Después del intento de invasión a Midgard, al capturar a el Dios de las Mentiras y llevarlo ante el Padre de Todo para su castigo, Sif y los Tres Guerreros se encontraban en el campo de batalla conocido como Vanaheim, luchando arduamente contra los saqueadores, parecía que iban a ser derrotados justo en ese momento el Bifröst se abrió dejando ver al heredero de Asgard, Thor alzó su martillo al cielo invocando la tormenta para después golpear el suelo con fuerza haciéndolo temblar y derrotando a un puñado de saqueadores al instante mientras se regocijaba con los comentarios de Lady Sif dándole la espalda, una flecha en dirección suyo es bloqueada gracias al escudo de la única mujer allí presente, este lo miró y viceversa
-De nada-dijo con sarcasmo la mujer
-Claro-rió el Dios del Trueno, escuchando un estruendo, al voltear se topabajo con un gigante de piedra, se acercó quedando a unos metros de él
-Grrrrrr-gruñó el gigante
-Acepto tu rendición-dijo viéndolo, todos rieron, el monstruo volvió a gruñir, girando su martillo, golpeó a su oponente destruyéndolo-¿alguien más?-preguntó con burla sabiendo la respuesta
Todos soltaron sus armas, tirándose a suelo de rodillas con las manos en alto, el príncipe rió por lo bajo, negando la cabeza para después mirar al cielo.
-Heimdall cuando quieras-fue absorbido por el Bifröst para ser llevado a Asgard
-Bien-dijo Heimdall con su voz profunda
Empezó a caminar alejándose de ahí, caminando hacia el castillo del todo poderoso Odín, este se encontraba sentado en su trono viendo llegar a Loki, su esposa Frigga estaba a un lado al igual que una mujer de cabello negro y ojos verdes, un vestido de color verde y en los hombros de color dorado, tenía cierto parecido al del dios de las travesuras, un mechón de cabello cubría su ojo derecho dándole el aspecto de emo, al llegar Loki a la altura de donde ellas se encontraban las miró.
-Hola Madre, ¿orgullosa?-preguntó con gracia
-Loki no empeores las cosas-dijo con dolor disimulado
-Define empeorar-escuchó el suspiro de la pelinegra-¿algo que decir Anna?-le preguntó con una sonrisa
-Es una lástima que terminaras así-negando con la cabeza
-Suficiente, déjenos a solas-dijo con voz imponente el más viejo
El Dios menor miró en su madre marcharse, sabía que quería llorar y por ello entrecerró los ojos tratando de ignorar cierto dolor de ver a su madre así, luego miró a la ojiverde, ambos por unos instantes, después también se marchó, tenía la ligera impresión de que algo tramaba pero por primera vez no podía prever lo que haría, se acercó un poco más a el padre de Todo, con burla se puso firme y por ende no pudo evitar reír.
-Loki, tus acciones te han traído hasta aquí-
-¿Mis acciones?-rió-viaje a Midgard para ser un dios salvador y benevolente para los mortales, igual que tu...-
-Oh Loki, no somos iguales-contesto el rey con cierta gracia, para no mostrar su dolor
-Era mi derecho natural...-con voz firme
-Tu derecho natural era morir, congelado cuando eras niño-hizo una pausa-en una roca fría, yo te salve-dijo con voz fuerte-si no fuera por eso, no podrías estar aquí... Odiándome-
-No es que deteste nuestras charlas-movió su rostro a un lado-pero las detesto-lo miró con odio y arrogancia
-Si no fuera por tu Madre y de forma extraordinaria por Anna, no estarías aquí vivo-se levantó empuñando a Gungir-y ahora no las volverás a ver-pegó con este en el piso-Loki, pasaras el resto de tus días encerrado en el calabozo-se volteó para no verlo, le dolía
El Príncipe de las travesuras lo veía con cierta incredulidad, su madre, la única que creía en él a pesar de todo, ¿no la volvería a ver?, y su compañera de duelos y entrenamientos, su amiga hechicera que podía compararse con su madre e incluso superarla, ¿tampoco la vería? no cabía en su asombro por dichas palabras, era jalado por los guardias y no le importaba, lo que ocupaba su cabeza en ese momento eran ellas dos. Al darse cuenta ya era despojado de sus ropas reales como príncipe y le daban unas mismas ropas pero sin los adornos que lo hacían poseedor del título de príncipe asgardiano, entró a la celda aun sin creerlo hasta que la celda fue sellada, su cara volvió a ser la misma cara fría de siempre, se sentó en una silla y cogió un libro que su madre seguramente había mandado para él, empezó a ojear el libro, días después mientras leía vio llegar a más prisioneros, se levantó y se encaminó a la celda que lo encerraba para ver con mayor detalle con las manos entrelazadas detrás de su espalda.
-Odín me sigue mandando nuevos amigos-dijo con burla viéndolos con una sonrisa arrogante-que considerado-pronunció lo ultimo con sorna y veneno
Mientras eso ocurría, su amiga ojiverde vigilaba a cierta persona.
