¡Hola lectores! Gracias por darle un vistazo a este historia. Esta historia transcurrirá en Kalos pero no tendrá la misma línea argumental que los juegos/anime, además de ser Amourshipping, los personajes portan la vestimenta del principio y la historia no será muy larga.
Importante: aunque el titulo de la historia parezca que no tiene relación con el titulo del primer capitulo. No desesperéis, que en próximos capítulos se sabrá el porqué de ese nombre.
Disclaimer: Pokémon y sus personajes no me pertenecen. Sus respectivos dueños son: Satoshi Tajiri, The Pokémon Company, Game Freak y Nintendo. Únicamente escribo por entretenimiento y gusto personal.
RUINAS
Aquel día comenzaba siendo uno de los mejores de mi vida. Comenzaba mi propia aventura pokémon. Me dirigía juntos a mis amigos al laboratorio del profesor Ciprés en Luminalia a buscar a mi primer pokémon.
De camino a Luminalia. Tierno practicaba sus pasos de baile mientras Trovato lo miraba con cara de ya estar bastante cansado de sus tonterías, Xana y yo solamente nos reíamos de aquella escena tan cómica. Hasta que finalmente llegamos. Aquella cuidad era la más hermosa que mis ojos hubiesen visto nunca. Edificios, bares, restaurantes, monumentos, plazas, museos, humanos y pokémon por doquier… En definitiva una cuidad llena de energía y vida. Toda esa belleza y magnificencia que rebosaba aquella cuidad la reflejaba su edificio más representativo: la Torre Prisma.
Yo que me había quedado embobada admirando aquella torre no me percate de que mis amigos ya se dirigían al laboratorio. El grito de Xana de lejos me sacó de aquel trance y me di prisa para alcanzarlos. Al llegar allí una de las ayudantes del profesor nos recibió y entramos dentro.
A cada segundo que pasaba mi emoción aumentaba. Sabía que en el momento que el profesor entrara por esa puerta mi aventura comenzaría. Tras unos minutos de espera. La puerta de su despacho se abrió y de allí salió el profesor, que fijándome era bastante joven para ser un profesor.
—Hola, joven entrenadora. ¿Preparada para iniciar tu aventura?— me preguntó.
Yo afirmé varias veces con la cabeza, debido a lo emocionada que estaba.
—Bien!— Respondió el profesor, feliz por verme tan llena de energía — ¿Entonces a quien elegirás?— preguntó a la vez que me enseñaba a los tres iniciales.
Los tres eran preciosos pero yo ya había decidido antes de salir de casa. —Te elijo a ti…— dije mientras extendía mi mano —Frokie— él me miró con gran alegría al igual que yo, para luego saltar a mis brazos.
—Bien entrenadora ahora te entregaré la pokédex y las pokéballs— dijo el profesor volviendo a su despacho para buscar aquellas cosas. Al volver me las entregó —Ahora que tienes todo lo necesario para comenzar tu aventura, sólo he de explicarte un par de reglas básicas—.
—Bien!— asentí con la cabeza alegremente pero también bastante impaciente por comenzar mi aventura.
—Ahora te explicaré lo que todo entrenador debe saber…— la explicación fue interrumpida por el tono de llamada de mi holomisor.
—Lo siento profesor— dije un poco avergonzada en aquel momento. Busque en mi bolso aquel holomisor, que mi madre me había regalado por el comienzo de mi aventura, cuando la encontré me percaté que los demás holomisores de mis amigos también estaban sonando. —¿Eh?— dije preguntándome si se trataba de una broma mientras lo sacaba de mi bolso al igual que mis demás amigos y el propio profesor que tenía uno también.
—Hola usuarios del Holomisor, os habla Lysson jefe de los Laboratorios Lysson y creador del holomisor...— en aquel momento pensé que se trataba de alguna compaña publicitaria —os hablo para comunicaros que el Team Flare, cuyo jefe soy yo, se dispone a activar el arma definitiva para empezar de cero. Repito: el Team se dispone a activar el arma definitiva para empezar de cero. Aquel que no sea miembro del Team Flare será eliminado— tras oír aquello me invadió una sensación de incredulidad y desesperación que me dejó inmóvil.
La cara del profesor cambió a un semblante muy serio —¡chicos rápido, vamos al sótano!— dijo alarmándome más a mi y a mis amigos. —Sophie, llévalos al sótano, yo iré a buscar a los demás pokémon— ordenó el profesor a su ayudante mientras él se dirigía al jardín donde estaban el resto de los pokémon.
—Vamos chicos por aquí— dijo Sophie mientras nos señalaba el camino al sótano.
De repente la tierra comenzó a temblar. Aquel terremoto nos tambaleo un poco pero seguíamos corriendo hacia las escaleras que nos conducía al sótano. De una de las puertas que comunicaba al jardín salió el profesor con los pokéballs en las manos. —Ya los tengo a todos— dijo a la vez que sacaba de su bolsillo una llaves y abría la puerta del sótano —entrad rápido— ordenó mientras la gente entraba. Tras haber entrado mis amigos y las ayudantes del profesor, me disponía a entrar pero en ese momento una intensa luz atravesó las ventanas del laboratorio iluminando todo. Giré la vista hacia las ventanas. Allí lo vi, aquel gigante haz de luz, que salía de las montañas situadas al noroeste de la cuidad, se dirigía al cielo. La contemplaba completamente asombrada sin mover ni un musculo, el miedo me impedía hacerlo, en ese instante sentí como el profesor sujetaba mi mano. —¡Serena, debemos entrar!— exclamó mientras me metía dentro del sótano y cerraba la puerta. Tras unos segundos, de silencio absoluto, el suelo volvió a temblar pero con aún más fuerza. Yo caí al suelo debido a la fuerza de la sacudida, estaba aterrada, fui arrastrándome por el suelo hasta llegar a la pared y poder apoyar mi espalda en ella. Me abracé a mis piernas para sentirme un poco más segura. Tras unos segundos, que parecieron interminables, la sacudida por fin acabó.
—Y-ya ha acabado…?— preguntó asustada Xana. Trovato y Tierno seguían bastante asustados como para hablar.
—Parece que sí…— dijo el profesor acercándose a la puerta para abrirla —no es posible— dijo el profesor al ver como los escombros habían sepultado la salida. El profesor sacó una de sus pokeballs —¡Sal, Garchomp!— exclamó, de ella salió aquel pokémon dragón. —Utiliza excavar— ordenó, el pokémon asintió y comenzó a excavar los escombros pero de repente el techo comenzó a agrietarse —detente Garchomp— dijo el profesor rápidamente. Garchomp paró de excavar y el profesor lo devolvió a su pokéball —creo que tendremos que excavar nosotros, ya que la fuerza de los pokémon es muy elevada y provoca muchas vibraciones, esos escombros que están delante de la puerta son los que sostienen y evitan que los demás escombros caigan sobre el techo del sótano y no nos aplasten. Tendremos que hacerlos nosotros mismos— explicó el profesor.
—¿Y cuanto tardaremos?— pregunté preocupada.
—No lo sé Serena— respondió —pero no te preocupes, seguramente los equipados de rescates nos vendrán a buscar y aunque tarden, en el sótano tenemos guardado los alimentos del laboratorio para 3 meses— esas palabras me tranquilizaron y me llenaron de esperanzas.
Los días pasaban y todos nos esforzábamos en intentar salir de aquel sótano. Pasó una semana y no oíamos nada que nos hiciera pensar que nos estaban buscando. Pasó un mes, aunque avanzábamos unos pocos metros por día lo hacíamos a buen ritmo. Pasó un mes y medio, yo había estrechados lazos con Frokie lo abrazaba para sentirme segura y alejarme de ese mundo, seguíamos cavando pero todo nuestros esfuerzos acabaron en nada, cuando hubo un desprendimiento. Volvíamos a estar casi como al principio. Yo ya había perdido la fe de que alguien nos estuviera buscando. Las noches las pasaba abrazada a Frokie y pensando en como estaría mi madre, estaba muy preocupada por ella. Pasaron dos meses, la comida comenzaba a escasear, mis amigos cada vez se volvían más distantes igual que yo con ellos, sólo pensábamos en salir de aquel horrible lugar. Pasaron tres meses, por fin podíamos sentir la brisa que se colaba entre los pequeños recovecos de los escombros, tras un último esfuerzo, pudimos hacer un pequeño hueco por donde salir. El profesor nos dijo que él saldría primero junto a sus ayudantes a buscar ayuda y poder sacarnos allí sin peligro, ya que todavía era muy peligroso intentar pasar, ya que podría volver a derrumbarse todo. Pasó una semana, el profesor y sus ayudantes no volvían. Pasaron dos semanas, la comida se había acabado, y mi relación con Tierno y Trovato era casi inexistente al igual que con Xana, en aquel sótano muchos verdades se habían dicho y muchas amistades se habían ido. Pasaron tres semanas, me desperté sola, mis ex-amigos habían salido del sótano por la noche y se habían ido sin decirme nada, me levanté como pude (una semana sin comer se notaba en mis fuerzas) y me acerque al hueco, ya no me asustaba que aquellos escombros cayeran sobre mi, atravesé el hueco gateando como buenamente pude y logre salir.
Tras cuatro meses, el viento ondeaba mis maltrechos y sucios cabellos a la vez que volvía a sentir como acariciaba mi cara. Alcé la vista y vi como aquel hermoso laboratorio pokémon estaba en ruinas, el techo y gran parte de las paredes ya no estaban. Decidí salir y dirigirme al Bulevar Sur. Llegué a la puerta de salida (que aún seguía en pie) y la abrí. Aquella cuidad tan llena de vida y belleza había cambiado. Todo lo que lograba ver eran edificios, casas y calles derruidos. Los arboles estaban sin hojas y marchitándose. En aquella ciudad, el silencio reinaba. Lo único que podía divisar y oír era el humo originado por diferentes incendios que había por la ciudad. La cuidad estaba completamente en ruinas.
Comencé a bajar las escaleras del laboratorio. Al bajar noté que había unas extrañas formaciones rocosas por toda la calle. Me acerqué a una de ellas, la imagen me dejó estupefacta. Al fijarme me di cuenta que esas estatuas de piedra eran de humanos y pokémon. En aquellos rostros de piedra se podía ver todo el miedo que sentían en aquel momento. No tarde en darme intuir que aquel enorme haz luz que surcó el cielo seguramente sería el causante de todo aquello. Estaba totalmente asustada retrocedí unos pasos debido al miedo. Tras eso, oí unos sonidos que parecía ser gente hablando. Fui corriendo a averiguar de quienes se trataban. Cuando me acerqué más hacia aquellas voces pude entender de qué hablaban.
—Tu, sal de ahí!— ordenaba una voz femenina. Tras oír aquello, paré de correr y me oculté detrás de unos bancos de piedra. En la lejanía pude ver a tres individuos vestidos de manera muy llamativa. Dos de ellos vestían de igual forma: trajes rojos, gafas de sol rojas y cabello rojo, la única diferencia entre ellos dos era que uno portaba el flequillo levantado y la otra dos coletas a cada costado. La última, que parecía ser la líder, vestía de manera un poco diferente a los otros dos: portaba un vestido de color rojo, una especie de gafas con luces azules y el cabello azul con dos coletas en los costados en forma de aros. —¡Vamos, ríndete de una vez!— volvió a hablar la mujer de pelo azul dirigiéndose al edificio en ruinas que tenía enfrente —tu otros amigos ya se han rendido sin oponer resistencia— de entre las ruinas de aquel edificio salió corriendo un sujeto desesperadamente. ¡Aquella persona era nada más y nada menos que Trovato! Parecía que intentaba escapar hacia la ruta 4. —No te escaparás tan fácilmente— dijo la peliazul a la vez que sacaba una pokéball y la lanzaba hacia la dirección de Trovato —adelante, Houndoom detén a ese cretino— de la pokéball salió aquel pokémon mientras placaba a Trovato y lo dejaba tirado en el suelo dejándolo inmóvil. —Uy! Creo que ya no respira. Houndoom te has pasado un poco jajaja— rió de manera siniestra aquella mujer mientras su pokémon arrastraba el cuerpo Trovato mordiendo su pierna y llevándolo a donde estaban aquellos tres sujetos —pero da igual incluso así nos servirá— concluyó, a la vez que miraba aquel cuerpo inerte y devolvía a Houndoom a su pokéball. Aquella escena me dejó horrorizada y con lagrimas brotando de puro miedo e impotencia. Asustada retrocedí unos pasos atrás, pero la mala suerte me hizo caer, alarmando aquellas tres personas. —Parece que aún hay gente escondida— dijo la peliazul, yo comencé a correr con todas mis fuerzas hacia la Avenida Primavera —vosotros dos, atrapad a esa chica— ordenó.
—¡A sus órdenes!— obedecieron aquellos dos sujetos. —Sal, Crawdaunt— dijo uno de ellos lanzado su pokéball. —Adelante, Mightyena— ordenó la otra persona. Aquellos dos pokémon siniestros comenzaron a perseguirme al igual que esos dos sujetos de rojo.
Al entrar en la Avenida Primavera, la gran parte de los edificios estaban de derruidos. Saqué a Frokie de su pokéball y lo puse en mi hombro mientras corría. El rayo burbuja de Frokie podía contrarrestar los ataques que aquellos dos pokémon siniestros, que no paraban de seguirnos.
—Bola sombra, Mightyena— ordenó su entrenadora.
—Crawdaunt, Rapidez— dijo el otro sujeto.
—Frokie, repélelos con Rayo burbuja— Frokie saltó de mi hombro y realizó su ataque, colisionando contra los suyos, se formó una gran cortina de humo. Aún así no paraba de correr hacia la Plaza Central, donde podía ver una agrietada y maltrecha Torre Prisma que aguantaba de pie como podía. Atravesé lo más rápido que pude la Plaza Central, con Frokie corriendo a mi lado, dirigiéndome hacia la Avenida Otoño. Allí me refugié en unos de los primeros edificios en ruinas que vi junto con Frokie. Me escondí lo mejor que pudo mientras oía los pasos de aquellos sujetos y sus pokemon.
—Donde se habrá metido..?
—No andará muy lejos, estará escondida en algunos de estos edificios.
Mientras escuchaba esa conversación, los pasos de otra persona se oían como se aproximaba. —Aish… Reclutas no os enteráis, en estos casos hay que forzarlos a que salgan de sus escondrijos y no buscarlos— dijo aquella voz femenina del principio. —Sal de nuevo, Houndoom— dijo aquella voz, en ese momento se oyó como aquel pokémon de fuego salía de su pokéball con un gran rugido —sácala de su escondite, ¡Lanzallamas!— ordenó la peliazul.
En ese momento, sentí que los edificios de los alrededores eran consumidos por las llamas, sabia que tarde o temprano tendrían que incendiar el edificio en donde nos escondíamos. Ordené a Frokie que utilizará rayo burbuja sobre mí, para mojarme y resistir un poco más a las llamas. Unos segundos después de empaparme, las llamas entraron en el edificio, la temperatura subió de manera inmediata, tenía que aguantar al menos unos segundos más, sabía que si salía en aquel instante sería mi fin. Tras unos segundos, que parecieron interminables, aguantando como podía aquellas llamas, me levanté y me dirigí a una de las ventanas del costado del edificio. Aquella ventana comunicaba a una pequeña calle. Sin pensarlo mucho, salté atravesando y rompiendo la ventana. Me levanté lo más rápido que pude. Podía oír como los pokémon se acercaban a donde estaba yo y Frokie. Unos segundos después vi como Mightyena y Crawdaunt se acercaban hacia donde yo estaba junto con esos tres individuos. Salí corriendo hacia la Plaza Roja lo más rápido que mis piernas podían correr. Los pokémon y aquellos sujetos estaban apunto de atraparme. Al llegar al límite de la Plaza Roja, mis esperanzas de salir de allí se desvanecían. Una gran valla impedía el paso, no podía creérmelo, los pokémon siniestros nos rodearon, no tenía escapatoria.
—A sido una buena idea vallar las salidas de las plazas, ¿No creéis? Jajaja— dijo la peliazul. —Ahora ríndete y no te pasará nada, bonita—.
Estaba apunto de rendirme, pero Frokie saltó a mis brazos, lo abracé lo con todas mis fuerzas intentando asimilar mi trágico destino y cerré mis ojos. En ese momento Frokie lanzó un rayo burbuja hacia el suelo, haciendo que nos propulsáramos hacia arriba y sobrepasando la valla. La caída fue muy dura, pero me levanté rápidamente dirigiéndome a la salida de la ruta 14. Los tres sujetos se quedaron sorprendidos pero de inmediato ordenaron a sus pokémon destruir la valla. Tras destruirlo comenzaron a lanzarnos ataques para intentar detenernos.
A punto de llegar al agrietado arco de la ruta 14, mientras seguían lanzando ataques contra nosotros, una posibilidad de escapar apareció en mi mente —Frokie, cuando crucemos aquel arco quiero que lo destruyas con Rayo burbuja— Frokie asintió decidido. Al atravesar el arco —ahora, Rayo burbuja— Frokie saltó y lanzó su ataque, derrumbando el arco. Los escombros comenzaron a sepultar la salida mientras yo no paraba de correr.
—Houndoom, Bola sombra— en ese momento aquel ataque pasó antes de que los escombros taparan la salida. El ataque golpeó a un costado de Frokie lanzándolo unos metros hacia delante, la onda de la explosión me lanzó al suelo. Me levanté tambaleante y con un gran pitido en los oídos (debido a la explosión). Levanté a Frokie, que estaba muy mal herido, y lo devolví a su pokéball. Sabía que aquellos escombros no retendrían mucho tiempo a aquellos sujetos.
Salí corriendo hacia el bosque pantanoso. Los arboles estaban sin hojas y marchitándose (igual que los de Luminalia). Me adentré como pude en el bosque, el pitido en mis oídos seguía persistiendo y mi visión a cada momento se volvía más borrosa, pero podía todavía oír el sonido de los pokémon siniestros derrumbando los escombros. Ya no podía aguantar más, me apoyé en un árbol debido al cansancio, sabía que era mi fin, ya no podía avanzar más, estaba exhausta.
En ese momento sentí como alguien me rodeaba la cintura con su brazo y me estiraba hacia atrás hasta sentir el cuerpo de alguien contra el mío. Intenté gritar con todas mis fuerzas. Pero una mano en mi boca me lo impedía.
—Por favor no grites— me susurró en la oreja aquella voz. Estaba aterrada, mordí con todas mis fuerzas aquella mano que me tapaba la boca, provocando que comenzara a sangrar. —Urgg…— jadeó adolorido pero en tono muy bajo —por...favor…cálmate…— volvió a pedirme aquella persona. Yo giré la vista hacia atrás y vi a aquel chico: tez morena, cabello azabache y ojos color chocolate. Su cara reflejaba el dolor que sentía por mi mordedura. Al ver que no se trataba de esas personas vestidas de rojo me calmé y dejé de morderlo. Aquellas experiencias tan estresantes y traumáticas sumado al agotamiento, hicieron que no pudiera aguantar más y acabé inconsciente.
Continuará….
Bueno espero que os allá gustado. Cualquier comentarios, idea, felicitación, crítica, amenaza, etc. será bien recibida.
¡Un cordial saludo y hasta otra! :D
