Era bueno estar así. Era feliz. Bueno, no exactamente. Cuestión que no conocía una vida mejor y no creía poder conocerla. O sea, mi felicidad se basaba en el conformismo. Nunca tuve suerte. Mis papas estaban divorciados y era hija única. Excelente, grandioso, hermosa soledad. Si, es ironía. Siempre me las arregle sola y aprendí a vivir de esa manera. Era una chica que podía valerse por sí misma y sobre todo, era independiente. Pero tal vez eso hizo que mi inseguridad creciera y le tuviese miedo a lo desconocido.

Mamá se mudaría ese año a California y papá, bueno el era un exitoso productor en Hollywood. Perfecto. No es que me llevara mal con mi padrastro, simplemente no nos soportábamos. Nunca hubiese querido abandonar Florida. Tenía a todas mis amigas, a todos mis amigos, a mi novio. No podía luchar contra la corriente. Les había salido una nueva oferta de trabajo a Phil en California y mamá se las arregló para pronto conseguir uno allí. El era… bueno nunca supe bien en que trabajaba, porque jamás me interesó, ella era periodista. Era muy buena escribiendo, si no fuese por su carácter trillado y porque nunca pudo ser una buena madre (aunque así lo hubiese querido), diría que la admiro muchísimo.

Estaba sentada en el aeropuerto mientras miraba el reloj. Phil y René ya se habían quedado dormidos en el asiento. Eran las 2pm, GENIAL, el vuelo estaba retrasado 2 horas! Muy buen augurio sin dudas. Estaba decidido, llegaría a California, me tiraría en mi cama, lloraría, patalearía y obviamente todo al tacho. Sabía que no iba a volver. Me prometieron que regresaría en el verano. Promesas. Estaba segura que esto era lo mejor para Phil y para René, pero sobre todo para él. Puf! Estúpido, flojo, tonto, idiota! Qué ganas de arruinar mi vida social. Había nacido en Florida, conocía a mis amigos desde que tengo memoria, mi vecina, Lucy, era mi mejor amiga, íbamos al colegio todos los días juntas, salíamos a bailar con las chicas y lo mejor, lo tenía a él. Paul, como lo extrañaría. Lo quería muchísimo, pero estaba segura que lo nuestro estuvo acabado el día que René me dijo: "Bella, nos mudamos a California". Sí, sí, sí, sin consultarme si quiera. Me habían hecho una maravillosa fiesta de despedida: salimos a bailar, tomamos tequila, cerveza, terminamos rendidos a las 6 am sobre el cordón de la vereda frente a la playa. Yo estaba abrazada a Paul. Él me besaba y me decía lo mucho que me quería: "Te voy a extrañar" me murmuró al oído. Lo mire a los ojos, me perdí en la profundidad de su verde mirada. Mire su piel clara, su pelo negro, su nariz perfecta. "Yo también" respondí en susurros. Nos volvimos a besar y me acomode en sus brazos.

Creo que me quedé dormida. Desperté, seguía en el aeropuerto. Desde ese día aprendí a amar al aire acondicionado. Seguí recordando, el día que nos besamos por primera vez, ese mismo verano, cuando hablamos de estar juntos para siempre. "Bella, siempre vas a ser mía", sí claro. Pronto el me olvidaría, pronto yo lo olvidaría. A mis 16 años, comenzar una nueva vida. Era joven, era mediocre, era feliz en mi lugar feliz con mis amigos. Caminaba y todos me saludaban, tenia buenos amigos, lo único que me hacía feliz era que sabía que me mudaría con mi papá. Tenía una novia nueva, no sé si llegaba a sus 30, él le llevaba como 10 años, pero era una buena rubia hueca. No me caía mal, tampoco bien. Cada vez que iba a visitar a papá conocía a una nueva novia, pero esta ya le duraba un año. Bien, no iba a tener que soportar a Phil.

Escuche por el altoparlante que llamaban a nuestro vuelo. Chau Florida, gracias por mis mejores años. Nos embarcamos, hay, como me mareaban los aviones! Me puse mis auriculares y escuche música hasta que me quede dormida, la noche en vela y las copas de más se tomaron revancha y caí vencida por el sueño muy rápidamente.

Soñé con él, con nuestra última caminata en la playa ese mismo día al amanecer. Estábamos agarrados de la mano, sin decirnos nada, solo mirándonos a los ojos. La primera vez que lo vi, cuando sólo tenía 10 años, cómo nuestra amistad fue creciendo, cuando me agarró de la mano, cuando me dijo que me quería. El último verano, cuando comenzamos a salir, nuestro primer beso. El día que le dije que me mudaba: "No, no, no te podes ir así, no podes dejarme" me agarro fuerte, me abrazo y besó de una manera descomunal, sus labios sabían tristes, desconsolados, pero apasionados. Como iba a extrañar sus besos, sus caricias, sus brazos alrededor de mi cintura, sus palabras de aliento cuando lloraba. Nuestras peleas comenzaban y terminaban, no soportábamos estar enojados. También a ellas, mis amigas incondicionales y a ellos, los mejores amigos con los que nunca te podías aburrir, que siempre te sacaban una sonrisa. Sí, internet existe, pero nunca volvería a ser igual. Un tiempo después me enteré de que la primer noche luego de mi partida, él salió, se emborrachó y besó a no sé qué cantidad de chicas. Bien por Paul, era muy hermoso y tenía un carácter muy débil, aunque siempre se mostrase fuerte. Sí, lo quería, lo quiero y siempre lo voy a querer mucho.

Cuando desperté, algunos asientos se encontraban vacíos, asique supuse que ya habíamos llegado. Afuera estaba todo muy oscuro, sí, bienvenida al lugar más seco del mundo! Bajamos del avión, hicimos todo el asunto de los papeles y luego de interminables horas de cola, salimos. Era una despejada noche de diciembre y si, hacía calor. En estos lugares siempre hace calor, como en Florida, ah pero no olvidemos, acá no hay playas ni mar ni ningún charco de agua. Seguramente llovería 1 ó 2 veces al año. Nos dirigimos al auto que Phil había alquilado y salimos directo a la nueva casa de René y su marido. Que horrorosa manera de manejar la de este hombre, lento, tosco, apreciando no se qué paisaje nocturno. Su nuevo hogar se encontraba en Los Ángeles, a bastantes kilómetros de la casa de Charlie, mi papá, y a no poco menos de Long Beach. El centro de la ciudad era deslumbrante, luminoso y lleno de gente. La casa se encontraba en las afueras de la ciudad. Era sencilla, blanca, con 2 habitaciones y un amplio comedor, una cocina bastante pequeña y una galería en la entrada principal. Contaba con un jardín trasero con pileta. Estaba bien amueblado, me acuerdo la semana que ellos se ausentaron para ultimar detalles. Que días! Me quede a dormir en la casa de mi vecina, salíamos toda la noche y regresábamos de mañana. Me ayudaba con el colegio y luego salíamos a dar vueltas con los chicos. La única diferencia con mi vida normal era que no estaba mamá obligándome a hacer los quehaceres del hogar y que no tenía que soportar a Phil con sus historias y problemas laborales.

Me tiré en la cama de una sola plaza y me quede dormida al instante. Cuando desperté era ya el mediodía y mamá y Phil estaban acomodando todo para partir hacia Berbery Hills. Bien, iría con Charlie. No me prestaba demasiada atención, no estaba pendiente de mí, no me pedía explicaciones, tenía una casa enorme con pileta en un barrio hermoso, lleno de verde. Partimos a eso de las 2pm, me llevaron al aeropuerto y en menos de lo imaginado ya había llegado a mi destino. Papá estaba esperándome, me llevo a casa y cené con él y Kelly (parecía una buena chica, educada). Hablé con los abuelos y me fui a dormir, feliz. A la mañana siguiente me desperté sobresaltada, no había tenido ningún sueño extraño pero los ruidos molestos de la planta baja me molestaban. Luego de caminar, perdiéndome entre las habitaciones llegué a la gigantesca cocina con vista a la también gigantesca pileta y al increíblemente grande jardín. Me senté y desayuné con mis abuelos. Papá llegó se sentó conmigo y charlamos sobre mi viaje, sabiendo que él no escuchaba ni la mitad de lo que yo podía llegar a decir. Mi última visita a Charlie, había sido hacia unos cuantos meses. Me había llevado a recorrer la ciudad, a comprar helados, nadamos mucho en la pileta y fue una hermosa semana en familia. Mis abuelos eran tan cuidadosos conmigo, Charlie siempre tenía algo divertido para contar y Kelly era tan tonta, que no paraba de hacer comentarios sin sentido. Era muy divertido hacerla pasar vergüenza.

Me sirvió una taza más de café y repentinamente se puso cerio. "Bueno creo que es momento de abordar el tema de tu educación cielo".

La escuela. Odiaba tener que llegar a un lugar que no conocía, con gente que no conocía, pero bueno, era el precio que tendría que pagar por la nueva vida de mi mamá, mi vida social adolecente arruinada. La tarde anterior había hablado con Lucy, su voz era extraña, parecía que dudaba. Cuando le pregunte por Paul se puso más tensa aún. No la comprendía. Bueno ella era de tener sus ataques de histeria, estaba nerviosa, ya me extrañaba, yo también a ellos. Recién ahora comprendo que no sabía cómo decirme de la salvaje noche de mi novio (si es que eso seguíamos siendo), sin que yo entrase en pánico queriendo volver. Si no me había quedado en Florida era porque: no tenía familia, mi mamá no quería que me quedase con los tíos (Lyla y James, mis primos, a ellos también los echaba de menos) porque tenía padres (si, muy presentes) y no me iba a dejar a 3 mil kilómetros de distancia de ella. Por suerte dejo que fuese a vivir con Charlie.

"Sí papá, a que grandioso, bilingüe, odioso, colegio decidiste mandarme?". Dudó por un momento. Conocía esa cara, muy parecida a la mía cuando me metía en problemas, que pasó ahora? "Se cuanto querías pasar tiempo conmigo, lo mucho que detestas a Phil y lo poco que voy a poder estar con vos. Tus abuelos ya son grandes, no pueden cuidar de una adolescente. Te conseguí matricular en el mejor colegio del lugar: California East Coast High School" Grandioso, eso sonaba a despampanantemente caro, lujoso, grande y terrorífico. "Sé que no te gustara escuchar que… bueno...", no hagas estos silencios papá "Es doble escolaridad", lo imaginaba "y como queda a unos cuantos kilómetros, bueno, tendrás que dormir allí. Todos los chicos viven en la escuela, es como una universidad, va a ser una hermosa experiencia". O se notaba el odio en mi cara o mi papá ya lo presentía. Es que Charlie se había vuelto loco? René seguro sabía de esto y no me lo conto, por qué no me lo contó? Es que me odiaba tanto? Charlie, que necesidad tenías de hacerme esto? No me quieren, siempre lo supe, eso pasa, me detestan, soy un estorbo. Si era eso, que les costaba dejarme tranquila en Florida. Como si no fuese lo suficientemente feo dejar a mis amigos también tenía que dejar a mis abuelos. Los había extrañado tanto, quería aprovechar y pasar más tiempo con ellos. Quería ser una familia junto a mi papá. Veía la oportunidad perfecta para estar con él. Desde que mis padres se divorciaron pocas veces pude verlo y ahora que por fin íbamos a estar juntos el tenía que arruinarlo todo así. Empezaba a dudar en mi decisión, no es que odiara tanto a Phil, si no que quería mucho a Charlie. Me había defraudado. Me sentía terriblemente mal."Que!?, me estas queriendo decir que deje a todos mis amigos, a todos los que más amo allá, en Florida, para que me metas en un internado!? Para eso me hubieses enjaulado allá no a 3 mil kilómetros del único lugar al que pertenezco! Gracias por ser tan comprensivo papá!". Entonces él hablo "Lo siento tanto hija, pero ya estas matriculada, mañana empesás las clases, en verdad lo lamento". "No lamentes nada Charlie, gracias por consultármelo". Me levanté de la mesa y salí disparada a mi lugar feliz.

Me senté sobre mi cama. Lloré, jamás había llorado tanto, ni cuando mis papás se divorciaron, ni cuando me torcí el tobillo, ni el día que me enteré que dejaría Shacksnovile. Me sentía tan mal. Tenía miedo, miedo de estar sola, de no poder adaptarme, de no tener a mis seres queridos cerca. Me sentía tan defraudada por Charlie. Quería gritar y salir disparada, correr 3 mil kilómetros y reencontrarme con Lucy, necesitaba ahora mismo un abrazo de Paul. Estaba tirada sobre la cama llorando y gritando mientras mi cuerpo convulsionaba por los ataques de histeria, de impotencia. Así me sentía, impotente. Era la primera vez que me sentía vulnerable y dependía de una decisión ajena, inalterable. No tardaron en venir mis abuelos a consolarme, me dijeron palabras tiernas y por un momento olvidé todo. Poco tiempo después ya estaba mejor, en realidad estaba resignada, sabía que nada de lo que hiciera cambiaria las cosas. Cerré los ojos y me recosté. Soñé con Florida. Soñé con mis amigos. Recordaba esa tarde de verano. Caminábamos por la avenida que se encontraba al lado del mar. Mientras Peter tocaba la guitarra, Charlotte cantaba, yo saltaba, Lucy aplaudía y Mike lanzaba alaridos. Tenía en la mano una botella de cerveza y creo que todos nosotros ya no sabíamos ni por donde caminábamos. Me acuerdo que estaba aferrada a Paul que no podía parar de reír y lo miraba a los ojos. Él me sonreía y seguía gritando. Cuando de repente me alzó y me llevó sobre sus hombros mientras yo gritaba, suplicando que me bajase, aunque en realidad jamás me había sentido más cómoda. Cantamos, reímos mientras el Sol caía y veíamos como los colores rojizos comenzaban a predominar en el cielo. Se prendieron las primeras luces y bajamos a la playa donde organizamos una fogata. No me acuerdo hasta que hora nos quedamos cantando, bailando, fumando y tomando, sinceramente, cuando me quise dar cuenta estaba durmiendo en mi cama. Que vida tan desenfrenada, cuantas salidas, iba a extrañar esa independencia. Cómo era que se llamaba? Caro, lujoso, ostentoso, California East Coast High School, ah! Y carcelero. Sonaba vomitivo el nombre solamente. Perfecto, cuánta alegría, qué felicidad, se avecinaban los mejores días de mi vida (SARCASMO).