Nota de autora:
Bien, como pueden ver esta es una nueva historia en la que nuestra protagonista se verá envuelta en un viaje extraño y lleno de emoción. Este fanfiction narra la historia de una pareja extraña. Esta narración está ambientada en un futuro donde reina la paz; más allá del arco del Super Androide 17. Como siempre se ha de decir, estos personajes pertenecen a Akira Toriyama yo solo hago uso de ellos para diversión y sin ningún ánimo de lucro.
Espero que les guste esta historia y, sin más, procedo a dejarles leer.
Prólogo
—Nunca te lo... perdonaré —sollozó la joven de cabellos azules intentando librarse de aquella mano que apretaba con fuerza su cuello. Pataleaba intentando tocar el suelo con sus pies, cosa que era realmente imposible. Sentía que el oxígeno comenzaba a faltar y que empezaba a perder el conocimiento. Estiró una de las manos que, un segundo atrás, se aferraban con todas sus fuerzas a la muñeca de aquel hombre que intentaba asfixiarla. Intentó rozar su rostro con la punta de los dedos, deseando olvidar aquella expresión marmórea y burlona que le devolvía. Dejó caer ambas manos lentamente, sintiendo que todas las fuerzas abandonaban su cuerpo, y cerró los ojos. Apenas notó como él liberaba su garganta de la presión antes de comenzar a caer al vacío. Agolpó un poco de fuerza en uno de sus brazos estirándolo hacia él, tendiéndole su mano para aferrarse a la suya, pero sus dedos simplemente acariciaron el aire—... La... Lapis...
Perdió el conocimiento antes de caer al suelo de aquella ciudad completamente devastada; en aquel mundo completamente devastado. Y fue ese momento en el que se preguntó cómo podían haber terminado las cosas de esa manera.
Capítulo 1. Decisiones
Era todo demasiado frágil para poder capturarlo en una explicación simple como la que le habían intentado ofrecer tiempo atrás, cuando había encontrado aquella extraña máquina a medio reparar en el laboratorio de su madre. Bulma la había observado con poco interés antes de decirle cuál era su razón de existencia, a lo que la jovencita se había sentado a escuchar la historia de su hermano venido del futuro.
Para Bra, aquel Trunks no era para nada igual que su hermano mayor. Adoraba al dulce Trunks, pero aquel hombre que su madre le describía era más parecido a su padre: un superviviente. También había oído miles de veces la historia de los androides asesinos; C-17 y C-18. Pero, contra todo pronóstico aquellas historias no causaban pavor en la jovencita, sino todo lo contrario.
Por esa razón, tras mucho meditarlo, aquella noche había tomado la decisión más complicada de toda su vida. Se miró en el espejo de su dormitorio y sonrió orgullosa. Ella siempre había sido una jovencita hermosa y bastante mimada. Nunca había tenido la necesidad de empuñar un arma o pelear, como había sido el caso de su padre y hermano, sin embargo, aquella vida tampoco había llamado demasiado su atención... hasta que había comenzado a escuchar sobre aquellas historias de su madre.
Cerró con cuidado la mochila que había preparado, metiendo entonces las cápsulas en uno de los bolsillos de aquella bolsa. Ropa, provisiones, un vehículo y algunas cosas que podrían serle de utilidad. Se echó la mochila al hombro y observó todo lo que la rodeaba, intentando encontrar algo que pudiera delatar lo que estaba haciendo. Supo que nadie podría esperar lo que estaba a punto de acontecer, ya que ella había dado pocas muestras de sus intenciones. La única persona que podría sospechar algo ni siquiera se encontraba en aquella casa.
Bra caminó por los pasillos de forma cuidadosa, completamente engullida por sus pensamientos. Se adentró en el laboratorio de su madre, mirando a ambos lados para asegurarse de que no había nadie alrededor. Bulma había repetido en más de una ocasión que no tenía intención de arreglarla, puesto que su otra yo la había construido con una necesidad que ella no tenía. Pero, con el tiempo y su terquedad, la mujer de pelo azul había terminado haciéndolo por el simple hecho de saber que podía hacerlo.
Miró por última vez su móvil y le mandó un mensaje a Marron, su mejor amiga, antes de flotar hacia la entrada de la cápsula. Aprender a volar no había sido complicado, muchos años atrás, más complicado había sido aprender a pelear. A pesar de que ella parecía mucho más humana su padre se había empeñado en hacer que la pequeña aprendiera lo básico en artes marciales, lo que la preparaba para recibir un entrenamiento adecuado en caso de que deseara pelear en algún momento. La jovencita había terminado acudiendo a un dojo, en la ciudad por petición propia, asegurándole a su madre que no haría uso de la fuerza sobrehumana que habitaba en su interior. A pesar de todo había dejado atrás aquella época en la que jugaba en el tatami y se había decidido a entrenar con los mayores. Le había pedido ayuda a su padre, pero él se había rehusado a entrenarla más allá de la defensa personal. Trunks y Goten habían comenzado a entrenarla, no obstante, Vegeta casi les da una paliza a ambos al ver lo que estaban haciendo con su pequeña.
Se adentró en la cápsula y se acomodó en el asiento de forma cuidadosa. Sabía que no era buena idea jugar con el tiempo, que podía causar grandes estragos, a pesar de lo cual pulsó el botón para cerrar el cristal. Acomodó a su lado la bolsa de viaje que llevaba consigo y trató de recordar bien todo lo que había hecho. Pulsó unos cuantos botones y giró la llave para activar la máquina. Las coordenadas estaban ya puestas, debido a que aquella máquina venía del mismo lugar al que ella deseaba dirigirse. El sonido que emitió hizo que la joven temiera haber despertado a su familia. Miró alerta hacia todos lados y buscó algún aumento de ki dentro de la casa, pero no encontró nada. Sonrió orgullosa antes de que la máquina desapareciera en el aire.
