N/a:Aprovecho lo poco que me queda de vacaciones para cumplir mi meta de escribir algo sobre estos dos (ve el capítulo 21 de Ouran y llora).
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Porque Kaoru tiene dos caras: primero, está la más superficial, la que todo el mundo ve, la dócil y que aparentemente, daría todo con tal de pasar un segundo más con su hermano - el fuerte-; luego, la que muy pocos conocen, la tranquila, la que recibe el dolor que le ha tocado con un valor que casi nadie puede ver y que el mismo Kaoru no reconoce. Él asume sin protestar la idea de separación, inconsciente, incluso, del gran esfuerzo que ello significa para sí: el punto es que su hermano sea feliz, nada más.
Por otro lado, está Hikaru. Con él, todo es más sencillo. Porque él también tiene dos caras; no obstante, éstas son tan distintas que es simple diferenciarlas: la exterior, donde él es el duro, el que domina la situación – su hermano comprendido- y paralelamente, la oculta, donde todo está entremezclado y confuso como un montón de témperas dispersas en el océano, donde no entiende tan perfectamente a su hermano ni mucho menos, el porqué, de pronto, le da la sensación de que lo extraña, si Kaoru sólo está dos pasos más atrás de él y de Haruhi. Y duele, pero Hikaru no comprende qué es lo que lo lastima de ese modo y aún peor, no puede descubrir por qué le parece que se trata de un dolor ajeno que repercute en su subconsciente sin que él pueda controlarlo…
Pero, en efecto, el mundo al que recién han comenzado a adaptarse únicamente reconoce las caras superficiales y las más reales, clavadas dentro de las primeras, quedan perdidas detrás del teatro en que se ha convertido la vida diaria, donde un abrazo se hace de hielo y un roce de manos es, de pronto, accidental, donde reinan la duda y las frases quedan sin ser pronunciadas.
Pero cuando Hikaru… se dé cuenta de que quiere dar otro paso hacia delante, cuando eso ocurra, yo ¿…qué haré?
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Gracias por leer.
