En aquel tiempo ni siquiera sabía cuál era el nombre de aquella flor, solo sabía que quería acercarme más y más pero aquella flor, parecía que no quería tenerme cerca.
COOOOOCKOCKOOOOOOO!
Se escuchaba cantar al gallo, era una mañana preciosa y en una casa pobre se encontraba una bella joven despertándose, aunque no del mejor modo.
- Rin-nechan tengo hambre!
- Rin- nechan Yu ha mojado el pañal!
Si, la pobre se despertaba todo los días con los bullicios de sus pequeños demonios, era sus hermanastros por así decirlo, ya que eran niños huérfanos y su hermano siempre les traía a vivir con ellos. El problema que era que era muy pobre y no podían cuidarlos, y su hermano hakudoshi cada vez traía más niños.
- ¡Tengo hambre! ¡Tengo hambre!- le gritaba un niño de apenas 6 años de edad con un cabellos castaño. Era el más mayor de la casa y cuando le daba sus ataques de niño no había quien le parase, como ahora. El pobre se encontraba gritando y tirando del pelo a la pobre joven. Aunque había que admitir que también era maduro y siempre que rin salía hacer las compras él se quedaba cuidando a los demás.
- ¡No me tires del pelo shippo! Coge uno de los huevos de ichirou- le pedía mientras cambiaba el pañal del niño pequeño. Era todo un caos esa casa.
- Per ichirou no parece que vaya a poner ningún huevo hoy le decía otro pequeñajo mientras agarraba a la gallina. Este se llamaba sota y tenía un año menos que shippo, pero a diferencia de él era más crio y más tímido.
Todas las mañanas era lo mismo despertarse, cuidar a los niños, intentar que se calmasen y como no, que viniese la dueña de la casa a pedirles su deuda. Llevaban medio años atrasados, pero es que no tenían dinero y su hermano hakudoshi siempre estaba afuera y se gastaba todo el dinero que tenían. Cosa que no era mucho pero lo suficiente como alimentar a los niños. Para ella siempre era su prioridad.
Le debían 1.000 yen cada uno de esta casa! Y eran 7 personas en esta casa, no tenían ni para pagar el de sola una persona como quieren que le pagasen 7.000 yenes!
- Ya estoy aquí Riiiin!- gritaba un apuesto joven de melena plateada y ojos morados, era su hermano hakudoshi
- TUUU! Donde te habías metido? La señora norman acaba de pasar hace 10min para pedirnos las deudas, solo nos dará poco tiempo, si no le damos nos echaran de esta casa!- le gritaba rin a su hermano, sus lágrimas comenzaban a salir, pero no podía dejar que ocurriese eso.
- Riin, he conseguido más dinero, pero necesito más tiempo, ya hablare yo con la señora norman, sabes que no resiste a mis encantos- le decía con una sonrisa de burla para alegrarle la cara
- Po cierto, que tal esta kagome?- kagome era la hermana pequeña tenía apenas 3 años y se encontraba enferma.
- Debemos de ir al hospital, pero no tenemos dinero para pagar la cura- sollozaba rin. Aunque no fuesen sus hermanos de sangre para ellos eran como si lo fueran. Y perder alguna de ellos era realmente doloroso.
No había más que hablar, hakudoshi no dejaría que ninguno de ellos muriese, haría todo lo que pudiese para salvar la vida de kagome. Salieron todos corriendo para dirigirse al hospital, aunque solo llegaron 6 ya que su hermano se había quedado a ligar con una mujer.
Llevaban alrededor de una hora intentando pedir ayuda para que alguien le ayudase, pero nadie le hacía caso, todas la miraban con asco.
La pobre no aguanto más y se echó a llorar en el suelo
- Kagome, kagome. Lo siento deberás que lo siento pero por favor resiste, no te mueras- sollozaba la pelinegra. Sus hermanos pequeños la miraban y sentían pena, no querían que su hermanita kagome muriese y ver a llorar a rin era tormentoso. Ella no lloraba y si lloraba era porque perdía todas las esperanzas.
- Hey pequeña, no debes de llorar, levántate- rin levanto la cabeza y se encontró con un apuesto joven de pelo castaño y ojos de color chocolate, era el hombre más apuesto que había visto nunca, le estaba ofreciendo un pañuelo blanco con un bordado marrón de puntos y en una esquina había una "k"
Rin se levantó del suelo, aquel hombre era hermoso, y no podía apartar sus ojos de aquellos hermosos ojos color chocolate
- No debes volver a llorar, porque una sonrisa siempre te traerá felicidad ¿sabes? Nos vemos- y con eso dicho se fue dejando a una rin desconcertante
- Que te ha dado?- le pregunto su pequeño demonio shippo
- Un pañuelo y….- en el pañuelo había un billete, lo suficiente como pagar la cura de kagome, rin sonrió y le dio las gracias a su príncipe azul.
En otra parte el joven andaba buscando a su mejor amigo, no le encontraba y sabiendo cómo era el, seguro que le habría dejado tirado
- Estoy sorprendido, no sabía que te gustaba ese tipo de chicas- se escucho su voz a sus espaldas
- Solo quería ayudarla, se veía tan vulnerable y destrozada- le dijo cuándo se giro
…..
- ME VENDERE!- le gritaba al marido de la dueña de su casa. ¿Cómo había acabado en este problema? A si, gracias a su hermano como no, en que estaría pensando cuando intento acostarse con su mujer? Si me dijeran que era guapa aun, pero es que era un orco!
No iba a dejar que ese desgraciado vendiese a sus hermanos, asique decidio ir a luces rojas. Y ahí se encontraba a punto de ser golpeada por un señor mayor cuando le decía que o 2.000 yenes o nada!
- Detente! – escucho antes de recibir el golpe, cuando abrió los ojos encontró a un hombre apuestos de una melena plateada y de ojos de color ámbar- Que desagradable, intentando pegar a una mujer?- su voz era fría como el hielo y sus ojos también, no demostraban nada.
- Por favor deténgase, está creando problemas al hombre que me iba a comprar- le decía a rin a ese hombre apuesto
- Desde luego, que se cree esa mujer, que alguien le comprara? Y más por 2.000 yenes?- se oía a dos mujeres reírse de ella, rin agacho la cabeza, sus lágrimas pronto saldría. Necesitaba eso 2.000 yenes o sino todo se habría acabado. Sus esperanzas donde habían quedado? Ya no tenía ninguna, que iba hacer? Volver a casa y decirles a sus pequeños demonios la verdad? O venderse aunque fuese por 75 yenes? No era nada, pero era algo mejor que nada.
- TE COMPRO.
