El corazón a veces parecía querer salirse del pecho; los labios de la pelirosa, a escasos milímetros de su cuello, le producían un pequeño cosquilleo.
La escuchó respirar entrecortadamente, estiró su brazo para poder acariciar su espalda.
—Lo siento —balbuceó la de ojos jade. Negó restandole importancia al asunto, llevó su mano libre para entrelazar sus dedos con los de ella.
—No te preocupes —murmuró, cerrando los ojos cuando el sueño comenzó a aparecer.
Y Sakura seguía llorando, interrumpiendo su sueño. Maldijo mentalmente a Sasuke, ¿qué tanto le costaba dejar de ser idiota?
¿Qué le costaba a Ino no ser tan perra? Quizás entonces no debería ser ella quien la consolara. Aunque estaba segura que ni si quiera le importaría si la Yamanaka estuviera allí porque de todas formas hubiese consolado a la Haruno.
—Tenten —abrió sus ojos para mirarla de soslayo, sin dejar de trazar círculos en su espalda—. Gracias.
—No hay de que —la castaña se sentía mal, porque a veces no le importaba que la otra chica llorara sobre sus hombros.
Le daba igual que estuviera mal, porque eso significaba que se refugiaria en ella.
Quizás no le interesaba pero no quería que otra persona fuera capaz de abrazarla de la misma forma que ella.
Era egoísta, nadie debía sentirla más que ella.
Tal vez era porque Sakura era algo tóxica, y a Tenten le atraían las personas así.
Creía poder salvar a todos, caminando por la vida con la esperanza de que sería la heroína que sacaría a las personas del abismo.
Pero ella estaba más dañada que Sakura; tal vez la de ojos jade podría acelerar su pulso y contaminar de la misma manera que un laurel de montaña*; pero la castaña fingiendo ser el sostén de todos, se rompía cada vez más.
Era una Oenanthe Crocata, porque a pesar de que parecía morirse por cada segundo que pasaba junto a las personas rotas, seguía dejando que una sonrisa hipócrita resbalara de sus labios mientras murmuraba un suave "estoy aquí".
...
*Laurel de montaña: llamada correctamente 'Kalmia latifolia', es una planta cuyas toxinas pueden producir que el corazón se acelere de forma peligrosa o tenga latidos lentos y pausados.
*Oenanthe Crocata: esta planta contiene un compuesto denominado 'enantotoxina' que relaja los músculos al rededor de los labios y obliga a la persona intoxicada a sonreír; aún sufriendo convulsiones fatales.
