1:De cómo las palabras de un Malfoy te revelan la verdad aunque tú la niegues.
Analizando la situación fríamente, debía alegrarse de regresar a Hogwarts, aunque él mismo había dimitido hace tres años, a decir verdad, nada le decía que su situación hubiese cambiado a mejor, más bien todo lo contrario, todo había ido a peor, su mejor amigo había muerto, y un brujo tenebroso tenia amenazado el lugar al que se dirigía, por otro lado tampoco esperaba que los alumnos allí internados hubiesen olvidado su…problemilla, de hecho, estaba bastante seguro de que lo tenían muy presente, en definitiva, la cosa no pintaba bien, pero él se alegraba, al fin y al cabo gustaba de la enseñanza, gustaba transmitiendo sus conocimientos, y le convendría alejarse y tratar de olvidar el hecho de que todos sus amigos habían muerto, de que él era el único que continuaba con vida y el que menos lo merecía.
Todas sus sospechas se confirmaron en la estación de tren, donde varios jóvenes, con bastante poca discreción le señalaban y murmuraban en voz baja y trataban de evitar su mirada como si eso sólo les fuese a contagiar su…dolencia.
Su único medio para regresar era el expreso que todos los alumnos tomaban para ir a la escuela a primeros de setiembre, su situación económica no había mejorado, al menos en Hogwarts el trabajo era seguro, el director confiaba en él, cosa que no podía decir de sí mismo.
Oyó un grito y voces a su espalda, ya preparado para lo peor, giró sobre sus talones.
-¡Oh, Dios mío! ¡Profesor Lupin!-Alguien corrió hacía él y se lanzó tan fuerte y de improviso a sus brazos que casi lo lanza al suelo.-¡No lo puedo creer!
-No recuerdo haberla visto nunca tan efusiva.- Comentó una voz por encima de su hombro, quizás un poco molesta.
Cuando miró en aquella dirección y vio quien protestaba no pudo evitar sonreír, allí Ron Weasley lo miraba enfurruñado, al lado de un sonriente Harry Potter, entonces, la voz femenina que continuaba aferrada a su cuello era…
-¡Hermione!-La apartó de sí para ver lo cambiada que estaba y ella le sonrió amablemente.-Cuanto tiempo, ¿Cómo estáis?
Inmediatamente se arrepintió de hacer semejante pregunta, pensando que tal vez incomodaría a Harry, recordándole la muerte de su padrino.
Pero la sonrisa continuaba en sus rostros, ahora también en el de Ron, que sujetaba el gato de Hermione que por poco no salía volando con la carrera de la joven.
-Maravillosamente profesor.-Contestó Hermione que continuaba a su lado con una amplísima sonrisa que él no podía más que corresponder.-Hemos pasado el verano juntos en la Madriguera, esperábamos que usted nos visitara.
Lupin alzó las cejas y miró sobre el hombro de la joven, asegurándose de que la expresión de Harry no hubiese cambiado.
-Eh, bueno…yo estuve de viaje, me hubiese gustado visitaros también.-Repuso, y ya no lo aguantó más.- ¿Estás bien Harry?
El chico de ojos verdes le miró, ahora ya no sonreía.
-Trato de sobrellevarlo.-Contestó evitando su mirada y con la culpabilidad en su voz.
Se dispuso a responderle que nadie le culpaba de lo ocurrido, pero una ingrata interrupción se lo impidió.
-Vaya, vaya, la sangre sucia ha aprendido a relacionarse con los de su propia calaña.-La voz de Draco Malfoy arrastraba las palabras y estaba cargada de molesta ironía.
Vio como se molestaba Hermione y a punto estuvo de perder los papeles, de no ser porque aún no habían terminado los insultos velados.
-¿Ha vuelto para sustituir a Hagrid en cuidado de criaturas mágicas?-Esta vez fue Lucius Malfoy quien le regalo los oídos.
-Siento decepcionarle señor Malfoy pero no.-Sabía que no merecía la pena entrar en una pelea en pleno anden nueve y tres cuartos, ya había tenido bastantes de esas en su juventud.
Sin esperar un segundo más caminó todo lo despreocupado que pudo hacía el tren esperando que el trío de oro le siguiese sin meterse en la pelea.
Y casi le sale bien de no ser por uno de los tres que inmediatamente se encaró con el joven Malfoy, fue quien menos se hubiese él imaginado.
-Escúchame, Malfoy, no se te ocurra volver a hacer semejantes insinuaciones respecto a un profesor o…-Hermione estaba roja de indignación y señalaba amenazadoramente a Malfoy.
-No te equivoques, Granger, yo no insinuaba nada, queda bastante claro que él no es mejor que un sangre sucia, un desperdicio para la magia al fin y al cabo.
Para su sorpresa y la de Harry y Ron, que continuaban a su lado, incapaces de reaccionar, Hermione sacó su varita y apuntó a Malfoy que retrocedió un paso igualmente anonadado.
Sabía que iba a pasar, se iba a liar buena si no intervenía en ese momento, Hermione era perfectamente capaz de hechizar a Malfoy delante de su propio padre y en un abarrotado andén.
-¡Hermione!-La llamó bajando del tren y dirigiéndose hasta ella lo más rápido que pudo.-Baja la varita,-Ella no obedeció, no parecía escuchar.- ¡Ahora!
Fue capaz de arrebatarle la varita de un tirón y arrastrarla hacía el tren justo en el momento en que iba a lanzarle algún encantamiento a un muy alterado Malfoy.
La voz del padre aún resonaba cuando la arrastró por el pasillo del tren.
-¡No va a quedar así, Lupin! ¡Pediremos cuentas a Hogwarts!
Cuando Hermione regresó de su enajenación mental, estaba sentada en un compartimento del expreso de Hogwarts con cuatro pares de ojos clavados en ella, -contando a Crookshanks, sentado en su cesta a su lado- la miraban sorprendidos sin que ninguno se decidiese a hablar.
Trató de recordar que la había hecho saltar de ese modo contra el hurón, la había llamado sangre sucia cientos de veces, ya no la afectaba, pero hoy había sido diferente, ¿Por qué?
-Es la segunda vez que Malfoy te hace perder los nervios.-Comentó Ron al cabo de unos incómodos segundos.
-Sí, y aquella vez también fue por defender a un tercero.-Apuntó Harry.
¡Eso! Malfoy había insultado también a Lupin, le juzgaba por su condición de hombre lobo, pero Lupin era un hombre maravilloso, ¡un profesor maravilloso! No tenía derecho a insultarle de ese modo…espera, ¿Desde cuándo defendía con tanta vehemencia a Lupin? Un escalofrío recorrió su columna al vislumbrar una posible respuesta.
Meneó la cabeza para sacar los apocalípticos pensamientos de su cabeza y se prometió que no volvería a actuar de semejante manera jamás en la vida. Y cuando miró a Lupin, se sonrojó de tal forma que hacía perfecto juego con el pelo de Ron.
-Profesor, ¿Volverá usted a dar Defensa Contra las Artes Oscuras?-Preguntó haciendo que la afable sonrisa del hombre se ensanchase.
Este asintió despacio y cuando sus ojos se encontraron, Hermione sintió sus mejillas arder.
-Efectivamente, Dumbledore no dejó de insistir en mi regreso durante todo el verano, supongo que no pude negarme.
Hermione estaba convencida de que Lupin había sido el mejor profesor de DCAO que habían tenido en Hogwarts, estaba encantada de tenerle de vuelta, de hecho, se había sentido muy feliz desde que le había visto en la estación de tren.
Ron y Harry también parecían contentos con la noticia, pues felicitaban alegremente a su nuevo profesor que permanecía sentado entre ambos, justo enfrente de Hermione.
-Es usted el primero que repite.-Comentó Ron algo sorprendido.-Dicen que el puesto está gafado.
Hermione estaba a punto de reprender a Ron por lo inapropiado que resultaba su comentario, pues era plenamente consciente de lo que Lupin debía sentir en ese momento, debía sentirse lo suficientemente desgraciado como para creerse merecedor de semejante puesto.
Pero el licántropo ignoró el comentario y en poco tiempo la conversación entre sus dos amigos, derivo al Quidditch, tema que la joven no soportaba y enseguida desvió la atención de la animada discusión que estos se traían. Exasperada soltó un bufido y trató de concentrarse en el paisaje que había al otro lado de la ventanilla del traqueteante tren.
Como salido de la nada Lupin se sentó a su lado, abandonando el peligroso lugar que ocupaba, pues Harry y Ron empezaban a discutir sobre el resultado de un partido, injusto a ojos del pelirrojo, no era seguro continuar en medio, por si le alcanzaba el fuego cruzado.
-¿Sabes, Hermione? Acabo de leer un libro que, tal vez, te interese…-El profesor Lupin inició la conversación con varias propuestas literarias de las que Hermione tomó nota mental, en poco tiempo se sintió tan a gusto charlando con su profesor que hubiese pasado así todo el camino de no ser porque sus obligaciones como prefecta enseguida llamaron a la puerta.
-Os esperan, la reunión no tardara en empezar.-El prefecto de Rawenclaw se percató entonces de la presencia de Lupin.-¡Oh, profesor Lupin! Buenas tardes, nos alegra verle de vuelta.
El profesor respondió gentilmente al saludo y Hermione sacó molesta a Ron del compartimento y se dirigieron al vagón de los prefectos situado al final del tren.
Merlín, Hermione no comprendía como se le había pasado la reunión, ella siempre llegaba la primera, y, bueno, Ron si no es por ella…con lo despistado que era…
Claro que se había entretenido tanto con Lupin…y sus propuestas literarias, que había perdido completamente la noción del tiempo.
Desde luego tal vez aún continuaba un poco enajenada. Al recordar la sensación que había sentido al mirar a Lupin a los ojos otro escalofrío la recorrió. ¡Maldito Malfoy, quien le mandaba abrir la boca!
Primer cap, de mi primer fic, espero que os guste, y en ese caso que me lo comentéis.
Gracias por adelantado de Aivlis Malfoy.
Disclaimer: obviamente los personajes de esta historia son propiedad de JK Rowling, y no mios.
