Disclaimer: ¡Cómo yo quisiera que esta historia fuera mía! (Mía, mía, ¡mía!) Pero no lo es , sus respectivas ovaciones a Ishida Sui *flores kawaiis para ti*.

Pd: Es recomendable ojear los últimos capítulos del manga de Tokyo Ghoul (especialmente la muerte de cierto personaje) antes de leer este capítulo, sino será realmente un revoltijo de manchas raras (bueno, en realidad siempre es así).


Shinigami

"Un capuchino decía: ¡Qué sabio ha sido Dios poniendo la muerte después de la vida!
Porque si la hubiese puesto antes, no hubiéramos tenido tiempo para hacer penitencias."
- Voltaire.


Ningún ghoul cruza este límite (mirada triste, retraída) V14 V14 V14 V14 V14 V14 V-.

A las dos de la mañana, con la luna en lo más alto del cielo diáfano, Haise despertó con el corazón en la boca y cubierto en un sudor gélido.

El vívido recuerdo de la muerte le atravesó las tripas, y el dolor, oh, el dolor (Kaneki, Kaneki, pobre Kaneki) seguía insertándose una y otra vez en su hipocampo, sin darle descanso alguno. Sintió vibrar las orejas, como si dos estacas se hubiesen embutido de lleno en sus tímpanos, y sus dedos se contraían incesablemente en un cántico satánico.

—Respira, respira, respira.

Es el ángel de la muerte. Tan bello…

Se mesó el cabello con fuerza, arrancando un par de hebras claras, y palpó sus córneas, cerciorándose de tenerlas en su lugar y no desperdigadas a través del suelo, con las pupilas atravesadas y distorsionadas, ambas encendidas en un rojo centelleante. Tal como en su pesadilla... ¿era una pesadilla?

Dueledueledueledueledueledueledueleduele. Conciencia, estoy consciente. ¿Cuánto es mil menos siete?

¡Atravesó mi cabeza! Atravesómicabezaatravesómicabezaatravesómicabeeezaa AATRAAAVESÓ MI CAAAABEEEZAAAA…

Se abrazó en un vano intento de detener los estremecimientos, y los reflujos comenzaron a revolverse en su esófago, anudándole la garganta con avidez.

Ojos apuñalados, vientre discurrido a través del alcantarillado, riñones e hígados abiertos de par en par… Cuerpos inertes en un estado aún más deplorable que se reían y reían y reían.

Y su padre, su padre, su padre, Arima

Ainu es tan bello, su cabellera blanca y lustrosa como la nieve crujiente, hasta sus cejas resplandecen contra la brisa de otoño… Se limpia el mentón tras devolver a todos los cadáveres a sus tumbas. ¿Siquiera tienen tumbas esos bastardos?

Pronto no pudo resistirse; apenas sí logró arrastrarse hacia bañopara cuando la acidez le quemó la boca y las náuseas lo llevaron a caer de bruces; vomitó sobre el linóleo traslúcido toda la bilis acumulada, y sus muslos se sacudieron frenéticamente junto con el resto de su cuerpo (Kaneki, ah, pobre Kaneki) mientras que su estómago empujaba y empujaba toda sustancia que pudiese haber contenido alguna vez y la derrapó a través del suelo hasta armar un charco grumoso de tono amarillento, y Haise se sintió morir (de nuevo), convencido de que a este paso terminaría escupiendo sus órganos internos, aunque no era la primera vez que se encontrarían fuera de su cuerpo (y quién sabía si no sería la última).

Arriba está lloviendo, aunque es difícil de precisar. Los pétalos de una férrea margarita metálica (sus tornillos son silenciosos) me atraviesan el hígado y mis vísceras vuelan… Me estoy derritiendo*.

Cuando el vómito cesó y las lágrimas de la asfixia eran lo único que le estorbaba —sin contar la garganta que se encontraba encendida en brasas de fuego ardiente y la grieta que cada vez se expandía más en la parte trasera de su mente—, Haise decidió acomodarse en el suelo, lejano a su bilis, que despedía un olor rancio a carne podrida.

Voy a necesitar otro quinque, eres bueno, "Kaneki-kun".

Usó una toalla para despejar un poco el linóleo, sin dejar de temblar, sintiendo la cabeza ligera al igual que su cuerpo, ahora completamente vacío, tanto literal como metafóricamente. La repugnancia se le clavó en la boca del estómago, y tuvo que tragarse sus arcadas, las cuales cedieron (no sin antes hacerle pelea).

Cuando ya se hubo lavado los dientes tres veces y logró desechar en una bolsa plástica la toalla fétida, se permitió repasar sus sueños, esta vez con la cabeza algo más quieta (aunque no menos corrupta).

—Muerte, muerte. Arima, padre

María Amari Daruma… DAAARIIIMAA… Correcorrecorrecorreeee… ¡Tienes que correr! *

Aquello parece que no le vino muy bien, pues terminó vomitando dos veces más—esta vez en el váter— antes de colapsar exhausto en medio de su cuarto, las lágrimas imparables; conciliando el sueño sólo tras ser arropado por las nanas blandas del chico blanco, que, también expulsando lágrimas de aceite ardiente, le acarició los cabellos hasta ser ahorcado bajo las manos ásperas de Morfeo.

Si no queremos que nos arrebaten lo que nos importa, no tenemos otra opción que arrebatarle estas cosas a otros, así funciona el mundo.

(No me olvides.

No me borres.

Desaparece.)


*Aquí hago alusión al quinque de Arima cuando asesinó a Kaneki, que, a mi juicio (insano y destornillado), tiene forma análoga a la de una flor.

*2 Otra alusión al manga; esta va recordando los nombres incorrectos con los que Kaneki había referido a Arima durante su lucha con él, cuando el ciempiés ya había corroído su cabeza (y su existencia).

N.A: Pues bien, corta introducción a lo que es un nuevo fanfic cuya extensión es incierta, al igual que sus actualizaciones (apesto para las cosas largas, me aburro rápido -de la vida en sí me aburro rápido-). En fin; releí :re para poder llevar a cabo este fanfic, que ya va pasadas las 5000 palabras (sin revisión porque soy floja), y tuve que anotar todos los condenados nombres de los personajes que aparecen como conejos reproduciéndose.

Espero que no les haya asqueado (mucho). ¿?

Vito (alias: Patito feo)