Pueeees nunca sé qué poner en las notas de autor (Como si hubiese hecho tantas notas de autor… pero bueno xD). El caso es que me alegro de que tú, sí, tú, te pases por aquí a leer mi fic. Sólo eso ya me parece un regalito para mí ^^ Espero que lo disfrutéis tanto como yo escribiéndolo… Porque he disfrutado mucho haciéndolo.

Este (long)fic va dedicado a dos personitas en especial. La primera es Miss Beta, Syl, porque sin su beteo y sus ánimos la verdad es que habría dejado hace mucho de escribir esto… Así que, por eso y mucho más, ¡gracias! La otra personita es Merche, que aunque tuve que leerle yo un trocito para que quisiera seguirlo, lo ha hecho. Así que… ¡Gracias a las dos! El #TeamMean estará contento xDD

Y a los demás… ¡Muchas gracias de nuevo por pasaros por aquí! Y a disfrutarlo :D

Rating: K+ por ahora.

PD: Soy lo peor escribiendo resúmenes de fic. Que conste donde tenga que constar xDD


Disclaimer: Pretty Little Liars (Pequeñas Mentirosas) no me pertenece, y tampoco sus personajes. Ni quiero, que Marlene King ya hace un trabajo impresionante :P


Capítulo 1:

Estoy lista para hablar de ello

Emily se despertó aquella mañana y lo primero que le vino a la mente fue exactamente lo mismo en lo que pensó la noche anterior. Ella. No podía dejar de pensar en ella, por mucho que lo intentase. Tiene novio, pensaba una y otra vez, no puedo hacer esto. Pero la otra chica seguía corriendo por su mente sin parar.

Emily acababa de salir del armario hacía tan solo unos dos meses, todos estaban empezando a ajustarse a esta nueva realidad suya, y por suerte todo iba bien. Su madre era comprensiva, aunque no al principio, pero había empezado a entender y a estar en paz con la sexualidad de su hija. Su padre también, y su hermana Carolyn debía haber imaginar algo, ya que no se sorprendió tanto como Emily pensaba que lo haría. Todo era perfecto, todo menos una cosa. Todo menos ella.

El entrenamiento de natación sería pronto esa mañana, pero Emily quería estar preparada y fue abajo donde la familia estaba desayunando.

- Oye, ¿ya te vas? ¿No vas a comer nada? – Preguntó Pam, la madre de Emily.

- Ya me compraré algo, hoy tenemos entrenamiento pronto, así que quiero irme ya. – contestó.

- Toma, llévate esto – Dijo Wayne, el padre de Emily, mientras le daba una bolsa marrón con su nombre escrito en ella. – Sólo es un bocadillo, pero algo es algo.

- Gracias, papá, pero no tenías por qué.

- Lo sé, Emmy, pero quería. Ahora ve a romper tu récord de natación otra vez. – Dijo él, sonriéndole.

- ¡Hasta luego! – Dijo ella saliendo por la puerta.

Ella nunca hablaba con nadie de su familia sobre su vida amorosa… Excepto, claro, cuando finalmente decidió que era hora de salir ahí fuera y decir que era gay. Sentía que era suficiente para que su familia lo aceptase, ahora mismo, y no quería molestarlos más con novias o intereses amorosos. No es que hubiese tenido alguna novia antes… pero aun así.

- Oye, ¡espera! – Justo cuando se estaba metiendo en el coche, su hermana Carolyn la llamó. – ¿Puedo ir? Ya hace tiempo que no voy a la piscina… – Ella también nadaba, pero ya no.

- Sólo… Vale, sí. – Dijo Em, dejando que se sentase en el asiento del acompañante.

- ¿Estás bien? – Preguntó Carolyn, pero no recibió respuesta. – Puedes hablar conmigo, ¿sabes? Sobre cualquier cosa. Como en los viejos tiempos… te echo de menos.

Desde incluso antes de salir del armario, Em y Carolyn no se hablaban tanto como antes. Quizá era por los cambios por los que ambas estaban pasando, quizá era porque a Emily no le apetecía hablar con su hermana sobre chicas. Fuese por la razón que fuese, Em también echaba de menos a su hermana mayor, y en ese momento tuvo la necesidad de abrazarla. De hablar con ella. Y quizá, sólo quizá, hablarle de ella.

- Yo también te echo de menos, sis. Sólo… No sé si está bien que te hable sobre ciertas cosas. O personas, mejor dicho. Siento que voy a vomitar en cualquier momento. – Dijo ella.

- ¡Oh, no, por favor! ¡Aquí no! ¡Encima de mí no! – Dijo Carolyn, bromeando un poco. – Te lo dije, te echo de menos, sólo quiero que estés bien… y quiero ayudar, si puedo.

- Voy a llegar tarde… - Dijo Em, como pidiéndole a su hermana que saliese del coche.

- Te decía en serio lo de ir a la piscina, así que ya puedes conducir.

- ¡Sí, señor! – Dijo Emily entre carcajadas. Por primera vez en toda la mañana, estaba sonriendo.

Estaba claro que extrañaba a su hermana y lo fácilmente que ella le hacía sonreír y reír. Después de un ratito, Carolyn volvió a hablar.

- En fin… ¿qué me cuentas?

- Yo, eh… – Emily se quedó callada por un momento. – Creo… creo que estoy enamorada de alguien. – Miró a Carolyn por un segundo, sólo para ver si reaccionaba de alguna manera, pero ella sólo la miraba, atenta a lo que su hermanita le decía. – No lo sé.

- ¿Ella es…? Ya sabes, ¿le gustan las chicas? – Preguntó Carolyn con nerviosismo. – Perdona, no estoy acostumbrada a esto. Pero mejoraré, ¡lo prometo!

- No te preocupes, yo tampoco estoy acostumbrada, – sonrió, – sólo me alegro de poder hablar contigo. Y… no. No le gustan. Y lo peor de todo es que incluso tiene novio, y no sé, sólo…

- La gente puede cambiar, ¿sabes? – Dijo Carolyn, intentando hacer que se sintiera mejor.

- Sí… no. No lo creo. – Emily sonrió como diciendo gracias por el esfuerzo. – Bueno, hemos llegado. ¿Vienes?

- Por supuesto, incluso me meteré en la piscina con el equipo, si me dejan.

Emily sonrió, contenta. En ese momento se sintió más cercana a su hermana de lo que se había sentido en los últimos dos meses. Antes de dirigirse al vestuario, se acercó a su hermana mayor y la abrazó. Ella no lo sabía, pero el simple hecho de que la escuchase significaba mucho más para ella de lo que ella podría llegar a creer.

- Gracias, hermanita.

- No me agradezcas todavía… Aún quiero que me cuentes más. Como por ejemplo… ¿La conozco?

Emily se sonrojó. No quería decirle quién era ella todavía, ya que creía que lo que le había dicho en el coche era más que suficiente por el momento.

- Sí, la conoces. Pero no te diré quién es… todavía no. Dame un tiempo para que me dé cuenta de las cosas, por favor.

- Claro que sí. Cuando quieras o necesites hablar… aquí estaré. – Carolyn le regaló una sonrisa sincera, y agarrando a su hermano del brazo, ambas se dirigieron al vestuario donde el equipo de natación se reunía antes de los entrenamientos.


- ¡Hola, Em! – Dijo Aria, acercándose a ella en el pasillo de la escuela. – ¿Era tu hermana a la que vi antes?

- Sí, sí. Era ella. Vino al entrenamiento de natación de hoy. Dijo que lo echaba de menos, así que…

- ¡Ah! Ya hace mucho que no la veo… ¡salúdala de mi parte cuando la veas!

- ¡Lo haré! Seguro que le gustará saber de ti. Igualmente ya se ha ido a casa. – Dijo Emily, agarrando sus libros de su taquilla. Aria ya los tenía en las manos.

- En fin, nos reuniremos más tarde, a la hora de comer. Vendrás, ¿no?

- Eh… sí, sí. Iré. Os veré allí. – Dijo Emily con una sonrisa falsa.

- Oye, ¿qué ocurre? Y no me digas que no es nada porque te conozco y es algo, definitivamente. – Dijo Aria. Como no obtuvo ninguna respuesta de Emily, continuó. – Oye, ¿algo va mal? ¿Quieres que vayamos a algún sitio y…?

Emily la hizo callar y la agarró de la mano, tirando de ella hacia el baño. Aria estaba anonadada, y por mucho que pensaba que conocía a Emily, no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando. Después de todo, eran mejores amigas. Las cuatro, pero para Emily, con Aria era mucho más fácil.

Se aseguró de que no había nadie en ninguno de los urinarios, uno a uno, y después de ver que estaban todos vacíos y estaban ellas dos solas, cerró la puerta y empezó a hablar con Aria.

- Necesito decirte algo, porque siento que voy a explotar… Y esto no puede ser sano. Pero tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie. Y quiero decir… A nadie.

- Sabes que no diré nada, Em. – Dijo Aria, dando sensación de confianza.

- Sé que no… pero necesitaba que lo dijeras en voz alta. Vale… – se calló, y mirando hacia el suelo, le admitió a su amiga, – Me gusta alguien.

Aria se sorprendió con eso. Aunque las cuatro hablaban abiertamente de sus intereses amorosos con las demás, Emily nunca habló de los suyos después de salir del armario. Se sintió culpable por no preguntarle, por no estar ahí para ella cuando lo necesitaba. Debía haberlo sabido.

- ¿Te gusta…? ¿Quién? ¿La conozco?

- Sí, la conoces. – Y mirando a Aria directamente a los ojos, añadió, – Es Hanna.

Aria siguió mirándola, y tras un momento abrazó a Emily y le dijo que todo iba a ir bien. Sí, claro. Como si hubiese algo que pudiera hacer, pensó ella, pero no lo dijo en voz alta. Después de todo, Aria estaba ahí, escuchándola, y no quería estropear las cosas.

- Bueno, no puedo pensar en ninguna razón por la que debiese hacer algo… es tan hetero como el que más, y además… tiene novio. ¿Por qué diablos me enamoraría de ella? De entre tooooodas las personas. Tenía que ser ella.

- Uno no puede escoger de quién se enamora, Em… no hay nada de lo que avergonzarse. ¿Has pensado en decírselo a ella?

- Oh, no. No, no, no. ¿Por qué haría eso? – Preguntó Emily. ¿Estás loca?

- Te sentirás mejor sólo con decírselo. Una vez esté dicho, a ver qué pasa… Por otro lado, si te guardas esto para ti, y para mí, bueno… te sentirás cada día más triste. Y yo no quiero eso… Te quiero y no quiero que te pongas en modo auto destrucción.

- Lo haré. Algún día. Pero por favor, por ahora… No digas nada, ni siquiera a Spencer – Le pidió Emily.

- No lo haré. Tu secreto está a salvo conmigo. – Aria le dijo, sonriéndole, justo antes de abrazarla de nuevo. – Entonces… ¿Sigue en pie lo de la comida?

- Sí. – Emily dijo, con una sensación de alivio. Siempre se sentía mucho mejor después de hablar con Aria sobre cualquier cosa. – Te veré allí… y a ella. Ahora, ¡no actúes de forma extraña ahora que lo sabes! – le dijo ella, bromeando. Sabía que para Aria a veces era difícil guardar este tipo de secretos. Aria también le sonrió mientras caminaba hacia su clase. Ambas llegaban tarde.


Emily llegó cinco minutos más tarde a la comida ya que se paró a hablar con su profesor sobre algún trabajo extra para poder subir nota. Los largos y tempranos entrenamientos de natación estaban matándola, y durante las tardes no le apetecía demasiado estudiar. Sólo quería dormir.

- ¡Hola, Em! – Dijo Spencer. – Estábamos hablando de ti.

¡¿Qué?!

- Aria nos ha dicho que tu hermana estuvo hoy aquí. Hace tiempo que no la vemos y nos dijo que la vio contigo después de tu entrenamiento de natación. – Continuó Spencer.

- Sí. Sí, echaba mucho de menos la piscina desde que se fue a la universidad, y quería venir. – Dijo Emily, sentándose enfrente de Aria, lo que la llevó a sentarse al lado de Hanna. – En fin, me dijo que os saludara a las tres.

- ¡Salúdala también! – Dijo Hanna, sonriéndole.

Emily moría un poquito de felicidad cada vez que veía a Hanna sonreír así. Sólo quiero que ella sea feliz, aunque no sea conmigo, era todo lo que podía pensar. Nunca podría anteponer su felicidad a la de los demás. No era tan egoísta. Algún día tendré mi propio pedazo de felicidad con alguien. Y de alguna manera, ese pensamiento la hizo sentir mejor.

El teléfono de Hanna sonó. Era un mensaje de texto.

- Ugh, es Sean otra vez. Quiere salir esta noche y realmente no me apetece.

Aria miró a Emily. Emily miró a Aria. Ahora que Aria lo sabía, sabía que no podría evitar mirarla si Hanna decía o hacía algo que pudiera hacerle daño.

- ¿Sabéis qué? – Dijo Aria de repente. – Dile que tienes planes. ¿Por qué no os venís todas a mi casa esta noche? Mis padres no estarán y mi hermano estará en alguna fiesta con los chicos del equipo de lacrosse. Podemos pasar la noche.

- Yo me apunto. – Dijo Spencer. – Necesito una fiesta de pijamas.

La mirada de Emily se paró en Aria y sonrió. Ya sé qué estás haciendo…

- Vale, me apunto. Pero aviso que estoy cansada.

- ¿Hanna? – Preguntó Aria.

Hanna estaba contestándole a Sean, y después de presionar el botón Enviar, dijo:

- Hecho. Le he dicho que estoy ocupada y que puede irse de fiesta con el equipo de lacrosse, o algo. ¡Me apunto!

- Entonces está hecho. ¡Fiesta de pijamas esta noche en mi casa! – Dijo Aria. – Pediremos unas pizzas y todo eso. Venid sobre las… ¿7:00? – Las tres chicas asintieron. – Perfecto, entonces. Será mejor que me vaya a clase o volveré a llegar tarde. ¡Os veo luego! – Mientras se iba, se giró y le guiñó el ojo a Emily desde lejos. Nadie más lo vio.

- Sí, será mejor que yo también me vaya… – Dijo Spencer dándole una palmadita en la espalda a Emily mientras se levantaba.

Ahora estaban solas, y Hanna seguía mirando su teléfono. Cuando Emily se dio cuenta no pudo evitar preguntarle si todo iba bien.

- Sí, sí. – Dijo Hanna. – Es sólo que… Las cosas entre Sean y yo ya no son lo mismo que antes. Últimamente me ignora mucho y realmente no sé por qué. – Miró a Emily y en tono sonriente añadió, – Pero hoy no me importa, ¡esta noche es para nosotras!

- ¡Sí! – Emily no pudo evitar devolverle la sonrisa. – Y todo va a estar bien con Sean, ya lo verás. – pausó. – En fin, ¿no llegas tarde tú también?

- Nop. Hoy tengo el segundo turno de comidas… Tú también, ¿verdad? Todavía nos quedan unos 15 minutos.

- Creo que mi hermana me dijo que iba a recogerme antes para poder pasar el rato antes de que tenga que volver a la universidad en dos días. ¿Quieres venir? Podemos ir a recogerla nosotras, mejor.

- ¿Hoy?

- Sí, después de la escuela… y después podemos ir juntas a casa de Aria. – Dijo Emily en un subidón de confianza. – No tienes nada que hacer, ¿verdad? Estoy segura de que le encantaría verte. Te tiene mucho cariño.

Hanna miró a Emily y después a su teléfono. Cuando volvió a mirar a Emily dijo:

- Sí, ¿por qué no? ¡Me encantaría!

- ¡Vale! Entonces nos vemos en mi coche cuando termine la próxima hora. Voy a llamarla para decirle que iremos a buscarla y después a clase. ¡Te veo más tarde!

- ¡Hasta luego!

Emily desapareció del campo de visión de Hanna, y fue entonces cuando sacó su teléfono y marcó el número de su hermana. Aunque lo tenía en la agenda, se lo sabía de memoria. ¡Contesta, contesta! Estaba muy nerviosa por lo que acababa de hacer. Quizá para los demás esto no era nada, pero para ella ya era más de lo que parecía.

- Em, ¿qué pasa?

- Sis, espero que estés preparada, porque vamos a salir después de la próxima hora. Iré a recogerte.

- Vale, entonces. ¿Qué ocurre? – Carolyn sonó sorprendida.

- ¿Recuerdas que esta mañana te dije que no te diría quién era ella? Bueno, pues he cambiado de opinión… Vas a conocerla. De nuevo.

- ¡No puedo esperar, hermanita! Te veo más tarde, entonces. ¡Te quiero!

- ¡Yo también te quiero!

Y colgaron la llamada. Emily no iba a prestar demasiada (o ninguna) atención durante la próxima hora.


Hanna ya estaba al lado del coche de Emily cuando ella apenas salía por la puerta.

- ¿Ya? Qué rápida.

- Sí… No me apetecía encontrarme con Sean así que salí cinco minutos antes. En fin, ¿a dónde vamos? – Hanna preguntó, emocionada.

- Pues… primero iremos a buscar a mi hermana a casa y después iremos al centro comercial, si te parece bien. – Dijo Emily, como preguntándole a la rubia si quería ir a alguna parte.

- Me parece perfecto. – Dijo Hanna mientras ambas entraban en el coche.

Emily puso la llave en el arranque y el motor empezó a rugir. La música, una vieja canción de Michelle Branch, salía a todo volumen por los altavoces. Como si lo hubiesen preparado, ambas se miraron, gritaron "¡Me encanta esta canción!" y empezaron a cantar inmediatamente.

'Cause you're everywhere to me

When I close my eyes it's you I see

You're everything I know

That makes me believe I'm not alone

I'm not alone…

Si tú supieras, Hanna… Si tú supieras.

Cuando la canción terminó, empezó otra que ninguna de las dos conocía, así que se quedaron calladas por un momento. Hanna, que estaba mirando por la ventana, vio a Carolyn cuando entraron en la calle donde vivía Emily.

- Dios, hacía mucho tiempo que no escuchaba esa canción. Me encanta. – Dijo Hanna.

- A mí también. Ha sido divertido. – Dijo Emily, deteniendo el coche. Ni siquiera lo paró, ya que se iban al centro comercial. Cuando salió del coche le lanzó una mirada a su hermana, quien entendió completamente lo que esa mirada quería decir.

Hanna salió también del coche para saludar a Carolyn.

- ¡Hola, Carolyn! ¡Cuánto tiempo sin verte! – Dijo mientras se acercaba a ella y le daba un abrazo.

- ¡Podría decir lo mismo! Vaya, te has puesto mucho más guapa desde la última vez que te vi. Tienes que contarme tu secreto. – Dijo Carolyn, guiñándole un ojo.

- ¡Trato! Pero sólo si me cuentas cosas sobre la universidad y cómo es todo por allí.

- Chicas, vamos. Quiero comprar algo para lo de esta noche en casa de Aria. Me siento mal si no llevo al menos una bolsa de patatas fritas.

- ¿Qué pasa esta noche en casa de Aria? – Preguntó Carolyn. Todas entraron en el coche y se dirigieron al centro comercial.

- Fiesta de pijamas. Nosotras cuatro… como en los viejos tiempos. Hace demasiado tiempo desde que tuvimos la última y la necesitábamos. – Dijo Hanna, emocionada. – Además podré estar con mis mejores amigas toda la noche y no sola en casa.

- ¿Hoy no está tu madre en casa? – Preguntó Emily. Sabía que su padre vivía con su nueva familia, pero no sabía cómo era la vida de Hanna con su madre a solas. Lo que sí sabía con seguridad era que pasaba muchas noches a solas, ya que Ashley Marin, su madre, salía muchas veces por viaje de negocios. – Entonces me alegro de que vengas hoy.

- Yo también, no me lo perdería por nada del mundo.

Carolyn miró a Emily y vio a una chica sonriente y resplandeciente caminando hacia el centro comercial. Estaba segura de que su hermanita ni siquiera se había dado cuenta de que estaba sonriendo así. Por primera vez en mucho tiempo vio que su hermana era feliz de manera genuina. Si tan solo pudiera seguir así…

- Bueno, antes de ir a comprar, ¿queréis ir a tomar algo? A cualquier parte. Así tendremos un rato para ponernos al día. – Dijo Carolyn. Sólo eran las 5:00 así que tenían mucho tiempo para ir a comprar.

- Claro, ¿por qué no? Tenemos tiempo. Podríamos ir a Rive Gauche… allí, – dijo Emily señalando con su mano al segundo restaurante más cercano a ellas. – Alguien me dijo que Lucas trabajaba allí, pero ya no.

- Vamos. La semana pasada escuché a alguien en la escuela decir que era un restaurante guay, – dijo Hanna, – y que tienen una barra en la que puedes pedir cualquier cosa.

- Vamos, entonces. – Dijo Emily.

Cuando llegaron allí, Emily se sentó al lado de Hanna, y Carolyn se sentó justo delante de las dos. De esa manera no tendría que mirar a Hanna todo el tiempo. Además le daba a su hermana mayor el ángulo perfecto para mirarlas a las dos a la vez.

Un ratito después, un camarero con delantal negro vino a apuntarse el pedido. Era un chico bastante guapo… Hasta Emily se dio cuenta de eso.

- Yo tomaré una Coca-Cola Light, por favor. Sin hielo. – Emily era menor y tenía que conducir. Doble razón para no pedir nada con alcohol.

- Yo tomaré… – Hanna paró y sonrió – sex on the beach, por favor. Sin alcohol.

Las tres explotaron a reír con eso, e incluso el camarero no pudo evitar unirse a ellas con las risas durante un momento. Después de calmarse un poco, Carolyn pidió lo mismo que Hanna.

- Pero ponle alcohol al mío. Soy mayor y hoy no conduzco.

- No puedes ser tan mayor. – Dijo el camarero, sonriéndole. – Vuelvo enseguida. – Y se marchó hacia la barra.

- Oh. Dios. Mío. – Dijo Hanna. – Estaba tirándote los trastos, Carolyn. ¡¿No has visto como te miraba?!

- Oh, ¡para! – Contestó Carolyn. Tenía vergüenza. – Ni siquiera puedo parar de reír después de la manera en la que has pedido tu bebida. – Dijo intentando no volver a reírse.

- ¡Alguien se ha pillado de mi hermaaaaana, alguien se ha pillado de mi hermaaaaana…! – Dijo Emily en tono de burla. – Vaaaale, ya paro. – Dijo mientras se reía.

- ¡Bien! En fin… – Dijo Carolyn, y mirando a Hanna, preguntó, – ¿Cómo va todo en casa? ¿Va todo bien?

- Sí, sí. Ha sido un poco duro para mi madre y para mí desde que mi padre no está, pero nos estamos acostumbrando. Son las noches como esta en las que estoy sola, las que más odio. Pero además de eso, todo está bien.

- Me alegro de oír eso, Han. Yo también extraño a mi familia cuando estoy en la universidad. Por eso vengo de vez en cuando a visitarlos. Entraño a mi hermanita. – Dijo mientras miraba a Em. – Siempre está bien pasar el rato con ella.

- Está muy bien pasarlo contigo, Care. – Dijo Emily, correspondiéndola.

- ¡Amor entre hermanas! Qué bonito. – Dijo Hanna mirándolas a las dos. - ¿Y a ti cómo te va todo? En la universidad, digo. Me pondré mi máscara de madre para preguntarte si estás sacando buenas notas. – Dijo, llevando las manos a la cara como si estuviese poniéndose una máscara invisible.

- ¡Así es, mamá, así es! – Dijo Carolyn riéndose.

En ese momento, el guapo camarero volvió con el pedido, y fue poniendo las bebidas en la mesa.

- Una Coca-Cola Light por aquí… un sex on the beach sin alcohol por ahí… y el otro con alcohol por aquí. Normalmente no solemos traer un tentempié que acompañe a las bebidas, pero a éste invita la casa.

Carolyn vio su nombre en la placa que llevaba colgando de su camisa.

- Dan, ¿no es así? Gracias por el tentempié. – le dijo, sonriendo de manera incómoda.

- ¡De nada! – Dijo Dan mientras se marchaba a atender otras mesas.

- Eso ha estado bien. – Dijo Carolyn. – Y raro. Pero oye, tentempié gratis.

- ¡Dan se ha pillado de Caaaarolyn, Dan se ha pillado de Caaaarolyn…! – Emily y Hanna se reían, aunque lo dijeron en voz baja para que el propio Dan no las escuchara.

- ¡Parad! Vais a hacer que vuelva aquí… ¡Por favor! – Dijo Carolyn riéndose.

- Vale, vale, paramos… – Dijo Emily. – ¡Dan se ha pillado de mi hermaaaaana! – Se burló una vez más, y tras otra mirada de su hermana, dijo, riéndose otra vez – ¡Ya lo dejo!

- Bueno… ¿por dónde íbamos? – Preguntó Carolyn. – Ah, sí. Estaba diciéndole a mamá que estoy sacando buenas notas. – Con lo que Hanna soltó una risita. – He estado estudiando de manera regular así que todo va bien. – Miró a Emily como disculpándose por lo que iba a preguntar. – ¿Y tú qué? ¿Qué tal va todo con Sean?

La expresión de Emily cambió por un momento, pero después también miró a Hanna.

- Sí, eh… Sí. Todavía estoy con él, pero no quiero aburrirte. – Dijo Hanna.

- Oh, no, por favor. Te he preguntado yo, así que no me aburres. ¡Pero cuéntame sólo si tú quieres!

- Bueno, lleva actuando extrañamente desde hace más o menos una semana, y ni siquiera sé por qué. Ni siquiera puedo estar a solas con él porque todo se pone muy incómodo, ¿sabes? Siento como si estuviese enfadado por algo pero no se molesta en decirme por qué.

- Eso es raro. O sea… la mayoría de chicos tienden a contarte cuando algo va mal. ¿No tienes ni idea? – Preguntó Carolyn.

- Nop… Incluso le he preguntado qué ocurría y siempre me dice algo como "¡hablamos luego! ¡Tengo que ir a clase!", y hoy me envió un mensaje diciendo que si quería quedar con él esta noche, pero Aria apareció con un plan mejor.

- Deberías ir a hablar con él. Quiero decir, esta noche no, pero deberías. A ver si podéis arreglarlo. – Dijo Emily, sintiendo un nudo en la garganta.

- Sí, lo sé. Pero ahora mismo es para nosotras, esta noche es para nosotras cuatro, ¡y nadie va a arruinar eso! – Dijo Hanna, alzando su copa y bebiendo. Las hermanas hicieron lo mismo.

- Hablando de eso… ¿qué haréis? – Preguntó Carolyn.

- Pediremos unas pizzas y probablemente veamos alguna peli o hablemos o algo. Te invitaría a venir, pero... – Dijo Emily, pero Carolyn la cortó antes de poder terminar la frase.

- No, no. No quiero molestar. Además, tengo cosas que hacer, así que no podría ir igualmente. Pero te tomo la palabra… Algún día saldremos juntas. Vosotras cuatro y yo.

- ¡Sí! Estoy segura de que a Spencer y Aria les encantaría. Qué mal que no puedas venir hoy. – Dijo Hanna, un poco triste. – Te divertirías.

- Lo sé. – Contestó Carolyn. – Pero como tú misma has dicho, esta noche es para vosotras, chicas. Deberíais divertiros. Y hablando de esta noche… será mejor que nos vayamos a comprar o llegaréis tarde. – Hanna empezó a buscar en su bolso el monedero para pagar su bebida, pero Carolyn la detuvo. - ¡Oh, no! Yo pago. ¡Yo invito! – Y se dirigió a la barra donde Dan estaba atendiendo a una pareja de mediana edad, así que esperó.

- Tú ya sabes mi nombre… Creo que sería justo que yo supiese el tuyo. – Declaró Dan.

- ¿Mi nombre? – Preguntó Carolyn, perpleja. Dan asintió. – Carolyn.

- Bueno, Carolyn, las bebidas corren de cuenta de la casa. – Dijo Dan, y Carolyn se quedó incluso más perpleja. – Sólo espero que vengas más por aquí, Carolyn. – Dijo, sonriéndole. – Será un placer atenderte a ti y a tus amigas cuando queráis.

- Yo… eh… ¡Gracias! – Ella le sonrió de vuelta, dirigiéndose a la puerta. Hanna y Emily ya estaban fuera. Cuando se reunió con ellas se dirigieron al pequeño supermercado que había al otro lado del vestíbulo. – No os vais a creer lo que acaba de pasar…

- ¿Qué? – Dijo Emily, expectante.

- Dan no me ha dejado pagar las bebidas. Acabamos de beber de gratis. Dijo que 'corrían de cuenta de la casa'. O sea… estaba tirándome los trastos y ni me he dado cuenta.

- Oh. Dios. Mío. ¡Sis!

- ¿Ves? ¡Te lo he dicho! ¡Estaba tirándote los trastos! Tendrás que venir más a menudo, a ver qué pasa. – Dijo Hanna, bromeando.

- Bueno, entonces tendréis que venir también… dijo que sería un placer volver a atendernos a todas cuando queramos.

- Mientras tengamos bebidas gratis… Me apunto. – Dijo Emily, dándole unas palmaditas en la espalda a su hermana.


Spencer ya estaba en casa de Aria cuando Emily y Hanna llegaron allí a eso de las 7:20. Ella siempre había sido muy puntual y nunca llegaba tarde a ninguna parte.

- ¡Hola, chicas! ¿Habéis venido juntas? – Preguntó.

- ¡Sí! Fuimos a comprar algo para esta noche y tomamos algo con Carolyn. Resulta que las bebidas nos salieron gratis. Parece que al camarero le gustó su hermana. – Dijo Hanna, señalando a Emily, y ambas se rieron.

- Eso ha estado muy bien, sí. ¿Y tú qué? Pidiendo un… sex on the beach. Eres la peor. – Dijo Emily, chocando su brazo con el de la rubia.

- ¡Ni hablar! – Dijo Aria. – Estás loca, Hanna.

- ¿Qué? ¡Me apetecía! – Hanna contestó, riéndose también. – En fin, ¿qué vamos a hacer? ¿Peli? ¿Charlitas? ¿Juegos de mesa…? – Pareció que había dicho eso último sin querer decirlo.

- Dejad que termine de hacer esto. Podéis ir a donde la tele y escoger la peli que vamos a ver. Haré unas palomitas. Saladas para nosotras y dulces para Spencer… ¡Rarita! –Dijo en tono de burla mirando a su amiga.

- ¿Qué puedo decir? Soy una chica dulce. – Contestó Spencer.

Emily y Hanna ya estaban mirando qué pelis tenían los Montgomery, y dividiéndolas entre Pasable y Ni hablar. Aria le hizo un gesto a Spencer, como diciéndole "ven aquí", y las dos se fueron al pasillo, donde ni Emily ni Hanna podían escucharlas. Aria le contó a Emily esta conversación, más tarde.

- Escucha, sabes que soy lo peor guardándote secretos, ¿verdad, Veronica Mars? Tengo que contarte uno, pero tienes que hacer como si no lo supieras porque el secreto no es mío y no debería contártelo yo. – Dijo Aria.

- ¿Es sobre Emily? Porque ya sé lo que le pasa con Hanna. – Dijo Spencer, con lo que Aria se sorprendió. – Oye, eres tú la que acaba de llamarme Veronica Mars, ¿no es así? – Sonrió.

- Bueno, no digas nada. Me aseguraré de que está bien hasta que pueda arreglar sus cosas. – Aria dijo. – Sólo imagínate cómo debe sentirse…

- Yo es que me imaginaba que se enamoraría de ti en lugar de ella, con eso de que eres su mejor amiga y demás, ya sabes. – Dijo Spencer en tono de burla.

- Vamos, Spence, no es algo sobre lo que bromear. La última vez que hablé con ella me lo contó todo. No supe qué decir… Debió pensar que soy la peor mejor amiga del mundo.

- Seguro que no lo pensó. Y no lo eres. Mírate, nos has preparado una fiesta para las cuatro justo cuando lo necesitábamos. Las echaba de menos.

- Sí, bueno, no te acostumbres… Es muy raro que la casa esté vacía. Podrían pasar años hasta la siguiente. – Dijo Aria.

- No, encontraremos algún lugar al que ir, o algo. – Spencer dijo. – Es que me siento mal porque ella nunca habla de sí misma… Sólo nos escucha a nosotras quejarnos de nuestra vida amorosa y de nuestros no novios y todo eso. En realidad nunca hablamos de la suya.

- Ya lo sé, eso mismo pensé yo. Tenemos que asegurarnos de que eso cambia… Tiene que saber que estamos ahí para ella y que la queremos igual.

Antes de poder seguir hablando, las dos escucharon una voz desde el otro lado de la sala de estar.

- ¡Oye! ¿Venís? Creo que tenemos la película perfecta. – Dijo Hanna, llamándolas.

- Eh… ¡Sí, sí! Vale, palomitas. – Dijo Aria sacándolas del microondas y poniéndolas en un bol. – ¡Ya vamos!

- ¿Y qué habéis escogido? - Preguntó Spencer mientras todas se reunían delante de la tele.

- Bueno, como sabemos que os encaaaaanta el karaoke… - Emily dijo con una sonrisilla. – hemos decidido ver… la versión "Canta con nosotros" de Hairspray.

- Vale, no esperaba eso. – Dijo Spencer rápidamente. – Pero vale, acepto.

- Vale… ¿Estáis listas?

La peli empezó y Aria apagó las luces. Todavía podían ver gracias a la luz que salía de la tele, ya era suficiente. Emily estaba, para sorpresa de Aria, disfrutando cada segundo de la película, de la noche y de la fiesta de pijamas. Al menos por ahora. No podía resistirse a los musicales y había visto ya Hairspray un montón de veces, tantas que probablemente había perdido la cuenta.

En algún momento de la noche, Aria se quedó dormida, y Spencer después de ella. Lo cual era extraño, porque Spencer solía dormir muy poco y tomar mucho café, y se la podía comparar a un búho. Emily se tumbó en el suelo debajo del sofá donde estaba Hanna.

- Buenas noches, Han. – Dijo Em, cerrando los ojos.

- Buenas noches, Em.


Bueno, ¡espero que os haya gustado el primer capítulo! Si te gusta... Comparte con tus amigos/as! xDD Y si no, podéis dejar cualquier tipo de crítica en los comentarios :P

¡La próxima semana, más!

Un saludo ^^