabía a ciencia cierta cuál era la causa del calor inusual que sentía cada vez que la tenía abrazada a él, pero su cuerpo le pedía alejarse de inmediato antes que cometiera alguna imprudencia. Y es que el pasar sus ojos por cada curva era cómo un golpe al estómago por las emociones fuera de control que le recordaban los 'atributos' que estaban a su disposición.
Algo suave cerca de sus manos lo despertaron de su mundo de fantasía y notó que el gato había saltado hacía su regazo esperando caricias porque no dejaba de frotarse contra su camiseta.
"¿Disfrutaste la leche de la tienda de mascotas y de su incompetente encargado?" – Preguntó absorto y moviendo sus dedos de un lado a otro para que los atrapara. No tenía nada con que hacerlo jugar así que era lo único que se ocurría. "Te llevaría a casa, pero no hay quien te cuide" – Dijo en una cara sonriente nunca antes visto a causa de la bola de pelos que no dejaba de moverse en su regazo.
Estuvo un buen rato disfrutando de ese bienestar que le traía consigo el no contenerse cuando veía a algún animal cerca. Aunque era algo que no demostraría a alguien y echara abajo su reputación de ente frió e indiferente. ¡Lo único que le faltaría es que el pelirrojo se burlara de él y le inventara más sobrenombres!
No sabiendo a qué hora reanudaría su rutina de ejercicios, notó como el felino empezaba a jugar con uno de los mechones azulados que estaban colgando de su hombro producto de la persona de al lado. Trató de detenerlo y no la despertara, pero fue tarde cuando la vio abrir los ojos lentamente.
"Vaya el pequeño está muy hiperactivo" – Comentó entre risas al dejar la caja vacía y acomodar su cabello a un lado. "Siento quedarme dormida, creo que el frío me relajó"
"Ya se comió todo y sólo falta llevarlo a la veterinaria" – Dijo rápidamente al aclararse la garganta y volver a su antigua actitud.
"Ok. Mientras te hayas divertido con tu nuevo amigo, ahora si podemos dejarlo tranquilo"
"¡Sólo lo estaba cuidando!" – Dejó entrever nervioso ante aquellas palabras. ¡No había forma que lo viera jugar con el gato!
"No hay de qué preocuparse. Yo no vi nada, no sé nada, nunca estuve aquí" – Se carcajeó ante su actitud que siempre quería mostrar, pero no tenía que ser adivina para saber de sobra que esa era una pantalla que se empezaba a desgastar.
"Espero no digas eso cuando gane la carrera pendiente" – Se le salió sin pensar a recordar el primer motivo de su encuentro con ella.
"Oh ¿En serio? Estoy a punto de negarme, a menos que hagas algo por mí" – Comenzó a decir de manera coqueta al arrodillarse en la silla del parque para quedar a su altura.
"¿Algo más? ¿No fue suficiente con rescatarte del árbol?"
"Jaja Si me hubiera caído, nunca se llevaría a cabo la carrera. Lo que te voy a pedir será considerado como un agradecimiento por evitar que la atleta estrella se fracture una pierna"
"Mientras no sea ir a alguna reunión de locos"
"Solo necesito que te relajes y que disfrutes del beso que te voy dar en estos momentos. No quiero escuchar quejas porque no hay nadie por aquí" – Intervino de manera divertida al acariciar su tensado cuello.
"No tienes porque… agradecerme nada" – Dijo nervioso ante lo que se venía. Estaba haciendo todo el esfuerzo necesario por no volver a sentir esa gratificante electricidad que recorría su cuerpo cada vez que la tenía cerca, para que viniera a besarlo de esa manera que lo hacía perder la noción del tiempo.
"Ay señor Kaoru, me haces parecer un acosador. Como si antes no hubiera pasado. Mira que me es muy difícil resistirme a tus encantos" – Le dijo divertida antes de acercar su rostro milímetros de él.
Maldijo mentalmente a la debilidad que nacía en él por dejarse llevar demasiado por los latidos de su corazón que emitían mucha sangre a sus mejillas y hacían que perdiera la poca resistencia ante el rostro feliz de la peliazul. Sus rosados labios lo hacían perder la batalla sobre cualquier pensamiento de negación que surgía dentro de él. Así que sin pensar más se perdió en el calor de su boca en un demandante beso que era una realidad a la que tenía que acostumbrarse aunque le fuera difícil.
'No eres el único y último hombre que se enamora. Ya verás que cuando llegue el momento de probar un verdadero beso de ella, no vas a querer soltarla por nada del mundo'
Recordó las palabras de Tanaka como una visión de lo que pasaba ahora. No supo en qué momento su mano se ubicó en su cintura manteniéndola firme y evitar que perdiera el equilibrio por la posición en la que se encontraban. Era de otro mundo la agradable sensación que nacía en su pecho y extrañamente por su cintura que lo hacían perder la cabeza. Sin desearlo estaba acorralado por ese mar de atracción que nacía en él.
"Para que veas… lo agradecida que estoy" – Logró decir la peliazul buscando algo de aire después de romper el beso que también le sacaba los colores del rostro.
"Ya me di cuenta" – Dijo en un hilo de voz, pero tuvo que aclararse la garganta para no demostrar las consecuencias de ese profundo beso compartido. ¡Diablos, quería matarlo de un ataque cardiaco! "Olvidaste de tu protegido" – Comentó al señalarle el gato que estaba en el suelo dando vueltas en su propia espalda como si estuviera rascándose. Quería por todos los medios olvidarse de los últimos acontecimientos.
"Oh, tienes razón. Es un lindo gatito que quiere llamar nuestra atención jaja" – Terminó de decir en un ataque de entusiasmo al separarse de él y ponerse sobre sus pies para empezar a acariciarlo.
'Me mandarán alguna otra distracción o es que ya fue suficiente' – Se dijo mentalmente al acostar su cabeza contra el respaldar del asiento del parque mientras miraba al cielo. Por un momento pensó que el destino se confabulaba para que no entrenara y su rutina cambiara por completo agregando el nombre de la peliazul en la mayor parte de su horario mental.
Él había elegido continuar con esto, así que tenía que mostrar buena cara… o por lo menos no desfigurarla tanto con su mala actitud.
-Continuará-
Historia que que terminé antes que la segunda parte XD. Después de tantas lecturas quise tratar de hacer este tipo de historias, ya que esta es Rated T, pero a partir de la siguiente será Rated M. Así que si algún lector planea leerlo, están advertidos.
¡Gracias a mi amiga Rosa! por seguir con las historias que hago y escuchar mis locas ideas. Es mi asesora estrella de dibujos! ya que esta historia, es una de las que se siguen cocinando a fuego lento en mi cabeza...
Gracias a los que se animan a leer mi fanfic!
~Betzmyn
