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Advertencias:
Aquí estoy otra vez traduciendo un fic, sí otro xD. Pues esta claro, este fic NO me pertenece, la autora es BlowingWind quien me ha permitido traducir su historia, así que es a ella a quien corresponde todo el mérito de este fic, yo únicamente lo traduzco. La historia de momento tiene 11 capítulos.
Rating M.
DISCLAIMER APPLIED
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.:BEYOND TEMPTATION:.
Capítulo 1: El encuentro
Sakura Haruno se quedó mirando con cierto desdén al reflejo del espejo. La que una vez fuera la suave y lisa piel de su rostro se encontraba ahora estropeada por unas pequeñas bolsas bajo sus ojos así como unas fuertes marcas de cansancio. Había estado trabajando duramente esos días, intentando encontrar una alternativa para que la compañía de su padre no fuera a la bancarrota aplastada por el puño del Imperio Uchiha. Pero resultaba inútil cualquier esfuerzo una vez que Sasuke Uchiha, el actual dirigente del poderoso clan Uchiha, fijaba su vista en un objetivo. Tenía que encontrar la forma de solucionarlo o sino el pago de la deuda se convertiría en un infierno. Algunas empresas más pequeñas intentaron salvarse con distintas alianzas, pero habían sellado su destino desde el momento en que fueron en contra de Sasuke. No sólo perdieron las compañías que construyeron con todo su esfuerzo sino que algunos perdieron incluso sus propias vidas.
Ella no quería que eso le ocurriera a su familia. Su padre y su hermano pequeño todavía tenían mucho por vivir. Habían pasado por muchas cosas antes de llegar a donde se encontraban. Haría cualquier cosa antes de permitir que su familia tuviera que volver a sufrir las penurias del pasado. Su hermano, Li, con apenas dieciséis años era ya todo un hombre que estaba intentando superarse a sí mismo desde hacia años. Fuerte y evidentemente tan cabezota como una mula, Li, definitivamente había heredado los rasgos de los Haruno. Su padre, Kazuki, es el hombre al que más respetaba, su héroe, quien era todo para ella. Siempre había pensado que era invencible, que nunca tendría que llegar a arrodillarse ante nadie. Sasuke había demostrado que estaba equivocada. Incluso los hombres más fuertes a veces caen.
Sakura abrió el grifo del meticuloso y limpio baño de Industrias de Cine Haruno. El encuentro no había ido como había esperado. De hecho, había sido un completo desastre. Había tenido una junta con los miembros del Consejo, intentaba convencerlos de que vender no era la mejor solución puesto que el problema financiero no era tan grave. Esos viejos bastardos bajaron la cabeza avergonzados pero se mantuvieron firmes en su decisión de vender la compañía. Habían vendido a su padre a cambio de mantenerse seguros del sanguinario depredador que les acechaba. Los negociadores del Imperio Uchiha se mostraban evidentemente molestos en el momento en que ella expresaba su opinión. Le habían dirigido una mirada de " eres una mujer. ¿Qué sabes sobre negocios?" Tuvo que apretar los dientes y contar hasta diez cada vez que ella recibía esa mirada. Y el gran Sasuke ni se había presentado en la reunión. No, el bastardo piensa que es demasiado bueno para mostrar su interés por el asunto.
Al salpicar el agua fría en su cara recordó lo sensible que era su piel. Su cabello rubio platino se desprendía de su recogido francés, dando a su rostro un aspecto un tanto fantasmagórico. En ese momento, le importaba muy poco su apariencia, pero como hija del CEO(1) era de alguna forma responsable de la compañía y la forma en cómo se presentase ante los ojos de los demás era una de las reglas más importantes a seguir. Miró a su reloj, reprimiendo un bostezo. Ya llevaba cinco minutos ahí dentro. Esconderse no es lo que normalmente hubiera preferido hacer, pero en esos momentos, lo prefería a estar afuera, con aquellos entrometidos paparazzi metiéndole micrófonos en la cara y haciendo preguntas ridículas.
Se miró una vez más al espejo mientras se arreglaba un poco su arrugada camisa blanca y la falda negra que le llegaba a la altura de sus rodillas. Su cabello estaba tan descuidado que apenas se mantenía correctamente. Quitando las orquillas que lo mantenían en su lugar, liberó el moño que llevaba haciendo que su pelo cayese hasta su cintura. Se sentía genial sin tener algo golpeando y pinchando su cráneo. De alguna forma consiguió aliviar la migraña que llevaba sufriendo durante toda la tarde.
"Vamos, Sakura. No puedes estar aquí para siempre". Le insistía la voz de su inner.
Sakura frunció el ceño. "Ya lo sé. Sólo estoy haciendo tiempo. Es que desearía que esos reporteros se fueran".
"Sería demasiada casualidad. Esta es una gran noticia. Finalmente la orgullosa y gran industria de cine se ha vendido".
"Disfrutan de mi fracaso. Aunque, todavía no he dicho que fuera a vender". Pensó Sakura mientras abría la puerta del baño. El pasillo estaba vacío a excepción del conserje que estaba trabajando en el último turno de la tarde.
"¿Qué posibilidades hay de que el Uchiha cambie de opinión?"
"Prácticamente ninguna. Este edificio se encuentra en una de las zonas más caras y productivas de todo el país. Uchiha ha estado detrás de esta propiedad durante años.".
"Bastardo codicioso. Cuando le vea, le voy a cantar las cuarenta". Gruñó silenciosamente.
"Puedes hacerlo esta noche".
"¿Eh?"
"El baile del Gobernador, Sakura. Es esta noche, y apuesto a que ese cerdo arrogante estará allí".
Se paro en seco. Es verdad. El baile benéfico. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Sakura se detuvo un segundo para buscar en su bolso su PDA. Mierda. Esta noche. Miró a su reloj. Ya eran las seis de la tarde. Tenía dos horas para arreglarse e ir. Maldiciendo la situación, salió corriendo a toda velocidad sin importarle que sus tacones negros estuvieran armando tal alboroto que se podría oír en todo el edificio. Entró por la puerta del ascensor justo antes de que se cerrase. Mientras recuperaba el aliento y se calmaba, esperó a que éste llegara a la primera planta.
La puerta se abrió y al mismo tiempo varios micrófonos se encontraban bajo su cara haciendo multitud de preguntas. Sakura contuvo una maldición mientras se abría paso, sin importarle quien resultara herido en el camino e ignorando la mayoría de las preguntas porque casi todas eran totalmente falsas.
"¿Cuál es su decisión sobre la venta?"
"Realmente están las Industrias de Cine Haruno fuera del negocio?"
"¿Cuánto dinero le ha ofrecido el Imperio Uchiha?"
Sakura se mordió su labio para no darles un buen grito. Dios, esta gente son auténticos vampiros. Todos. Hubiera preferido nadar en un tanque lleno de pirañas a estar en la misma habitación con ellos. Finalmente, consiguió salir gracias a los guardas que habían acudido a rescatarla. Rápidamente entró en su coche, encendió el motor y se desvió del lugar a toda velocidad, corriendo a la concurrida confluencia de la carretera de Tokyo.
Hizo el camino a su casa en quince minutos justos. Apagando el motor, agarró su bolso y corrió hacia el primer escalón. Sakura saludó a la criada antes de subir corriendo por las escaleras para luego dirigirse hasta su habitación y empezar a arreglarse.
"Dios, este día va a ser un desastre".
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Se escuchaba el inconfundible sonido de una respiración dificultosa y entrecortada a lo largo de la sala. En la cama de una iluminada habitación de un hotel se encontraban tendidas dos figuras. Sabanas y cojines se encontraban tirados por todo el dormitorio y un sendero de prendas iba desde la puerta del baño de enfrente hasta los pies de la cama. El sonido de la melodía de un teléfono móvil rompió el silencio mientras un musculoso brazo se estiraba desde debajo de una manta para alcanzar el aparato.
"¿Qué?" El gruñido fue débil, pero el tono hacia evidente que la persona no agradecía la interrupción.
"Buenas tardes a ti también cabrón." Respondió la voz del auricular.
Sasuke Uchiha tiró la manta a un lado y dando varias zancadas llegó al cuarto de baño, completamente desnudo. Giró su cuello a un lado para poder seguir hablando mientras abría el grifo del agua para lavarse.
"¿Cómo ha ido el trato?" Preguntó Sasuke sin preámbulos. Directo y preciso. Siempre había pensado que debía ser conciso e ir al grano. No tenía sentido alargar una conversación más de lo necesario.
"Avanzando." Replicó la voz.
Sasuke dejó de andar. "¿Y eso qué quiere decir? Comenzó a irritarse cuando la persona se mantenía callada.
"Todos los miembros del consejo estaban de acuerd--"
"¿Entonces cuál es el problema? Gruñó en el auricular del teléfono.
"Parece que la hija tiene otros planes. Se negó en rotundo a la venta."
Sasuke frunció el ceño. Una mujer no supondría un obstáculo. Necesitaba esos terrenos para la expansión de su negocio. "Es una mujer, maldita sea. Convéncela, llévatela a la cama, restriégale el maldito dinero por su cara, no me importa lo que tengas que hacer"
"Si se hubiera dejado comprar por la descomunal cantidad de dinero que hemos ofrecido, no estaríamos en este aprieto."
"No me importa como lo hagas, pero consigue su consentimiento. Hazlo o estas despedido." Acabó Sasuke y cerró el teléfono tirándolo hacia un mueble para ir a meterse en la ducha.
De todas formas siempre podría amenazarla para que vendiese. Los negocios sucios siempre habían sido la forma de conseguir las cosas que se proponía. Y luego estaba el viejo Haruno. Era inteligente pero evidentemente en una sociedad como la actual, no tendría ninguna posibilidad contra un gángster clandestino. Alargó la mano para alcanzar el jabón de la repisa de marfil y empezó a lavar su cuerpo para quitar el hedor de la mujer. No es que oliera mal, no era eso exactamente, pero odiaba cuando otro olor distinto al suyo se le pegaba a la piel. Cortó el agua, salió de la bañera y tiró de una toalla de una balda para colocársela alrededor de su cadera.
Se dirigió a grandes pasos a la habitación, no le sorprendió que la mujer todavía estuviera dormida. Se la había trabajado bien. Sus rojizos labios se separaron y dejaron escapar un suspiro de satisfacción. Sacudiendo su cabeza en disgusto, Sasuke se inclinó para recoger su ropa y empezar a vestirse. La había encontrado en un restaurante esa tarde, otra supermodelo con nada más que ofrecerle que su cuerpo y belleza. Estúpida e inútilmente había pensado que podría atraparle en una relación. Estaba totalmente equivocada, en su camino se cruzaban mujeres que usaban la misma estrategia. Se acostaba con ellas una vez y se pensaban que ya le tenían atrapado en sus garras.
Se puso con rapidez sus zapatos, se dirigió a la puerta y presionó suavemente el pomo para abrirla.
"¿Te vas?" Exclamó la mujer de forma ahogada detrás de él. "¿Y de esta forma?" Cuestionó.
Sasuke se giró lentamente, en sus ojos se notaban signos de aburrimiento al mirar a la mujer desnuda en esa gran cama. Su pálida piel se mezclaba con el blanco absoluto de alrededor. Parecía más muerta que viva.
"Y pensar que me acosté con ella." Reflexionó con una pizca de disgusto.
Muy despacio, Sasuke fijó su vista, centrando sus ojos en esa mujer. Ella retrocedió, sosteniendo la manta para tapar su desnudez mientras su garganta se encogía en un movimiento nervioso.
"Q-que tengas un buen viaje." Consiguió decir antes de agachar su mirada hacía la moqueta. Satisfecho con haber aclarado ese punto, salió afuera y cerró la puerta. Ya iba retrasado en su horario. Apretando el botón del ascensor, sacó su móvil y marcó el número del ático para que su mayordomo le preparara el traje para el Baile Benéfico. El ascensor le llevó a la primera planta, salió e ignoró las miradas que varias mujeres le lanzaban en su camino hacia recepción. Se paró ante el mostrador y solicitó el coche con el que había llegado. La empleada asintió rápidamente antes de levantar el teléfono.
Para pagar la factura, soltó en la mano del aparcacoches unos cincuenta dólares, se puso al volante de su elegante Lamborghini negro y se fue derecho a su ático que se encontraba en una de las zonas más exclusivas de Tokyo.
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Sakura intentaba mostrarse interesada en lo que ese hombre calvo le esta diciendo. Sinceramente, era tan interesante como mirar una pintada seca en la pared. Mitchell Groom, las intenciones de este gran magnate de negocios de Sudamérica se adivinaban con facilidad. Obviamente, flirtear con mujeres más jóvenes y que podrían tener la misma edad que su nieta. Sakura era consciente de que sólo se trataba de un capricho para él. Por eso se encontraba ahí, escuchándole hablar todo el rato de lo rico que era mientras le dejaba caer insinuaciones de propuesta de matrimonio. Le encantaría abofetearle en la cara y recriminarle, pero no sería apropiado puesto que a su alrededor se encontraba multitud de gente conocida. Sin duda atraería mucho la atención.
Intentó localizar entre la multitud al excepcional Sasuke Uchiha. La aglomeración de mujeres que se encontraban a su alrededor no paraban de hablar sobre él y en ese momento Sakura quería que ese maldito hombre se mostrara para que los murmullos pararan. Podía sentir la enorme jaqueca golpeándola en sus sienes. Educadamente se disculpó con la excusa de tener que arreglarse el maquillaje, tuvo que contenerse cuando Mitchell insistía en acompañarla hasta el lavabo de señoras. Mostrando una fingida sonrisa, declinó su ofrecimiento y se marchó con un suspiro de alivio.
La amplia sala donde tenía lugar el baile era espectacular. Unas imponentes lámparas de araña iluminaban la estancia, haciendo que resplandeciera una luz dorada que se reflejaba en las cortinas de tono champagne. Una orquesta se encargaba de amenizar la tarde con una suave y fluida música. Los aperitivos eran servidos en bandejas de plata para aquellos que se atrevieran a darse ese capricho.
Después de dar varias vueltas, consiguió encontrar los baños. Estaba abarrotado de mujeres que se maquillaban y cotilleaban, mostrándose quienes tenían mejores joyas así como a qué fiestas les habían invitado. Normalmente, a su padre le habría preocupado encontrarse con este tipo de personas. De todas formas Sakura prefería mantenerse en un segundo plano. Cuanto menos llamara la atención mejor, si no se encontraba en el centro de la atención, no la tendrían controlada las 24 horas del día.
Sonrió fría pero educadamente a esas mujeres, no había que ser un genio para darse cuenta de que estaban hablando de ella. Resistió la necesidad de rodar sus ojos ante lo "discretas" que eran cuando empezaron a murmurar en un tono audible quién era ella.
Se puso delante del espejo y sacó un corrector que aplico bajo sus ojos. Estaban algo mejor que durante la tarde. Siguió su camino hasta la sala, le aterrorizaba tener que volver con el viejo Mitchell. Examinó con la mirada el área y al instante el viejo pervertido elevó una mano mostrando su posición. Se encontraba con otro hombre que estaba de espaldas a ella.
Estudió al misterioso hombre mientras se dirigía a su encuentro. Era increíblemente alto. Mediría algo más de un metro ochenta. El esmoquin que portaba no ocultaba los desarrollados músculos de su espalda. Sus fuertes piernas se distinguían, incluso en sus arreglados y perfectamente planchados pantalones negros. Sus dedos sostenían la delgada y delicada copa de champagne, envolviéndola casi por completo.
Se paró delante de ellos con una dulce sonrisa en su rostro. Mitchell bromeó sobre lo abandonado que se había sentido ante lo que Sakura esbozó una forzada risita. El sonido pareció atraer la atención del otro hombre quien deslizó su mirada sobre ella.
Unos oscuros y misteriosos ojos de color azabache chocaron con un profundo verde esmeralda. Su endurecido y angelical semblante realzaba aún más sus atractivos rasgos. Varios mechones de su flequillo caían rozando su rostro y sus ojos rasgados dándole una mirada más varonil. Sus tentadores labios y su perfecta nariz terminaban de acentuar estas facciones y Sakura tuvo que morderse intensamente su labio para evitar que un suspiro se le escapase cuando le concedió una de sus sonrisas. Una fila de perfectos dientes blancos destellaron ante ella.
Maldita sea. Estaba delante de Sasuke Uchiha.
Sasuke observó con ligero descaro la belleza que tenía delante ataviada en un espectacular vestido rojo. Tenía que reconocer que sólo a ella le podía quedar tan exquisitamente ese color. El poder y el significado del color lo decían todo. Las tres filas de diamantes de su collar atraían la atención a la parte alta de su vestido, mostrando sus abultados y cremosos pechos. Desplazó sus ojos hacía las rajas de la parte media inferior del vestido. A pesar de que el estilo del traje tenía cortes por todas partes le resultaba extraño puesto que estaba acostumbrado a ver mujeres en vestidos que dejaban muy poco a la imaginación. Sus ojos recorrieron esas suaves y largas piernas así como sus pequeños y delicados pies que se encontraban encerrados en unos zapatos de color diamante con un tacón de aguja de más de cinco centímetros dando la impresión de que eran todavía más largas.
Se centró en su rostro. Esos profundos ojos verde jade que eran la promesa de una ardiente y apasionada noche de sexo que cualquier hombre estaría dispuesto a probar. Sus profundas y marcadas facciones, su pequeña nariz y esos jugosos labios rosados que libres de pintalabios le suplicaban que los besara. Su cabello rubio platino se enroscaba en complicados giros mientras unos cuantos mechones le caían libremente enmarcando su ovalado rostro. Unos pendientes de diamantes adornaban sus pequeñas orejas, que en ocasiones al captar la intensa luz de la sala hacían que resplandeciera.
La voz de Mitchell le sacó de su ensoñación. Ese viejo no les dejaría tranquilos. Podría asegurar que la mujer había sufrido con su excesiva charlatanería. Lo mismo le pasaba a él.
"¿Le gustaría bailar? Preguntó con una pequeña sonrisa. La mujer le miró con un brillo de amenaza y alivio en sus ojos antes de depositar suavemente sus manos sobre las suyas. Ambos se dirigieron a la pista de baile dejando al viejo hombre boquiabierto como un pez fuera del agua.
Sasuke la aprisionó con su agarre, saboreando la sensación de sus exquisitas caderas y sintiendo la presión que ejercían contra su torso sus visibles senos.
"No he tenido la oportunidad de presentarme adecuadamente, Sasuke Uchiha." Observó mientras le mostraba una brillante sonrisa. La mujer no pareció caer en su encanto.
"Parece estar de muy mal humor. ¿Le podría ayudar en algo?" Dijo arrastrando vagamente las palabras mientras ambos se movían al ritmo de la pausada melodía.
Le lanzó una fingida sonrisa. "Sí. Me gustaría que mantuvieras alejadas tus asquerosas garras de la empresa de mi padre." Le contestó en un tono dulcificado.
Sasuke elevó una ceja y entonces sonrió con suficiencia. "Entiendo que es--"
"Sakura Haruno." Terminó.
"Ah sí, la hija." Confirmó. No le pasó desapercibida la venenosa mirada que le dirigía. "Lo siento mucho. No se puede hacer nada."
Sakura entornó sus ojos hacia él sin perder la concentración de los pasos. "Tienes dinero. Muchísimo. ¿Por qué vas detrás de algo que no te servirá de nada?"
"Creo que sabes la respuesta a eso." Replicó.
Sakura respiró hondo para a continuación intentar alejarse de él, sin importarle que los dos fueran ahora mismo el centro de todas las miradas. Sin embargo, Sasuke no le dio oportunidad puesto que la agarró por su cintura y la giró antes de que pudiera marcharse de esa forma tan airada.
"Creo que sería de muy mala educación dejar a un caballero en medio de un baile después de haber aceptado acompañarle." Dijo muy lentamente, arrastrando las palabras. Intentó ocultar el temblor de su labio superior que se curvaba en una sonrisa cuando ella emitió un pequeño gruñido. La mujer le miraba como si prefiriera despedazar su propio brazo antes de seguir con él un minuto más. El ligero rubor rosado de su piel, consecuencia de su ira contenida, atraía su atención más y más.
"Yo no he dicho que estuviera de acuerdo en nada." Respondía con maldad. Su cuerpo se tensó cuando de un tirón la situó aún más cerca de su torso.
"Eres una toda una fiera, ¿eh?" Le dijo con un tono repleto de diversión.
"No has visto nada todavía." Masculló Sakura.
Sasuke sonreía sutilmente. "Te preocupas mucho por esa empresa, ¿verdad?"
"Lo es todo para mi padre. Haré cualquier cosa que este en mi mano para salvarla." Replicó Sakura.
Pasaron unos momentos antes de que Sasuke volviera a hablar otra vez. "¿Cualquier cosa?" Sus dedos se curvaron alrededor de su cintura mientras le daba un pequeño apretón en sus caderas.
Sakura paró con dificultad y le miró a los ojos. Su chulería se apreciaba en todo su rostro. Ese apuesto hombre al que ella había engañado primero ahora se mostraba como un bastardo manipulador que le importaba un bledo si ella se pudría en el infierno o no. Estrechó sus ojos, su ira estalló en su cuerpo como una onda eléctrica. Le lanzó una siniestra mirada cuando su sonrisa se convirtió en una gran carcajada.
"No encuentro lo divertido de esta situación."Atajó.
"Dime, tu misma has dicho que harías cualquier cosa para salvar la empresa, ¿estoy en lo correcto?" Reiteró, con su maldita sonrisa todavía en la cara.
Sakura asintió enfurruñada, preguntándose qué es lo que estaría tramando.
"¿Incluso...?" Se agachó para respirar las últimas palabras cerca de su oído. "¿Follarme?"
Sakura soltó un grito ahogado y sobresaltada le miró con pánico y horror en sus ojos. Su cara se tiñó de una sombra de color carmesí mientras que Sasuke tenía una amplia sonrisa de satisfacción. Su ceja temblaba en una especie de tic mientras que su mano se moría de ganas por abofetearle. Entonces Sakura sonrió.
Ese repentino cambio le sorprendió tanto que no pudo prever que se pondría de puntillas para presionar sus ardientes y abrasadores labios contra su cuello.
"Eres muy arrogante." Murmuró seductoramente.
"Hm." Replicó, atrapando con sus brazos aún más su pequeña figura y sin prestar atención a lo que le estaba diciendo. Se encontraba perdido en su dulce olor a flor de cerezo que emanaba tanto de su cabello como su cuerpo.
"Me pones enferma." Al decir esto, elevó su pie y posicionándose entre las piernas de él hizo que su rodilla se pusiera en contacto con su ingle. Inmediatamente Sasuke liberó su agarre para cubrir la zona lastimada. Le había dado bien.
Sakura dio un paso hacia atrás, para estar fuera de su alcance. Su cara crispada por una gran furia y dolor. "Ni se te ocurra pensar que me rebajaría tanto como para acostarme con un capullo como tú. Ni por todo el dinero del mundo se me pasaría por la cabeza acostarme contigo. Métete eso en tu estúpida cabeza." Satisfecha con lo que le había dicho, Sakura le mostró una última sonrisa que claramente decía, "te lo tienes bien merecido." Sacudió su vestido e ignorando los quejidos de éste así como los cuchicheos del resto de invitados, se marchó de la sala de baile.
Nadie se mete con Sakura Haruno. Si quería jugar sucio, estaría preparada.
Sasuke miró que la mujer que había tenido las agallas de darle un rodillazo abandonaba la sala con el ceño fruncido, imponente y orgullosa. Con su actuación le había humillado en frente de cientos de personas influyentes. Pagaría por lo que ha hecho. Entonces su mirada de enfado se tornó en una retorcida mueca de satisfacción.
Se la llevaría a la cama y la humillaría delante de millones de personas. Tal y como le había hecho ella.
La venganza será dulce.
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Nota: la autora tiene puesto dos títulos diferentes, por eso la discordancia entre lo que pone en el capítulo y lo que pondré en el desplegable: "El encuentro" / "La crisis"
(1) CEO – Abreviatura de "Chief Executive Officer" vamos, que es la hija del que manda xD (creo que algo así como Director General).
Sakura de rubio platino?? O.o xDDD
Si ven cualquier error, por favor, avísenme
