A/N: Hola a todos! Este es el primer fanfic que subo a esta página. Está ambientado en el final de RE 2 y en RE Code: Veronica, principalmente, aunque no descarto introducir pinceladas y personajes de otros juegos.

El prólogo que vais a leer ha sido editado, porque antes estaba narrado en tercera persona, pero pensé que le vendría bien un cambio, y estoy muy satisfecha con cómo ha quedado.

Está narrado en primera persona, desde el punto de vista de Ada, con el fin de que podáis entender de dónde va a partir la historia, pero luego, el resto de capítulos serán en tercera persona.

Para los que leais por primera vez mi historia, en primer lugar agradeceros que lo hagáis, y deciros que espero que la disfrutéis. Para los que siguen mi historia desde el principio, espero que os guste el nuevo prólogo, y de nuevo gracias por estar siempre ahí.

Espero que disfrutéis de mi historia igual que yo escribiéndola :)

Nota: a partir del siguiente capítulo, las frases en negrita y cursiva representarán pensamientos de los personajes.

Nota 2: los títulos de los capítulos están en élfico, por si os preguntáis de dónde vienen esas palabras tan raras, pero pondré el significado de cada una :)

Todo el mundo de Resident Evil pertenece a Capcom, salvo los nuevos personajes que vaya creando para mi historia. ^^

"La guarida del mal"

Escrito por Rikku Burnside


Prólogo

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30 de septiembre de 1998.

Raccoon City ha sido borrada del mapa junto con todos sus habitantes convertidos en zombis.

Desde donde me encontraba tendida, podía observar la nube de polvo y escombros elevarse sobre el cielo anaranjado del atardecer, todavía incapaz de moverme.

Era previsible. El Gobierno no iba a dejar que se conociese lo que realmente había ocurrido en aquella ciudad. Se aseguraría de destruir toda prueba e indicio de las acciones para nada éticas de Umbrella en sus laboratorios subterráneos, y luego anunciaría a la horrorizada población civil que una extraña enfermedad había terminado con toda la población y que para evitar la pandemia, había reducido la ciudad a escombros. Después de eso, quedarían como héroes, mientras Umbrella seguía ganando millones de dólares mediante experimentos ilícitos. Estaba claro que la corporación acallaba a varios miembros del Gobierno con deliciosas donaciones para sus fines armamentísticos, o para comprarse una bonita casa en la costa.

En algún momento, mis ojos se cerraron debido a la extenuación y a las diversas contusiones y magulladuras que había recibido por todo el cuerpo. Sumida en una mezcla de delirio e inconsciencia, escuché en mi mente la voz infernal de Albert Wesker recordándome lo que había hecho por mí. No podía negarlo, aquel bastardo me había salvado la vida, pero quizá tendría que pagar un precio muy alto por ello.

/-/

La herida que me había provocado la criatura que Umbrella llamaba alegremente Mr-X era mortal, pero aquí estaba, viva.

Mientras exhalaba mis últimos minutos de vida en aquel laboratorio, y lo único en lo que podía pensar era en lo que le había confesado a Leon Kennedy minutos antes – la única frase sincera que le había dedicado desde que le conocí-, una sombra masculina se acercó a mi y me inyectó algo en el cuello, mientras pronunciaba una palabras, que ya era incapaz de comprender debido a mi lucha entre la vida y la muerte. Aunque no podía ver con claridad, ni tampoco descifrar lo que decía, estuve segura de que se trataba de Albert Wesker, y de que me estaba dejando claro que le debía mi vida.

Poco después desperté con fuerzas renovadas, y escuché la alarma que instaba al personal del laboratorio a abandonarlo antes de que todo saltase por los aires.

Me levanté sin pensar en nada, y corrí por mi vida, atravesando con mi velocidad como única arma uno de los túneles de emergencia que emergía hacia la superficie, fuera de los límites de la ciudad.

Una explosión devastadora me sorprendió a pocos metros de la salida, y me lanzó varias decenas de metros hacia el exterior, dejándome aturdida en el suelo.

/-/

Mientras recordaba cómo había llegado hasta allí, comencé a dejarme arrastrar por el agotamiento. Los restos de la explosión iban posándose poco a poco sobre el suelo. Sentí una especie de alivio al notar cómo la oscuridad se cernía de nuevo sobre mí. Mi cuerpo pedía a gritos un descanso.

Sin embargo, parecía que todavía no había terminado aquella pesadilla. Alguien me tomó en sus brazos y comenzó a zarandearme, obligándome a recuperar lentamente la consciencia. Su insistencia llegó a antojárseme irritante. Lo único que deseaba era quedarme ahí tendida y olvidar todo lo que había ocurrido. Olvidar a la corporación y a lo que se había reducido mi vida en aquellos últimos años, en los que había sido de todo menos yo misma. Ya no era capaz de reconocer en el espejo a la verdadera Ada Wong.

Volví a abrir los ojos a regañadientes, y me encontré observando otros de un color azul intenso. La cara de quien me sostenía entre sus brazos estaba torcida en un gesto de angustia y frustración, que comenzó a suavizarse cuando fijé mi mirada en la suya, sonriendo instintivamente, sin realmente haber reconocido de quién se trataba. Una mano comenzó a acariciar con delicadeza mi cara, transmitiéndome un sentimiento sincero y puro que nunca antes había sentido. No lograba explicar lo que sentía, especialmente teniendo en cuenta que parte de mi entrenamiento se había basado en anular los sentimientos.

Lo que me devolvió de golpe a la realidad fueron las palabras de amor que escuché con claridad a continuación.

Era Leon.

Entonces volví a recordar súbitamente mis últimas palabras. En medio de la confusión moribunda, le confesé a Leon mi amor por él. Ni siquiera me paré a pensar si realmente lo sentía, lo cual debe de significar que sí que lo hacía, y ahora, él me devolvía esas mismas palabras.

Como hacía varias horas, sin saber realmente lo que hacía, extendí temblorosamente uno de mis brazos y lo posé en su nuca, obligándole a acercar su cara hasta mi altura y a besarme, deteniendo todas las palabras que salían de su boca. Creo que eso le bastó para entender todo, y que con esa acción me demostré a mi misma, Ada Wong, que era capaz de demostrar algo de lo que todo el mundo denominaba amor, por un hombre.

Quién me lo iba a decir, pero había desarrollado alguna clase de vínculo con aquel hombre. Quizá se trataba del hecho de que había intentado protegerme desde que me había conocido, y de que había arriesgado su vida para salvar la mía.

Las únicas palabras que pronuncié tras aquel beso sincero fueron palabras de disculpa. No di demasiadas explicaciones, pero sé que entendió a qué me refería. De nuevo, me sorprendió mi humanidad recuperada. Estaba eliminando mi bloqueo sentimental hacia el resto de las personas por él, por Leon Kennedy, y estaba cultivando un odio creciente por Umbrella, a quien de pronto vi como la corporación que me había robado la vida, intentando venderme que realmente la mejoraba.

Ahora me encuentro protegiendo la última muestra del G-Virus que, presuntamente, queda sobre la faz de la Tierra, intentando limpiar mi conciencia y haciendo borrón y cuenta nueva en mi vida, colaborando con un grupo de supervivientes, entre los que se incluye Sherry Birkin, la hija del científico que inició todo este infierno en Raccon City, y Claire Redfield, una joven que ha perdido la pista de su hermano por culpa de la corporación.

¿Qué qué es lo que nos une a todos? Que todos hemos perdido algo que formaba parte de nuestra vida…

Y nuestro odio hacia Umbrella.


Espero que os haya gustado. Gracias por dejar vuestras reviews y comentarios! :)