DISCLAIMER: Sailor Moon no me pertenece, Naoko Takeuchi es la persona quien creo tan maravillosa historia. Los personajes de mi historia son tomados de la serie Sailor Moon de esta espectacular Mangaka.

Darién: Médico, sexólogo y locutor de radio.

Serena: Modelo famosa y muy sexy.

Diamante: Escritor de revistas. Verdugo de Darién, siempre ha envidiado al pelinegro.

Andrew: Amigo Incondicional y compañero de trabajo de Darién.

Lita: Productora de Darién

En Londres Inglaterra ciudad Cosmopolita, el Terapista de pareja Darién Chiba habla de sexo...y todo el mundo escucha.

El Doctor Darién Chiba era una eminencia frente a los londinenses. Todo el mundo hablaba de él, de sus brillantes ideas, de lo sexy y lo especialista que era en te mas sexuales. Ninguna mujer seria capas de resistirse ante semejante hombre.

Por su parte Diamante Black Moon ex compañero de Darién y futuro verdugo, aguardaba frente a la emisora donde trabaja el que alguna vez fue un inocente estudiante de medicina. Maldecía cada día de la inmensa suerte de aquel pelinegro.

El programa radial fue un premio que aquel joven no se merecía, digamos que fue azar. El artículo había sido de su autoría, era cierto. Darién Chiba no quería, pero la directora de la emisora Rei Hino, había insistido. No era tonta, desde luego. Esa promoción era muy importante porque podría conseguirles emisión en todo el país. Y eso significaba Cash Money.

A menos, claro, que Diamante estuviera en lo cierto. Y si era así, el escándalo se escucharía hasta en Taipéi y acabaría de un tajo con la carrera de Darién Chiba y su futuro verdugo se embolsaría un montón de dinero escribiendo artículos.

Ojalá estuviera seguro.

Diamante volvió a mirar a la emisora y a un cartel que hablaba de la eminencia de Londres. Aunque poco menos de 3 metros, Darién seguía pareciendo un virginal ratón de laboratorio, aunque con una apariencia metrosexual que no lo terminaba de convencer. Con el pelo corto y esos enormes ojos azules parecía la viva imagen del pecado... y ese era el anzuelo. Como decía el anuncio, el hablaba de sexo y no había quien se resistiera. Hablaba de sexo sin tapujos, sin miedos. Y era la comidilla en las oficinas, en el metro, en la cola del supermercado... Todas las mujeres soñaban con una noche con el.

Diamante hizo una mueca. Había visto muchas estrellas fugaces en la radio y Darién Chiba se ría la más fugaz de todas. El se encargaría de destruirlo.

En el fondo, iba a hacerle un favor. Tenía que aprender lo dura que era la vida. Sobre todo, en una ciudad como Londres.

Y todo gracias a su estupidez o quizás a su suerte. Si no hubiera encontrado a la antigua ex novia de Chiba, si no hubiera ido hasta Estados Unidos única y exclusivamente para entrevistarla, si Ami Mizuno no le hubiera contado todo sobre el Doctorcito chiba, el artículo no le habría interesado a nadie. Pero un escándalo... eso lo. Cambia todo. Eso vende revistas por montón. Y eso significa dinero. Dinero para dejar el asqueroso inquilinato en el que vivía y mudarse a uno en la elegante ciudad luz y quizás lejos del futuro escándalo.

Ahora, que además, pudiera despedazar a Darién, era la cereza del gran pastel.

Darién Chiba era como varios de sus compañeros universitarios, atlético, inteligente y económicamente bien. ¿Qué había hecho Chiba para merecer aquel trabajo? ¿Tenía un título universitario? Millones de mujeres a sus pies. Que estupidez.

Darién Chiba era un fraude. Y Diamante iba a desenmascararlo.

El ruido de motos, carros y de una multitud de periodistas lo hizo voltear inesperadamente. Era una mujer bajando de una limosina, que estaciono cerca de la puerta. Solo podía ver sus enormes y torneados pechos, los vaqueros que se entallaban en sus pronunciadas caderas, pero cuando dejo ver una hermosa y larga cabellera rubia, supo que era Serena Tsukino, la famosa modelo. Otra de esas que salen en las revistas de caballeros mostrando las piernas y lo que tienen en medio de ellas, rodeados de gente tan rica y famosa como ellos. Aunque, todos sabemos que su cuerpo es lo único que las lleva a saltar a la fama.

Pero allí había un artículo, estaba completamente seguro. No sabía de qué estilo, pero un buen artículo.

Serena se movía con cadencia, con seguridad. Y tenía todo lo que hay que tener para dejar a cualquier hombre erecto. Incluso Diamante que poco sabia de las mieles del amor era inmune a sus encantos. La había conocido en una fiesta benéfica, al menos el la recordaba, dudaba mucho que ella lo hiciera, como las demás, sintió la tentación de darle su número de teléfono. Como si fuese posible una relación entre esos dos...

Ese sí sería un buen artículo, Diamante el feo amado desaforadamente por la bellísima modelo. Se carcajeo por dentro. La modelo era toda una hembra, tenía su propio carisma y nunca pasaba desapercibida. Era toda una tentación andante. Los hombres tenían posters en sus baños y la invocaban en sus noches de soledad... Y no es que yo lo haga. Pensó.

Serena sería perfecta para su artículo. ¿Pero como hacer que este Dios del sexo Oral, se uniera con esta reina del sexo corporal? La alarma de su reloj, lo despertó de su letargo. Tenía que subir a la emisora para hacer la entrevista.

—Bueno amigos radioescuchas- estaba diciendo Darién, con los auriculares puestos y una taza café en su mano. -Estoy con Diamante Blackmoon, de la revista Fabulosity, que desea entrevistarme por el éxito de este programa. Mas adelante, si lo desean pueden aportar a la entrevista- agrego, mirando a su invitado. -Dígame, Señor Blackmoon, ¿qué quiere saber?-

—Es usted mucho más joven de lo que pensaba-.

Darién lo molestaba ese tipo de preguntas ¿acaso la juventud es sinónimo de inexperiencia? Pensó.

- Cumplo Treinta dentro de unas semanas-

—¿El título es real o usted se lo invento?- Pregunto el periodista.

Darién rio falsamente. Diamante le caía fatal. No le gustaba su forma de mirarlo. Tenía una expresión malvada, cínica, quizás diabólica.

—El título es real. Soy Medico y máster en Sexología por la universidad de Nueva York- Respondió el pelinegro.

—¿Cuándo terminó la carrera?- Pregunto de nueva cuenta el entrevistador.

—Hace dos años-

—¿A los veintiocho?- Interrogo nuevamente

—Sí. Me matriculé muy joven en la universidad- Respondió Darién.

—Qué impresionante. ¿Y a qué edad empezó a hablar de sexo o a practicarlo?-

—A los veintitrés, en una emisora local. El programa se llamaba «Sexo a la vanguardia» y era muy popular entre mis compañeros-

—¿Popular o polémico?-

—Si la verdad le parece polémica...-

—¿La verdad?-

—Yo hablo de sexo. Y eso es algo poco común, acéptenlo. Hablo de sexo normal, homosexualismo, de masturbación... ¿Acaso usted nunca se ha masturbado?-

—El entrevistado no soy yo, además tengo entendido que hay muchos grupos que lo han denunciado-

—Sí, pero son denuncia de gente sin visión, mojigatos, frígidas e impotentes envidioso del sexo salvaje y la pasión inexistentes en sus vidas. Además, cada quien es libre de escucharme si lo desea y el horario es el adecuado— replicó Chiba.

—Pero han intentado cancelar tu programa. Supongo que lee los periódicos-

—No leo, hay mejores cosas que hacer por las mañanas- Rio pícaramente.

Diamante sonrió, sarcástico, su cama siempre estaba vacía, y Darién maldijo a Rei y su excesivo deseo de audiencia acosta de lo que sea.

—¿Alguna vez habla de la castidad?- Pregunto el peli plateado.

—¿Es tu caso?- Bromeo Darién, cosa que molesto al entrevistador. –Disculpa solo bromeaba. Hace dos días. Le dije a una oyente de dieciséis años que mantuviera las piernas cerradas. ¿Eso cuenta?-

—¡Pero anoche le explicó claramente a una mujer cómo debía masturbarse!-

—¿Y que tiene de malo? Alguien tiene que hacerlo, además es sano, no proliferan los embarazos no deseados y las enfermedades se mantienen a raya-

—¿Y qué van a decir los líderes religiosos?-

—Gracias por ese dato invaluable- sonrió Darién, mirando hacia la cabina de producción.

Su productora, Lita, tenía una ceja levantada y Motoki, más conocido como «Andrew», le hizo una seña indicando que iban a publicidad.

—Estamos con Diamante Blackmoon, de Fabulosity. Nos vamos, pero volvemos enseguida- dijo el pelinegro, quitándose los auriculares.

—¿Tengo tiempo de fumarme un cigarro?- Pregunto Diamante.

—Sí, claro. Hasta dos si estas muy estresado- Contraataco Darién.

Diamante salió con el seño fruncido del estudio y Andrew entró, sonriente.

—Por ahora vas mas o menos tres cuartos-

Después de comprobar que todos los micrófonos estaban apagados, Darién se volvió Andrew.

—Esto me parece una real payasada- Argumento el pelinegro.

-Yo opino lo mismo, pero donde manda capitán no manda marinero y Rei así lo sugirió. Lo que menos me gusta es que sea en directo —dijo Andrew.

—¿Qué más da? Al final, va a escribir lo que le dé la gana, lo único saludable es que le he dado lidia-

—Sí, pero esto es la radio. Y lo que nos importa son los números. Tiene que escribir un buen artículo, algo provocativo-

Mientras hablaba estaba mirando hacia la cabina de producción, donde Lita charlaba con Ziosai, el disc-jockey de la emisora. Que aparte buena gente, era guapo. Andrew nunca le había dicho nada, pero Darién sabía que estaba loco por Lita. Y que nunca haría nada porque Ziosai tenía veinte años la misma edad de lita, doce menos que el. Además el creía que ella era demasiado mujer para un viejo de 32. Qué bobada. El amor es el amor y la edad no tiene importancia.

—¿Andrew?-

-¿Qué?-

—¿Esta buena?-

Su amigo se desencajo ante tal pregunta.

—¿Quién?-

—Quien más. Lita. Yo se todo sobre mujeres y tu y ella me dan buenos augurios-

—Sí, claro. ¿Y como puedes saberlo? Acaso ¿Cuándo fue tu ultima relación? Además eres sexólogo no astrologo-

—No hay que leer las estrellas para saber que ella te tiene estrellado- Agrego Darién.

—Bonita analogía, pero no tiene nada que ver con el tema. Te conozco hace años y nunca te he visto salir con nadie-

—Es que tengo muchas cosas que hacer-

—Mientes. Lo que pasa es que eres un adicto a la teoría de tu trabajo pero te veo mal en la praxis-

—Lo sé. Pero estoy intentado relajarme-

—¿En serio? O es que no ha habido un buen acoston hace mucho-

—¡No!... digo si, mejor cállate-

—Pues no te relajes tanto que eso causa impotencia-

Darién se puso los auriculares y pulsó el botón del micrófono.

—Estamos en la PQEK. Soy Darién Chiba y Diamante Blackmoon me está entrevistando para la revista fabulosity...-

Suspirando, Andrew abrió la puerta dejando pasar a Diamante, que llegaba corriendo.

Cuando miró hacia la cabina de producción, vio que Lita seguía allí. Alta, sexy... un chica de oro. Además, era una de las personas más encantadoras que había conocido nunca y... si no dejaba de pensar en ella, tendría que pegarse un tiro.

Lita era soltera y Andrew sabía que debía tener muchos pretendientes.

Debería invitarla a cenar, pensó. Tomar el toro por los cuernos. Darién siempre decía en su programa que el miedo impedía pasarlo bien y que no había problema si nuestra primera cita terminaba en la cama. De modo que. Si quería acostarse con Lita, lo que debía hacer era decírselo claramente. «Atrévete», como solía decir Darién.

Imposible. Andrew dejó escapar un suspiro mientras esperaba en la cabina. Pero lita estaba leyendo y ni siquiera levantó la mirada. Trágico.

A lo mío, pensó. El trabajo es la mejor medicina, aunque también sentarse en agua fría.

Andrew monitoreaba el programa a través de un ordenador. Cuando recibían una llamada que punteara el rating, tecleaba el nombre de la persona y el tema del que quería hablar y le daba paso. En cada programa tenían cientos de llamadas y aquella noche no era una excepción.

Diamante sabía que estaba perdiendo terreno. Darién era más hábil de lo que había pensado. Sobre todo, siendo tan joven. Ya era locutor locutora de radio. A su edad, el estaba toda vía en la universidad por que deserto de la medicina, no tenía novia y estaba gordo y lleno de acné.

Y, para rematar, Darién era más apuesto en vivo que en fotografías. Labios gruesos, piel latina. Alto... Y no es que yo sea marica. Pensó. Pero… ¿por qué no tenía un grano o un diente chueco? No, los problema de dentición no son para gente tan popular como Chiba, sino para gente como el. En el artículo, de seguro tendría que describir que el hombre le falta poco para ser perfecto. Qué desgracia.

—Tenemos una llamada- Dijo el pelinegro sacando de sus pensamientos a Diamante.

—Hola soy Molly-

—Hola, Molly- saludo Darién—. ¿Qué querías preguntar?

—Pues... estoy nerviosísima, tu voz es tan ardiente-

—Gracias, pero habla sin miedos que no voy a morderte-

—La otra noche, cuando habló con Kelly, sobre como la sedujo un chico...-

—Cómo ella dejó que la sedujera —corrigió Darién.

—Bueno, ya. De eso quería hablar-

—-De que una mujer no puede ser seducida si ella no lo desea-

—Sí-

—Cuéntame-

—No sé. Es que hay chico en mi trabajo... Kevin. Esta bellísimo y muy gracioso. De esos que pueden tener a cualquier chica con solo pedirlo-

—Ningún hombre puede tener a cualquier chica-

—Bueno, yo tengo novio... y no es que haya hecho nada con Kevin, pero

si me lo pidiera le diría que sí-

—¿Por qué? ¿Qué tiene ese Kevin que lo hace tan irresistible?-

—No lo sé. Es lindo-

—¿Te acostarías con cualquier hombre lindo que te lo pidiera?-

—No- Espeto Molly.

—Entonces tiene que ser otra cosa-

—Sí, no sé. Es que me mira de una forma... Que parece saber lo que pienso-

—Estupendo, ¿Te acostarías con cualquiera que te mi rara atentamente?-

—No. Pero es que el tiene un no se que-

—Admito que hay personas que son muy seductoras, pero, esa no es razón para acostarte con el solo por que si. ¿Qué más?-

—No lo sé, se lo juro. Es una combinación de cosas, supongo. Cómo habla, cómo se ríe. Cuando entra en mi despacho no puedo respirar. Tiene magia-

—No creo que tenga magia. Lo que pasa es que es un hombre seguro de sí mismo. Sabe que las mujeres se vuelven locas por él y su objetivo es precisamente ese-

—¿Usted cree?-

—Escúchame, Molly. Si quieres acostarte con él, Hazlo. Si no quieres acostarte con él, no lo hagas. Pero no te mientas a ti misma, acepta que lo dejaste seducirte y que te gusta. Se fuerte.-

—¿A usted nunca lo han seducido?- Interrogo Molly.

—No. Ni una sola vez-

Diamante decidió entonces que era el momento de intervenir:

—¿No cree que la química tiene algo que ver?-

—En absoluto. Puede haber química entre dos personas, pero la sola idea de creer que un hombre o una mujer pueden ser seducidos a un así no quieran es ridícula. Las relaciones, por fugaces que sean, deben tener lugar con el consentimiento de ambos-

—¿No cree que la gente se enamora sin poder evitarlo?-

—Eso es mentira —replicó Chiba—. El deseo sexual se despierta muy a menudo, Por más personas sensuales que te persigan si tú no quieres, nada puede suceder, mujeres no se mientan y no le mientan a sus maridos, las canitas al aire son culpa de cada cual-

Diamante sonrió, encantado. Lo tenía. El artículo, el cebo. El escándalo.

—A ver si lo entiendo. ¿Está diciendo que ningún hombre o mujer, sea quien sea, puede seducir a una mujer o viceversa?-

—si eres sincero contigo mismo, no, nadie te puede seducir-

—¿Por mucho encanto que tenga, por mucho carisma y atractivo?-

—Nadie puede ser seducido sin su consentimiento- Expreso el pelinegro muy convencido.

Diamante cerró los ojos para ordenar sus pensamientos.

—¿Estaría dispuesto a apostar?-

—¿Apostar qué?- preguntó Darién.

—Usted dice que nadie puede ser seducido sin su permiso y yo digo: pruébelo-

—Eso no puede probarse. Cada quien debe tomar sus propias decisiones-

—Hay una forma de probarlo- insistió Diamante, nervioso por lo que podría ser su salto a la fama. –Experimentaremos con usted. Le presentaré a una chica que puede conquistar a cualquiera hombre o mujer. Saldrá con ella durante dos se manas y ya veremos qué ocurre-

—Eso es imposible-

—Yo no lo creo-

—Es ridículo. A mí no puede seducirme nadie-

—Y a mí me parece que no sabe de qué estás hablando- Afirmo Diamante -Si quiere probar que me equivoco, acepte tomar parte en el experimento-

—Eso estaría muy bien, Darién —dijo Molly, que seguía en la línea-

Darién como tratando de cortar lo que podía ser un fracaso decidió finalizar con la oyente.

—Molly, te deseo mucha suerte con Kevin... o sin él. Gracias por llamar- pulsando un botón y dando paso a otra llamada. -Soy Darién Chiba, ¿qué quería preguntar?-

—Yo también creo que debería hacerlo- es cucharon una voz bastante sensual. -Y me presento voluntaria. Yo podría seducirte, cariño. Y no tardaría ni dos semanas-

Diamante se apoyó en el respaldo de la silla. Genial. El artículo empezaba a escribirse por sí mismo.

—¿Quién está al teléfono?- Tomo otra llamada el locutor.

—Doctor Chiba, anímese. Podría contarnos cada noche cómo le ha ido con esa chica. Siempre está diciendo que debemos atrevernos, y ahora es su turno-

—Gracias por tu llamada— Colgó.

-Debbie, ¿Quieres hablar de algún otro Tema?-

—Yo creo que no debería ser solo usted quien hablase del experimento. También podría hablar la mujer que salga con usted-

—Soy Darién Chiba y estamos hablando de sexo. Volvemos dentro de unos minutos-

Diamante hizo lo propio, Y fijando su mirada a la puerta entraba precisamente Serena Tsukino la inspiración para su artículo. Perfecto. El destino se lo ponía en bandeja.

Serena era bellísima, solo resta decir que fue chica playboy. Además ella sí era una experta en sexo. No había duda de que aquella chica era una experta en la cama. Y sus labios podrían volver loco a cualquiera.

Darién no podría resistirse. Y sería muy divertido cuando todo Londres la viera caer en su propia trampa. Solo tenía que decir que sí. El se encargaría de que Serena aceptara tomar parte en aquella aventura.

Afortunadamente Diamante había desaparecido y era la oportunidad de encarrilar su programa. —Bienvenidos otra vez- dijo, cuando Andrew empezó a hacerle señales desesperadas. -Soy Darién Chiba y estamos hablando de sexo. ¿Hay alguna cosa que quieras saber? Mas turbación, travestismo, swinger, el punto G... Atrévete y llama-

Una llamada iluminaba el ordenador y en ese momento, Diamante entraba en el estudio de nuevo. Una pena que no se hubiera ahogado en su veneno..

—Hola, Soy Bunny-

—Hola, Bunny que bueno volverte a escuchar ¿Qué quieres contarme?-

—Sería genial que nos explicara cómo ser dura con un hombre. De una forma práctica, cuéntenos cómo acaba con esa mujer-

Darién maldijo en silencio. Aquello no estaba funcionando.

—Tú sabes cómo ser fuerte. No tengo que enseñártelo-

—Pero a mí nunca me sale bien. Enséñenos Doctor-

-Practica por tu cuenta Bunny-

—¿Tiene miedo, Doctor Chiba? —Pregunto diamante.

—Para nada-

—¿Y no cree que sería buena idea? Atrévase-

—No es que no me atreva. Es que no me apetece nada-

—Sería una experiencia interesantísima de la que sus oyentes podrían aprender mucho. En lugar de hablar, entraría en acción-

Darién tuvo que tomar aire para no partirle la cara a Diamante.

—No creo que esto sea algo que necesite una demostración práctica. No es como hacer un pastel-

-Solo diré una cosa. Mi revista quiere esta información, todas las mujeres de Londres quieren esta información. Doctor Chiba, si no acepta la apuesta demostrará que habla por hablar-

Ese día alguien moriría y no seria accidentalmente.

—Seguiremos hablando... después de los anuncios —dijo Darién, quitándose los auriculares—. ¿Qué demonios cree que está haciendo?.

—Mi trabajo, doctor-.

—Lo que quiere es hacer un circo-

—Podría ser muy educativo-

—No tengo intención de ser su conejillo de indias-

Diamante sacudió la cabeza.

—Si no lo hace, escribiré un artículo diciendo que es una farsante. Y usted sabe que esto acabaría con su remedo de programa, así que la elección es suya. O acepta la apuesta o puede ir buscándose otro trabajo-

—¿Por qué me hace esto?-

—Porque puedo —contestó Diamante.

Darién se dio cuenta del chantaje, pero sin tiempo para pensar debió continuar con el programa.

—Bienvenidos de nuevo al programa-

Rei entró en la cabina de producción. Andrew tenía cara de susto, pero en los ojos de Rei casi podía ver el símbolo del dólar. –La idea es un éxito- dijo. Quería que la emisora fuera la primera del planeta y haría cualquier cosa para conseguirlo. Aunque fuera Darién el objetivo.

—Bunny, ¿sigues ahí?-

—Sigo aquí. Y me emociona que este dispuesto. Pero quizá el periodista nos diga si necesita voluntarias. Yo estoy dispuestísima-

Diamante se acercó de nuevo al micrófono.

—Saldrá con una chica. Y después nos contara como puede resistirse a los encantos de esa mujer-

—Un momento- Acoto Darién –Todo mundo sabe que no creo en el noviazgo y...-

—Mejor- sonrió Diamante.

—¿Qué quiere decir con eso?-

—Ya lo verás-

—No, no veré nada. O me explicas en que consiste o no hare nada-

—¿Y decepcionar a sus miles de admiradores?-

—No creo decepcionar a nadie, reitero que no hay mujer que me seduzca, así que no hay apuesta-

—¿Eso crees?-

Darién no quería mirar, pero tuvo que hacerlo. Rei estaba asintiendo con la cabeza. ¿Qué podía hacer? ¿Dejar su trabajo? Le encantaba el programa, era toda su vida. Además, también el quería que la emisora fuera escuchada en todo el país. Un programa de emisión nacional sería un éxito que nadie podría poner en duda. El dinero, el prestigio, la fama... esa sería la prueba de que había hecho bien dándole la espalda a la clínica de sus padres-

Darién miro a su verdugo.

—Muy bien. Lo haré. Pero yo elijo a la chica-

—Lo siento, pero eso no puede ser. No querrá que lo acusen de fraude, ¿no?-

Diamante se levantó de la silla y fue a abrir la puerta del estudio. Al otro lado había una chica bellísima y cuando entró, el corazón de Darién dio un vuelco. Era el pecado encarnado en una mujer. El demonio en mini falda, sexo puro, un mujer como para morirse. Todo eso y más.

—Le presento a Serena tsukino- dijo diamante. -La mujer encargada de seducirte-

Andrew intervino antes de que fuera demasiado tarde y, por primera vez un año, el pro grama favorito de miles de ciudadanos se quedó en completo silencio.