No soy dueño de Street Fighter, solo de mi OC.

- "Bonita noche, sí, bonita noche, como la describiría Edgar Allan Poe, pero tendría listo su escenario, ese lado oscuro del Mundo, para mí, yo estaba en esa obra suya, estaba metido en la tristeza, la depresión y el dolor. ¿Cómo pude ser tan tonto? Dios, ¿qué clase de persona puedo ser? Estoy solo en mi casa, llueve, hace frío, la televisión está apagada, la computadora mía encendida pero no estoy conectado al Facebook, estoy leyendo libros tanto de mi biblioteca, como de la Web, pero a la vez, me siento solo, trato de pensar, reflexiono y luego quiero ser una buena persona, pero la sociedad no me entiende. La gente me rechaza, aquellos que una vez ayudé, ellos me dejaron de lado, ahí me considero que fui un tonto, sí, ahí mismo. Nunca debería confiar en gente que dice ser tu amiga y te traiciona" Pensaba, mientras que estaba ocupado, leyendo, tratando de alejarme del dolor, solo estaba en mi viaje hacia la respuesta que me haría falta.

Estaba agotado del sueño, el reloj marca las 12 de la medianoche y yo sigo despierto, hacía una semana que no dormía o dormía poco, creo que es parte de mi depresión que he sentido, no puedo mantenerme dormido, pierdo el sueño.

¿Quieres escuchar mi historia de por qué estoy triste? Bueno, los "amigos" que conocí me dejaron de lado y me empezaron a tratar fríamente, el amor de mi vida se fue, cuento con mis verdaderos amigos, pero no me siento contento, he tenido problemas para dormir, insomnio, estrés y hasta estoy medicado, mi psicólogo dice que yo puedo salir de esto, en la Facultad voy muy bien, sin ningún problema, pero, cuando ves mi rostro, notas que hay un vacío que no tiene un límite, todo es abandono y tristeza.

Me levanto de la silla y me preparo un café, mientras que se empieza a escuchar a "Finch´han del vino. Don Giovanni" de Wolfgang Amadeus Mozart.

Comienzo a sentir las lágrimas, mientras que respiro hondo y tengo esos malditos recuerdos de la traición, la mentira y el engaño, las mismas lágrimas que caen de mis ojos y empapan la mesada de mármol y el llanto se confunde con la lluvia que cae y empapa las calles, las flores, los árboles, las casas y los edificios.

¿Quién soy? ¡¿Quién soy yo?! Me preguntaba cada vez más, estaba totalmente perdido en ese mar de dudas y preguntas. Agarro mi café y comienzo a tomar, mientras que leo en mi computadora, trabajo en mis proyectos, escucho música y veo películas en Internet, esa es la forma mía de pasar la noche.

- "Aquel que pierde sus facultades como ser humano, no puede considerarse luego uno mismo, ya que este se quedará rebajado al nivel del ser bruto y salvaje" Se dio su lección el joven, mientras que daba otro trago a su café, tratando de hallar un camino de filosofía correcta para poder ser feliz de nuevo.

Pensé y me dije que fui engañado, solo creo que la gente egoísta es la que no tiene un final feliz en sus vidas, ellos pagan todos los "platos rotos".

Estaba a punto de caer dormido, cuando me levanté de la silla y comencé a caminar hacia mi habitación, abrí el ropero y saqué uno de los tantos trajes, no iba a salir, pero quería tener allí mi cita conmigo mismo, esa noche de lluvia, mirando alguna que otra película antigua por la televisión o navegando por Internet hasta que me llegara el sueño y me fuera a dormir, esas eran mis formas de entretener o tal vez, arriesgarme y salir bajo esa lluvia fría que caía sobre las calles de mi barrio.

Abrí con un ademán mecánico una de las puertas del ropero y tomé una de mis tantas camisas blancas con botones, unos pantalones gris con el cinturón de hebilla plateada, mi saco, del mismo color que los pantalones, pero estos dos últimos eran a rayas plateadas, como la hebilla, una corbata negra y mi sombrero gris, también como las demás prendas del conjunto que tenía, entre otras que también tenía guardadas.

Después de vestirme, fui al espejo del baño y me miré a mí mismo en el mismo.

- Será una noche para mí mismo. Me dije al reflejo del espejo y luego me fui para la televisión, para ver alguna película interesante, europea o argentina, tal vez alguna de Oriente, por ahí, eso lo iba a decidir yo qué película iba a ver esa noche.

No hallé nada bueno y volvía mirar en la computadora mía alguna película o anime interesante, pensé de nuevo, esto es horrible, esto es deprimente, pero qué puedo hacer. Nada, simplemente nada.

Había optado por dormir un rato, tal vez me levantaría más tarde, me tomaría unas pastillas para dormir, las cuales me recetó mi psiquiatra y de ahí, estaría descansando, bajo los efectos medicinales.

Me desplomé sobre la mesa, mientras que dormía y entraría profundamente en la fase de sueño profundo, no quería despertar hasta el otro día, quería dormir un buen rato, solo quería estar tranquilo, nada más.

Afuera de su casa, sobre las calles empapadas por las lluvias, caminaba una figura protegida de esa torrencial lluvia, al ver que todo estaba desierto, buscando un lugar para hospedarse, se acercó a una de las casas, donde estaban las luces encendidas.

Esa figura tocó el timbre y esperó.

Al retumbar el sonido del eco del timbre, sacó a aquel joven de su sueño, miró para todas partes, tenía los frascos de pastillas a su alrededor con un vaso de agua aún lleno.

- ¿Qué? ¿No estoy muerto por las pastillas? Se preguntó, mientras que sabía que alguien estaba tocando el timbre de su casa.

Se escucharon otros dos más timbrazos más y acto seguido, el joven tomó su sombrero y bajó las escaleras.

- ¡Espera, ya voy! Pidió tiempo, mientras que abría con las llaves la puerta de entrada.

Al abrir la puerta, se encontró con una chica de cabellos castaños, ojos color café, labios definidos, llevaba un quipao de color azul con detalles en oro, botas blancas de combate y un leotardo azul oscuro con pantimedias color café puro y bragas azules.

- Buenas noches. Dijo aquella chica, mientras que el chico la miraba y no decía nada, era de China, podía reconocer su aspecto.

No dijo nada.

- Oh, disculpe, no me debe entender, disculpe, buscaré otro sitio. Se disculpó la oriental, mientras que se iba caminando y se dirigía hacia la otra cuadra, pero el chico reaccionó a tiempo y tomó su paraguas, abrió la puerta y luego el paraguas.

- ¡Espere, espere! Le dijo, mientras que salía corriendo, se detuvo ante un farol que iluminaba las calles junto con los demás y de ahí, la china se detuvo.

- ¿Me entiende? Preguntó ella.

- Sí, disculpe, estaba medio dormido. ¿Qué desea? Le pidió disculpas el chico de cabellos negros, mientras que la extranjera lo miraba, vestido a la manera de los años 20-30.

- No pasa nada, pensé que usted no me entendía, jaja, mire, estoy buscando un lugar para hospedarme esta noche hasta pasado mañana, ¿puedo quedarme en su casa? Le preguntó ella.

- Sí, por supuesto, pase, vivo solo. Le respondió el joven, mientras que le daba su paraguas y la cubría del agua.

- Gracias, muchas gracias. Le agradeció ella, mientras que entraban la casa del joven y él cerraba la puerta.

- No es nada, sea bienvenida, Señorita... Dijo el chico, mientras que preguntaba por su nombre.

- Chun-li, agente Chun-li de la Interpol. Se presentó ella.

- Mi nombre es Leopoldo Vladimir de Rosas. Le dio su nombre.

- ¿Rosas? ¿Desciende del "Restaurador de las Leyes"*? Preguntó ella.

- Así es. Respondió el joven.

- Tiene el carácter de caballero de él, usted. Le dijo Chun-li, mientras que reconocía que él era un buen Caballero ante ella.

El joven se apoyó en una de las paredes y se sintió mareado, comenzó a sentir que su corazón se aceleraba.

- Oiga, ¿se encuentra bien? Le preguntó Chun-li, mientras que el joven agachaba la cabeza y trataba de estabilizarse.

- No, no, no lo estoy. Le respondió, mientras que se sentó en el descanso de la escalera.

- ¿Cuál fue el problema? Le preguntó ella de nuevo, de modo detective.

- Yo. Yo soy un bueno para nada. Respondió, mientras que sentía todas esas voces que lo culpaban injustamente.

- No, no diga eso, ¿qué fue lo que pasó? Quiso saber la china.

- Los amigos que una vez tuve, los que decían estar contigo, hasta tus familiares, todos te dan la espalda, muy pocos están conmigo, el resto me abandonó. Le respondió, eso puso mal a su invitada.

- Lo siento mucho. Se disculpó ella; mientras que quería saber más sobre él.

- A los pocos días, me diagnosticaron "Depresión Severa", trabajo y estudio, no sufro en esos campos, pero estoy teniendo episodios de insomnio y ataques de ira, sumado a eso, tuvo intentos de suicidio. Le contó a ella, mientras que ella se sentó a su lado.

- Lo siento mucho, pero la depresión no está bien, no debes suicidarte, eso es horrible, ¿qué dirían tus amigos que son leales? Se pondrían tristes, desciendes de un personaje muy importante de tu país, representas a tu descendiente, llevas la Bandera Federal en tus manos. Le contó ella, tratando de darle ánimos.

- Intenté salir adelante, pero me mantuve encerrado por días y hasta estuve internado en el hospital, nadie me vino a ver, no me aceptan porque soy inteligente, todos los demás van por otro camino. Mi abuelo, él estuvo en la Mafia, él era el Don de la Mafia en Sicilia, Nueva York y Chicago, yo soy de esa rama, él quería que fuera a continuar el negocio, pero temía de que me encerraran. Le siguió contando el joven.

- Te entiendo. Bueno, yo perdí a mi padre y a toda mi familia cuando era una niña, asesinados por , maldito monstruo. Logré eliminarlo y calmar los fantasmas de mi familia. Contó Chun-li su historia.

- Tuviste suerte, a mí me han dejado de lado toda mi familia, salvo la rama de Italia, el resto me dejó, hasta los amigos con los que tuve para ir a los eventos de anime y manga, con todos ellos, me dejaron. Ahora estoy bajo medicación, mi psiquiatra me dijo, con mi psicóloga, que debo estar medicado, escuchar música relajante y asistir a terapia una vez por semana. Le siguió contando.

Ambos subieron por la escalera y de ahí, se podía escuchar la Opera que Leopoldo había dejado puesta en su computadora, pero cuando Chun-li vio todos esos libros que tenía y la buena situación económica del chico, ella encontró varios frascos con pastillas sobre la mesa y el vaso.

- ¿Qué es esto? Preguntó la china.

- Sufro mucho y hoy, bueno, tuve una llamada de insultos de una "amiga", si se supone que era mi amiga, que me insultó por cualquier cosa y luego me deseó que estuviera muerto. Hoy tuve que ir al funeral de mi abuela, estuve tan quebrado y hundido, que bueno, hoy me quise suicidar. Pero no me dejó. Todos los que somos de la rama italiana, todos los que somos de la Cosa Nostra, nos tratan como si fuéramos monstruos. Llevamos siempre los insultos de esta sociedad que desprecia a los Italianos. Le contó Leopoldo.

- ¿Y nunca les hiciste frente? Preguntó Chun-li, entristecida.

- No, sus familias son poderosas y no quiero que la Cosa Nostra se pelee con ellos, hay que mantener a la familia, pero me duele tanto que al propio nieto del Don lo traten como basura. Le explicó, mientras que ella lo calmaba.

- Oye, no tienes por qué llorara, siéntete feliz de lo que eres, ellos no te conocen. Le calmó Chun-li.

Flashbacks: - ¡Vuelvan aquí! Les gritó uno de los padres de los ex-amigos de Leopoldo.

- ¡Ni en pedo, careta! Le respondieron los leales al chico.

- Yo los conozco a todos, sí, manga de mafiosos, infelices. Sobre todo al de allí, vos sos Leopoldo Vladimir de Rosas, tu abuelo era un hijo de puta, maldito asesino de la Cosa Nostra, me alegro muchísimo de que ahora esté ardiendo en el Infierno por sus crímenes. Le lanzó un insultó hacia la figura del abuelo de Leopoldo.

- Mi abuelo estuvo en la Segunda Guerra Mundial, protegiendo a Sicilia de los malditos como ustedes, Pro-EEUU de mierda. Le respondió Leopoldo.

- Todos ustedes irán a la cárcel, menos el de negro, ya que está solo y sin su abuelito, muerto italiano. Le insultó a todos.

- Vuelve usted y sus hijos a insultar a mi abuelo, juro por Dios, que los voy a matar. Juró Leopoldo vengarse.

- Bien muerto está ese viejo, bien muerto y se lo merecía. Se lo refregó en la cara el padre de uno de los ex-amigos de Leopoldo, cosa que lo hizo estallar de furia.

- ¡Ahhhhh, lo voy a matar, lo voy a matar, hijo de puta, CON MI ABUELO NO TE METAS, MALNACIDO, ANDA REZANDO QUE NO ME NOMBREN DON DE LA COSA NOSTRA, PORQUE VOY A IR POR VOS Y TU FAMILIA, LO JURO, LO JURO POR DIOS, VOY A MATARLOS A TODOS USTEDES, MALDITOS! Le gritó el chico, mientras que trataba de tirar abajo la puerta, pero sus amigos lo detenían.

- ¡Volve acá, volve acá! Le desafió su rival.

- ¡MI ABUELO ESTUVO EN SICILIA Y EN FRANCIA, HIJO DE PUTA! ¡MI ABUELO PELEÓ TAMBIÉN EN ÁFRICA DEL NORTE! ¡MALDITO! ¡OJALA TE MUERAS CON TODA TU FAMILIA! Le deseó Leopoldo, mientras que se iban de allí.

Fin del flashbacks: - Insulto a mi abuelo. Le dijo Leopoldo, mientras que sentía como sus lágrimas humedecían sus ojos.

- Lo siento mucho, Leopoldo, lo lamento muchísimo por todo lo que has pasado. Perdonó Chun-li al chico, mientras que lo abrazaba.

- Mi abuelo estuvo en varios frentes, incluyendo el Norte de África, junto con el Mariscal Erwin Rommel*. Dijo, mientras que se iba calmando.

- Tranquilo, no debes ponerte así, ¿qué dirían ellos, tus antepasados? Le preguntó la oriental.

- Estarían muy tristes. Le respondió.

- Eso mismo, tú eres un chico fuerte e inteligente y sé que podrás resolver esto. Le dio ánimos ella, mientras que lo hacía sentir mejor al chico.

- Gracias. Le agradeció, mientras que ella sonreía, Leopoldo pudo ver dibujada esa sonrisa en sus labios, luego del drama, ella se dirigió hacia el baño para darse una ducha y él prepararía la cena para su invitada.

Por ahora, se sentía mejor, pero el dolor no se iba y solo con la compañía y la charla, eran la mejor medicina para hacerle frente a ese flagelo que siempre lo hostigaba bastante en su rutina diaria.

Mañana capítulo 2 y último, son dos partes :). Dejen reviews n.n. Y seguiré con las demás historias y proyectos :3. Que tengan un buen Miércoles para todos ustedes :D.