Holangas, sensual y calentona gente (?)
Aquí estoy con otro lemon, mejor que el anterior e.e, que resulta (no)participante de Happy Hottie Valentine, del foro DexHolders del Prof Oak. Ahh... Recuerdos esos bellos días en los que publicaba mucho antes de la fecha límite... y ayudaba a dar publicidad -w-
En fin, aclaraciones:
Los personajes son de Satoshi Tajiri, The Pokémon Company, Kusaka, Yamamoto... Lo usal. Si fueran míos, sería un todos con todos.
Este fic contiene escenas de sexo explícito, o lemon. Leer con discreción.
Como dije arriba, este fic (no)participa del reto del foro. Todos son bienvenidos en besho foro :33
El fic contiene LaceWoodShipping. Si no te diste cuenta antes de entrar, ahora estás obligado a leer *-*
Disfruten~
Y no sabía cómo, había terminado allí. En una casa desconocida, una bebida que nunca había ingerido y el hombre incorrecto. Incorrecto para muchas cosas, pero el indicado para lo que ella buscaba.
― ¿Qué trajiste hoy? ―Preguntó curiosa.
―Cierra los ojos ―ordenó él, dulcemente.
Serena obedeció y segundos después sintió cómo la atrapaba con un pañuelo de satén, tapándole la mirada. Sonrió apenas cuando sintió un dedo de Sycamore recorrer su mentón y bajar por su escote. Él la guio hasta la cama, donde ambos se sentaron, muy cerca el uno del otro.
― ¿Me puedo destapar los ojos ya?
―No, esa es solo una de las tantas sorpresas que tengo.
Si Serena hubiera podido, habría visto la sonrisa y la mirada lujuriosa del hombre.
― ¿Lista? ―Preguntó, con su boca cerca de sus labios.
―Sí ―, un suspiro escapó de sus ellos antes de ser atrapados por el azabache. Seguido de esto, sintió sus manos recorrer los costados de su torso. Le quitó su remera negra y su sostén.
―Recuéstate ―susurró junto a su oído. Serena lo hizo; se reclinó en la cama, su cabeza coordinando con la almohada. Los masculinos dedos acariciaron y cosquillaron la piel de sus brazos. Se sentó sobre ella, sosteniendo su peso sobre sus piernas; le tomó una muñeca y la acarició y besó, luego la atrapó en una esposa.
―Oh lá lá, esposas de policía ―dijo sonriendo pícaramente ―, c'est nouveau.
―Oui, mon rose ―la besó y atrapó su otra muñeca.
―Augustine ―su voz salió casi ronca del deseo ―, tócame. Bésame, no dejes de hacerlo.
Él no contestó, se limitó a seguir sus órdenes. Tomó sus labios de nuevo, recorriendo la cavidad con su lengua en profundidad. Sycamore seguí sentado sobre ella, apresándola en la cama, y sin soltar su boca, comenzó a desabotonarse la camisa morada para luego quitarla.
La camisa abandonó su cuerpo y él tomó su seno izquierdo con su mano derecha, masajeándolo con dulzura. Ella gemía de placer; una gota de sudor recorría su espalda mientras la arqueaba pidiendo movimientos más fuertes.
―Tengo ―dijo, separándose a escasos centímetros de su boca, ―otra sorpresa para ti.
Sycamore se estiró un poco en su lugar y sacó de la mesita de noche un objeto de forma fálica.
― ¿Qué tienes? ―Preguntó la de cabello color miel, curiosa y sin poder ver la última sorpresa.
―Chúpalo.
Sin entender, Serena abrió la boca y recibió el vibrador de goma con su lengua. Lo lamió, tal vez para descubrir qué era, tal vez para lubricarlo. Sycamore se lo quitó de la boca con la mano que usaba para acariciar su seno y con la otra le levantó la falda.
― ¿Sabes qué es? ―Ella asintió ―. Adivina a dónde irá.
Serena sonrió con lascivia.
Sycamore se acercó otra vez a su boca, entrelazando su lengua con la de ella. Con una de sus manos acariciaba sus labios y su sexo por encima de la ropa interior, excitándola y mojándola aún más.
― ¿Estás lista para…?
―Me pica la muñeca ―ella lo interrumpió.
Él frunció el ceño confundido y asintió ―, está bien, pero, ¿Estás lista para que empecemos?
―No, espera… ―el rostro de la chica se contrajo ―. ¡A-Augustine, quítame las esposas!
El hombre, asustado por la reacción de la chica, se las quitó a gran velocidad. Serena se levantó rápidamente de la cama, quintándose el pañuelo de los ojos y sin importarle que tuviera el torso desnudo.
― ¿Estás bien? ―Preguntó él observándola desde la puerta del baño.
―Sí, solo… Creo que tuve una reacción alérgica.
― ¿A las esposas?
―A su metal.
―Oh ―Sycamore miró a otro lado ligeramente avergonzado ―. ¿Duele?
―No, pero… Creo que debería irme a casa. Esto de ahora…
―Sí, claro, tienes razón ―él rio, tratando de verse despreocupado.
Ella también rio de la misma forma y regresó a la habitación a vestirse.
―Entonces… ¿Mañana te llamo?
―Claro ―respondió Sycamore ―, y lo de ahora… ¿No estás enojada?
― ¡No, claro que no! ―Le sonrió ―, tengo mi crema en casa. Nos vemos.
Se despidió y salió de la casa del hombre, sin darle tiempo a despedirse.
…
¿Por qué estoy huyendo?, se preguntaba Serena, una y otra vez.
Luego de haber salido de la casa de Sycamore, simplemente subió a su auto y comenzó a andar. No quería pensar en él, en las esposas, en sus encuentros recurrentes. No quería nada de eso.
Cuando entró al baño, un nudo en el estómago la embargó. Casi le quitó el aliento. ¿Acaso era miedo? Eso era una estupidez. ¿Por qué le tendría miedo al hombre que más placer le daba en el mundo?
¿Podría ser… miedo a lo que hacían?
Tragó fuerte.
Podría ser eso. Preocupación, en realidad.
En los últimos dos meses solo se había dedicado a tener sexo con él. Buen sexo, pero ese no era el caso.
Pero ella había elegido este año para decidir qué hacer de su vida. Y solo tenía un trabajo mediocre. Ni siquiera tenía una pareja. Y no, Augustine no contaba como pareja; ella simplemente no lo veía de esa manera. Le tenía un morboso cariño fraternal.
Su vida no estaba reparada… ¿Y ella se alegraba por tener sexo poco convencional con un amigo?
Siguió conduciendo por Ciudad Luminalia hasta que decidió parar. Ya había oscurecido y estaba demasiado afligida para seguir.
Se sentía inútil y estúpida y sola y triste y… Una lágrima cayó. Además de todo lo anterior, era llorona.
¡Diablos! ¿¡Cómo había terminado llorando!?
Solo Augustine podía confortarla ahora. Y de qué forma lo haría…
Así de simple, la angustia abandonó su cuerpo, solo para convertirse en calentura. Y es que ese hombre la tocaba de una forma… Suspiró. Sentía un fuerte calor recorrer su cuerpo y cosquillar en sus parte inferiores.
Encendió de nuevo el auto. Daba igual si era inútil o no…
Apagó el auto. ¿Qué le diría cuando llegara? Me calenté pensando en ti, así que vine a una visita rápida. No, eso era horrible. O sea, él sabía que le producía eso, pero no se lo diría tan abiertamente.
Volvió a encender el auto y condujo hasta la casa de Sycamore. Tenía un plan, y lo mejor era que su auto estuviera allí.
…
― ¿Serena…? ―El hombre frunció el ceño ―. Où diable avez-vous été!?
― ¡Já! Where I have ne ai pas été? I have been en todos lados ―, dijo la chica, arrastrando la voz y entre mezclando tres idiomas.
― ¿Hablas inglés…? Digo, te llamé a tu casa luego de que te fueras, pero nunca me contestaste y me preocupé. Creo que fue en vano…
― ¿Sabías? Te extrañé hace un rato… ―dijo suavemente, con una sonrisa tentativa y en tono lascivo.
―Estuviste tomando ―afirmó Sycamore.
―Nunca me mostraste tu última… sorpresa…
Se acercó a él y lo besó sin dudas, llevando su lengua hasta lo más profundo de su cavidad. Estiró sus brazos, abrazándole el torso, yendo directamente hasta sus nalgas y apretándolas con gusto.
― ¡Oh! Parece que alguien está demasiado emocionada hoy ―, dijo luego de separarse por el sorpresivo agarre.
Ella lo ignoró y siguió besándolo mientras le desabotonaba su camisa morada.
―M-Mon chérie… Si me disculpas, iré a la cocina a… beber algo ―Sycamore sonrió ligeramente incómodo.
Se soltó de Serena y caminó cinco pasos hasta el refrigerador. No había sido una buena idea elegir ese lugar, ya que seguía en la misma habitación. Se giró a verla y ella le sonrió; le sonrió de vuelta y Serena lo tomó como una invitación a que vaya.
Volvió a abrazarlo y besarlo, con su cuerpo pegado al de él. Comenzó a tironearlo suavemente hasta que Serena sintió la mesada tras suyo. Se separó apenas de Sycamore y se sentó encima de la encimera y rodeó las caderas del hombre con sus piernas. Seguía besándolo profundamente mientras le quitaba la camisa que persistía en quedarse en su cuerpo.
―Mon… Serena ―dijo firme ―. No puedo hacer esto si no sé si estás en todas tus facultades.
―Augustine Sycamore ―lo miró a los ojos y utilizó el mismo tono que él ―, hoy me prometiste que nunca dejarías de besarme ni tocarme. Cumple tu promesa.
Simplemente era difícil refutar tal razonamiento.
La morada camisa voló fuera del cuerpo del hombre, seguido por el sombrero y remera de la chica. Tan solo luego de unos besos, Sycamore estaba tan caliente como ella y su erección era la prueba de ello. La cabello miel bajó su mano y la acarició suavemente mientras que el azabache le quitaba el sostén. Sus senos quedaron libres, pero rápidamente fueron aprisionados por las manos del hombre. Lentamente, Sycamore le acarició los pezones con sus dedos, poniéndolos todavía más duros.
Serena dejó de acariciar su miembro para ocuparse de desabrochar su pantalón. El azabache se quitó los zapatos con los mismos pies y también pantalón. Quedando solo en bóxer, la chica tomó con su mano el miembro del hombre y comenzó a acariciarlo, dándole placer.
―S-Serena ―suspiró Sycamore. Bajó su mano y acarició su clítoris sobre la ropa interior en movimientos largos y profundos. Corrió la ropa interior de la cica y acarició su piel con su dedo, haciéndola temblar de placer. Suavemente, metió un dedo en su cavidad. Le metió y lo sacó varias veces, luego metió dos dedos y luego tres. Le acariciaba el interior con suavidad, sintiendo como se mojaba aún más.
―Augustine…
Se separó de la chica con la misma intención; fue al baño y se puso un preservativo. Cuando volvió, Serena seguía en ese lugar, sobre la encimera, pero su calzado, falta y ropa interior habían desaparecido.
― ¿Estás lista?
Se acercó completamente a ella y puso su miembro en su entrada. Lentamente lo fue introduciendo y sintió un suspiro salir de los labios de la chica al llegar a su tope. Serena pasó sus brazos sobre los hombros de Sycamore y abrazó su cintura con sus piernas. El azabache la agarró de las caderas para darse impulso. Lenta y profundamente la fue penetrando repetidas veces; luego empezó a hacerlo con más velocidad. Los gemidos y jadeos salían de ambos continuamente e iban en aumento de volumen.
―Mon chérie… Ya…
Un orgasmo recorrió el cuerpo de Sycamore mientras se corría dentro de la chica. Siguió penetrándola un poco más hasta que llegó al orgasmo también y se corrió.
…
En la mañana siguiente, Sycamore abrió los ojos estando en su cama, aún desnudo y con Serena a su lado.
― ¿Estás despierta?
―Sí ―, estaba acostada boca arriba, mirando fijamente el techo ―. Creo que empezaré a visitarte con menos frecuencia.
― ¿Pasó algo malo?
―Tuve una pequeña crisis existencial ayer… Pero ya estoy bien.
―El sexo hace bien, ¿No?
―Siempre lo hace.
Diría qué situación me tocó, pero no. Igual, les doy la oportunidad de adivinar XD
Cabe aclarar que:
La alergia al metal existe, pero más específicamente al níquel, que es un tipo de metal, presente en casi todo, incluso comida :v Igual, la alergia hace reacción por el sudor y el roce constante.
Serena habla una mezcla de inglés, francés y español cuando está ebria.
No piensen mal de mí, hay cosas más importantes que el sexo. Como la comida, la comida es la respuesta a todo :3
Pondré la traducción de los diálogos de Serena, ya que mezclando todo, a veces es más difícil de entender XD
¡Já! ¿Dónde no he estado? ¡He estado en todos lados!
Ah, y Sycamore dice "¿¡Dónde diablos has estado!?"
Cuando Sycamore se enoja/preocupa, le sale la loca interior y habla en francés. Aunque habla en francés todo el tiempo. Ignoren este punto.
Creo que eso es todo! Si les gustó, díganme en un review :33
~Loves for you~
A favor de reviews sin discriminar; si me dices qué está mal, lo puedo arreglar.
