Disclaimer: Dragon Ball Z no me pertenece. Este fanfiction es sin fines de lucro y exclusivamente para la diversión de la autor y posibles lectores

este es un fic compartido con Dafsui


capitulo 1 : El Comienzo

Han pasado ya 7 largos años de aquella trágica batalla contra Cell que acabó con la vida de Gokú, Gohan, ya un adolescente de 17 años, se dirigía rumbo a Ciudad Satán en compañía de su hermana Videl, quien había sido adoptada por el matrimonio Son, después de que el guerrero saiyajin, la encontrara cuando era sólo un bebé tras ir en búsqueda de su hijo. Desde entonces, Videl se convirtió en un miembro más de la familia Son. Pero tras la muerte del esposo de Milk, ésta creyó que lo mejor sería que la muchacha se enterara de sus orígenes, para compensar el desconsuelo que experimentó la chica al morir quien la cobijó en su hogar sin dudarlo un segundo.

- No sé porque mamá quiere que estudiemos en esta ciudad si ella pudo habernos enseñado en casa - espetó la ojiazul mientras bajaba la velocidad de su vuelo, para descender en el límite rural de Ciudad Satán.

- Vamos Videl, sabes muy bien que mamá quiere que tengamos un buena educación- contestó Gohan mientras seguía a la pelinegra, entonces se detuvo - Si tenemos suerte podemos encontrar a un chico para ti - comentó de forma casual, provocando la molestia de la muchacha con aquello.

- Va, sólo son estupideces de las chicas tontas engreídas que sólo piensan en eso - dice muy enojada mientras mira a Gohan con cara de pocos amigos - Espero que no te enamores de una de esas tontas- añadió fingiendo indiferencia.

- ¡Oye Videl, pero qué te pasa!- exclamó desconcertado mientras interrumpía violentamente su vuelo- Estás actuando de esta manera desde que salimos de casa - manifestó confundido Gohan por la actitud de su hermana adoptiva de ojos azules quien estaba más alterada de lo normal.

- ¡¿Quieres saber?- exclamó exasperada mientras se ponía frente al semisaiyajin con sus manos empuñadas por el coraje que sentía- Mamá me dijo quien es mi verdadero padre, y dijo que es ese tonto de Satán. ¡Pero no me interesa!, yo no soy Videl Satán, mi nombre es y será Son Videl. Hija del gran Son Gokú y Milk Satán - sentenció firme, mientras que Gohan la miraba sereno, siempre había admirado la convicción de aquella muchacha en todo lo que decía y el gran amor que sentía por su familia, entonces en un impulso de fraternidad, la tomó delicadamente de un brazo provocando el desconcierto de la muchacha, entonces la acercó contra su pecho, tras lo cual la envolvió suavemente entre sus brazos, ella se sonroja ante tal inesperada muestra de cariño por parte del muchacho, ya que a pesar de que su actitud hacia él solía ser agresiva y pocas veces amable, en el fondo de su ser, lo amaba.

Aunque la muchacha de ojos azules no lo admitiera, se había enamorado de Gohan desde pequeña, ella en un comienzo creyó que sólo era un bella amistad de hermanos, pero al enterarse que entre ellos no existían lazos sanguíneos que los uniera, se dio cuenta de los verdaderos sentimientos que tenia por el joven semisaiyajin. Pero por mucho amor que sintiera por el joven pelinegro, no podía destruir a la familia que la acogió desde muy pequeña. Después de unos minutos, llegaron a la preparatoria Estrella Naranja.

- Bueno jóvenes, desde hoy tendremos dos nuevos compañeros en nuestro salón- comentó el profesor a la clase, mientras dejaba sobre su escritorio unos libros- Adelante- dijo ahora mientras le daba paso a los muchachos.

- Hola a todos, mi nombre es Gohan, encantado de conocerlos- saludó sonriendo vacilante.

- Vaya, pero que chico tan lindo, es justamente como me gustan- expresó entre suspiros Iresa.

- Y ella es mi hermana Videl- presentó ahora a la muchacha, al notar que ella no tenía intensiones de hacerlo por sí sola.

- Ahora tomen asiento- pidió amable el profesor, Gohan asintió sonriendo, Videl se cruzó de brazos esperando que Gohan buscara un lugar por ella.

- Veamos, dónde nos sentaremos- murmuraba pensativo Gohan mientras buscaba entre los estudiantes un lugar para ambos.

- ¡Oigan, aquí hay unos lugares vacíos!- exclamó la rubia mientras señalaba dos asientos que estaban junto a ella, Gohan asintió sonriente.

- Vamos Videl, ahí hay unos lugares- indicó el semisaiyajin a la muchacha, ésta lo siguió entre refunfuños. Mientras tanto, Iresa salía de su lugar, sentándose en el penúltimo para dejar al final al muchacho, con intención de poder conversar tan sólo ella con aquel chico que le encantó en cuanto lo vio, Videl la vio con desconfianza.

- Hola, así que tu eres Videl- saludó Shanper mientras miraba de pies a cabeza a la ojiazul, advirtiendo con facilidad la belleza de aquella muchacha, quien se sentaba a su lado.

- Ya oíste a Gohan, no preguntes tonterías- regañó indiferente la pelinegra.

- Pero que carácter- musitó divertido el rubio, ya que le llamaba la atención el malhumor de Videl.

El día trascurrió en completa normalidad, hasta la hora de la clase de gimnasia, donde Gohan llamó la atención por las habilidades que no pudo ocultar durante el partido de béisbol, tras lo cual un séquito femenino rodeo fascinado al semisaiyajin, provocando los celos incontenibles de Videl.

- ¡Oigan ustedes!- exclamó irritada la ojiazul mientras se acercaba a las muchachas, éstas la miraron curiosas- Dejen en paz a Gohan, no lo estén molestando- ordenó mientras se interponía entre el joven y las estudiantes.

- ¡¿Pero qué es lo que te pasa niña?- exclamó Iresa cruzándose de brazos- ¿Cuál es tu problema?- preguntó molesta por la actitud de la hermana del semisaiyajin, Gohan miraba perplejo a la pelinegra.

- ¿A caso eres sorda?, ya dije que dejen tranquilo a Gohan- respondió dando unos pasos para acercarse agresivamente a la rubia- No se ilusionen con él, están perdiendo el tiempo- añadió ahora mirando a cada una de las muchachas que rodeaban a Gohan.

- ¿Pero qué estás diciendo?, ¿A qué te refieres?- preguntó sin entender nada la chica de cabello rubio.

- A que ninguna de ustedes tienen posibilidades con Gohan, él ya tiene novia- contestó mirándolas con desdén, ellas quedaron sin habla por la noticia tan inesperada.

- "¿Qué?"- se preguntó desconcertado el muchacho de cabellos negros.

- Ahora váyanse, déjenlo solo- ordenó ahuyentando a las chicas, las que se alejaron decepcionadas.

- ¡Videl porque rayos hiciste eso!- reclamó molesto el semisaiyajin - No era necesario, te estás comportando como si fueras una niña pequeña. ¡¿Qué es lo que te está pasando? - pregunta muy confundido por la actitud de su hermana después de salir de clases mientras ambos se dirigían rumbo a casa.

- No me pasa nada - es lo único que dice mientras camina con los brazos cruzados y con cara de pocos amigos sin mirar al muchacho.

- ¿Cómo que no te pasa nada?, te conozco muy bien Videl, sé cuando algo te molesta no soy tonto sabes - expresó Gohan deteniendo a la muchacha por un brazo- Quiero saber que es lo que te pasa, necesito saberlo- añadió mirando directamente a los ojos a Videl, ésta evadió aquella mirada dirigiendo la suya al suelo.

- Ya te dije la verdad- respondió vacilante- Ahora suéltame y vámonos a casa- ordenó mientras se zafaba con fuerza de la mano opresora de Gohan.

- Esta bien, no te seguiré preguntando, pero si en algún momento quieres hablar, ya sabes que cuentas conmigo- comentó Gohan dándose por rendido, estaba realmente preocupado, sabía que algo le ocurría a la muchacha, y el hecho que se lo ocultara lo inquietaba, era su hermana y si tenía algún problema querría que se lo contara, ya que en cualquier situación difícil para la chica, haría lo imposible por socorrerla, Videl no dijo nada y rodando los ojos, se adelantó, Gohan se quedó observándola unos instantes, tras lo cual la siguió.

Pronto llegaron a casa, Goten quien con una red atada a una vara intentaba capturar una rana saltarina que deambulaba en el jardín, al verlos los recibió alzando sus manos al cielo.

- ¡Videl, Gohan que bueno que ya llegaron!- exclamaba con regocijo el menor de los Son, ya que no estaba acostumbrado a la ausencia de sus hermanos.

- Hola Goten- saludó Gohan mientras descendía junto al pequeño.

- Goten, veo que estás cazando con la red que construimos- dijo Videl sonriéndole al pequeño semisaiyajin, sorprendiendo a Gohan.

- "Que extraño, ahora que llegamos actúa de un modo distinto con Goten, mientras volamos hasta aquí no me dirigió la palabra"- pensó confuso el hijo mayor de Gokú- No cabe duda, nunca entenderé a las mujeres-concluyó murmurando mientras tomaba su cabeza, Videl que lo alcanzó a oír lo vio con una mirada asesina.

- ¡Qué dijiste!- prorrumpió intentando disimular el disgusto.

- No, nada- respondió apresurada con espanto por la agresividad de la muchacha.

- ¡Hijos, ya están de vuelta!- exclamó encantada la madre de los jóvenes quien salía de la casa con unas ropas para tender- Cuéntenme ¿Cómo les fue en su primer día de clases?- preguntó sonriente la viuda de Gokú.

- Bueno pues...- intentó responder dubitativo Gohan mientras tomaba su cabeza, pero fue interrumpido por Videl.

- ¡Fántástico!, ¿Sabes? nuestros compañeros son muy amables y nos recibieron de muy buena manera- respondió sonriente la chica de cabello negro, Gohan cayó al suelo de la impresión.

- "¿Qué le pasa a Videl?, quizás el problema es conmigo"- pensó vacilante el semisaiyajin.

- Me alegro, me tenían muy preocupada- expresó gustosa la madre de los muchachos al escuchar la respuesta de la ojiazul, quien le preocupaba en especial, entonces notó que Gohan se reincorporaba desde el suelo- ¿Gohan te pasó algo?- preguntó la mujer, Videl le dirigió una mirada amenazante de reojo.

- No, no, no es nada- respondió apresurado, prefirió no hacer mención respecto a la extraña actitud de la muchacha durante aquella jornada, sabía que si Milk se enteraba de que algo le ocurría la presionaría a hablar, algo que sabía no sería agradable para Videl.

Por su parte la ojiazul, no pretendía preocupar a la mujer, a pesar de que se sentía muy mal no quería preocuparla, además, no era un asunto tan fácil de entender, nadie sería capaz de comprender que amaba a su hermano, y el temor que sentía al pensar que podía perderlo al estar cerca de otras muchachas que si podían cortejarlo, la llenaba de angustia e impotencia