DISCLAIMER: Estos personajes no me pertenecen solo utilizo sus nombres para hacer historias raras y divertidas...

El Comienzo del Final.

No pudo cerrar sus ojos en toda la noche, había discutido con ese hombre que le hacía perder los estribos incontables veces, con todo el valor que reunió, se había decidido por contarle el inesperado resultado de la más temida prueba hecha por una mujer, la de embarazo, pero él no estaba de humor, por lo tanto habían terminado en otra batalla de palabras de la cual ella había salido ganadora esta vez, al decirle a todo pulmón que se iría del santuario y haría su vida en otro lugar, que ya estaba harta, tanto fue el disgusto que al final de cuentas no le reveló el resultado, ni tampoco el peor temor de crear a un niño en el santuario.

Luego de tanto meditarlo, si se le podía llamar así a una noche de desvelo, creyó por un momento o sintió, que la babosada que le había dicho a Milo de salir corriendo de ahí, no sería una mala idea después de todo, así que sin pensarlo más, eso sería lo que exactamente haría, huiría de esa vida le peleas y le daría a su hijo o hija una vida normal, al pensarlo todavía mejor si le comunicaba a alguien más su estado de seguro no la dejarían poner un pie fuera de ese lugar, así que guardo el famosos secreto.

Ahora se encontraba caminando hacia el templo de Atena, con sus piernas temblando y sus manos sudorosas, pensaba, analizaba, subía dos gradas pero se devolvía una—a este paso jamás vas a llegar Shaina—se decía a sí misma, la mayoría de los templos estaban vacíos, sus ocupantes posiblemente se encontraban entrenando, llego al de Escorpio, pero el joven que se encontraba a punto de salir decidió esperarla con sus brazos cruzados, no le dio importancia pero el levanto un brazo deteniendo su paso.

— ¿Dónde vas?—preguntó son su ceño fruncido.

—Necesito hablar con Atena y el patriarca—contesto sin dar su rostro.

—No me digas que sigues con esa jodida idea de querer irte de aquí…—soltó con cinismo— nacimos para ser guerreros Shaina, no podemos escapar de lo que realmente somos- dijo mientras tomaba a la mujer con ambas manos en sus hombros.

—Milo… quiero irme, y ni tú ni nadie lo evitará—dijo mientras se soltaba.

—Dices que quieres hacer tu vida… ¿entonces yo no signifiqué nada para ti?—pregunto el joven viéndola avanzar hacia la salida.

—Tú eras… mi vida Milo, algún día lo entenderás… —musito mientras seguía su camino.

El escorpión estaba confundido, tal vez un poco asustado— ya se le pasará—pensó.

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—Así que deseas que borremos tu memoria para poder renunciar a tu armadura y ser una persona normal…—reafirmo el patriarca mientras caminaba alrededor de la amazona con sus brazos cruzados—entiendes que estas renunciando a tu cosmos y a todo lo que te rodea con respecto al santuario ¿verdad?—cuestiono clavando sus rosadas pupilas en la chica.

—Si su Ilustrísima, comprendo todo eso y más…—contestó la chica de pie frente a la joven deidad y el rejuvenecido patriarca —pero es mi deseo y nada me hará cambiar de opinión.

De repente las puertas del salón se abrieron de golpe dejando ver la figura del caballero de escorpio que corrió al lado de la amazona, sujetó con fuerza el brazo de la mujer y le obligó a verle la cara.

— ¿Qué pasa contigo Shaina?—preguntó con desespero el joven de cabellos azulados, ignorando la presencia de sus superiores.

—Basta Milo… —contesto la mujer soltándose del fuerte agarre del escorpión dorado— tu no entiendes nada.

—Exacto, no entiendo, necesito que me expliques que es esa ridiculez de la que me hablas ¿Por qué demonios te quieres ir?—cuestiono negando con su cabeza—yo te amo Ofiuco… ¿no te basta con eso?—susurró

—Milo…— susurró dejando salir un par de lágrimas cubiertas por la máscara de metal—yo también te amo…—dijo tratando de tocar el brazo — pero quiero rehacer mi vida lejos de este lugar, tu jamás podrías renunciar a tu posición como santo de Atena.

El joven santo suspiró, giró y tomó la mujer entre sus brazos, observo su inmutable rostro plateado y beso su frente— que así sea entonces, suerte y espero jamás verte otra vez—dijo y camino hacia la salida del templo.

Saori se levantó del trono donde ya hacia sentada observando con detenimiento cada reacción de su santo y la amazona, tal y como lo esperaba el orgullo del escorpión había evitado que suplicara a Shaina cambiar de opinión, camino hasta el lado de la amazona y le puso su mano en el hombro.

— ¿Estas lista?—preguntó la joven deidad, la amazona asintió—entonces cierra tus ojos, fue un placer pelear a tu lado Shaina de Ofiuco—susurró en su oído—que tu otra vida sea de provecho y que Nike te corone en las batallas que has de enfrentar.

La amazona hecho un último vistazo a lo que dejaba atrás, tal vez esperaba que el escorpión regresaba, o que la tonta de June corriera y le reclamara que estaba equivocada, o Marin criticándole sus decisiones, o su mejor amiga Geist que le brindara una sonora cachetada, pero nadie más llego, lo último que vio fue el cegador resplandor de la mano de su Diosa en sobre sus ojos.

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CUATRO AÑOS DESPUES

CERCA DE UN VIÑEDO EN LAS AFUERAS DE VENECIA.

Una verde campiña adornaba los jardines de la pequeña casa, cerca de un lago y con la maravillosa vista hacia las montañas, apenas se escuchaba la voz de una joven pelear con su hija.

—Alessa… ¿Dónde estás?—preguntaba una joven cabellos verdes—te he dicho que odio que juegues a las escondidas.

Tras las cortinas que adornaban las pequeñas ventanas de la sala, unos rizos azules que ocultaban un par de hermosos ojos de igual color y unos piecitos descalzos que se movían con nerviosismo, se dibujaba la silueta de una niña que dejaba escapar de tanto en tanto unas risitas traviesas, la joven madre caminó con sigilo hacia el refugio tras las casi transparentes telas.

—Ajá… te pillé—exclamo sujetándola a la niña que reía entusiasmada- eres una traviesa ¿sabías?—exclamó la madre mientras la sentaba en el sillón.

— ¿Mamá?—preguntó la niña— ¿iremos donde tía Fio y comeremos pastel?—cuestionó la pequeña mientras se dejaba cambiar por la madre.

—Esperemos que si Ale—contestó la madre—ahora apurémonos.

— ¿Mamá?—cuestionó una vez más— ¿de verdad no recuerdas nada?

La joven observó con ternura su pequeña, en realidad no recordaba nada, era como si su pasado fuese un túnel oscuro, para ella solo existía ese presente hermoso que tenía y le bastaba.

—Así es pequeña—dijo—y si ya se lo que vas a preguntar, pero no recuerdo quién es tu padre—exclamó tapándole la pequeña boca con su índice— ¿no te basta que me llame Shaina? Y ¿Qué sea tu mamá?—cuestiono levantando una ceja.

La niña sonrió y dio un fuerte abrazo a su madre, esta tomó la mano de la niña y salió rumbo a su trabajo en una cafetería del lugar.

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Cuatro años habían pasado, cuatro años desde que había cometido el peor error de su vida, dejar ir a la mujer que llego a considerar la dueña de su corazón, tendido en la explanada de su templo, el joven escorpio se dedicaba a observar las estrellas que comenzaban a salir, lejos de ser el extrovertido Escorpión se había convertido en una ser tranquilo, pensativo, encerrado, su poder seguía siendo el mismo, pero carecía de pasión, sus ojos azules ya no brillaban.

Del coliseo regresaba con paso tranquilo el joven acuario, observo la imagen de su amigo tirado en el piso, sonrió y se apresuró para llegar e invitarlo a seguirle.

— ¿Aburrido?—preguntó el caballero de la onceaba casa, mientras tomaba asiento al lado del escorpión dorado.

—Algo así…—contestó con desgana.

—El patriarca me mandó a llamar, dice que tiene noticias sobre futuros aprendices…— dijo el francés — pero supongo que no te interesa.

—Algunas veces me aterra lo bien que me conoces—exclamo el griego levantándose— ¿sabes? Quisiera irla a buscar…— dijo observando el cielo.

— ¿Shaina?... Ella escogió su exilio Milo—recordó el francés—además si la buscaras recuerda que ella no te reconocería — se levantó y colocó una mano en el hombro de su amigo—vamos acompáñame —invitó con un gesto—tal vez sea tu aprendiz el que haya salido a la luz—terminó con una casi invisible sonrisa.

Ambos caballeros se encaminaron hacia el templo del patriarca para escuchar las noticias de los nuevos pupilos.

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Atena se sentaba en su trono un poco impaciente, bailoteaba sus dedos en los recuesta brazos en espera de sus caballeros, veía a Shion de un lado a otro caminar con unos pergaminos en las manos.

—Shion…—llamo la joven deidad— ¿podrías dejar de caminar de aquí para allá? Me tienes nerviosa—sonrió.

— ¡Oh mi señora…!—exclamó con felicidad— una nueva generación de santos dorados comienza a asomarse en el horizonte—sonrió y tomo lugar justo a un lado de la deidad—la mayoría ya han nacido acá.

—Casi todos los Caballeros han formado una familia en el santuario Shion—exclamo la diosa con una notables sonrisa—solo faltan unos pocos—recordó—incluyendo a Milo.

—Después de la partida de Shaina nada ha sido igual para él, princesa—dijo Shion sujetando la mano de su joven deidad.

A los pocos minutos las majestuosas figuras de los dos caballeros dorados se abrían paso por la puerta e inclinaban ante su diosa y patriarca.

—Muchachos, hoy las estrellas han hablado para acuario—exclamó Shion.

—Camus que suerte tienes—susurro Milo con una sonrisa, el joven francés sonrió.

— ¿Dónde debo buscar Patriarca?— preguntó el galo.

—Italia, pero para ser más exactos, Venecia—dijo el Patriarca mientras tomaba algunos apuntes y los entregaba al caballero—deberás acudir a la brevedad posible… y una cosa más Camus— llamó el lemuriano—llévate alguno de tus compañeros por si necesitas ayuda—Camus asintió observando de reojo a su camarada.

—Su ilustrísima—replicó el escorpión dorado—¿puedo solicitar ser la ayuda de Camus?—preguntó.

—No creo que sea conveniente Milo, han pasado apenas cuatro años desde que ...—pero la grave voz de Milo interrumpió de golpe.

—Solo quiero ver que este bien... prometo no acercarme demasiado—dijo con el corazón que se salia del pecho—por favor Maestro—suplicó.

—Mientras cumplas tus palabras y tu compañero acepte—dijo el ahora joven lemuriano, el caballero de acuario asintió.

—Yo lo cuidaré Patriarca...—dijo mientras levantaba una ceja y observaba al escorpión sonreír con disimulo—pero a la primera que me la hagas te juro que te mandare en un ataud de hielo con etiqueta para el santuario—dijo directamente a la cabeza del escorpión haciéndolo respingar.

—Entonces esta decidido, cuídense mucho mis caballeros—exclamo la diosa bajo el asombro de Shion, colocando una mano en cada hombro de los jóvenes—no pierdan mas tiempo, pueden retirarse.

Ambos caballeros caminaron rumbo a sus templos, tenian mucho que hacer y poco tiempo para terminarlo.

—Princesa...—musito el patriarca—¿usted cree que sea buena idea mandar a Milo?—pregunto mientras colocaba su mascara de oro.

—Tu mismo me has dicho que para superar un problema debes enfrentarlo—contestó la diosa sin dándole la espalda—tal vez a estas alturas ya ella tenga su vida hecha, y al verla se de cuenta que es hora de seguir adelante y continuar con la de el—y sin mas palabras se retiró a sus habitaciones, bajo la mirada de su custodio.

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El trabajo de la antigua Cobra era en una cafetería localizada en la casa de su ahora tía Fiorella y era suficiente como para vivir junto a su pequeña, la mujer dueña del lugar y su marido habían acogido a la ex amazona desde una noche, luego de que dos mujeres vestidas con máscaras de plata habían llegado con ella en sus brazos, explicándole que la joven cabellos verdes había sufrido un accidente y por ende perdido la memoria, lo que ambas chicas ignoraban era que Shaina estaba embarazada, cosa que encariñó aún más a la familia italiana con la chica, pues ella y su esposo no tenían hijos.

Las tareas realizadas por la joven se limitaban a preparar café y limpiar las mesas, mientras su pequeña jugaba en la habitación de los adoptivos abuelos o veía la televisión en la sala junto al viejo perro Caucho, un fiel labrador al que ya le pesaban los años.

La pequeña Alessa solía también esconderse en el jardín de los abuelos y recolectar insectos para luego guardarlos en frascos de vidrio, ese día en especial atraparía mariposas, caminó un poco hasta asegurarse que su presa estaba lo suficiente cerca para tirar la red que con cariño había tejido su abuelo Fabricio, entrecerró sus ojos y se lanzó en la hermosa mariposa pero con tan mala suerte que el insecto escapo volando hacia la flor más cercana.

—No te escaparas—dijo la niña caminando con sigilo hasta llegar a la flor, alargó su mano junto con un frasco decidida a no dejarla escapar más.

Pero cuando estaba justo arriba del insecto el recipiente comenzó a tomar un color blancuzco y azulado, la niña sintió como se enfriaba sin motivo alguno lo cual la aterrorizó, soltó el frasco y volteo sus manos, las observó pero eran normales, no había nada de raro en ellas, estiró un dedito y toco el pétalo de una de las flores, y bajo su admirada mirada se congeló.

Rápidamente seguida del lento caminar de Caucho corrió hasta su madre.

—MAMÁ—chilló la niña—puedo hacer hielo con mis manos—exclamó la menor.

continuaraaa...


Gracias por leer, se les agradece los comentarios y feliz año nuevo

Esta historia me nació después de leer unos preciosos fic de Shaina y Milo, de hecho lo tenia resguardado y e iba a ser la primera de mis historias pero ya que...

Espero les guste, los personajes son un poco Oc por aquello