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Hola todo el mundo!, estos son unos pequeños y algo viejos inicios de crossovers de FMA/HP que me encontré el otro día en una carpeta mientras buscaba otro archivo (cómo llegaron archivos de texto a la carpeta de mis imágenes, nunca lo sabré).

Al principio no estaba muy segura de publicarlos, porque no están completos y están llenos de plotholes (y creo que tienen unas cuantas faltas de ortografía también), pero le platiqué a cOOCOO'twilighter y me convenció de que los subiera. Si alguien quiere continuarlos, adelante; de hecho las ideas está un poco clicheadas, solo en caso de que vayan a ocupar el texto así como esta avísenme ;D, igual si a alguien se le ocurre una idea para un titulo, ya sea para este o el otro drabble lo agradeceré mucho.

(Por cierto, ni HP ni FMA me pertenecen)


El profesor Dumbledore y su amigo Nicolás Flamel habían tenido la idea de revivir el arte olvidado de la alquimia dando clases a las nuevas generaciones, el problema era que Nicolás ya no se encontraba en condiciones de enseñar, pero éste conocía a un gran alquimista que venía del mismísimo otro lado de la puerta, donde la magia no existía, y la alquimia era la ciencia más importante, y que por medio de sus propias investigaciones había encontrado la forma de crear la piedra filosofal en su mundo.

Este tal Hohenheim había desaparecido hace poco tiempo, presumiblemente estaba muerto, pero durante el tiempo que habían mantenido correspondencia, le había hablado de sus dos hijos: jóvenes, pero talentosos alquimistas que al igual que él habían nacido en Shambala, Edward y Alphonse Elric, Edward un año mayor que Alphonse.

No estaba enterado de los detalles acerca de cómo habían cruzado la legendaria puerta o si incluso ya estaban enterados de cómo hacer funcionar su alquimia de este lado, o si tenían algún talento para la magia, probablemente, su padre lo tenía.

Así que con renovadas esperanzas el profesor Dumbledore fue a visitarlos personalmente para convencer a alguno, preferentemente al mayor, de tomar el puesto como profesor en su escuela.

Cuando toco la puerta de ese departamento en Múnich no pudo más que sonreír al encontrarse con el jovencito rubio de cabello largo y mirada intensa, que le veía como quien ve a un loco (la común reacción muggle al ver un mago) y le preguntaba de forma ruda (aunque tal vez solo fuera el acento, el alemán siempre suena así) que deseaba.

Algo pareció cambiar, muy poco, en el semblante del muchacho cuando le contestó que buscaba a los hermanos Elric, los alquimistas, y éste le dejo pasar aun un poco escéptico.

El joven le invito a tomar asiento y le pregunto si deseaba un poco de té. Después de responder que "encantado", y que el chico desapareciera en la cocina, se puso a observar el departamento. En el habían montones de libros y papeles desordenados llenos de notas y ecuaciones, tal como se esperaría de la casa de un alquimista (le recordaba de algún modo a su propio despacho).

Poco después el muchacho regresó con el té ayudado por otro joven rubio, se sentaron cada uno con una taza y después de un par de sorbos y un no demasiado incomodo silencio el mayor de los hermanos se presento.

—Muy bien, aquí nos tiene, yo soy Ed y el es Al, ¿Qué quiere de nosotros? ¿Y quién rayos es usted? — ahora sabía que no era el acento.

— Oh!, lo olvidaba, permítanme presentarme, soy el Profesor Albus Dumbledore, director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería— antes que de Edward pudiera decir algo continuó — efectivamente, soy un mago, se que ustedes tal vez no me crean, por lo que si me lo permiten les hare una demostración— Sacó la varita de un bolsillo de la túnica (Ed giró los ojos) y transformó, con un movimiento de muñeca, su taza (con todo y té) en un soldadito de plomo, y con otro lo regreso a su forma original para dar otro sorbo.

— Muy bien, ahora que me creen— continuó ignorando el grito de "¡¿qué demonios?!" del mayor de los hermanos— les diré mis motivos para venir hasta aquí. Como les había mencionado, soy el director de Hogwarts, y estoy buscando un profesor para que imparta clases de alquimia, y creo que usted, joven Elric, es el más indicado para el puesto.