Aclaraciones: Lo sabemos todos, Naruto y sus personajes no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto, yo solo hago esta historia como una manera de liberar mi loca imaginación.

El fic se sitúa obviamente después de la cuarta guerra. No los interrumpo más, espero que les guste n_n

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La asistente de Rokudaime Hokage

Capítulo 1: Tsunade renuncia


Todo parecía indicar que sería otra mañana rutinaria en Konoha… pero no.

La tranquilidad de aquel día fue interrumpida por culpa de Senju Tsunade. Shizune se había desmayado cuando escuchó lo que la rubia le dijo al consejo de ancianos de Konoha. Siendo sincera, Shizune supo que aquello estaba por venir cualquier día de éstos pero jamás se imaginó que ocurriera de esa manera y por esa razón.

Los ancianos estaban con los ojos abiertos a su máxima expresión. La princesa Senju estaba renunciando a su puesto como Godaime Hokage porque estaba… ¡embarazada!

Shizune yacía en el suelo mientras que Tsunade permanecía de rodillas frente a los ancianos.

— Pero no se preocupen, no sería digno de mí dejar mi puesto sin antes haber pensado en alguien para que sea mi sucesor –acotó la rubia – Por eso quiero recomendar a Hatake Kakashi para ocupar el lugar de Rokudaime Hokage.

— Naturalmente que tiene que ser Kakashi –dijo la anciana sintiéndose un poco más recuperada –Después de todo, él fue elegido tu sucesor cuando estuviste a punto de perder la vida, Tsunade-hime.

— Bien, entonces desde ahora, creo que ya no tengo que usar esto –Tsunade se levantó y empezó a quitarse la capa verde que tenía inscrito por detrás las letras de Godaime Hokage – ¡Muchas gracias por cuidar de mí! –sonrió, despidiéndose de los ancianos y levantando a su amiga Shizune aún desmayada, colgándosela encima del hombro para salir de allí.

— La nieta de Ichidaime Hokage renunciando a su puesto por un embarazo, eso fue demasiado extraño –declaró Homura quitándose sus gafas para limpiarlas.

— De cualquier manera, me da gusto que Tsunade-hime esté tan feliz –dijo Koharu limpiándose una lagrimilla que había escapado de su ojo –Bueno, lo que tanto nos temíamos por estos meses, hay que avisarle a Hatake Kakashi que finalmente él será el nuevo Hokage. Voy a enviarle un mensaje. Que Rikudo ampare a Konoha…


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Eran cerca de las doce del mediodía. En el solitario cementerio de Konoha había únicamente una joven de ojos pálidos visitando una tumba en concreto. Hyuga Neji se encontraba descansando en paz y seguramente estaría muy feliz si viera cómo su prima favorita le estaba colocando un adorno de girasoles grandes en su espacio. Hinata estaba tarareando una canción tranquila mientras arreglaba los girasoles, sonreía levemente al ver su trabajo terminado.

— Quedó lindo –musitó una voz detrás de ella, sobresaltándola un poco.

Hinata volteó hacia atrás y vio a un ninja de cabello plateado que observaba con detenimiento la tumba de Neji. Inmediatamente la peliazul se levantó, colocándose a un lado del sensei.

— Perdona, no quería importunarte. Vine aquí para dejarle esto a Asuma –le mostró un desarreglado ramo de flores –Se me cayó en el camino y quedó hecho trizas, entonces te vi acomodando esos girasoles con tanto esmero y pensé... "Tal vez Hinata-chan, que es kunoichi y que seguramente fue entrenada en el arte del Ikebana, pueda ayudarme"…

— N-no diga más, Kakashi-sensei –sonrió –Permítame esas flores, por favor –le dijo, extendiendo sus manos para recibir el ramo que Kakashi le dio.

— En verdad te lo agradezco, te voy a deber un favor así que puedes pedirme lo que sea –sonrió levemente y se rascó la nuca apenado.

— N-no se preocupe –contestó Hinata –Vayamos a la tumba de Asuma-san para acomodar bien las flores.

Ambos caminaron un poco, la tumba de Asuma no estaba muy lejos de la de Neji. Llegando, Hinata se hincó y ágilmente acomodó las flores de una manera hermosa.

— Listo. ¿Q-quedo bien?

— Muy bien. Muchas gracias.

Apenas Kakashi estaba por decir algo más cuando un ANBU se presentó tras ellos, llegando de la nada.

— Hatake Kakashi, tengo un mensaje para ti –dijo el ANBU entregándole un pequeño pergamino y desapareciendo después de que el sensei lo tomara.

Kakashi leyó con atención y al término frunció el ceño, gesto que preocupó a Hinata.

— Per… perdone la indiscreción pero, ¿ocurrió algo m-malo?

— Bueno, creo que eso depende de tu perspectiva. ¿Qué tan malo es que me hayan elegido como Rokudaime Hokage?

Hinata abrió grandes los ojos ante la sorpresa.

— Oh… F-felicidades, Kakashi-sensei –sonrió feliz.

— Gracias pero, no estoy muy convencido de querer ser el nuevo Hokage. Además, me pregunto qué habrá pasado con Tsunade-sama.

— Oh, n-no se preocupe, ella está emb… Nada –había sido descuidada y por casi revelaba algo que no le correspondía, pero se había detenido a tiempo. Aun así no pudo evitar que su sonrojo tomara sus mejillas.

— No me digas que nada –se molestó Kakashi un poco – ¿Qué es lo que quisiste decir, Hinata-chan? ¿Emb? Mnn… ella está emb… ¡Embarazada!

— ¡No! –Gritó entrando en pánico – ¡Eso no es lo que quise decir, Kakashi-sensei!

— Claro que sí –entrecerró los ojos. Fue entonces que Hinata cayó en la cuenta de que Kakashi no tenía más su sharingan. Ambos ojos eran oscuros. Lo único que seguía inamovible era esa cicatriz horizontal sobre su rostro, y su máscara, claro.

— E… es de vi-vital impor-tancia q-que vaya ya mismo con el co-consejo de Konoha, K-kakashi-sensei –le recordó Hinata hecha un manojo de nervios.

— De acuerdo, de todos modos tengo que ir, pero tenemos una plática pendiente Hyuga Hinata –la miró fulminantemente y después desapareció tras una cortina de humo.

— Yo y mi gran boca –se quejó Hinata, preocupada.


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Los ancianos estaban sentados en sus respectivos puestos. Para cuando Kakashi llegó había pasado media hora desde que le mandaron llamar. El jonin pidió permiso para entrar a ese cuarto de madera y luego se hincó con respeto frente a los ancianos.

— Hatake Kakashi, llegas tarde –se molestó Homura.

— Lo lamento, ya venía de camino cuando una chica indefensa me pidió ayuda para que arreglara unas flores por ella.

— Sí, claro. Bueno, la razón por la que te hemos llamado ya la sabes. La antigua Godaime Hokage; Senju Tsunade, te ha recomendado para ser el nuevo Hokage, y realmente Koharu y yo no podemos estar menos de acuerdo con la recomendación de Tsunade-hime.

— Un momento, hay ninjas mejores calificados que yo para ser Hokage. Ahí tienen a Nara Shikamaru…

— Hatake Kakashi –lo detuvo Koharu –Tú no eres quien deliberará quién será el Hokage de Konoha. Te hemos elegido a ti y esperamos que aceptes tu nuevo puesto. Konoha te necesita, ciertamente eres el mejor candidato para convertirte en Rokudaime Hokage.

— Sí, lo siento. ¿Tsunade-sama se encuentra bien? ¿Por qué repentinamente ha dejado su puesto como Godaime?

— Eso es información clasificada –respondió Koharu tajantemente.

— Pero si voy a ser el Hokage, tengo derecho a saber la razón por la que mi antecesor renunció.

Koharu lo miró duramente.

— Está bien, Kakashi chismoso. Tsunade-hime no está en condiciones de desempeñarse como Godaime debido a su actual estado de embarazo y su nueva familia. ¿Satisfecho?

— En realidad quisiera saber quién es el padre.

— La ceremonia de nombramiento se celebrará mañana a las once de la mañana, trata de llegar temprano –dijo Homura, cortando el chisme.

Kakashi lanzó un suspiro de cansancio y finalmente se resignó, después de todo él ya lo veía venir tarde o temprano.

— De acuerdo. Con su permiso, me voy.

Kakashi desapareció tras una cortina de humo dejando solos a los dos ancianos.

— Pero Koharu, ¿Crees que Kakashi llegue temprano para la ceremonia?

— Descuida, que la ceremonia iniciará a las trece horas –rió ligeramente haciendo sonreír a Homura.

Esa noche Konoha dormiría sin Hokage, pero a partir de mañana un nuevo rostro se esculpiría en el monumento de los Hokages.


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