Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

Capítulo I

—¿P-pero... V-volverás?— Preguntó tímidamente la chica de cabello negro azulado y de ojos perlados al hombre que estaba a escasos centímetros de su persona.

Él no respondió de inmediato, después de tanto tiempo sin verla se había quedado asombrado por la belleza de la niña, porque aún era una chiquilla de tan solo doce años.

—Hinata, no puedo prometerte nada... Solo sé que jamás te olvidare... Tú no me olvides, recuérdame así como hoy...— Se acercó a la chica y ella se intimido, dando un paso hacía atrás. Los ojos negros del Uchiha se encontraron con los suyos y de repente el beso sus labios entreabiertos, fue casi como una caricia, dulce, casta... Lentamente le dio algo en sus manos, mientras se alejaba con su acompañante.

Las lágrimas amenazaban con salir, pero sacando fuerzas de flaqueza ella le gritó:

—C-cuando cumpla quince a-años y si no has r-regresado, te buscare... ¡Luchare contra todo y contra todos para estar contigo, I-Itachi-San!— Lentamente él se detuvo y volteó a verla una última vez, dirigiéndole una tierna sonrisa que hizo que Hinata se le vinieran los colores al rostro.

—Adiós...— Fue lo único que dijo.

Se llevó los dedos a los labios, donde aún sentía la calidez del beso que le diera aquel moreno.

Tímidamente miró lo que el joven le había dado, era un anillo.

"El fénix bermellón"

Ella lo tomó entre sus manos y dio rienda suelta al llanto.

—Te p-prometo ser f-fuerte, prometo b-buscarte... P-porque... Yo te amo...— Se dijo entre sollozos.

Desde que era chiquilla, había escuchado a su padre decir que ella estaba comprometida con Uchiha Itachi en matrimonio, pero que a causa del asesinato de su Clan, al que fue obligado, eso ya no sería posible y ahora él era un prófugo de la justicia. Bien sabían que se había unido a un grupo rebelde llamado Akatsuki.

—¿Cómo era Itachi-San?— Le preguntó una vez a su sensei Kurenai, durante uno de sus largos entrenamientos al lado de Kiba Inuzuka y Shino Aburame, quienes en ese momento las habían dejado solas para ir por algo de comida a la aldea.

—¿Por qué lo preguntas?— La miró con los ojos muy abiertos la mujer de cabellos castaños y ojos color rubí.

—So-solo curiosidad...— Tartamudeó y bajó la vista, además de que sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

—Pues... Era muy fuerte, alto, su cabello negro no era tan alborotado como el de Sasuke, pero...— Hinata la observó demasiado interesada en la información que iba a recibir y ella ya no continuó, pues el brillo en las pupilas de su alumna decían más que mil palabras y no queriendo incomodarla cambio de tema.

Y ahora allí estaba, en medio del bosque sola y pensando con el día en que estuvieran frente a frente una vez más. Ella se había enamorado prácticamente de un sueño.

—¡Hinata-Chan!— Una voz conocida le hizo voltear sorprendida. Rápidamente guardó el recuerdo de Itachi en el bolsillo de la chaqueta. Naruto y Sasuke se acercaron a ella.

—¿Dónde están?— Preguntó el rubio.

—¿Q-quienes?— La chica trató de parecer lo más natural posible.

—¡Itachi y su cómplice!— Gritaron los dos al unísono.

—¿I-Itachi?— Observó de reojo al pelinegro, quien se estaba poniendo tenso y apretaba los puños.

—No te hagas la tonta, el corrió hasta aquí... ¡Debiste haberlos visto!— Sasuke de repente, tomo de los brazos a Hinata y comenzó a zarandearla furiosamente. Ella comenzó a temblar debido a su fuerte agarre, pero él ni siquiera se inmutó.

—¡Teme! Contrólate, ella no conoce a tu hermano. Tiene suerte de que ellos no la hayan visto, si no ahora estaría muerta...— El moreno no entendió razones y la empujó, haciendo que cayera al suelo.

—¡Eres una idiota, lenta y torpe! No vales ni mi tiempo...— Él corrió en busca de su hermano mayor; dejando a la chica lastimada y llorosa.

Naruto se acercó a levantarla, pero al darle la mano ella lo rechazo.

—Hinata... Lo siento, ¿estás bien?— Preguntó el Uzumaki.

—¡Sí! No te preocupes...— Se puso de pie decidida, ya no iba a ser la débil que todos pisoteaban, ya era suficiente. Ni siquiera volteó a ver a Naruto y corrió rumbo al Distrito Hyūga dejando a su amigo sorprendido por aquella actuación.

Pasaron algunos días, Hinata a toda costa evadía a Uchiha Sasuke. Ya que la culpaba de la huída de su hermano y además el chico se estaba comportando de una forma muy extraña, casi no asistía a sus entrenamientos y en cambio trataba de hacerlo todo solo. Por lo que oyera de labios de Kurenai, era una gran preocupación para la Hokage y para Kakashi sensei.

Se prometió mejorar, les iba a demostrar a todos que era fuerte. A su padre, a su familia y al Uchiha.

No lo odiaba, pero él a ella sí... Bueno, era claro suponerlo.

Si tan solo supiera que su hermano era inocente. Golpeó con furia la almohadilla de entrenamiento que estaba atada al enorme árbol, sin percatarse de que alguien la vigilaba.

—Tú conoces a Itachi, ¿cierto?— La joven se detuvo de súbito y volteó. Sus blancos orbes se encontraron con los de Sasuke.

¿Qué hacía él allí? Llevaba una mochila, pero ya no traía la banda característica de los ninjas de Konoha.

—No... ¡No sé de qué me hablas!— Le respondió sin amedrentarse. Él se acercó a la Hyūga, que trataba de parecer tranquila, sin lograrlo realmente.

—¡Hmph! ¿Crees que soy estúpido? No sabes fingir, lo intentas pero eres una mediocre... ¿Porque trataste de ocultarlo? ¡Tú sabes lo que hizo con mi familia y mis amigos! ¡Asesino al Clan Uchiha!— El joven se acercaba peligrosamente a la pobre chica pero ella seguía firme.

—Itachi-San no...— Iba a decirlo, tenía que hacerlo, pero él se lo impidió aprisionándola contra el árbol. Un leve sonrojo cubrió sus mejillas y Sasuke le habló suavemente al oído.

—Hyūga, lo voy a asesinar... Voy a vengarme...— Dio media vuelta y se alejó en silencio.

Hinata lo vio perderse en la oscuridad de la noche. Estaba sorprendida con lo que había escuchado, él mataría a su hermano.

Permaneció más tiempo allí, contemplando entre sus manos el recuerdo del hombre que amaba. Alzó la vista y una figura lentamente se acercaba hacia donde permanecía sentada.

—¡S-Sakura-San!— Gritó al reconocerla, se levantó y salió corriendo hacia la Haruno.

Los ojos de la pelirrosa se encontraron con los de Hinata.

La joven vio que estaba sollozando.

—¿Q-que ocurre? ¿E-estas bien?— De repente la recién llegada rompió en llanto y se abalanzó a los brazos de aquella adolescente de ojos perlados.

—No... Sasuke se fue y yo... Creo que voy a morir de dolor...— La Hyūga correspondió al abrazo de la chica. Ahora compartían un mismo sentimiento de tristeza y desamor, la Haruno se aferraba a los brazos de aquella tímida joven y a pesar de que nunca habían sido amigas se sintió reconfortada cuando Hinata la consoló.

Después de que Sakura se calmó, le preguntó el porqué de estar entrenando tan tarde. La Hyūga la miro fijamente, si bien tenían algo en común no podía decirle su secreto. Ideó una forma de salir de ese embrollo.

—V-voy a demostrarle a mi Clan que soy f-fuerte, en e-especial a mi p-padre...— Hinata dudo en continuar.

—¡Mmm! ¿Es solo eso?— Sakura la vio a los ojos buscando mentira en ellos e hizo una mueca de duda.

Ella siguió, muy a su pesar.

—Y buscare a Itachi-san... S-Sakura... Por favor, n-no quiero que lo tomes a mal, p-pero...— La ojiperla miro hacia el cielo nocturno.

—¿Que dices? ¿A Itachi? ¿Acaso quieres ayudar a Sasuke?— La ojijade se incorporó y la observó fijamente. ¿Quien iba a pensar que la chica que ahora estaba en frente de ella, también estaba enamorada de "SU" Sasuke? Esto tomó a la morena por sorpresa.

—N-no... Yo... ¡Amo a I-Itachi!— La Haruno abrió los ojos de par en par, ¿había escuchado bien?

—¿QUE? ¡Pero si él es un asesino!— La chica se retiró de Hinata, quien le dirigió una mirada llena de molestia por su comentario.

—¡No! Él tuvo sus r-razones y aunque haya exterminado a su Clan, no fue por su p-propia iniciativa... Hay una r-razón, que no p-puedo d-decirte... ¡E-entiéndeme por favor!- La joven se quedó meditando en las palabras que le dijera, su ahora amiga.

—Te propongo algo...— Dijo Sakura.

—Dime...—

—Vamos a entrenar hasta mejorar y ser realmente fuertes, luego buscaremos a Itachi y a Sasuke, ¿es un trato?...— La muchacha extendió su mano hacia la otra, quien la miraba muy extrañada. Pensó que sería la única solución, además no iría sola, sin dudarlo estrecho la mano de Sakura.

—Es un trato...— Ambas sonrieron y se recostaron en el césped contemplando las estrellas que brillaban en el firmamento.

Tres años después...

"Cuando cumpla quince años y si no has regresado, te buscaré... ¡Lucharé contra todo y contra todos, para estar contigo Itachi-San!"

Estas palabras no dejaban de repetirse en su cabeza. Ese día era su cumpleaños número quince y ahora era el momento de regresarle a su padre, a su familia y a su clan, todas las humillaciones de las que fue objeto. Lentamente se despertó y camino al baño, tomaría una ducha aún faltaban un par de horas para la reunión.

Cuando les demostrara que ella si era una líder capaz, iría a buscar a Itachi, porque lo amaba.

Habló con Sakura el día anterior, lo recordaba perfectamente.

La pelirrosa la citó en aquel lugar, demás está decir que a ella no le gustaba el Ramen. Cuando llegó al establecimiento se sorprendió al ver que Naruto la acompañaba y ni siquiera se dieron cuenta de su presencia, pues lentamente el rubio besó a Sakura.

Eso fue algo fuera de lo común, si mal no recordaba, se pasaban el tiempo peleando como si no hubiera un mañana.

Entonces, si ella estaba con él... Probablemente ya no irían a buscar a Sasuke y a Itachi. Eso le causo tristeza, pero quería saber que pensaba su amiga. Naruto se levantó y se alejó de allí, estaba tan soñador que ni siquiera reparó en la presencia de la joven.

—Sakura ¡Buenos días!— Saludó muy nerviosa, desde hacía tiempo que su tartamudez ya no era un problema y eso le agradaba, aun recordaba cómo se desesperaban sus amigos y su familia al escucharla hablar.

—¡Hola! Hinata-Chan... Qué bueno que viniste...— Se veía feliz y en contraste la ojiperla estaba seria.

—Veo que te llevas bien con Naruto-kun, ¿cierto?— Bajó la vista y la Haruno se sonrojó.

—¿Nos viste?— Hinata asintió levemente y Sakura no se sorprendió de esa tranquilidad que era tan común en su amiga.

—¡La verdad me alegro por ti! Pero... ¿Que paso con lo que sentías por Sasuke?— Preguntó esperando una respuesta alentadora.

—Yo... Si te voy a acompañar, no voy a desistir de ayudar a Naruto-Kun... Él no puede salir más allá de las fronteras de Konoha y por eso iré contigo a buscar a los Uchiha...— La pelirrosa parecía segura de sí, pero a la Hyūga se le hizo extraño que los llamara simplemente "Los Uchiha".

—¿Ya no estás enamorada de Sasuke-San?— Le cuestionó sin rodeos.

Ella tardó en contestar.

—No lo sé... Naruto-kun se ha portado muy bien conmigo y no estoy muy segura...— Ella cerró los puños con suavidad.

—¡Entiendo!— Suspiro, a la verdad confundida.

—Tsunade-sama nos concedió el permiso, a lo mucho serán solo seis meses los que estaremos fuera, ¿verdad?—

—Así es... Mañana nos iremos al anochecer— Respondió.

—Bien, desde hace unos cuantos días prepare mi equipaje. Por cierto... ¡Feliz cumpleaños! Por adelantado...— Sakura le sonrió de una forma tan tierna, que le hizo sentirse más tranquila, quedaron de verse a las seis de la tarde en la puerta oeste de la aldea.

Salió de improviso de sus recuerdos más recientes, ahora debía concentrarse en algo más.

El agua tibia le recorrió su bien formado cuerpo, su piel era tersa, blanca, y su cabello era más largo de lo que ella acostumbraba a tenerlo, llegándole casi a la cintura. Duró media hora, relajándose y meditando en lo que iba a hacer después del encuentro.

El tiempo pasó lentamente. Aún faltaban quince minutos y ella estaba al frente de las enormes puertas del Salón, donde estarían todos los ancianos del Consejo, además de su familia. Al llegar escucho una plática entre los allí reunidos.

—Hiashi-sama, si aceptamos estar aquí presentes es para levantar nuestra voz y decirle que evite que su hija mayor siga avergonzando el tan poderoso Clan Hyūga. Exigimos que el liderazgo lo suceda un miembro más fuerte, tal vez Hanabi, creemos que hay más potencial en ella que en Hinata-sama.— La joven sonrió tranquilamente, demás está decir que había aprobado el examen para convertirse en Jõnin. Pero había sido a puertas cerradas y había insistido para que nadie más lo supiera.

—Si, tal vez tengan razón... Francamente ha sido una piedra en el zapato, un problema y una carga para los demás. Cuando esté presente le haremos saber nuestra decisión, será desterrada...— Dijo Hiashi fríamente, Hinata tembló y apretó los puños con odio.

Odiaba a esos malditos, manejando como querían a su patriarca.

De improviso abrió la puerta y apareció ante todos ellos, estaban también Hanabi y Neji. Estos dos últimos la vieron con un extraño brillo en los ojos.

—¡Siéntate!— Ordenó su padre. Ella obedeció, aun les dejaría saborear su "victoria" un poco más, todos la miraban con indiferencia pero a ella no le importó.

—"Estimados" ancianos, padre... Si les he pedido que tengamos esta reunión, no es para oír sus estúpidas quejas, sino para demostrarles que soy apta para liderar este Clan...— Ella no continuó, pues todos los ahí presentes se burlaron con sonoras carcajadas. Hinata sintió que la sangre hervía en sus venas.

—¡No vas a demostrar nada, no quiero que me sigas avergonzando!— Soltó el patriarca viéndola con rencor y poniéndose de pie. Algo de súbito los hizo estremecerse, la joven había golpeado con fuerza la mesa destrozándola por la mitad.

—¡Estoy en mi derecho!— Gritó molesta. Nadie dijo más, a excepción de Hiashi, quien la miraba fijamente con sus blancos ojos.

—Elige a tu contrincante...—Ella lo vio a él.

—Usted, padre...— Todos se quedaron estupefactos, no creían el proceder de la ojiperla. Se miraron unos a otros confundidos.

—Yo seré tu oponente, porque el liderazgo ha pasado a mis manos.— Su hermana estaba más que decidida, aun sin haber recibido realmente la sucesión del cargo.

—¡De acuerdo! No quisiera tener que lastimarte...— Hiashi le dio la espalda.

—Espere, después derrotar a Hanabi, seguiré con usted...— El volteó a verla y no pudo ocultar su conmoción, esa era una falta de respeto. La chiquilla se burló de la triste amenaza de su inútil hermana mayor. Esta vez no tendría piedad y si era preciso acabaría con su vida, total, era lo mismo que el destierro.

—¡Momento! Hinata-sama, yo ocupare el lugar de mi tío...— Ella miró a Neji sorprendida, después de todo, al ser un genio ya se le daba más libertad en el Consejo, era el orgullo del Clan.

—Bien...— La chica asintió lentamente. Cuando levantó la vista, su padre le hizo una seña para que lo siguiera.

Caminaron lejos de ese lugar, llegando al jardín de la gran mansión. Hinata sintió la fresca brisa de la mañana, mientras observaba la blanca nieve que en ese momento comenzaba a caer.

—Hinata... ¿Que fue eso?—!Hiashi la cuestionó seriamente.

—¿A qué se refiere?— La ojiperla le contestó con otra pregunta.

—¿Cómo te atreviste a faltarme al respeto? Soy tu padre...— El hombre giró y la observó con detenimiento.

—¿Mi padre? ¿El que piensa que solo soy una molestia?— Hinata temblaba.

Él no respondió.

—Lo sabía... Nunca fui tan importante para usted, jamás recordó mi cumpleaños. Todo lo dio para Hanabi, solo era ella y yo... ¿Yo que fui en su vida?— Ella no iba a llorar, no esta vez.

El Hyūga estaba asombrado.

—¿Sabe? Aprobé el examen hace seis meses... Soy Jõnin...— Le dijo sin emoción en su voz.

—¿Que dices? ¿Eres una ninja de nivel alto?— Preguntó sin creérselo, puesto que él sabía que su hija mayor solo llegaría a Chunnin y eso si tenía suerte.

—Así es, no desee decirle a nadie ni mucho menos a usted... De todas maneras, no le iba a importar...— La joven suspiro y cerró los ojos, no quería ver a su padre, no por ahora.

Dio media vuelta y se alejó de aquel hombre que la consideraba menos que nada.

—¡Hinata!—

Ella lentamente se detuvo al escuchar la voz de su progenitor.

—No me diga más... ¿Esta listo?— Dio media vuelta y se puso en posición de ataque.

—¡Byakugan!— Gritaron los dos al mismo tiempo, luego de hacer una serie de sellos rápidamente. Hinata ataco tan velozmente que apenas Hiashi tuvo tiempo de esquivarla.

—Nunca estuviste orgulloso de mí, ¿no es cierto? ¡Pero te demostrare que soy capaz de muchas cosas!— La joven atacaba sin tregua a su padre.

—¡No lo haces mal!— Observó, pero por más que trataba de buscar un punto débil no podía encontrarlo. Su hija se había vuelto muy diestra en utilizar la habilidad que la mayoría de los Hyūgas aprendían desde pequeños. Y por un extraño giro del destino ahora le mostraba su verdadero poder.

Estaba realmente sorprendido.

Mientras tanto ella intentaba por todos los medios por derribarlo.

Él se movía igual de rápido, pero era seguro de que no se esperó lo que a continuación paso. La joven comenzó a trazar con las palmas de las manos varios medios círculos alrededor de ella y comenzó a girar sobre su propio eje.

El patriarca estaba asombrado, esa técnica era Hakkeshou Kaiten Taijutsu, lo estaba dominando a la perfección. Hiashi estaba tan admirado y no lo vio venir, ella lo golpeó en el abdomen y el pecho repetidas veces, y posteriormente le dio una patada en la mandíbula lanzándolo contra la pared de la mansión.

De pronto y gracias a su técnica, sintió el chacra de su hermana menor y de Neji, quienes al ver al patriarca caído, atacaron al mismo tiempo a la joven. Ella esquivo sus ataques concentrándose en Hanabi primeramente. Un veloz movimiento y un golpe en la nuca le hicieron caer desmayada, Hinata fue más rápida.

Aun así la ojiperla no pudo evitar que su primo la sorprendiera. Sintió correr la sangre por la comisura de sus labios, le faltaba el aire. Ella cayó de rodillas y él sonrió de lado. Hinata creyó que el muchacho la consideraba nada más que una patética mujer que no merecía ser la heredera del prestigioso Clan.

"¡Maldición! No me daré por vencida, he trabajado y entrenado arduamente para que sepan todos quien es Hyūga Hinata, no... Itachi, tengo que volver a verte..."

Forzosamente trato de levantarse, pero su primo hizo presión sobre su cabeza con el pie derecho, obligándole nuevamente a caer y literalmente a besar el suelo. El olor ocre de la sangre le hizo casi vomitar y ahora la probaba mezclada con la tierra. Apretó los puños, ese hombre la estaba avergonzando... ¿Que acaso era tan débil? Si bien era cierto, estaba peleando contra un miembro de los ANBU, pero estaba equivocado si iba a permitirle acabar con ella así de fácil. Espero la reacción de Neji, quien se acomodó en cuclillas y le halo el cabello, acercando su rostro al de la chica. Ella le miraba con furia y el chico ya había desactivado el byakugan.

Era su oportunidad.

Ella le escupió la cara.

—¡Ah! ¿Cómo te atreviste?— La soltó de inmediato y se puso de pie, mientras se limpiaba el rostro. Abrió los ojos, pero ya no tuvo oportunidad ni de meter las manos. Antes de caer en la oscuridad dijo algo que a la ojiperla le sorprendió.

—Bien... Hecho... Hinata-Sama...—