He aprendido sobre el comienzo, cuando en el universo no había más nada que oscuridad. Calma y cálida, más agradable y acogedora de lo que uno podría suponer. Nunca me he sentido tan segura que rodeada de sus brazos y alimentada por su sabiduría.

Ella fue quien me alertó de la amenaza que se acercaba al mundo que tan cautelosamente preservaba.

De manera violenta me expulsó a la realidad. Mi cuerpo ardía.

Jadeando me arrastré por el suelo y en cuestión de segundos sentí decenas de ojos posarse sobre mí. Me tomó un poco reconocerlos, pero eran reales, no parte de una visión: pertenecían a quienes me acompañaban y buscaban mi protección.

Estaba bien, me recuperaría, pero ellos no lo sentían así, y como cada vez que regresaba de mi encuentro de la oscuridad, se aproximaron a mí y me rodearon con sus cuerpos.

No podía dejar que el abrigo de los habitantes me relajara, por más que me costara horrores no ser arrastrada por el sueño, quien me tomaba de mis extremidades e intentaba arrastrarme a su lado.

Me puse de pie, apenas podía soportar mi propio peso, pero no podía permanecer quieta, no sabía por cuánto tiempo descansaría. Podía ser hasta el amanecer o hasta la siguiente década.

Debía enviar un grito desesperado de auxilio. No podría detener esto por mi cuenta.

Alcancé una de las salidas y elevé mi cabeza hacia el cielo nocturno. Pude sentir mi mente ir más allá de lo que veía. Más allá de los árboles, las piedras, de la mirada curiosa de quienes merodeaban el exterior.

Busca, busca, busca, da con aquella otra entidad con la que tantas veces me he conectado.

Lo encontré.

–Acude a mi llamada, por favor.

No pude decir más nada. Mi cuerpo se desplomó sobre el suelo, agotado. Y mis ojos se dirigieron nuevamente al cielo, con la desgarradora idea de que sería la última vez que lo vería tan bello como en aquel momento.

Sentí las garras del sueño clavarse en mi piel, furiosas por haberme resistido. Estaba bien, ahora podía arrastrarme al abismo por todo el tiempo que quisiera.

Era el precio que pagaba por ver más allá del tiempo.

Solo esperaba poder volver a despertar.