Prólogo
Estaba sentado encima de un tocón. El viento aullaba con fuerza despeinando aún más sus rubios cabellos. La luz del Sol le daba la cara impidiéndole ver con claridad a la persona que tenía delante. Con los ojos entrecerrados solo pudo vislumbrar su silueta erguida, mirando fijamente el lejano horizonte. Escuchó su voz clara y firme. -Dicen que al momento de morir empiezan a inundarte todos tus recuerdos, uno por uno.
Poco
a poco empezó a chispear. Las gotas cristalinas caían
con fuerza en las hojas de los más altos árboles
provocando un suave tintineo.
Una luz iluminó por un
segundo un campo cubierto de cadáveres , un estruendoso trueno
retumbó en el cielo. La lluvia empezó a caer con fuerza
torrencial limpiando la sangre que inundaba la tierra antes verde y
llena de vida ahora daba un aspecto ceniciento y yermo.
Los
cuerpos de jóvenes ninjas yacían sin vida, muchos de
ellos con los ojos abiertos de par en par, sus caras mostraban
expresiones de profundo terror o sorpresa. Algunos cuerpos carecían
de extremidades como si una bestia enorme los hubiera arrancado de un
mordisco.
Todos ellos murieron para defender a un pueblo que se
situaba a unos pocos metros de allí. Era una villa bastante
grande conocida por todo el ancho del continente por su gran poder
militar pero en estos momentos mostraba un aspecto lamentable. A lo
lejos se veía que muchas casas estaban destruidas, algunas se
consumían lentamente por el fuego y otras se desmoronaban
causando un ruido ensordecedor.
En el campo de batalla habían
pocos supervivientes. Muchos de ellos estaban heridos, incapaces ni
siquiera de moverse, los pocos que estaban ilesos buscaban en vano
entre los caídos algún signo de vida.
Un cuerpo yacía al medio del campo de batalla, completamente solo. Sus brazos y piernas estaban extendidos sobre la hierba, inertes. Sus ojos estaban entrecerrados, incapaces de ver. En su estómago tenía un extraño signo, un espiral de color rojo con algunos caracteres en su alrededor.
Aún estaba vivo. Su respiración era débil y entrecortada, una oleada de dolor le inundó en el cuerpo sus manos se asieron a la hierba húmeda intentando aguantar la agonía. Empezó a toser con fuerza y la sangre brotó de su boca. Su vida estaba acabando y él lo sabía.
-Dicen que al momento de morir empiezan a inundarte todos tus recuerdos, uno por uno.
Su cuerpo empezó a estremecerse y a temblar. Un dolor aún más fuerte atenazó en toda su columna vertebral. Profirió un gemido y se mordió la lengua. Ya no podía sentir el frío de las gotas de lluvia al caer en su cara y poco a poco fue incapaz de sentir el dolor, ni siquiera podía oler la hierba quemada. Solo podía escuchar el sonido de la lluvia que le recordaba mucho el llanto de un niño recién nacido.
-Na...ru...to
Entonces, de golpe, no oyó nada. Solo había un silencio sepulcral y por primera vez en la vida sintió un terror que no había sentido antes. No quería morir, aún no. Era joven y con una vida plena por delante. Empezó a llorar amargamente por dentro maldiciendo lo injusto que era morir a tan temprana edad. A lo lejos oyó un eco que cada vez se oía con más claridad.
-Tranquilo, no tengas miedo- era una voz dulce y musical, solo con escucharla le embriagó una sensación de felicidad. Él sonrió- Ahora lo recordarás todo
Y sus recuerdos le inundaron como un remolino mientras notaba que su vida se escapaba de sus manos lentamente.
Comentarios del Autor:
Bueno la verdad es que esta era una idea k tenía en mente
desde hace bastante tiempo y x motivos de falta de tiempo o pereza no
pude hacer nada. Pero x fin ha salido a la luz
De momento esto
es solo el prólogo, intentaré hacer un capítulo
x semana m encantaría k m dierais vuestra opinión ya k
este es el primer fanfic k escribo completamente sola.
Espero k disfrutéis y gracias
